"Ver lo que tenemos delante de nuestras narices requiere una lucha constante".
George Orwell
POV LOUIS
Siempre me pareció curiosa e intrigante la sensación que me entraba cuando daba apenas un paso al interior de este lugar. Gélido. A una velocidad increíble me golpeaba esa sensación... siempre quedándome unos segundos en ese primer paso que daba hacia la morada, como si esperara a que algo más se avecinara, cosa que jamás ocurría.
-Louis, ¿acaso siempre les pides permiso a mis padres para entrar?- Pronunció una voz madura y cantarina, una que yo conocía muy bien. Dirigí mi vista a esa cálida mirada caoba, que mantenía una mirada fraternal, una mirada que yo siempre agradecía para mis adentros.
Gemma siempre se daba cuenta de mi perdida de segundos cada vez que entraba a su hogar. Una mujer tan perceptiva en toda su regla, contrario a mí que soy un despistado sin remedio, pero curiosamente no tan despistado a las sensaciones que me provocaba siempre que entraba a esta casa... desde que murieron los padres de Gemma y Harry, claro.
-¡Claro!, todo el tiempo, señorita "noto todo lo que me rodea".- Le afirmo con una sonrisa. En parte sé que miento pero ¿Para qué confundir a Gemma con sensaciones completamente absurdas? Además no es que lo pueda explicar realmente, ni yo entiendo esto, y cada vez es mas frustrante y perturbador de algún modo.
-Ja, mejor vamos a mi habitación.- Me muestra una sonrisa de medio lado para darse vuelta y subir las escaleras de madera, en estos momentos me doy cuenta lo parecido que tiene ella y Harry.
-Recuerda que la vez anterior casi te gano.- Digo mientras subo las escaleras rápidamente para alcanzarla.
-No me gana Harry y lo harás tú.- Sonrió con sorna a lo que yo infle mis mejillas indignado.
-Ese bastardo solo tiene suerte.- Excuso mi poca habilidad para matar zombies.- Hablando del asocial, ¿Dónde está?
-Debe estar perdiendo el tiempo con Rose. Aún no creo que este comenzando a salir con ella, a veces suele venir y me atosiga con historias para hacerse la interesante, he historias de las cuales saca de improvisto ¿Lo puedes creer?- Dijo mirándome incrédula mientras se sentaba en la alfombra de su habitación, yo me sitúo a su lado mirándola con gracia.-
-Rose siempre ha querido a Harry, yo creo que debe tener un diario secreto escondido en su brazier donde tiene mil historias para que le digas a Harry "¡Ohh Hermanito idiota! esa chica de cabellos rojos me es muy interesante con sus historias increíbles, tienes mi aprobación para casarte con ella".- Dije imitando con gracia y exageradamente la voz de Gemma.-
-Jajaja, eso explicaría por qué va tantas veces al baño, debe echar un vistazo para que no se confunda.- Ríe con gracia a lo que yo imito su comportamiento.-
-Bueno, fuera de bromas, concuerdo en que es raro que Harry salga con Rose.- Dije mirando a un espacio fijo de la habitación para después mirar a Gemma.- Digo, desde hace unos meses se ha comportado bastante extraño, no es que no fuera extraño antes.- Sonrío con burla.- Sino más extraño de lo usual. – Finalizo esperando una afirmación de Gemma.-
-Debes estar pensando que es por la muerte nuestros padres, ¿Cierto?- Pronunció mientras corría la mirada en la alfombra para luego mirarme seria.
