Lulila, Lulila, al despertar, no había nada ya, lo he perdido todo, y a cambio he obtenido tiempo ilimitado. Pero, ya no queda nada de nada, tampoco está esa persona o esa chica…
Fragmento de "Whereabouts of the Miracle –CATASTROPHE" de MOTHY
— Si no tienes un lugar al que ir, ¿no te gustaría venir conmigo?
…
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Era un nuevo año escolar. Las decoraciones eran, como siempre, simplemente soberbias. El Gran Comedor, donde se llevaba no solo la ceremonia de selección, sino también el lugar donde todos los habitantes del castillo celebrarían un nuevo año escolar con un magnifico banquete.
Ese castillo era Hogwarts, y en ese lugar enseñaban a los niños como hacer magia y controlarla, un colegio de magia y hechicería. Un internado perdido en algún lugar de Escocia, escondido de las miradas indiscretas.
El castillo de, alrededor, mil años de antigüedad siempre mantenía un aspecto bastante increíble para las personas que lo ven por primera vez, alto y soberbio, con muchas torres y pasillos, muchas aulas y habitaciones, mazmorras y hasta se dice que hay calabozos. Cientos de cuartos ocultos y trampas para la gente incauta, además de pasajes secretos por descubrir.
Eso y más es Hogwarts.
Y como cada año, venían nuevos alumnos para aprender de los secretos de la magia y convertirse en magos y brujas productivos para la sociedad mágica.
El Gran Comedor estaba decorado con cientos de miles de velas flotando a unos cuantos metros sobre las cabezas de los alumnos, trayendo la suficiente luz para que todos pudiesen comer en paz, el techo, tan alto como lo que se reflejaba en él, mostraba el cielo nocturno repleto de centellantes estrellas y algunas nubes, como si en realidad no hubiese un techo. Una ilusión, o más bien, un encantamiento para reflejar el cielo nocturno.
Había también cinco mesas, una de ella estaba delante de las demás y sobre una tarima, atrás de esa mesa unos grandes ventanales que daban la imagen del oscuro bosque. En esa mesa se sentaban los profesores del castillo. Las otras cuatro mesas estaban ocupadas por los estudiantes del colegio. Niños de entre 12 y jóvenes de alrededor de 17 convivían entre sí en esas largas mesas con muchos platos, cubiertos y copas de plata estaban vacías.
Los alumnos charlaban animadamente unos con otros, platicando de sus vacaciones y saludándose luego de algunos meses de solo cartearse. Los maestros en sus sillas a la cabeza de los alumnos también tenían una amena plática, conversando sobre sus veranos o sobre la situación del mundo actual, otros tantos solamente planeaban como llevar sus clases.
Pronto se abrieron dos grandes puertas que yacían frente a los grandes ventanales. Del pasillo entraba un hombre con una túnica peculiar de color morado y un sombrero a juego, tenía una barba de chivo de color castaña clara y su cabello estaba un poco largo, algunas canas eran evidentes en él, tendría alrededor de 50 años.
Detrás de él iban un montón de niños temblorosos que, olvidando sus incertidumbres, admiraban totalmente maravillados el comedor.
El director del colegio se puso en pie. El profesor Dippet tenía un aspecto débil, con su piel pálida y ojos castaños, pero con su aspecto de viejo, con larga barba blanca y quedándose poco a poco calvo, daba un aspecto de sabiduría.
Frente a la mesa de profesores estaba un atrio dorado, adornado con un búho de alas bien abiertas en las que flotaban unas velas.
— Bienvenidos alumnos de primer año, esta es la ceremonia de selección —decía con voz fuerte y clara, sorprendente para su aspecto—, a través de ella pertenecerán a una de las cuatro casas de este colegio. Pero hay alguien mejor que yo para explicarles, así que, dejémosle hacer su trabajo.
Algunas risitas se escucharon en el silencioso comedor. El profesor de túnica estrafalaria paso al frente, justo a un escalón de la tarima donde acomodo un taburete de cuatro patas y sobre él deposito un sombrero negro ya viejo y un poco raído.
Los nuevos alumnos veían al sombrero sin comprender, hasta que todos soltaron un grito de sorpresa, ya sea en mayor o menor medida.
El sombrero se movió. Una rasgadura cerca del borde se abrió, ancha como una boca, y el sombrero comenzó a cantar:
"Hace tal vez mil años
que me cortaron, ahormaron y cosieron.
Había entonces cuatro magos de fama
de los que la memoria los nombres guarda:
El valeroso Gryffindor venía del páramo;
La bella Ravenclaw, de la cañada;
del ancho valle procedía Hufflepuff la suave;
y el astuto Slytherin, de los pantanos.
Compartían un deseo, una esperanza, un sueño:
idearon en común acuerdo un atrevido plan de estudios
para educar jóvenes brujos.
Así nació Hogwarts, este colegio.
