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Toda una vida por Sad Moon

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— Ritani, eres toda una artista— Dijo Fred entusiasmado viendo a la niña usar sus crayones para pintar... "algo" mientras el permanecía recostado en la alfombra.


Ese día llevaba puesto un ridículo suéter beige de cuello alto con rayas verdes y rojas e la parte superior. Tenía los ojos con pronunciadas ojeras y el cabello castaño claro desordenado porque estuvo trabajado toda la noche para tener la siguiente semana libre.


El problema esa mañana fue que a pesar de que adoraba a Ritani, lo que no adoraba era a Tristan y Rob acurrucados en el sillón mientras veían por enésima vez las repeticiones de "Home alone" "El Grinch" y "Milagro en la calle 34". Aquello le recordaba que estaba soltero, mientras cargaba sobre sus hombros el descubrimiento de que estaba enamorado de uno de sus mejores amigos.


Robert.


— Oh, qué lindo— Decía Tristan cuando el Grinch regresaba los regalos y Fred acompañaba la exclamación con un "Oh, muérase"— ¿No quieres venir Fred?— Preguntaba Tristan de tanto en tanto con un tono que dejaba claro que solo era una pregunta por puro protocolo.


— Tengo una cosa más linda aquí Tristan y si la pierdo de vista su madre me matará, pero gracias de todos modos— Contestaba Fred con tono aburrido y sin ánimos de ser cortés.


— Oh bueno— Terminaba él hasta que alguna otra "cosa tierna" pasaba en la tele.


Fred por su parte miraba fascinado el arte de Ritani y la ascendió a artista con plumones en menos de una hora. Cuando la niña hubo terminado Fred se arrastró hasta donde estaba ella, la abrazó, y colocó la cámara de su nuevo súper teléfono frente a ellos.


Sorprendentemente Ritani sostuvo su dibujo al frente sonriendo de manera tan linda que Fred no pudo evitar imitarla.


"Mi sobrinita es toda una artista, estoy ansioso de que aprenda a firmar y pueda tener un Ritani original y autografiado"


E inmediatamente sus compañeros de trabajo comenzaron a hacer comentarios de lo linda que era ella y de cómo no se parecía en nada a su feo tío.


Aquello animó un poco a Fred quien comenzó a recibir inbox de sus compañeros que planeaban una fiesta para el veintisiete de diciembre. Fred no recordaba tener planes para ese día de modo que pasó la siguiente hora intentando ponerse de acuerdo sobre la hora y el lugar.


Para cuando Beth y Marcus llegaron el aun no tenía nada claro y decidió dejar que los demás hablaran para ir a saluda.


— Mira Ritani ¡Ya llegó mamá!— Exclamó Beth cargando a la niña para llevarla a la cocina donde Rob y Tristan ya ayudaban con las compras.


— Y papá también llegó— Exclamó Marcus mostrando sus dientes blanquísimos mientras sonreía— No te olvides de papá— Terminó haciéndole una mueca a la nena.


Ritani le miró fijamente y sonrió cuando Marcus le puso una paleta grande, brillante y roja con rayas blancas frente al rostro. La niña extendió la mano para alcanzar la paleta, pero Marcus la escondió acercándose las mejillas para que lo besara. Ritani rio fuerte escondiéndose en el cuello de Fred, todos soltaron una carcajada ante la reacción de la niña.


— No te quiere Marcus, la nena prefiere a su tío Fred— Bromeó mientras le extendía la mano— Y hablando del tío Fred, él también quiere una piruleta.


— Un carbón es lo que te mereces— Contestó Beth poniéndole una paleta de menta en la mano. Mientras tanto Marcus siguió intentando que la niña lo besara.


— Traje ensalada navideña— Anunció Tristan entrando por la puerta.


— Gracia, me encanta tu ensalada—Marcus hablaba apresuradamente intentando mirar el contenido del traste.


— Nos quedó claro el año pasado cuando te acabase todo el bote antes de la media noche— Le dijo Rob y este se mostró avergonzado.


— Y cuando pediste que llevara a tu fiesta de cumpleaños — Fred recordó aquella celebración como una de las tantas a las que no pudo asistir por culpa del trabajo.


— Y cuando fuimos a las cabañas durante el verano — Exclamó Tristan con un tono que a Fred le sonó chocante. Rob soltó un gruñido, Beth puso cara de haber visto un muerto y Marcus dejó caer la pelta al suelo.


— ¿Qué cabañas?— Preguntó Fred y todos esquivaron la mirada, por la expresión de Trisan supo que había hecho la pregunta que él esperaba que hiciera.


— A las que fuimos el verano pasado, íbamos a decirte pero como estuviste ocupado todos los días festivos no nos molestamos en llamarte— Comentó Rob quien repentinamente parecía muy interesado en el contenido de la alacena— Después de todo —Agregó — como ya tienes nuevos amigos pensamos que no querrías tomarte días libres con tus viejos y aburridos amigos.


Fred estuvo a punto de decir algo pero al ver el rostro de Tristan se lo pensó mejor.


— Bueno— Susurró— Al menos si es cierto que son viejos— Y Beth se rio lanzándole un trapo a la cara.


— ¡Oye! ¡A quien le dices vieja!— Fred le sacó la lengua.