Gemma siempre me pareció imponente, al igual que Harry. No era algo común, jamás me lo pareció, había algo detrás de sus miradas, algo más que describiera ese temple. La mire fijamente y espere unos segundos antes de hablar.-
-Creo que es en parte.- Mire mis dedos y comencé a juguetear con ellos, pensando en que más podría haber en la actitud de Harry, claramente la había, pero no tenía idea de lo que era.- Harry debe estar buscando algo con que superar la muerte de sus padres.- Esta bien, esa oración no me había sonado muy convincente, pero al ver a Gemma pensándolo me incito a seguir con mis palabras.- El bastardo siempre ha sido jodidamente organizado, preocupado, detallista y meticuloso con sus cosas, que nada quede fuera de su campo visual. Vamos que es todo un controlador.- Exprese sonriendo, Gemma me miraba de igual manera.- A lo que voy es que... Harry, ha actuado y ha hecho cosas que normalmente no haría, ha salido de su "protocolo". Incluso lo he visto actuar de forma imprudente, me ha dejado muy sorprendido, Gemma.- Ella me observo con una duda reflejada en su rostro por lo que quise continuar la historia.- El otro día, al salir del instituto, vio a una chica de ojos azules pasar en bicicleta y corrió detrás de ella como loco, pensé que se le había caído algo u otra cosa, pero Harry al verla y decirle unas palabras inmediatamente la dejó. Le pedí explicaciones y solo me dijo "No es lo que estoy buscando".- Gemma me miraba un poco sorprendida por mis palabras, cuando estuve en esa situación mi expresión era aún más sorprendida. Sí, lo exagerado va conmigo.
- Quizás la miro bien y no le gusto.- Expresó Gemma no muy convencida de sus palabras.
- Vamos, Gemma. Hablamos de Harry, él no persigue mujeres, a él lo persiguen.- sentencié y emití un suspiro sonoro. Pensar tanto en la actitud de mi amigo me estaba desesperando, no era muy paciente que digamos.- Bueno, que tal si empezamos a jugar. De todos modos podrías preguntarle a Harry directamente.-
- Eso quiere decir que tú le has preguntado.- Eso era una afirmación en toda su regla.
- ¡Claro que sí!, sabes que no me quedo callado por nada.- Sonreí abiertamente.
- Supongo que por lo que hablamos no te ha dicho nada concreto.- Gemma me miró fijamente y yo negué con la cabeza a lo que ella suspiro pesadamente.- Si mi idiota hermano menor no te ha dicho nada menos me lo dirá a mi.- La mire con una ceja alzada esperando otro comentario.- Louis, los tres siempre hemos sido unidos. Nuestros padres eran íntimos amigos por lo que en cada circunstancia nos fuimos acercando cada vez más, pero tú y Harry siempre compatibilizaron a la perfección, su forma de llevarse bien, hasta las discusiones bobas constantes que tienen. No tienen idea cuanto los une. Harry siempre ha acudido a ti para expresar algo que lo perturba. Es obvio que también acude a mí por un asesoramiento o cuando se cuestiona cosas, pero contigo va cuando le inquieta algo, inclusive siempre está ahí para ti, puedo decir que su amistad es bastante reciproca.- No sabía que decir con lo que Gemma me decía, era cierto, con Harry la amistad se dio de forma natural, siempre sentí un apego, un compañerismo, una rivalidad, una necesidad, eso y más me producía ese bastardo.
- De todos modos le deberías preguntar, con lo impredecible que esta hoy en día uno se puede esperar cualquier cosa.-
- Quizás. Supongo que un glotón como tú debe tener algo de hambre, iré a buscar algo liviano a la cocina y no serán hamburguesas, es increíble que con toda esa comida chatarra que comas estés tan bueno.-
- ¿¡EH!? Pero las hamburguesas son esenciales, Gemma.- La peli rubia negó con la cabeza divertida a lo que hice un infantil y convincente puchero. No resulto porque al segundo se fue dejándome solo en la habitación.- Meh, con Harry hubiera funcionado... siempre funciona.- Sonreí mientras me tumbaba de espaldas en la mullida alfombra, uno podría dormir plácidamente en ella de lo cómoda que es.
END POV LOUIS
El tiempo había pasado más rápido para el querer del más joven, las constantes horas de juego y réplicas del menor por perder tantas veces consecutivas había terminado a las 23:00 PM. Los dos jóvenes seguían con sus opiniones respecto al actuar de Harry, de vez en cuando hablaban sobre trivialidades y soltando una que otra broma.
