Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Power Love por RAMSIN

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Saitama se da cuenta que no puede ser siempre el solo en la vida, hay cosas por descubrir con Genos en su departamento...

Pisando fuerte

La conversación que tuvo ¨obligatoriamente¨ con el viejito llamado Bang le dejo muchas preguntas sin ninguna respuesta, y de mas estaba decir que su aceptación ante algo tan confuso fue más por un malsano deseo de saber que verdaderamente ocurría allí, y no por deber tanto dinero, para él la parte monetaria podía ser superada con trabajo duro, no era para nada flojo, siempre había trabajado, aprendiendo a vivir frugalmente desde muy joven a causa de la pérdida de su familia.

Los impulsos de Saitama ahora se limitaban a responder un montón de preguntas mentales surgidas de este peculiar día vivido, preguntas tales como: ¿Porque el misterio con el chico que salvo? ¿Por qué buscaban proteger a ese chico? ¿De que escapaban? Su cabeza se debatía en esos menesteres mientras permanecía cómodamente sentado en la parte trasera de un vehículo negro muy parecido al que tuvo el accidente esa mañana, Saitama imagino que quizás los compraban al por mayor, aquel pensamiento le saco una boba sonrisa que fue borrada de golpe al sentir como el auto freno en seco a mitad de la vía, en medio de un paraje boscoso, deduciendo inmediatamente que la casa donde estuvo retenido estaba ubicada en las afueras de ciudad Z.

-Baje del auto… - el mismo hombre rubio que lo abordo tan sutilmente con su arma en la clínica estaba sirviéndole de chofer –

-¿Aquí? – miro con curiosidad a ambos lados de las ventanillas polarizadas –

-Sabe todo lo que necesita y tiene todo lo que necesita, hasta aquí llega el viaje. – Sin mediar más palabras bajo del auto y procedió a abrirle la puerta a nuestro confundido calvo –

-Ok… - ni si quiera había terminado de cerrar la puerta del auto cuando este arranco a gran velocidad dejándolo prácticamente abandonado en medio de la carretera desierta. Vaya modo en que pagaba la gente hoy en día una ayuda –

No tenía más remedio que empezar a caminar rumbo a su hogar, dando un débil suspiro emprendió la marcha, no sin antes mirar un par de cosas nuevas que llevaba en los bolsillos de su pantalón deportivo, lo primero que saco fue un celular, el viejito misterioso se lo dio para mantenerlo única y exclusivamente en comunicación con él, por medio de ese movil le darían las indicaciones que Saitama debía seguir, lo segundo que le entrego Bang fue una especie de hoja con una cantidad abrumadora de lineamientos sobre lo que podía y no podía hacer con su nuevo y pronto inquilino. Mientras caminaba por la orilla de la carretera de modo despreocupado empezó a leer la lista en voz alta…

-¿No dejarlo salir solo a la calle? ¿No preguntar sobre su pasado? ¿Cuidar todo movimiento que ejecute en casa?… Creo que me contrataron para ser su niñera.

De aquí en adelante Saitama tendría mucho tiempo libre para descubrir cuál era la realidad de aquel chico misterioso que salvo. No pasaron más de tres días cuando recibió un par de visitas extrañas, los mismos tipos con actitud de matones se atrevieron a revisar su modesto departamento de pies a cabeza, tocaron todo los que le provoco, desordenaron todo, con extraños aparatos en sus manos revisaron ¡hasta las baldosas del baño! Para nuestro calvo protagonista esto lucia ya como si dudaran hasta de el mismo, tenían un nivel absurdo de vigilancia para con el chico que llevarían allí, la teoría de que era hijo de un mafioso paso a segundo plano, ahora Saitama creía que más bien ese tal Genos era heredero de algún emporio cochinamente millonario y el su único y oculto heredero, de cualquier forma, las teorías seguían brotando en su cabeza mientras los días pasaban y no había más contactos con Bang. A la semana siguiente de la revisión de su departamento empezó su verdadero trabajo, Bang le dejo el primer encargo por medio de un escueto mensaje de texto, en el le pedía que se dirigirse a la clínica donde estaba aun ingresado el chico rubio.

