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Blood Ties por Akai-chan

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Notas del capitulo:

Hola people:

he tardado mucho en actualizar este fic pero eso se debe a que he dedicao mi tiempo a seguir "Atracción por lo prohibido". Prometo que seguiré este fic más a menudo cuando acabe el otro.

Bueno en este capitulo van a ocurrir más cosas de las que podéis imaginar, pero por favor, no lloréis.

Un saludito y nos vemos en las notas del final~

CAPÍTULO 2: LLAMADA INCESANTE

 

Los seis jóvenes tuvieron que abrirse paso entre la multitud de gente que luchaba incesantemente por escapar del ataque de los vampiros, cada vez más cerca de la masacre.

El lugar donde todos se conocieron había quedado devastado. Los edificios acabaron hechos escombros, y el suelo, se había bañado con el cobrizo color de la sangre de sus compañeros que no habían logrado escapar a tiempo.

La puerta principal había quedado derruida, impidiendo la salida de las fronteras. Ya solo quedaba salir por el subterráneo. Se formó un consistente tapón cuando la gente se empezó a acumular en la única salida que había para huir. Se empujaban los unos a los otros, se subían unos encima de otros y se mataban entre ellos, tratando de aligerar el paso, pero resultaba imposible salir más rápido por una salida tan estrecha.

 Entre uno de los empujones, Shinoa acabó cayendo al suelo quedando de rodillas mientras la gente continuaba pasando de largo. Yuu rápidamente se acercó a ella para ayudarla a levantarse.

 

— ¡Shinoa! ¡¿Estás bien?! — la cara de preocupación del chico se cruzó con la de ella, quien asintió con la cabeza a modo de respuesta.—

 

— Estoy bien, Yuu-san… — tomó la mano del chico, ayudándose a ponerse de nuevo en pie. Ella le sonrió como agradecimiento por el gesto —

 

Antes de darse cuenta, los vampiros se habían concentrado alrededor de la zona de salida subterránea, se veían atrapados como ratas. Algunos de los estudiantes más brillantes se lanzaron a la aventura por la fama intentando lucirse al matar algún que otro vampiro, mientras que los más novatos huían de la zona de peligro.

Uno a uno fueron pereciendo y sólo algunos generales permanecían en pie luchando con las fuerzas que les restaban contra vampiros cada vez más fuertes.

 

Yuichiro observaba atónito la masacre de la que sus ojos estaban siendo testigos, mientras apretaba sus dientes con fuerza, como si su cuerpo se estuviese partiendo. Mika, quien lo observaba de reojo en más de una ocasión para no perderlo de vista, se percató de los pensamientos de Yuichiro por lanzarse a hacerse el héroe. Automáticamente agarró al menor por el brazo, sacándolo de sus pensamientos y evitando su avance.

 

— ¡No lo hagas Yuu-chan!

 

— ¡Déjame Mika!  Esos bastardos. ... ¡No puedo perdonarlos!

 

Ignoró por completo al chico sin dejar de tirar hacia adelante para liberarse y lanzase al cuello de alguno de esos asquerosos seres "inmortales".

No quería admitirlo pero aún no estaba preparado para luchar contra aquellas criaturas, era bien consciente de eso, pero su ansia por la justicia (más bien venganza) era el motor que le hacía lanzarse de cabeza al peligro sin pensar.

 

Pero ahora tenía una familia por la que luchar. Una familia con la que compartir bellos momentos y momentos amargos. No era la vida que había deseado para ellos pero era un comienzo.

Tiró con fuerza del brazo que Mika aferraba con tanto ahínco, logrando liberarse del agarre.

 

— Ya lo sé. Pero si nosotros no luchamos, ¿quién lo hará?

 

Mika no pudo encontrar una respuesta a eso. Se mantuvo callado tan sólo mirándole fijamente. Yuichiro pudo leer a través de sus ojos translúcidos con ese bello color cian, que era miedo lo que está sintiendo en aquellos instantes. Miedo al pensar que le perdería otra vez.

 

— No voy a morir Mika. No ahora que os tengo a vosotros — se adelantó a comentar antes de que el rubio abriese la boca.

 

El contrario no le respondió, estaba demasiado ocupado tratando de no perderle de vista entre la multitud. Bien sabía que perecerían de todas formas si no luchaban. Shinoa, y Mitsuba estaban a unos pocos metros de ellos mientras que Yoichi y Kimizuki se habían perdido entre la multitud de gente probablemente al haber sido empujados.

