Dicen que en la vida solo necesitamos a alguien quien amar, algo que hacer, y por lo que tener esperanzas para ser completamente felices.
Youngjae tenía todo eso, tenía esperanzas y una que otra cosa que terminaba en sueños.
Pero no tenía alguien a quien amar.
Claro que cualquiera diría que con buscar se encuentra, pero Youngjae no tenía que buscarlo, lo tenía en la puerta de al lado. Su vecino y chico de al lado, Im Jaebum.
Era alto y de figura musculosa, la estructura de su cuerpo era erguida, su piel tenía el tono perfecto junto con una especial sonrisa que no la había visto en nadie más. Sus ojos siempre se cerrarían en una línea arqueada que contagiaría a hacerte sonreír también. Su cabello negro peinado hacia atrás que le haría ver impecable rostro. Nunca tenía aspecto aburrido y eso le llamaba la atención a Choi Youngjae.
Lindo ¿no?
Jaebum llego casi igual que el al edificio en medio de las calles de Seúl. Siempre se toparían en el ascensor, ambos se encerrarían en unas vergonzosas miradas y silencio. Aunque le llamaran loco, el sentía que algo especial y único en esos momentos, algo que solo ellos sabían de qué se trataba.
¿Pero qué ocurre cuando eres un hibrido gato?
Youngjae no sabía si Jaebum se había dado cuenta de lo que él era o más como lo que el sentía. Pues después de unos años en la misma rutina, aun no se hablaban, hasta que Youngjae decidió preparar pasteles y dejarlos en la puerta del peli-negro de al lado.
Eran pasteles de todo tipo, unas veces el simplemente lo dejaría en la puerta, sobre la alfombra, tocando su puerta en las noches y saldría corriendo como cuando tocas timbres como reto de un desafío de niños.
El recordaba que la primera vez de haberlo hecho pensó que sería descubierto y tal vez botado de la residencia porque estaba haciendo jugarretas. El concejal del edificio seguro que lo desecharía del lugar, pero eso nunca ocurrió así que continuo.
Eran alrededor de las 10 de la mañana en el fin de semana recién despertando, lo único que le aseguraba a Youngjae que Jaebum vivía en ese lugar era la delgada pared que conectaba al baño y podías oír la ruidosa regadera chocar con el piso.
Youngjae tenía sus ojos pegados al techo mientras lo oía, era sonrojarle pensar en su vecino de al lado de esa manera, tal vez se tomaba mucho tiempo lavando su cuerpo o disfrutaba las duchas pues duraba suficiente tiempo.
Otro factor que le aseguraba que el peli-negro estaba allí era cuando abría su puerta temprano en la mañana para sacar la basura, y veía que su regalo secreto había sido recibido pues su pastel ya no estaba.
Youngjae se sentía tan feliz y sobretodo agradecido.
Hasta que volvía a tirarse en su alcoba. Youngjae no había pasado de darle pasteles hechos en casa. Secretos pasteles anónimos.
~
No era nada fácil.
Para nada común y menos aceptable. Aunque los híbridos descendientes de felinos desarrollaban las orejas y la típica cola junto con otras manías, tuvo la suerte de solo desarrollar cola y unos prominentes colmillos sin olvidar el delicado olfato, tenía atracción por las cosas activas y con movimiento. Si te acercabas a Youngjae y lo acariciabas este ronronearía, solo que sus ronroneos eran sonidos muy parecidos a gemidos de placer.
Youngjae originalmente tenía ojos color verde, pero una cualidad de su herencia felina era que ante la luz sus ojos podían tornarse de colores muy brillantes, color miel y hasta rojizos en la oscuridad de la noche. Su iris no era circular sino en formas de semilla, eran muy extraños y peculiares así que recurría a oscuros lentes de contacto.
Escondía su verdadero ser por el simple hecho de que los híbridos como el, no eran considerados o tratados con los mismos derechos que a los humanos. Aunque Youngjae fue registrado y clasificado, su aspecto pasaba desapercibido en la juzgante sociedad.
El rubio felino escondía su cola entre sus pantalones haciéndole ver un gran y voluptuoso trasero. Era increíblemente incomodo, sobre todo cuando sensaciones eran sentidas y esta quería ser libre para moverse y retorcerse en agrado.
Sabía que las personas y vecinos lo trataban bien era porque no sospechaban nada.
No sabía si Jaebum había notado su mitad o si había notado siquiera su existencia.
Algunas veces imagino ser directo y echarle todo en cara a su atractivo vecino pero probablemente se volvería una bola de ronroneos agobiantes.
~
Era sábado en la noche donde cayó a dormitar cansado por trabajar en la edición de su blog de confesiones de un stalker. Lo dejo abatido en la cama. Era algo que hacia como entretenimiento en forma de dejar experiencias y leer anónimamente sobre inocentes que tenían atracción por alguien. Muy parecido a él.
La mañana siguiente no tenía idea que hora era pero se levantó de su cama automáticamente y abrió la puerta.
Ni siquiera se llegó a percatar que tenía su cabello desordenado como un tornado.