— A ti bruja— Y ella se puso las manos en las caderas.


— ¿Perdón?— El negó con la cabeza.


— No dije nada princesa— Y Marcus agregó que tenía hambre así que cambiaron de tema rápidamente. Fred se sintió bien al notar que Beth reprendía a Rob con la mirada mientras Marcus le hacía señas con el rostro.


— Vamos preciosa, ven a jugar con el tío Fred— Y se rió por lo bajo ya que nadie llamaba a Tristan, el tío Tristan.


Por otro lado Rob estaba hecho un energúmeno. Había entendido claramente las intenciones de Tristan al mencionar la cabaña. Entendió también que aquello no causó el efecto deseado sobre Fred y había querido golpearse por permitir que aquella situación le hiciera sentirse acorralado.


— ¡Ve a disculparte grandísimo animal!— Le dijo Beth una vez que consiguió encontrarle a solas, él supuso que a pesar del tiempo ella seguiría siendo la protectora más fiel de Fred.


Finalmente que iba a disculparse pero no quería hacerlo.


Seguía molesto con él, siempre estaba molesto con Fred, sobre todo después del incidente de navidad. El sinceramente no seguiría con su novio si no fuese por lo que Fred les dijo e intentó poner todo de sí en aquella relación.


Pero Tristan.


Oh Tristan.


Hubo un tiempo en el que pensó que podría llegar a quererlo. Él creyó genuinamente que si se esforzaba todo aquello funcionaria e intentó tan fuertemente que no tardó demasiado en cansarse.


Tal vez había sido pretencioso al pensar de aquella manera y ahora Tristan se había dado cuenta de que por alguna razón lo tenía enredado en su meñique así que comenzaba a aprovecharse de ello.


Rob aspiró fuerte y contó hasta diez antes de asomarse a la sala de estar donde Fred jugaba con Ritani.


Dentro de la habitación Fred cantaba y bailaba con la niña, quien se reía como loca mostrando sus dientecitos a medio salir e intentando seguirle el paso.


La voz de Fred apagaba las voces de la televisión en la otra sala y de alguna manera no desafinaba a pesar de moverse como un profesional. Rob ladeo el rostro examinándole en silencio, Fred se las estaba arreglando para no parecer ridículo mientras bailaba Best Day of My Life de American Authors con una infante que había aprendido a caminar el año pasado y aun no daba señas de ser la niñita más habladora del mundo.


— Y Beth se pregunta porque sigue soltero— Comentó Tristan que acertaba a pasar por ahí en medio de su trajín— Tiene la sensualidad de un pato— Sentencio con tono aburrido regresando a la cocina para intentar ganarse a la dueña de la casa.


Rob tuvo que admitir que tenía razón. Fred no era sexy. Era un jodido crack. A él no le hubiese sorprendido que de repente se pusiera a dar cabriolas y girara sobre la cabeza pero supuso que Beth no apreciaría un agujero en la cabeza de su nena cuando esta intentase imitarle.


— ¿Desde cuándo bailas así?— Preguntó subiendo la voz para que lo escuchase. Este pareció algo sorprendido por la intromisión de Rob pero aun así se encogió de hombros.


— A Timothe le gustaba bailar y se molestaba si no podías seguirle el paso— Dijo como si nada, aunque se podían notar muestras del desastre que el tipo había dejado atrás— También le gustaba American Authors— Y Rob se molestó un montón cuando descubrió cierto tono de melancolía en su rostro.


— Seguro tomaste clases para complacerlo— Comentó con sarcasmo y se sintió aún más molesto cuando Fred se sentó en posición de lotto encogiéndose de hombros.


— ¿Qué puedo decir? Estaba idiota— Rob aspiró contando hasta diez.


— ¿De verdad? ¿Estabas?— Y vio como este se cruzaba de brazos con expresión moleta.


— ¿Viniste a buscar pelea?— Rob cambió su expresión y avanzó sentándose frente a él y jalando a Ritani para que se senara también.


— Mira, lo siento por lo de hace rato— Guardó un segundo de silencio y luego levantó la vista— Por mí y por el comentario de Tristan— Rob vio como una gran sonrisa se extendía en la cara de Fred.


—Está bien, no me importa— Y entonces sintió ganas de darle una bofetada por decirle que sí de manera tan rápida. Precisamente ese poquitito de espacio que tenían para el rencor era lo que lo llevó a arrastrarse tras Timothe tanto tiempo.


— Entonces ¿Estamos bien?— Preguntó pidiendo a sus adentros que le gritara y le dijera que no, pero Fred solo asintió— Bien, voy a ayudar a Beth con la cena— Y se levantó para irse.


— Ey Rob...— Dijo antes de que el susodicho saliera de la habitación.


— ¿Si?— Contestó girándose. Fred miraba fijamente a algún punto muy lejano. Como di su mente ya no estuviera ahí.


— ¿Eres feliz con Tristan?— Rob se obligó mentir.


— Si fuese infeliz no seguiría con el— Y se arrepintió de ello casi inmediatamente.


— Eso está bien— susurró con una sonrisa tenue en los labios, Aquello no era lo que Rob esperaba ni lo que Rob seria. Suspiró y se fue del cuarto cabizbajo.


 


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