Hace una semana atrás, Yanagi había decidido ponerle fin a su relación. No podía negarlo, aun le dolía la ruptura pero debía superarlo.
Aunque hubiera querido evitar ver a Yanagi era algo inevitable, dado que lo vería en el club de tenis, y obviamente también en la U-17 ya que hace una semana les había llegado una carta informándoles que habían sido invitados.
Ahora se encontraban frente a frente, Yanagi estaba del otro lado de la cancha mientras él se preparaba para hacer su servicio en la esquina de la cancha.
El partido era definitivo. Quien ganaba se quedaba en la U-17 y el perdedor abandonaría el campamento.
Hasta este momento, habían mantenido las apariencias, nadie debía enterarse de que había habido algo entre ellos, y al parecer, lo estaban disimulando bien porque para los ojos de todos seguían siendo “un sempai y su kohai”.
Asi comenzó el partido. A medida que avanzaba el partido, las cosas no iban a su favor.
-¡3-0, Yanagi!.- anunciaba el árbitro.
Debía hacer algo para dar vuelta el partido pero ¿cómo?. Sin darse cuenta todo se estaba tiñendo de rojo.
-¡Lo pintaré todo de rojo!.- había entrado en modo demonio.
-¡4-0, Yanagi!.- otro set para Yanagi.
-¡5-0, Yanagi!.-
Las cosas iban muy mal, al parecer ni su modo “Devil Akaya” le servía.
-¡6-0, Yanagi!.-
Al oír aquellas palabras del árbitro, pensó que seria el fin pero…
-Árbitro. Yo, Yanagi Renji, me retiro.- dijo firmemente.
-¡No seas ridículo!.- le reprochaba mientras el mayor se alejaba.-¡Apenas estoy comenzando!.-
- Así es. Deberías quedarte en el campamento. Alcanza mayores alturas.-le dijo antes de irse.
-“Espero que con esto termines de perdonarme…”.- pensó Yanagi.
Si Akaya tuviese que traducir esas palabras, se podría decir que en parte aquello de dejarlo seguir en el campamento también era una disculpa por la forma en que rompió tan abruptamente su corazón y su primer amor.
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Ese día muchas parejas tuvieron que separarse.
A Fuji le dolió la partida de su hermano menor, Yuuta. Pero agradecía que su lindo neko no perdiera, de lo contrario hubiera tenido que irse y él no soportaría eso. Aunque hubiera sentido un poco de celos de cómo sufría Eiji por la partida de Oishi, no le dijo nada al respecto ya que entendía lo difícil que era despedirse de un compañero de dobles con el que habías jugado tantos años. Pero aún así, eso no quitaba la posibilidad de que se lo cobraría a Eiji tarde o temprano.
Por otra parte, Atobe confíaba en la capacidad de su novio pero no fue hasta que vio a Jirou ganar que se sintió tranquilo. Sin duda “La bella durmiente” del Hyotei recibiría un regalo por haber ganado.
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Ya habían pasado algunos días desde que se marcharon los que perdieron contra los que habían elegido como pareja de dobles.
Por lo tanto, se estaban llevando a acabo los nuevos partidos entre las distintas canchas.
Ahora los de la cancha cinco se enfrentarían contra la cancha tres.
El azabache había visto caer a su antiguo contrincante, al cual llamaba Uzauza, contra uno de los jugadores de la cancha tres.
A continuación escucho al árbitro hablar.
-Segunda pareja de dobles de la cancha cinco: Shiraishi Kuranosuke y Kirihara Akaya.-
-Segunda pareja de dobles de la cancha tres: Chikahiko Matsudaira y Shinobu Miyako.- anunció el árbitro para dar comienzo al partido.
-Escuche sobre ti, Cabeza de alga. Eres lindo. Es un placer conocerte.-le dijo el rubio de la pareja contraria.
-Kirihara-kun, vamos.- por suerte estaba Shiraishi para calmarlo.
-¡40-0!.- las cosas no marchaban bien, no podían devolver los pases.
-¡Juego, Matsudaira, Miyako! ¡1-0!.-
-No eres tan bueno como escuche, Cabeza de alga.- le dijo Matsu
-¡Ya basta!.- el azabache no iba a soportarlo por mucho tiempo.
-Lo siento. Si no te gusta cabeza de alga, ¿qué tal ricitos?.-
-Idiota…-hubiera seguido hablando si no fuera porque Shiraishi lo detuvo.
-¡Juego, Matsudaira, Miyako! ¡2-0!.-
-“Mierda...”.-la cabeza del azabache era un lío.
-¡Juego, Matsudaira, Miyako! ¡3-0!.-
Por la desesperación de ganar, el azabache casi entra en modo demonio pero gracias a las tranquilizadoras palabras de Shiraishi no lo hizo.
La cosa se puso peor cuando Matsudaira comenzó con sus “Flowers”.