Acompañado de una mañana radiante y una duda enorme, Saitama llego hasta la clínica recordando perfectamente el numero de habitación donde tenían al chico, se encontraba en el piso ocho de traumatología, al salir de los ascensores noto como en el largo pasillo rumbo al área de las habitaciones había cada ciertos metros hombres vestidos muy sobriamente, la vigilancia era más que obvia allí también, no le dio interés y siguió su camino. No tardo nada en estar parado frente a la puerta, toco un par de veces esperando que le invitaran a pasar, pero inesperadamente la puerta se abrió de golpe y sin mediar palabra alguna Saitama se vio obligado a utilizar sus buenos reflejos atajando a alguien, evitando que el desconocido se estrellara estrepitosamente contra el suelo.

-¡GENOS!

La voz alarmada de un hombre mayor saco a Saitama de su momentáneo asombro al tener sujeto precariamente entre sus brazos al mismo rubio que salvo días atrás, su mirada estaba petrificada ante otra color ambarina ¿eran los mismos ojos apagados y sin vida que el recordaba? No, estos estaban totalmente fuera de ese rango, ahora estaba esa chispa que debe tener una persona con salud, aunque… lo interesante de todo este asunto es saber cómo alguien sin piernas acababa de caer en sus brazos apenas abrió la puerta.

-Que… – el rubio trato de escabullirse de aquellos brazos notablemente fuertes, mirando con nervios al extraño hombre que lo tenía apresado, es que su cara inexpresiva asustaba –

Sin notarlo si quiera el dueto fue rodeado por cinco hombres armados que apuntaban a la calva de Saitama sin ninguna misericordia. Esperando no más que el pobre hiciera algún mal movimiento con el chico que protegían.

-Tranquilos, es una visita que estábamos esperando - Bang salió de la habitación haciendo un simple además con sus dedos que enseguida hizo dispersar al grupo de hombres armados –

-Vez porque no puedes precipitarte en tus actos, Genos – la voz que alerto a Saitama segundos atrás pertenecía a un hombrecillo bajo, de nariz muy llamativa, cabellos grises peinados al puro estilo de una escoba muy bien poblada de cerdas – Disculpe a Genos, los jóvenes de hoy en día quieren correr antes de caminar.

-¿Genos? – Saitama lo soltó con asombro, aun en su cabeza estaba la imagen del chico ensangrentado con las piernas cercenadas por el accidente –

La duda salto a su boca como queriendo preguntar algo, pero no tuvo tiempo de hacerlo, el asombro no salía de el al ver como el rubio estaba de pie, detallando que vestía un pijama azul celeste de camisa y pantalón, no se veían para nada sus piernas nuevas excepto por sus pies que eran evidentemente robóticos, llevaba prótesis muy modernas y costosas.

-Si no es mucha molestia ¿podría ayudarlo a llegar a la cama? – el pequeño hombre miro a Saitama con suplica –

-Yo puedo andar solo hasta ella doctor Strench ¡como usted mismo dijo hace un momento, debo aprender a usarlas! – Genos dio algunos pasos torpes que acabaron en otra caída, y esta vez quedo prácticamente colgando boca abajo a centímetros del suelo, siendo sujetado de la cintura por el mismo tipo que entro a la habitación – ¡Suélteme!

-Deberías escuchar al doc.- sin nada de dificultad alzo al rubio por la cintura hasta llevarlo a la cama donde le dejo – ¡Listo!

-¿Quién demonios eres? – Genos lo miro realmente mal, con el orgullo herido al tener que ser ayudado por un desconocido a andar hasta la cama. Desde el accidente ocurrido, su vida cambio un poco más de lo que ya había cambiado unos años atrás –

-Yo le pedí que viniera… - Bang miro seriamente al rubio -

- Mi nombre es Saitama.

-No conozco ningún Saitama - Genos le siguió acuchillando con la mirada, se veía realmente enfadado por la intromisión de aquel hombre calvo con cara inexpresiva –

-Genos, él fue quien intento evitar el accidente de auto, también fue quien te socorrió cuando estuviste mal herido. – Bang hablo serenamente parado al lado de Saitama -

-¿Usted fue quien me ayudo después del accidente? – la expresión en su rostro era de total asombro ante Saitama, recordaba muy vagamente esos instantes de tanto dolor, tan solo le quedaron muy bien marcadas las sensaciones de una mano firme y una voz susurrante que lo mantuvo calmado y con fe – Usted… me salvo.