 

Una de las naves de los vampiros rebasó  la zona y sobrevoló por encima de donde estaban todos intentando escapar. Las miradas de todos los presentes se elevaron para observar que probablemente ese era el fin. La nave empezó a disparar en dirección al muro de piedra haciendo que se empezase a derrumbar. Las piedras más grandes comenzaron a caer y a taponar la única salida subterránea que quedaba, llevándose consigo muchas de las vidas de los jóvenes que intentaban salir. Se levantó un gran manto de polvo tras el hundimiento, restando la visión de Mika, quien buscaba desesperadamente a Yuichiro. El resto de sus compañeros también estaban desaparecidos entre la niebla de polvo y cuando al fin se disipó, uno de los vampiros nobles, (al menos daba la impresión de serlo) hizo su triunfante entrada.

 

Vestía una extravagante ropa (como casi todos los de su raza)  y sus cabellos eran semilargos de un color ceniza. Sus ojos de un intenso color rojo, se mostraban totalmente indiferentes a pesar de que sonreía ansiosamente como un niño en una tienda de juguetes.

 

— Ahhhh qué divertido. Los humanos nunca dejan de decepcionarme. Son egoístas incluso momentos antes de su muerte.  Pobres seres inferiores. — su melodiosa voz se estropeaba fácilmente con esa lengua viperina suya que tenía —

 

Aquel desconocido individuo sonreía ampliamente mientras se paseaba por los alrededores como gato por su casa, sin importarle tener que pasar por encima de una pila de cadáveres. Otros vampiros que lo acompañaban, ocupaban su tiempo en alimentarse de los individuos que habían logrado sobrevivir a quedar sepultados.

 

Yuichiro aprovechó los momentos donde el polvo aún estaba enturbiando la vista, para empuñar su arma y enzarzarse a luchar contra uno de los vampiros que acababa de entrar en escena. La vista del vampiro noble que acababa de llegar, se quedó fija ante la sorpresa de que aquel joven se lanzase a la lucha sin tener ningún plan en mente.

 

— Después de todo… parece que todavía hay algunos que desean morir…  — susurró aquel individuo, centrando su atención en aquel joven quien ya había derrotado a dos de sus hombres en ese espacio de tiempo—

 

Otro par de vampiros peones se iban a lanzar a por el chico, pero el noble los detuvo con un solo gesto. Éste, tomó el mango de su espada con fuerza y la deslizó por la funda lentamente, al mismo tiempo que acortaba su distancia con el pelinegro que permanecía a la defensiva.

 

Ambos cruzaron miradas, y Yuichiro observaba a aquel ser como si de una bestia insaciable de sangre se tratase. Sus ojos emitían un fuerte brillo que demostraba su deseo por matarlo. El vampiro no pudo evitar soltar una fuerte carcajada. 

 

— ¡¿Qué te resulta tan gracioso?! ¡¿Os creéis con derecho a venir aquí y matar a tantas personas?! —su voz hostil parecía cortar el aire de la rabia contenida—

 

— ¿Eh? ¿Qué importa? Sólo se trata de ganado~ — su indiferencia consiguió que la sangre de Yuichiro hirviese—

 

— ¡MALDITOS MONSTRUOS! — gritó a la misma vez que dio un sprint en dirección al vampiro —

 

El noble sonrió con picardía, sujetando la espada que portaba con fuerza. Al momento, se escuchó un metálico sonido por el choque de las espadas, casi a la vez que parecía que se crearían chispas por la fricción. Yuichiro empujaba con todas sus fuerzas, mientras que el contrario todo sereno, se ocupaba de parar todos y cada uno de los vanos intentos del chico por matarle. Debía admitir que se estaba divirtiendo un rato con aquella situación.

 

Tras unas cuantas estocadas más, el menor ya comenzaba a sentirse cansado, y eso era algo que el contrario aprovecharía a su favor. Giró la espada una vez volvieron a chocar, haciendo que del golpe, la espada de Yuu se partiera en dos partes y éste, cayese al suelo por la potencia del impacto.

 

El albino apuntó con la espada al chico, dejando que el filo tocase su garganta. Su rostro sonriente, pero indiferente a la vez, resaltaba con el odio que el contrario mostraba en esos momentos.

 

— ¡Yuu-chan! — la voz de Mika a una cierta distancia, le hizo mirar por el rabillo del ojo a la zona de donde provenía su voz—

 

Los celestes ojos de Mika, observaban la escena totalmente abiertos, sin perder detalle. No podía negar que sentía miedo y estaba con los nervios en punta. Pero su imaginación, pintó en su mente una escena donde su mejor amigo moría en batalla y toda su vida, se destruía en pedazos. Usó toda su fuerza de voluntad para buscar en sus alrededores una de las espadas de los soldados caídos y sin pensar, se lanzó a la batalla. El vampiro cambió su atención al nuevo chico que se lanzó sobre él para enzarzarse en una nueva pelea de espadas donde ya había un claro ganador.