-¡Juego, Matsudaira, Miyako! ¡4-0!.-
-Ahora que lo pienso, Ricitos, ¿qué haces aquí? El tipo de los ojos rasgados te hizo pedazos….-
El azabache recordaba todo lo ocurrido perfectamente.
-…Se retiró del encuentro por su pequeño amigo. Voy a llorar~.- decía en tono burlesco.
-¡Kirihara-kun, no lo escuches! ¡Calmate!.- le aconsejaba su compañero de dobles.
Pero era tarde, el azabache ya había entrado en modo “Devil Akaya”. Antes de que Akaya golpeara con la raqueta a Mitsudaira, Shiraishi se interpuso deteniendo el golpe con su brazo. El rubio hizo entrar en razón a Akaya haciéndole reflexionar por qué estaba ahí.
Finalmente, Shiraishi dio a conocer su brazalete de oro sólido, rompiendo la promesa que le había hecho a Osamu-chan. Posteriormente el rubio se saco el brazalete.
-Todos te llaman alga, pero a mi me gusta tu pelo. Te ves genial, Kirihara-kun.- Esas palabras lo llenaron de confianza, y le causaron un leve rubor en el rostro.
-¡Juego, Shiraishi, Kirihara! ¡1-4!.- era momento de dar vuelta el partido.
-¡Juego, Shiraishi, Kirihara! ¡2-4!.-
-¡Juego, Shiraishi, Kirihara! ¡3-4!.-
-¡Juego, Shiraishi, Kirihara! ¡4-4!.-
Akaya estaba disfrutando plenamente del partido, se estaba divirtiendo.
Pero el equipo contrario no se iba a dar por vencido tan fácilmente. Comenzaron a dirigirle pases directos a Akaya ocasionándole golpes.
-¿Estas bien, Kirihara-kun?.- le pregunto Shiraishi ayudándolo a levantarse del suelo.
-Si. No es para tanto.-dijo para tranquilizarlo.
-“Ahora estoy molesto”.-pensó Kuranosuke.
Otro golpe más, fue suficiente para que Akaya perdiera la calma o eso pensaron los demás deduciendo que Akaya había entrado en modo demonio.
-No canten victoria. Los haré pedazos.- decía con seguridad Akaya, mostrando su nuevo modo “Angel Akaya” dejando ver sus ojos verdes.
-Eres genial, Kirihara-kun. Ahora seremos imparables.- lo felicitaba Shiraishi con una gran sonrisa.
Shiraishi dio final al partido dándole a la pelota con el marco de la raqueta haciendo que está cayera del lado contrario ganando el punto definitivo.
-¡Juego y partido, la pareja de Shiraishi Kuranosuke y Kirihara Akaya! ¡6-4!
Esa misma noche, en vez de dormir como lo hacían los demás, Akaya estaba sumido en sus pensamientos.
“Todos te llaman alga, pero a mi me gusta tu pelo” , “Te ves genial, Kirihara-kun”, “Eres genial, Kirihara-kun”. Al recordar todas las cosas que le había dicho el capitán del Shitenhouji inevitablemente el rostro se le teñía de color carmín. El azabache odiaba no poder controlar sus emociones, seria muy vergonzoso si alguien lo viera ruborizarse por palabras tan comunes como las que le había dicho Shiraishi.
Mientras tanto, en otra habitación, más exactamente en la habitación 201, un rubio no podía concebir el sueño. Sus pensamientos rondaban entorno a un lindo azabache de mirada verdeada.
Aun recordaba aquella conversación que había tenido con Yanagi.
#FLASHBACK#
-Cometimos un grave error. El Modo Demonio de Akaya lo hace fuerte para ganar. Creíamos que era necesario para el tercer campeonato de Rikkai pero podría arriesgar su vida…-
-¿…su vida?
-…Shiraishi, no dejes que Akaya use el Modo Demonio. Debería ser mi responsabilidad, pero hoy es mi último día. Siendo el hombre que controló a Kintaro Toyama, eres el único al que puedo pedírselo. ¿Puedes salvar a Akaya?.-
-No puedo hacer eso…-
-Por favor. Te lo ruego.-dijo haciendo una reverencia.-
-…-
#FIN DE FLASHBACK#
Shiraishi sabía que había tenido otro motivo para ayudar a Akaya aparte de la promesa que le había hecho a Yanagi.
Desde aquella vez que se había encontrado por accidente con Akaya y habían tenido que dormir juntos en la misma habitación, comenzó a sentir algo más que amistad por el azabache. Shiraishi se reprendía mentalmente por pensar en Akaya de forma no amistosa ya que eso no estaba bien a su parecer.
Tratando de ponerle fin a sus pensamientos se dispuso a dormir ya que sabía que los días en la U-17 serían cada vez más agotadores con el paso de los días.