Un silencio incomodo se hizo en la habitación, para Saitama era confuso ver a aquel chiquillo de ojos dorados mirarle con tal admiración que hasta asustaba, cambiando súbitamente de actitud ante él cuando minutos ante pensaba que lo mandarían al demonio por ayudarlo a no caerse. Nadie decía nada hasta que el hombre trajeado en la bata de medico decidió tomar la palabra.

-Mucho gusto señor Saitama, yo soy el doctor Strench – se inclino respetuosamente ante el nombrado – Estoy en deuda con usted por salvar la vida de Genos.

-Eh… no tiene que agradecerlo – llevo su mano tras la cabeza en pose nerviosa, parecía que todos le rendían pleitesía por lo hecho –

-Como puede ver, Genos está en muy buenas condiciones físicas, tan solo necesita aprender a andar otra vez con las prótesis. – el doctor se acerco a la cama junto al rubio, dándole unas palmaditas en el hombro del chico – Cuando menos lo creas estarás andando como antes.

-¿Para que me llamo señor Bang? – Saitama fue directo al grano, sabía a la perfección que no lo habían invitado solo para mostrarle lo sano que estaba el chico

-Hoy Genos será dado de alta, así que podrá llevárselo a casa.

-¿QUE? – Ambos respondieron con asombro, Genos por no saber nada sobre ese asunto, y Saitama por tener el ineludible compromiso en frente de la cara –

Al final todo ocurrió realmente rápido, el dueto fue subido a un taxi de dudosa procedencia, seguramente contratado por los matones que protegían a Genos, al chico nadie le explico nada, era como si hasta el desconocimiento era la mejor arma para cuidarle la vida. En menos de una hora Saitama estaba parado frente a la puerta de su departamento con un chico rubio a su lado, un par de bolsos de mano y la enorme duda que se esparcía como un virus letal dentro de ambos. Ni si quiera se dirigieron la palabra en todo el camino a casa, las preguntas eran muchas, pero dos desconocidos no entablarían amistad de buenas a primeras, eso estaba claro.

-Pasa… - Saitama abrió la puerta dejando que Genos entrara a paso lento ya que caminaba ayudado con un par de muletas –

-Pequeño – susurro mirando el lugar seriamente –

-Es el típico departamento de soltero… seguramente has vivido toda una vida de lujos, esto debe ser un ba…

-No quise decirlo de ese modo – se giro con dificultad para quedar frente al calvo, paso siguiente soltó las muletas dejándose caer de rodillas, inclinándose respetuosamente hasta quedar con su frente clavada en el suelo – Agradezco su amabilidad para conmigo, un desconocido que viene a interrumpir su vida, lamento esto, lamento tener que estorbar aquí.

-No… no, no digas esas cosas, levántate del suelo por favor. – Se agacho confundido por la nueva actitud del rubio, ahora parecía un niño abandonado y que el había recogido por lastima – Genos, levántate.

-El señor Bang tan solo me dijo que debía aprender de usted todo lo que pudiese, que era la persona correcta para yo desarrollar mi personalidad - Finalmente levanto la cabeza con sus ojos llenos de expectación – ¡Sea mi sensei!

-¡No me llames así! – Dio un suspiro largo y tendido – No soy tu sensei, no soy nadie de importancia.

-Como no va a ser importante, si me salvo la vida – Se enderezo un poco quedando arrodillado frente al mayor, con sus manos vueltas puños sobre sus rodillas – No recuerdo muy bien como fue todo, ¿pero sabe que no se me olvidara jamás? su voz, como me hablo para mantenerme alerta y vivo.

-Rayos… - mascullo nervioso, estaba incomodo con tal tamaña admiración que venía de ese chico

-Le prometo que no seré una carga, voy a dar lo mejor de mí para que este feliz de tenerme junto a usted - Un leve carmín recorrió las mejillas de Genos al darse cuenta que lo que dijo se podría mal interpretar – Yo quise decir que…

-Entiendo que dijiste, ponte de pie, hay que ordenar aquí si vas a quedarte. – Se levantopara después extender su diestra al rubio ayudándolo también –

-¡Gracias sensei!