De una patada, empujó al rubio haciéndole caer al suelo, y perder su espada en el proceso.  Estaba claro que los podía haber matado desde hace mucho antes, ya que la diferencia de nivel era abismal, y aunque les dio la oportunidad de lucirse, solo lograron convertirse en un mero entretenimiento pasajero.

 

— Decepcionante… Como todos los humanos en realidad… — comentó lo menos elocuente en su repertorio—

 

Uno de los hombres que le seguían, clamó su nombre “Ferid-sama” a la vez que un poco temeroso, le “sugería” que dejase de jugar y se diese prisa. Éste solo sonrió y se encogió de hombros, dando a entender que quizá llevaba razón.

 

Sin dar a penas tiempo a reacción, su espada se movió dando una arremetida contra el rubio que permanecía demasiado distraído para moverse. En cambio, Yuichiro quien estaba más despierto, se lanzó a detener el ataque del contrincante con la mitad de su espada. Trató de empujar con fuerza para evitar el avance del vampiro, pero éste, no necesitó más de unos escasos segundos para echar abajo su defensa y volver a atacar al joven. El filo se hundió en el hombro derecho de Yuichiro, logrando hacer que éste emitiese un alarido de dolor por la herida.

El rostro de Mika estupefacto, cambió cuando de sus ojos cayeron unas lágrimas al ver la escena. Su garganta estaba completamente seca pero logró gritar el nombre de Yuu.

El joven de cabellos oscuros, agarró el filo de la espada con sus manos desnudas, para impedir que pudiese retirar la espada, sin importarle siquiera que sus manos empezaran a sangrar por los cortes.

 

— ¡MIKA! ¡HAZLO AHORA! — le clamó sin soltar la espada a pesar de que sentía que se cortaría los dedos de seguir así más tiempo—

 

La voz del menor le hizo empezar a moverse, y rápidamente, se lanzó a agarrar la misma espada que antes le habían quitado en el cruce de espadas. Sin ningún miramiento, Mika la sujetó por el mango como si su vida dependiese de ello y todo lo rápido que pudo, hundió el filo con fuerza en el pecho del vampiro, quien ni siquiera hizo gesto alguno de querer evitar el ataque.

 

El albino se quedó totalmente paralizado cuando sintió un fuerte pinchazo, como si su corazón hubiera sido atravesado. Soltó la espada que portaba, dejando que ésta emitiese un sonido metálico al chocar contra el suelo.

Los dos menores, aprovecharon el momento para escabullirse. Mika se apresuró a tomar al pelinegro por el brazo, pasándoselo por detrás de los hombros para que se apoyase en él.

 

— ¡Aguanta, Yuu-chan!

 

— Estoy bien… — susurró el menor mientras usaba su mano libre para presionar la herida del hombro

 

— Tranquilo Yuu-chan, te ayudaré — la seguridad que mostraba en sus palabras lograron sacarle una sonrisa al contrario

 

No hicieron más que dar un par de pasos antes de escuchar la voz de Yoichi en la lejanía.

 

— ¡CHICOS! ¡POR AQUÍ!

En ese espacio de tiempo, habían aprovechado para busca otra salida a través de un agujero en el muro que rodeaba el cuartel. Los dos chicos sonrieron al ver que aún tenían una oportunidad de escapar, sin embargo… la cara de Shinoa se transformó a una de espanto.

 

— ¡YUICHUIRO, CUIDADO!

 

A penas les dio tiempo a girarse cuando vio como el filo de una espada atravesó la zona del estómago de Mika, dejando una gran mancha en el traje oscuro. La voz de Yuu se quedó muda y sus ojos, impactados ante la escalofriante escena. Giró la cabeza despacio hasta reencontrarse cara a cara con la sonrisa sombría de aquel noble que creyeron que estaría muerto. Gran error.

 

— Idiotas~ ¿Realmente pensasteis que podríais matar a un noble sin un arma demoníaca? Ilusos~

 

Tiró de la espada que se había quedado incrustada en el cuerpo del rubio y éste, se dejó caer en el suelo de rodillas hasta quedar completamente tumbado boca abajo. Su vista comenzaba a nublarse y se sentía jodidamente débil, ya ni siquiera parecía poder escuchar la voz de Yuichiro, quien gritaba su nombre desesperadamente.

 

— ¡MIKA! ¡NO TE MUERAS JODER! ¡MALDITA SEA! — Las lágrimas brotaban de sus ojos desconsoladamente intentando por todos los medios que no se desmayase

 

La atención del chico de cabellos azabache, volvió a su objetivo, a quien miró con un intenso odio en su mirada.

