Gray se encontraba pensando profundamente en los sucesos que había vivido ese año. Había perdido personas importantes para él pero también había ganado el corazón de quien ahora estaba recostado a su lado. ¿Cómo es que había sucedido aquello?
Desde que eran niños Gray siempre había sentido algo especial por Natsu pero durante mucho tiempo lo había negado especialmente a si mismo ya que parecía algo imposible. ¿Natsu su rival, el mismo Natsu con el que había crecido? ¿Cómo era posible que estuviera enamorado de él?
No lo sabía pero la realidad era que estaba irremediablemente enamorado del dragón slayer. Para su suerte el pelirrosa sentía algo muy similar por él aunque eso no lo supo hasta hace poco.
Todo se había dado tan rápidamente que aun en ocasiones al despertar temía que todo hubiera sido solo un bello sueño y que cuando mirara a su lado no estaría el pelirrosa abrazándolo protectoramente como cada mañana, pero por suerte todos los días despertaba con Natsu sonriéndole entre sueños.
Todo había pasado poco después del día de año nuevo cuando Gray finalmente se había decidido a hacer cambios en su vida y uno de ellos, el mayor, había sido dejar de ocultarle a los demás lo que sentía.
Le había dicho claramente a Juvia que no podía corresponder sus sentimientos porque ya amaba a otra persona, la chica había llorado y se había puesto un poco insistente en preguntarle si estaba seguro pero al final lo había aceptado pidiéndole que la dejara al menos ser su amiga y Gray había aceptado felizmente.
Después había hablado con Lyon y habían arreglado las cosas, ciertamente Gray durante mucho tiempo se había sentido deprimido por el hecho de no llevarse del todo bien con su “hermano” ya que aunque no lo dijera Gray realmente le tenía mucho aprecio.
Había tomado horas de gritos, lágrimas y alguno que otro golpe para sacar todo el resentimiento pasado pero había valido la pena y ahora estabas más unidos que nunca. A Lucy, Erza, Wendy y los demás simplemente les había expresado su cariño y aprecio directamente.
Quizás no era necesario que se los dijera ya que ellas y los demás del gremio lo sabían pero Gray estaba decidido a cumplir su propósito de año nuevo y decirles a todos claramente lo que sentía por ellos. Claro que había sido un momento muy emotivo y que todos lo habían tomado con mucha alegría.
Finalmente había llegado el turno del dragón slayer, definitivamente era el más difícil de todos por varias razones. En primer lugar por el pelirrosa sentía mucho más que simple amistad, por lo que se ponía bastante nervioso con la sola idea de confesarle sus sentimientos.
Además el dragón slayer podía rechazarlo pero no solo eso, sino que podía incluso odiarlo o sentir repulsión hacia el debido a esto, y eso era a lo que más le temía Gray. Podía vivir sabiendo que no le gustaba al dragón slayer pero moriría si este terminaba odiándole.
Debido a esto tardo mucho más en esto último y decidió dejarlo al final pero una mañana no tuvo más remedio que reunir coraje y decidirse a hablar con el pelirrosa, simplemente no podía seguir huyendo y evitando hacerlo.
Tenía que saberlo, aun a pesar del oscuro panorama que veía también existía una mínima posibilidad de que le diera una oportunidad para estar a su lado y Gray definitivamente no podía seguir viviendo sin saber si era posible que eso pasara.
Jamás se perdonaría perder la oportunidad de estar con Natsu por su cobardía. Recién había terminado de convencerse cuando alguien toco la puerta de su casa. Maldijo por lo bajo, ¿Quién lo molestaría justo ahora que se había decidido a confesarle su amor a Natsu?
Camino hacia la puerta y la abrió rápidamente tan solo para quedarse paralizado de la impresión. Justamente la persona que menos pensaba era la que tenía frente a él en esos momentos, ¿era una coincidencia? Quizás estaba soñando…
No pudo continuar con sus pensamientos porque de un segundo a otro tenia al dragón slayer sobre el con sus labios pegados a los suyos. Estupefacto y sin poder creerlo no opuso ninguna resistencia simplemente dejo que sus labios saborearan la calidez de los contrarios.
Definitivamente estaba soñando, eso era seguro Natsu jamás lo besaría, pero si aún estaba dormido, esperaba no despertar jamás, este sueño era demasiado perfecto y no quería que terminara nunca.
Al cabo de unos momentos el chico que estaba encima de él se separó levente en busca de aire después de un largo beso que ninguno de los dos parecía querer terminar. El pelirrosa le dio otro fugaz beso antes de levantarse y ayudar a Gray a ponerse de pie.
- Gray yo… lo siento no pude resistirlo más, se quizás ahora te desagrado pero espero que puedas darme una oportunidad… yo estoy enamorado de ti y quiero estar contigo, no voy a obligarte pero me haría realmente feliz que aceptaras salir conmigo aunque fuera una sola vez.
- ¿Estoy soñando? – Gray se pellizco el brazo soltando un quejido.
- ¿Qué haces? Estamos despiertos cubo de hielo así que no es necesario que hagas eso y en todo caso podría haberlo hecho yo por ti.
- Bien… así que no es un sueño…
- ¿Estas escuchándome?
- ¿Eh? Si creo… bueno siendo así, la verdad es que yo también estaba a punto de… b-bueno yo tenía pensado… q-quería decírtelo pero estaba muy nervioso y…. t-tu sabes solo quería decir que… tú también me gustas...
- ¿Enserio? ¡Es el mejor día de mi vida! Te juro que si me das la oportunidad no te arrepentirás jamás.
- D-De acuerdo, quiero… salir contigo. – susurro Gray con un leve sonrojo.
Así sucedieron las cosas y definitivamente no se había arrepentido ni por un segundo, cada día al lado de Natsu era lo mejor que podría haberle pasado y jamás podría dejar de estar agradecido por la inmensa felicidad que le daba.
¿Quién hubiera pensado que al final ambos tendrían el mismo propósito de año nuevo?