-Deja de decir sensei…

De la noche a la mañana su mundo cambio, poniendo orden donde jamás lo puso, dándose cuenta que su departamento era realmente pequeño para albergar a dos desconocidos que seguramente querrían privacidad, aunque a él no le importaba mucho el compartir su poco espacio, lo que si lo incomodaba era ver como el jovencito parecía tratar de caerle bien, con toda y su discapacidad momentánea se esmeraba en no dejar que le ayudara a sacar sus cosas personales de los dos bolsos que trajo con él. Genos fue realmente celoso de sus pertenencias, tomándose el atrevimiento de ocupar la parte baja del pequeño closet donde Saitama guardaba su ropa, puso todo en orden para ahora tomar asiento frente al tv, viendo detenidamente la decoración, los dos futones doblados en la esquina de la sala multiuso, Genos jamás había dormido en el suelo, siempre recordó tener una cama amplia, espacio de sobra, sirvientes y también recordó otras cosas que lo pusieron algo melancólico.

-Toma – Saitama le ofreció una taza de té humeante –

-Gracias – Extendió la mano para tomarla, notando de inmediato que era una de esas tazas tradicionales para te, algo muy dentro de él se removió con dolor, los recuerdos tienden a tener el mal habito de aparecer sin ser llamados - ¿Dónde está el baño?

Saitama se quedo con la taza en la mano mientras le indicaba que el baño estaba en el pasillo, la puerta al lado de la entrada. Genos se paro tan rápido como su condición le permitía, hasta dejo las muletas en el suelo ya que la distancia a recorrer no era mucha, torpemente se apoyo de las paredes para llegar, tratando de calmar esa sensación que le desagradaba tanto, los recuerdos que no quería traer a flote porque dolían mucho, una mísera taza le despertaba el horror de la infancia, las cicatrices de un pasado que jamás se borraría, ni si quiera el ahora con sus piernas biónicas le dolía tanto como el pasado. Pensando en ello por fin pudo entrar al baño, cerrando la puerta con fuerza para terminar pegando la espalda en ella hasta acabar deslizándose poco a poco quedando sentado en el suelo de baldosas frías, calmar sus ganas enormes de llorar no sería fácil.

-¿Sera que no le gusta el te? – Saitama miro la taza con soberana seriedad, una y otra vez hasta que escucho la puerta del baño abriéndose y los pasos torpes del chico acercándose –

-Disculpe… - volvió a tomar asiento con mucho cuidado frente al mayor –

-Si no quieres te, hay jugo en el refrigerador – intento alejar la taza pero Genos la tomo entre sus manos rápidamente llevándola a su boca –

-Está perfecto – sonrió con nostalgia al terminar de beber –

-¿Tu sabes porque estás aquí? – El calvo pregunto sin rodeos, quizás el chico fuera menos misterioso que sus cuidadores –

-No, solo lo que le comente que me dijo el señor Bang.

- Ya veo - sin más que decir se dio media vuelta tomando un manga que había dejado abandonado la noche anterior junto a la mesa – Bueno, entonces estás en tu casa.

Una bienvenida algo extraña, pero al fin y al cabo estaban en el rango de lo normal fuera de lo normal. A Genos no le costó realmente adaptarse, estaba totalmente convencido de que si Bang lo mando allí, era porque algo importante debía aprender, y naturalmente el miedo a que su provisional casero fuera un tipo malo se fue desvaneciendo con el transcurrir de los días. Para no olvidar nada de lo que sucedía allí, comenzó a llevar un diario personal, era algo que tenía el habito de hacer ya que cada día no sabía si sería el ultimo de su vida, con tanto pasado en sus espaldas, le quedo un terrible miedo a olvidar que despertar era un regalo divino.