— Ohh~ — silbó el vampiro aun sonriente — tienes una buena mirada. Me gusta~

 

— ¡TE MATARÉ! ¡NO TE LO PERDONARÉ!

 

De repente, como caído del cielo, una sombra de color negro, hizo retroceder al noble unos cuantos metros de donde se encontraban Mika y Yuichiro. El de cabellos azabache miró en la misma dirección de donde provenía el ataque, viendo que finalmente Guren apareció a última hora como un héroe. Venía acompañado de otros cuantos soldados imperiales con armas malditas que se ocuparon de los demás vampiros, dejándoles vía libre para huir.

 

— ¡Oye mocoso!, ¡¿Qué haces ahí distraído?! ¡MUÉVETE! —  gritó Guren con fuerza, logrando sacar al menor de sus pensamientos

 

Como si se hubiese tratado de una descarga eléctrica, Yuichiro se apresuró a agarrar a Mika como pudo y arrastrarlo consigo en dirección a la única salida que les quedaba. Guren en cambio, se ocupó de entretener a aquel vampiro con sus continuos ataques que tan sólo podían mantener absorto por un corto periodo de tiempo. Yoichi y Kimizuki al ver que no lo conseguirían por sí mismos, corrieron a socorrerlos. Kimizuki tomó a Mika para llevarlo a cuestas mientras que Yoichi apoyó a Yuichiro en sus hombros para ayudarlo a caminar.

 

Los cuatro se movieron lo más rápido posible en dirección a Shinoa y ­­­­Mitsuba quienes los estaban esperando aguardando que no llegaran más vampiros.

 

— ¡RÁPIDO, POR AQUÍ! — gritó Mitsuba a pleno pulmón

 

Todos pasaron a toda velocidad por el boquete con cierto temor a que se derrumbase, mirando a sus espaldas cada escasos segundos por si aquellas odiosas criaturas les seguían. 

 

— Pero… ¿Y Guren? — cuestionó Yuichiro deteniéndose unos segundos, a lo que Yoichi simplemente, tiró de él para apresurarlo

 

— Estará bien, no te preocupes, ¡tenemos que salir de aquí!

 

Dudó por unos instantes, pero viendo que el muro se caería abajo, caminó todo lo rápido que sus pies le permitieron para salir. Finalmente, se encontraron con la luz del sol y el cielo azul que tanto le gustaba. Aparecieron algunos de los soldados imperiales que guiaron en dirección a uno de los coches que esperaban a la salida. Rápidamente se metieron en uno de ellos y con cuidado, tumbaron a Mika en la parte trasera del auto.

Sudaba y temblaba, y su respiración era cada vez más pesada y agitada. No habían tenido tiempo de detener la hemorragia y la herida no dejaba de sangrar por momentos.

 

— No deja de sangrar… —  Comentó Shinoa asustada al ver la escena mientras que comenzaba a retirar rápidamente la chaqueta del uniforme

 

Yoichi entretanto, se ocupó de buscar vendas y demás para poder presionar la herida. Los ojos celestes de Mika buscaban con somnolencia la figura de Yuu, como si necesitase asegurarse de que estaba bien.

 

— Yuu…chan… — emitió en un hilo de voz

 

Yuichiro se apresuró a moverse a trompicones por el coche que aún no había empezado a conducir por la carretera. El menor buscó un sitio al lado de Mika, y rápidamente le tomó de la mano más cercana para rodearla con fuerza usando las suyas. Las heridas de sus dedos se abrieron y su sangre comenzó a gotear, escurriendo por la piel del antebrazo del rubio.

 

— Qué bueno… que estás bien… — sonrió el rubio a pesar de que sentía los dedos entumecidos

 

— Mika…. Te vas a poner bien, ¿está bien? — sus cálidas lágrimas, escurrían por sus mejillas y desembocaban en el rostro del rubio

 

Poco a poco fue cerrando los ojos, sintiéndose demasiado cansado para poder permanecer despierto. Escuchaba la voz  de Yuu aclamando su nombre e implorando que se despertara pero a pesar de que deseaba permanecer con él, en esos momentos le resultaba imposible por mucho que lo intentara.

 

CONTINUARÁ~~

Notas finales:

¿Os ha gustado?

Es posible que lo reedite más adelante y cambie detalles pero por ahora me gustó como ha quedado. Acepto sugerencias y opiniones que me ayuden a mejorar mi fic.

Un besito a todos mis lectores y ya sabéis que podéis seguirme en wattpad y en facebook con el nombre:

Lauriel Byrne

 

Os quiero mucho y espero que nos leamos pronto 


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