- Gemma, es hora de irme, no creo que Harry llegue temprano.- Mencionó el castaño mientras se incorporaba.
- Esta bien, recuerda que puedes venir cuando quieras.- sonrió de manera fraternal encaminándose para acompañar al ojiazul a la puerta.
- Puedes estar segura de eso.- sonrió mostrando las dos hileras de dientes. Sonrisa característica del ojiazul.
Los dos bajaron la escalera de madera que se situaba en el centro de la planta baja. La residencia Styles constaba de dos plantas; La primera se contemplaba amplia e inmaculada. Unos sillones de cuero rojo se hacían ver después de que pasaban el pasillo de la puerta de entrada adornando las paredes color damasco con algunos retratos familiares característicos de la familia, principalmente de Anne, Des, Harry y Gemma. A simple vista se apreciaba una casa muy bella.
Paso que daba el menor se escuchaba levemente como la madera debajo de sus pies producía el sonido característico de ella anunciando al caminante, era lo único que no le gustaba a Louis de aquella casa, y claro, esos extraños sentimientos.
Al llegar a la entrada y ponerse sus tenis negros que siempre se quitaba antes de entrar al hogar por costumbre, se despidió de Gemma con un ademán, ésta correspondió de igual manera el gesto corporal.
El castaño apunto de tomar el pomo de la puerta, se abrió de repente dando presencia a un hombre de unos 5 centímetros mayor.
Louis lo quedó mirando algo sorprendido por el acto, más Harry se quedó allí observando al ojiazul fijamente en la entrada de la casa. Esos afilados y verdosos ojos lo miraban con detenimiento, el ojiazul volvía a sentir esa imponencia, algo que su razón e instinto no podían describir.
Sintiéndose algo incómodo por que el rizado no apartaba la vista carraspeo la garganta para salir de esa extraña ensoñación provocando que al menos Harry pestañeara. Mientras Gemma se mantenía absorta a un par de metros detrás del castaño, ahora cada acción que demostraba Harry tenía la necesidad de entenderla y ella se jactaba de ser una muy buena observadora.
- Deberías quitártelos.- La voz grave y varonil del ojiverde hizo eco en los oídos del castaño, éste hurgo en ladear un poco la cabeza y que frunciera el ceño confundido.
- ¿De qué hablas? Si te refieres a los zapatos que ya me puse pues no lo haré, te tardaste mucho, bastardo.- Dijo mientras cruzaba los brazos con aire de indignación fingida, ya que en realidad no estaba molesto por algo tan banal.
- No, hablo de esto.- El dedo índice del rizado se acercaba al ojo izquierdo de Louis, éste por mero reflejo lo cerró antes de que el dedo intruso tocara levemente el parpado dejando al ojiazul con el ojo derecho levemente abierto.
Toda la actitud fingida de Louis se borró para dar paso a una mirada seria. Rápidamente aparto la mano del rizado de su cara, el susodicho no había perdido la compostura por la mirada de su mejor amigo. A pesar de que raras eran las veces de ver ese semblante en Louis, él quería poder volver a ver nuevamente los ojos de su amigo, los reales, todavía los podía recordar vagamente en su mente.
En su niñez los veía siempre, esos ojos azules que cada vez que los apreciaba con detenimiento sentía que lo magnetizaban, cosas como esa jamás se las diría al castaño, había algo que se llamaba "orgullo" y "vergüenza" y de lo primero tenía de sobra, además, sabía la respuesta de antemano antes de preguntarle... era una especie de tema tabú entre ellos, pero hace tiempo tenía la necesidad de hasta obligar a que se sacara esas absurdas lentillas color negro para poder ver los dos cielos que tenía por ojos. Pensamientos algo cursis y no apropiados de una sana y poco normal amistad le impedían formular su petición, es que vamos, "Louis, me interesaría ver tus ojos azules nuevamente, esos que como imán me atraían en nuestra niñez" Si fuera al castaño pidiéndole algo así claramente se llevaría una gran burla aumentado por muchos días descojonándose de la risa, algo que no permitiría. También había otro componente mucho más fuerte de esa larga y dolorosa formula: El nombre de Mark no se tocaba y absolutamente no se hablaba sobre aquel accidente.