-¡Wow! Lo siento... ¿Dormías? Pu-puedo venir más tarde si lo deseas... –Im Jaebum, estaba en su puerta y tal vez asustado, si Youngjae hubiera tenido orejas seguramente estas se hubieran levantado.
¡De hecho su cola estaba suelta!
-¿Uhm? ¿Jae-Jaebum? –Youngjae pensó ver mal pero no era así y en un acto sin intención alguna aventó la puerta en la cara de Jaebum. El chico rubio abrió su boca en el error que había cometido. Enseguida metió su cola en sus pantalones de pijama y abrió la puerta, Jaebum estaba a punto de irse –¡Espera! –Jaebum volteo aun sorprendió y decepcionado en incómodo. –¡Lo siento! Por favor pasa...
-¿Seguro? Está bien si vengo más tarde…
-¡Nono! Está bien solo… pasa –Youngjae bajo su cabeza y se dio a un lado de la puerta, dándole espacio a Jaebum de que entrara.
En vista de eso, una vez Jaebum dentro Youngjae se dio cuenta de su cabello y lo arreglo lo más rápido que pudo y Jaebum sonrió mientras lo veía.
-Eh... ¿Puedo ofrecerte algo?
-Pues sí, agua estaría bien… ¿Estabas de fiesta?
-¿Fiesta? ¿Por qué lo dices?
-Tus ojos... brillan... –Jaebum señalo con su dedo y esperaba una respuesta de Youngjae.
-Demonios… –Youngjae se lamentaba mientras era reflejado en su cara. El día de hoy no podía ser peor. –Sí, eh… son lentes de contactos… olvide quitármelos. –Mintió
-Debió ser divertido.
-Si fue… increíble... –Youngjae mientras servía el agua en el vaso y se lo pasaba las manos de Jaebum, exhalo y se lanzó en el sofá más cercano. –Pues… ¿En qué te puedo ayudar?
-Eres mi vecino más cercano ¿cierto?
-¿L-lo soy?
-Si, lo eres. –Jaebum dejo de mostrar se excelente sonrisa .Youngjae sorprendido y exaltado también sonrió ante la idea y tomo un sorbo de su propia agua llenando el dentro de sus mejillas. –Escucha... ¿sabes de algún extraño que deja pasteles en mi puerta?
Youngjae escupió toda el agua que llego a entrar por su boca, colocando el vaso a un lado, dejando a un Jaebum un poco en desagrado. El felino le re-ojeo en conjunto al desastre que había hecho.
-¿Extraño? Ahahahahaha... ¿P-Por qué habría de-de saber? –Youngjae limpiaba su cara y se daba un poco de aire. –Discúlpame Jaebum iré a-a limpiar esto.
-¿Estás seguro que te encuentras bien? ¿Te ayudo? –Jaebum se levantó al mismo tiempo que el dejando al rubio con nada más que aceptar con su cabeza.
Ambos en lo bajo limpiaban el piso, Youngjae sentía que moriría cada vez que se topaba con la mirada de Jaebum, o los dedos de Jaebum. Aunque el peli-negro no registraba más que concentración en limpiar y lustrar el piso cosa que atrajo la atención de Youngjae, una embobada atracción.
–Uhm... Creo que se ve bien. – Comentó el vecino mientras doblaba su cabeza para juzgar. Youngjae aclarando su garganta se levantó en sus rodillas y afirmo asintiendo. Jaebum en cambio no le dejo de mirar.
-Si... Gracias.
-¿Te veo después? –Pregunto Jaebum sonriendo.
-¿A-a mí? –Jaebum no entendía la pregunta, era obvio, era el único ahí.
-¿Qué tal mañana?
-¿E-eh? ¿Dices actualmente vernos? –Youngjae pensó que era una forma de despedirse pero ¿Jaebum en verdad le invitaba a volverse a ver? Dicho chico dejo salir una brillante carcajada corta. Sus dientes brillantes.
-¿A menos que estés en eso de las citas a larga distancia?
-¿Yo? Como crees... espera ¿Cita? –Youngjae se le fue un tornillo pero de congruencia.
-Youngjae, te estoy invitando a salir. –Aclaraba Jaebum. –Sé que eres el de los pasteles… –El acusado dio varios pasos hasta chocar la pared.
-¿¡Qué!? ¿Y-yo? ¡No-no! Estas equivocado. –Youngjae tartamudeaba, gran error.
-¿Ah sí? –Jaebum se acercaba por paso. Hasta quedar casi encima del chico, apoyando su brazo en la pared justo por encima de la cabeza del hibrido. –Pues hagamos esto, dile al chico lindo de los pasteles que lo veo mañana a las 7. –Jaebum acerco su rostro tan cerca que casi sus narices se chocaban. Después le sonrió como si nada hubiera ocurrido y se fue cerrando la puerta.
Youngjae cayó en el piso, su cara de alarmado aún seguía en él, petrificado. Tendría una cita con un humano, Im Jaebum. Él sabía todo. Youngjae se hizo una bola de posición por alrededor de una hora ese día.