“¿Recuerdas qué pensaste de él la primera vez que lo viste?” Por entre los destellos de una luz tan ardiente que quemaba sus pupilas escuchó aquella voz, tan infantil e irritante como fuerte, clara, como nada dentro del blanco vacío en su mente.
“Lo odiaste, era tan lindo que parecía un cachorrito abandonado pero tú lo odiaste aun sin conocerlo ¿Cómo no? Tú padre había engañado a una mujer tan dulce como tu madre con una prostituta drogadicta y allí estaba él, siendo el pobre niño sin culpa. Debiste ver tu cara cuando mamá le acarició cual si fuese su propio hijo, tus celos eran infantiles pero tenías 5 años, supongo que era de esperarse.” Deseaba abrir los ojos y callar aquella voz de un puñetazo, sabía a qué se refería, sabía muy bien de quien hablaba.
“Sé que secretamente deseabas no volver a verlo, no era más que el producto del error de papá y dentro de esa mente de niño mimado que tenías no había espacio para él en tu pequeño mundo. Tú deseabas la atención de todos, señorito” No podía negar aquello, en esos años él no lo deseaba volver a verlo y mucho menos tenerle cerca “Pero volvió, tú tenías ocho al igual que él pero esta vez fue diferente. Eras infantil pero no malo, no serías capaz de reclamar cuando aquel chico pequeño parecía tan aparentemente calmo que sabías que algo muy malo había ocurrido ¿Fue entonces que tus sentimientos por él cambiaron?” Intentó alzar la voz pero sus gritos eran solo murmullos de ruido blanco “Creciste con él, sus sentimientos también crecieron ¿Crees en verdad que él hubiese podido ser el padrino en tu boda? ¿Qué hubiese sonreído a tu “felicidad” de todas formas? Eres tan egoísta aún… ¿Qué harías si te dijese que tienes la oportunidad de cambiar tu destino? ¿Tomarías la decisión correcta esta vez? Responde claro… ¿Cambiarías el destino de la persona que te mató?”
Saints protect her now
Come angels of the lord
Come angels of unknown.
Para cuando volvió a tener control sobre su cuerpo se encontró a sí mismo en una habitación desesperantemente deslumbrante, si es que se podía llamar habitación a ese lugar en que no se podían distinguir las paredes del suelo o el techo. No, la mejor palabra para describirle era “nada” y ese pensamiento le hizo perder la cabeza, ovillarse al ser aún incapaz de ponerse de pie cual si su cuerpo estuviese paralizado por alguna clase de “hechizo”. Aquel breve momento de desesperación fue cortado por una risa, una voz femenina cristalina e irónica a un punto presuntuoso.
-Hyakuya Yuichiro ¿Cierto? No debieses ponerte de pie demasiado rápido, después de todo acaban de dispararte –Siendo el crío impulsivo que era hizo justo lo que esa mujer dijese que no al recuperar en parte la movilidad, ganándose nuevas risas por sus muecas de dolor- Sabía que lo harías… Mírame, estoy a tu derecha.
Una joven de cabellos rosa estaba hincada a su lado, ojos carmesí observándole con una atención más cercana a la curiosidad científica que a la compasión, estaba lo suficiente cerca al menos para verle. Esta vez tuvo cuidado al sentarse, tal y como ella le hubiese indicado había en su camiseta un agujero y suficiente sangre como para darle escalofríos ¿En verdad estaba muerto? El dolor se hizo intenso de un modo horrible cuando quiso tocar el agujero que la bala hubiese dejado en su cuerpo.
-¿Sabes por qué estás aquí Yuichiro? –Al intentar hablar no consiguió articular palabra alguna, forzó sus cuerdas vocales a gritar pero nada- Calma, recuerda que aún estás muerto, tu voz volverá pronto –Parecía tan despreocupada hasta ese momento que el cambio en su tono de voz le puso en alerta por completo- Seré honesta contigo, tu muerte fue un error, no estaba estipulado que fuera tu hora pero alguien quiso hacer de príncipe azul y salvar a su amado de volarse los sesos ¿Recuerdas eso?