Harry ya harto por los tantos contras frunció el entrecejo, ya había tenido mucho por ese día; primero la decepción de que Rose no era lo que buscaba y la tuvo que dejar; después al ver a Louis sorpresivamente en la entrada de su casa... recordando de manera improvista el verdadero color que esas estúpidas lentillas ocultaban, dándose una esperanza que aquellos color de ojos fuese... lo que él estaba buscando... solo quizás.
- Apártate, Harry. Me iré a casa.- La voz seria del castaño calo en el rizado, mas éste respondió haciéndose a un lado.
Sabía que tenía que disculparse por ese erróneo impulso, sabía que había tocado una herida en el ojiazul que no sanaba desde que supo la noticia de que Mark Tomlinson había asesinado a Johannah, sabía completamente cuanto aborrecía el castaño por parecerse a su padre... hasta ponerse esas estúpidas lentillas de contacto.
Y sabía completamente que no se disculparía inmediatamente ya que... lo último que vio de Louis fue su castaña cabellera perdiéndose entre el pasaje.
- Vaya que la has cagado.- La voz más adulta hizo aparición. Gemma se recargaba en la pared con los brazos cruzados mostrando una mirada reprobatoria, Harry al verla suspiró cansado subiendo rápidamente las escaleras, lo último que quería era un sermón de su "querida" hermana mayor.
Cuando el menor ingresó a su habitación, esta se encontraba en total penumbra, sin querer darle más claridad a la habitación, Harry se recostó en su mullida cama de espaldas. Estuvo unos minutos mirando el techo mirando las figuras que se formaban en ella por la luz infiltrada de su amplia ventana. Pensando en su amigo Louis, y lo estúpido que había sido al accionar de manera tan imprudente... era obvio que su mejor amigo no superaba aquella trágica vivencia... ver como su amado padre estrangulaba a su querida madre... no quería ni imaginar como se debió haber sentido en ese momento, ante estos perturbables pensamientos sacudió su cabeza de un lado a otro como un intento fallido de sacar aquellos recuerdos de su cabeza. Un pequeño Louis abrazándolo mientras sollozaba en su hombro, ya no quedándole mas fuerzas para seguir llorando, como lo miraba con aquellas cuencas azuladas cristalizadas por las lágrimas que acariciaban con delicadeza su definido rostro.
De un momento a otro la mirada de Harry se ensombreció. ¿Qué tal si Louis era lo que estaba buscando? ¿Qué tal si Louis era el determinante en poder saber la verdad? La verdadera causa respecto al fallecimiento de sus padres. Aquellas preguntas infundadas en su mente fueron detonantes para mirar hacia atrás y pensar en el inicio de su búsqueda, del inicio de su obsesión.
Todo había sido muy extraño después de una semana de aquel fatídico día. En Abril del año pasado él y Gemma habían encontrado muerto a sus padres... tirados en el piso de madera mientras un manto de sangre los cubría, ciertamente una escena difícil de ver, difícil de asimilar dando paso al luto que predisponía aquella situación en los hermanos Styles.