Y así dos semanas habían transcurrido desde la llegada de Genos, Saitama nunca creyó que su vida cotidiana cambiaria mucho, pero fue todo lo contrario, descubrió que el chiquillo tenía una fuerza de voluntad poderosa, adaptándose rápidamente a sus prótesis biónicas, haciendo de las muletas historia pasada, abandonándolas en el fondo del closet que ambos compartían. Lo segundo que llamo la atención del calvo fue ver como Genos tomaba realmente en serio todo, absolutamente todo lo que él le enseñaba, así fuera doblar una camisa, como tender los futones o hacer una cena decente, la situación llego a tal extremo que en algunas cosas Genos lo supero por creces, distrayendo sus horas de encierro con trabajo hogareño, manteniendo el pequeño departamento impecable, como lo haría una esposa esmerada y dedicada.

-¡Bienvenido a casa, Saitama sensei! – Genos le recibió en la puerta del departamento con una sonrisa amable, fuera la hora que fuera, o así saliera a la esquina por pan, siempre lo encontraba recibiéndolo así –

-¡Hubo una grandiosa oferta de atún! – Paso dentro dejando sus zapatos en la entrada, paso siguiente dejo las bolsas de la compra sobre el mesón de la cocina – Tenías que haber visto la rebatiña que se formo por la última bandeja de atún…

-Debió ser terrible – el rubiose dio media vuelta para sacar las compras de las bolsas –

-Oi Genos - Saitama se acerco junto al chico con duda, estaba por hacer algo que no sabía si debía – ¿No te gustaría salir de aquí un rato? No se… ni si quiera has pisado la calle desde que llegaste.

-Estoy bien así, no se preocupe por mí, sensei.

Esa respuesta no convenció a Saitama para nada, el seria de los hombres que no ven detalles, ni mucho menos le atraía la vida privada de nadie, pero estaba conviviendo con Genos, se habituó a otra presencia y hasta para él fue increíble descubrir que le gustaba esa compañía muchas veces silenciosa y pacífica. Pero lo que no podía aceptar era la férrea decisión del rubio en no pisar la calle, montando excusas ingeniosas y otras veces hasta infantiles, y esta vez el calvo estaba con ánimos de empezar a sacar del caparazón al jovencito, el temor que seguramente sentía Genos por ser atacado repentinamente era cruel, nadie podía vivir toda su vida temiendo al exterior, por más daños recibidos en el pasado.

-No puedo creer que no quieras salir, eres un chico joven, debe haber algo que te guste hacer, no solo estar encerrado aquí ayudando a limpiar o cocinar.

-No es eso… - agacho la cabeza con miedo – Prefiero estar seguro aquí.

-No se repetirá lo del accidente, no tienes que tener miedo a la calle – sin pensarlo si quiera se acerco al rubio sujetándole de la muñeca – Debes seguir viviendo.

Genos lo miro con asombro, sintiendo la mano del mayor, todos sus recuerdos borrosos del accidente regresaron ante ese contacto. El terror de la muerte, el dolor en sus extremidades, la angustia de una persecución estúpida. Se sentía tan mal consigo mismo por acarrear muerte a su paso, creía que por su culpa murió el conductor del auto donde iba, los guardaespaldas de dos meses atrás, personas y más personas, hasta sus padres habían fallecido, todos con la misma suerte por estar con él. Y las lagrimas no se hicieron esperar, tanto que trataba de contenerlas, de ser fuerte bajo cualquier circunstancia, pero esto lo abrumo, otra persona más que quería ayudarlo y que lamentablemente estaba en peligro por su culpa, sintió un dolor muy hondo en su pecho, desde que estaba viviendo con Saitama descubrió un mundo nuevo, la simpleza de la vida en su mejor expresión, un hombre tan tranquilo y común, excelente persona por lo poco que sabía de él, pero sin embargo allí estaba, ayudando a un desconocido que era una especie de bomba de tiempo andante.

-Por favor, no me haga salir – las lagrimas empezaron a recorrer sus mejillas sin si quiera proponérselo –

-…… - Saitama no supo cómo reaccionar, estaba aun sujetando la muñeca del rubio, mirándolo como se derrumbaba con la simple invitación de salir

-Usted no sabe todo lo que puede pasarle si sale conmigo – jipo unas cuantas veces antes de poder calmase por ese terrible pensamiento –

-Fui policía por tres años, se que tan horrible es la calle hoy en día, pero igual me pongo los zapatos y salgo ¡hay que seguir viviendo! – Le dio unas cuantas palmaditas en la cabeza a modo de consuelo – Piénsalo.