-Mika… -El sonido de su voz se escuchaba torpe y rasposo, aun no podía moverse ni ver con mucha claridad pero podía distinguir la sonrisa de la chica así su vista se nublase a momentos.
-Quieres saber cómo está Mika ¿Cierto? –Asintió apenas y ella continúo sin pausas- El tiempo para él se detuvo, para él y para todos. Como dije Yuichiro no debiste morir hoy y como me siento benevolente te daré la chance a cambiar el destino, solo debes mantener los ojos abiertos y ver todo aquello que te negaste a notar ¿O es que planeas abandonar a tu querido Mika así como así?
No, aquello nunca fue una posibilidad.
-¿Ver lo que me negué a notar? –Aquello sonaba casi absurdo ¿Cómo no se iba a dar cuenta de los sucesos en su vida si él mismo los había vivido? Aquella chica debía estar bromeando.
-No te daré más pistas, es hora de que te vayas a dormir –El mundo una vez más comenzó a teñirse de sombras como si su mente estuviese atardeciendo de pronto- Cuando despiertes tu camino se llenará de espinas… A propósito, mi nombre es Krul, pero para ti soy el ángel de la muerte.
El siguiente despertar fue mucho más benigno, no había manchas de sangre ni agujero de bala, su cuerpo parecía haber vuelto a funcionar, lo único molesto era volver a verse en la nada ¿No podía ser todo una simple pesadilla? Ya a esas alturas parecía una broma de mal gusto.
-Por fin despertaste, comenzaba a aburrirme aquí solo – ¿Solo? Pero si su voz parecía la de una chica. Agradeció la aclaración o aquel pequeño ser seguro le hubiese…
-¡Tú! ¡Tú eres quién estaba jugando con mis recuerdos! -La carcajada que escuchó de su parte no ayudó a disminuir el enojo que sentía en lo más mínimo, para todos ahí parecía ser más interesante reírse de él que ayudarle pero no tenía muchas más opciones que esperar su buena voluntad tampoco- ¿Qué haces aquí de todas formas?
-Eres un crío maleducado, para tu información seré tu guía –No parecía realmente molesto, más parecía no importarle en absoluto la situación- Esto tiene algunas reglas así que deberás escuchar atentamente, Yuu.
-¿Reglas? Siquiera entiendo el punto de todo esto ¡Quiero ver a Mika! –Su cuerpo había comenzado a temblar hasta dejarle al borde de las lágrimas, necesitaba desesperadamente verlo y salir de allí, necesitaba esa oportunidad de aclarar las cosas- Tú no lo entiendes…
-Sí, lo entiendo muy bien –Sentenció con voz indiferente al buscar verlo a los ojos desde la neblina que lo rodeaba hasta hacerle casi invisible- Te encaprichaste con tú mejor amigo y ahora crees que llorando podrás verlo una vez más. Los humanos son tan básicos, creen que todo se puede curar con una disculpa y un beso. Bueno, esta vez será más difícil que eso. –De un palmetazo en la cabeza le hizo alzar la vista, cual brusco maestro.
En un movimiento de su mano la densa nada se convirtió en una tarde de invierno, podía reconocer las calles como aquellas cercanas a su vieja casa, cubiertas por completo de nieve. Recordaba ese día, todo había comenzado ese día.
-Mi nombre es Asuramaru, seré algo así como tu “ángel de la guarda” en lo que dure este viaje –Con un gesto de burlona caballerosidad hizo una venia- Solo serás un testigo, no sueñes con que podrás cambiar nada, solo estás aquí para ver ciertos pasajes de tu vida y cambiar el desenlace. Ese será el único día en que se te permitirá hacer cambios, no necesitas más información que esa y no aceptaré preguntas –La sonrisa que burlona en sus labios no auguraba nada nuevo, estaba en las manos de un titiritero- Ahora Yuu, comencemos con el espectáculo.