Después de un tiempo Harry estaba con el presentimiento de que algo no estaba bien en aquella casa, sentía una tensión innegable y aunque Gemma la sentía se evitaba de hacer cualquier comentario porque el que sus padres hayan tenido una muerte tan reciente el ambiente naturalmente se volvería abrumador, agregando que la casa había sido el lecho de muerte. Pero esto no era el tipo de tensión que agobiaba al Styles menor, claro que no, aquel estremecimiento que tenía en ocasiones se debía a algo en específico. No lo podía definir con claridad, era como un susurro gélido que no emitía palabra alguna, algo muy incoherente viniendo de la mente de alguien tan centrado como él. Algo fuera de su entendimiento que por más que cabeceara el asunto no le hallaba lógica alguna. ¿Sería acaso el espíritu de su madre queriéndose despedir de él? Boberías. ¿Ese "espíritu" le quería advertir sobre un futuro desastre posible? Estúpido. Cada pregunta planteada la terminaba con un descalificativo, diciéndose para sí mismo lo desequilibrado que lo había vuelto el asunto y es que no tener calma en su hogar después de un año no era nada alentador, también comentarlo con su castaño amigo no era una opción, ya se había imaginado como lo molestaría al pensar que un espíritu lo estaba acechando en su propia casa. Si es que eso era.
Hace unos 3 meses, Harry ya impaciente por que ese "algo" seguía invadiendo su serenidad más de lo que él quisiese, comenzó a buscar por toda la casa algo que lo conectara con aquellos paranormales sucesos, exacto, el rizado había llegado al punto de seguir su instinto y buscar pruebas en su propio hogar, si esa estúpida cosa le estaba dando un aviso, se centraría en encontrar algo que lo ligara.
Al comienzo estaba dudoso, ya que empezar a indagar sobre algo que no conocía para nada no lo tenía muy seguro... pero hay veces en que es beneficioso dejarse llevar por el instinto, y ¿Por dónde empezar? Por supuesto, la habitación de sus padres... después de todo, desde ese momento allí comenzó todo.
Recordaba cuando entro a la habitación y sus ojos se escocieron determinados a soltar unas cuantas lágrimas, porque no importa que hubiese pasado casi un año, él siempre mantendría el dolor de la perdida repentina de sus padres. Más tranquilizador seco las lágrimas con su antebrazo y se dispuso a buscar por toda la habitación que había quedado intacta por decisión de ambos hermanos.
Flashback
Ya había pasado más de una hora de arduo trabajo por buscar alguna pista que lo llevara a respuestas concretas o algo que se asemejara a dicho concepto. Cansado, pero más frustrado se sentó en el piso de madera suspirando pesadamente planeando que haría ahora con su problema ya que no había encontrado nada.
Puso ambas manos en la madera para apoyarse cuando sintió una tabla moverse más de lo normal, con el ceño fruncido la observo y comenzó a tratar de sacarla con sus largos y finos dedos.
La tabla poco a poco estaba cediendo, sentía como su pulso se aceleraba abordando un sentimiento de intriga y emoción al mismo tiempo, tenía la esperanza de que fuera algo concluyente por lo que continuó haciendo presión hacia atrás cuando de repente un crujido de la tabla anunciaba el desprendimiento del suelo. El rizado suspiro pesadamente al concluir la batalla para sonreír complacido, pronto su semblante cambió a uno confundido observando que aquel hueco de exceso polvo acunaba una tela de rojo color.
Su mano se acercó a la desconocida tela sabiendo inmediatamente por el peso y la forma de ésta resguardaba un objeto. Al sacar la tela se confundió aún más dando a vista un viejo libro forrado de un cuero grueso color negro cuyas puntas decoraban un dorado metálico. Harry soplo el libro ahuyentando el exceso de polvo y las palabras que se visualizaron en la portada lo hicieron fruncir el ceño; "The Red Hole". Al comienzo pensaba que se trataba de algún libro de cuentos, pero por como comenzaba a hojear y leer las páginas de un amarillento color por la antigüedad, sus ojos se expandían asombrados apreciando también el pánico en ellos.
Rápidamente se levantó del suelo dejando caer el libro en un sordo sonido, llevando ambas manos a su cabeza, entrelazando sus dedos en los rizados mechones que se escapaban por su frente.
Esto no puede ser cierto, no puede serlo. Pensaba atónito mientras contemplaba la página del libro donde claramente salía escrito "Anne Cox".