Luego, cada uno de aquellos cuatro fundadores
Fundó una casa diferente
Para los diferentes caracteres
De su alumnado:
Dijo Slytherin: "Sólo enseñaremos a aquellos
Que tengan pura ascendencia."
Dijo Ravenclaw: "Sólo enseñaremos a aquellos
De probada inteligencia."
Dijo Gryffindor: "Sólo enseñaremos a aquellos
Que hayan logrado hazañas."
Dijo Hufflepuff: "Yo les enseñaré a todos,
Y trataré a todos por igual."
Estando aún con vida
Se repartieron a cuantos venían
Pero ¿cómo seguir escogiendo
cuando los cuatro estuvieran muertos
Y en el hoyo?
Fue Gryffindor el que halló el modo:
Me levanto de su cabeza,
Y los cuatro en mi metieron algo de su sesera
Para que pudiera elegirlos a mi manera a la primera.
Yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
No hay nada escondido en tu cabeza
Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
Dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
Donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
Ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff,
Donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
De verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
Porque los de inteligencia y erudición
Siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
Harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
Para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
Ahora ponme sobre las orejas.
No me equivoco nunca:
Echaré un vistazo a tu mente
¡Y te diré de qué casa eres!
¡Que comience la selección!" (*)
Los alumnos sentados en sus respectivas mesas aplaudieron al sombrero, y luego guardaron silencio, atentos a la selección. Los de primer año, por otro lado, solo rieron levemente, algunos con gracia verdadera, otros de nervios, pero la canción del extraño sombrero logro su objetivo, calmarlos un poco.
El profesor de túnica estrafalaria, quien se presentó ante los nuevos alumnos como el profesor de Transfiguración y jefe de la casa de Gryffindor como Albus Dumbledore, yacía de pie a un lado del taburete con un rollo de pergamino en las manos.
Con voz fuerte y clara dijo— Cuando yo los llame, deberán sentarse en el taburete y ponerse el sombrero, luego esperaran a ser seleccionados —guardo nuevamente silencio mientras la expectación flotaba en el aire.
Sin embargo los alumnos de primero que se habían relajado volvieron a tensarse, nerviosos nuevamente por la selección.
— Avery, Ayrton —nombro.
Un chico un poco más corpulento que los demás camino lentamente hacia el taburete, el profesor Dumbledore sostenía el sombrero en su mano izquierda, cuando Avery Ayrton se sentó el sombrero le fue depositado en la cabeza, unos segundos después la rasgadura del sombrero volvió a abrirse para decir en voz alta "Slytherin".
El muchacho se sacó el sombrero con un gesto de alivio y se dirigió a la mesa de color verde, su túnica, como por arte de magia, tomaba los colores de la casa de Slytherin, platas y verdes.
— BerryCloth, Waël —repitió el profesor.
Esta vez se adelantó un joven bastante delgado pero igual de alto que el anterior. Al sentarse en el taburete estuvo unos segundos más que el primero, sin embargo el sombrero abrió su rasgadura y grito "Ravenclaw". Al igual que la túnica del anterior muchacho, la suya tomo los colores de su casa, esta vez azul y bronce.
—Bythesea, Dayana.
Esta vez fue una chica de largo cabello rubio con aire tímido que fue seleccionada para Hufflepuff.
—Bones, Anna.
La chica de aspecto envalentonado fue la primera seleccionada para Gryffindor, haciendo a la mesa de los leones estallar en estrepitosos aplausos.
La ceremonia siguió, ya iban en la "R" y había ya muy pocos alumnos faltantes.
Entonces nombro el profesor el nombre "Riddle, Tom".
El muchacho con un aire de príncipe y bastante confiado camino con una envidiable seguridad hacia el taburete, como si eso hubiese sido algo que hacía a diario.
Se sentó en el taburete, y en el segundo en el que el sombrero toco su cabeza este grito "Slytherin".
La mesa dio unos cuantos aplausos, pero Tom lo noto, las miradas de sus nuevos compañeros le veían fríamente.
Sin duda era por su estúpido nombre no mágico, heredado de su padre muggle, debía aceptar ese hecho.
Sin tomare importancia se irguió y se dirigió al lugar.
Sin embargo, en ese segundo que vio hacia la mesa de profesores tuvo la visión de un ángel al que no le había prestado atención hasta ese momento.
Su cabello levemente largo, poco más largo de los hombros y sujeto por un lazo rojo en una coleta era de color blanco, pero no parecía canoso, simplemente parecía natural en esa persona, su piel era realmente blanca como el papel, y sus ojos eran de un plateado similar a la resplandeciente luna llena, su copete largo tapaba su lado izquierdo de la cara, pero veía una marca roja en su mejilla.
¿Qué hacia un ángel en el mundo humano? Fueron los ingenuos e inocentes pensamientos de Tom Riddle a los 11 años.
Y ese fue su primer encuentro con quien sería su obsesión.
Su profesor de Historia de la Magia, Allen Walker.