Saitama dejo la conversación hasta allí, volviendo a salir de la casa no sin antes tomar un par de cosas de su closet, dejando a Genos con los ánimos sensibles y una buena frase para no olvidar. No supo realmente porque tomo la decisión de buscar respuestas, quería ayudar al chico, pero esto ya sobrepasaba su acostumbrado estado de ¨no me importa un pepino el mundo¨ ahora estaba en la sala de otro departamento teniendo una amena y entretenida pelea con un amigo, muchas veces visitaba a este hombre llamado King para despejar sus ratos de aburrimiento, ambos congeniaron en los gustos por los mangas y los videojuegos, aunque el dueño del departamento era un poco raro con su pasional modo de amar ese mundo virtual.

-Entonces… - el hombre rubio lo miro por el rabillo del ojo, era poco común que Saitama apareciera en su departamento a media tarde un día de semana –

-King ¿Como harías para invitar a salir a alguien sin que se asuste? – hablo sin ningún tipo de expresión en la mirada, concentrado en seguir jugando con la consola de psp –

-Qué clase de pregunt… ¡¿VAS INVITAR A SALIR A UNA CHICA?! – el hombre pego un grito impresionado, agachándose junto al calvo para confirmar su duda –

-No.

- ¿Un chico?

-Solo responde.

-Hummm… particularmente a mi no me gusta salir mucho que digam… - King le quito bruscamente de las manos el psp a Saitama – Yo no estoy interesado en ese tipo de relaciones contigo, prefiero la seguridad de una interacción a distancia con una linda chica.

-¡ENTENDISTE MAL! ¡NO ME ESTOY INSINUANDO CONTIGO! – Saitama volvió a tomar el psp entre sus manos, notando como la palabra game over titilaba en la pantalla – Alguien necesita ayuda, solo eso.

-Siempre sirviendo de héroe, pero creo tenerte la respuesta – El rubio sonrió con malicia al mismo tiempo que se lanzaba contra un montón de caratulas de dvd ordenadas prolijamente en la esquina de la habitación, rebusco un momento hasta alzar su mano triunfal con una de aquellas caratulas – ¡TOMA!

-¿Qué demonios es esto? – Miro la caratula que King le ofreció, en ella había una muy sugestiva imagen de una loli rubia vestida de colegiala en una minifalda –

-Se llama ¨Mi corazón solo late por sempai¨ Este juego es perfecto para que interactúes con una linda chica rubia muy tímida. Debes ser educado, dulce y muy caballeroso con ella, si no, no te aceptara una cita, ni te llamara sempai con todo su amor - El rostro de King se iba poniendo cada vez mas rojo mientras relataba las sórdidas funciones del juego de citas, hasta un hilillo de sangre comenzó a bajar por su nariz – Te lo presto, así podrás descubrir como invitarla a salir sin que se sienta asustada de ti.

-…………….. – la cara de Saitama era un poema a la incredulidad, con la vista fija en la caratula y los labios fruncidos, nunca había tenido tantas ganas en su vida de lanzar a un ser humano por la ventana –

Continuara…

 

Notas finales:

Realmente no sabemos si Saitama tomara la oferta de King ja ja ja!! Pobrecillo, quiere con toda la nobleza de su calva cabeza que Genos salga al mundo, pero no le será nada fácil, el pobre chico está lleno de temores muy normales si has sido casi asesinado en más de una oportunidad, pero poca a poco descubriremos ese pasado y más explicaciones sobre Genos y también sobre Saitama, ambos tienen un repertorio que mostrar con esta relación fresquita como la brisa de primavera. Gracias por leer, por el recibimiento y ser pacientes con mis actualizaciones, que de antemano digo que serán cada dos semanas o cada mes, el tiempo en mi caso es escaso muchas veces, así que seré concisa con los tiempos que dispongo para darles esto, a veces serán más otras veces menos, esperemos que sean menos para que puedan disfrutarlo bien je je je!!

Próximo Capitulo:

Desde arriba


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).