Los cuatro suspiraron más tranquilos, fue suerte que les hayan permitido venir los cuatro. Increíblemente el hombre que los contrató (y que al inicio fue alguien serio y atemorizante para los chicos) terminó siendo alguien relajado y echador de bromas de palabras. Un empleado acomodó a los cuatro en la oficina, dejándoles a su opción el repartirse el trabajo.
SuHo, mayor que los otros tres, se encaminó frente a un escritorio, inspeccionando con detalle. Una tableta, un par de linternas, un ventilador y un teléfono, uno que otro papel suelto o dejado allí por basura. También observó con detenimiento el cupcake que estaba allí, era de plástico, cubierto de algún extraño material rosa, con una vela y un par de ojos, esto último incomodó a SuHo porque sentía que a cada paso que daba los ojos lo seguían de un lado a otro.
Los intentos de evitar los ojos del cupcake no pasaron desapercibido para Lay, que a pesar de parecer distante con todo, tomaba nota de todo lo que sucedía a su alrededor. Él mismo vio como los ojos del cupcake seguían a su mayor y buen amigo cuando daba un paso, y así mismo como los ojos del cupcake se fijaban en él por un mínimo segundo.
Por otra parte, fuera de la habitación, se encontraba el par más infantil de los cuatro. Chen miraba a los animatrónicos haciendo muecas para intentar que estos se moviera (especialmente la gallina) con resultado fracasado. El ambiente infantil del lugar le hacía recordar su hermosa y entretenida niñez, que era como el sueño de todo niño… Pero a quién le interesa eso?
Un poco más allá estaba Tao, entusiasmado en los ingredientes de la cocina, aunque no era más que decir que tenía hambre y se moría por comer algo del refrigerador o el almacén. Tao era de esos chicos que comían, comían, y seguían comiendo sin parar, pero jamás, JAMÁS, engordaba. Un milagro materializado en piel humana.
Un campanazo se oyó e hizo que todos se reunieran en la sala de seguridad. SuHo hizo una especia de rueda en las sillas que allí habían y empezó a liderar.
-Bien, hagamos esto. Yo vigilaré las cámaras, si requiero ayuda de alguien Lay estará ahí. Mientras tanto Lay, encargate de mantener vigilado la barra de energía y el teléfono por si acaso. Chen, Tao, vigilen las puertas, aquí tienen un par de linternas que pueden serles de ayuda.- SuHo le entregó una linterna a cada uno de los porteros. -Pero no las usen seguido, nos gastan energía, y si nos quedamos sin energía será un apagón total, y algunos de ustedes cofcofChenLaycofcof son muy miedosos en cuanto a oscuridad se refiere.-
-Ah bien… Veamos…- Lay miró un segundo al reloj de pared. -Van a ser las doce, según nuestro jefe es a esta hora que se inicia el horario nocturno hasta las seis de la mañana, que es cuando nos vamos, no?-
-Según lo que mi atención captó de la charla de SooMan, sí.- Chen se encogió de hombros al no darle tanta importancia al horario. -Y es una suerte nuestra que solo estaremos una noche.-
-Oh Dios, sí. Me moriría si pasara más de una noche en vela.- Dramatizó Tao, ganando un codazo de un irritado Chen por esas palabras.
-Lo Diva lo guardas hasta que te encuentres con Baekhyun, Tao. Además, no es como si te molestara tanto estar cerca de un refrigerador inmenso, así tendrías toda la comida que quieras.- Le incriminó Chen.
-Ya dejen la pelea ustedes dos!- Exclamó harto Suho. -Chen vas por la derecha, Tao por la izquierda. Manos a la obra!- E inmediatamente después de haber SuHo dicho esto, el teléfono sonó.
-Ah, ya voy!- Lay corrió a contestar, poniéndole en alta voz. -Sí diga?-
-Hola Lay!- Chilló una voz sumamente familiar.
-Lu gege! Se te ofrece algo?- Respondió animado Lay, esto molestó un poco a Chen, pero por precaución no dijo nada.
-Oh bueno, SooMan me llamó, ya sabes, yo trabajé allí… Y quiso que les diera una especie de manual para ser guardia nocturno y sobrevivir al trabajo!- Dijo en tono alegre.
-Sobrevivir!?- Tao palidece ante cualquier riesgo de perder su lindura “natural”.
-Oh sí, ya saben. Cuando Minnie y yo estuvimos ahí los antiguos animatrónicos quisieron meternos en trajes de esos que si entras allí te mueres y eso.- Dijo LuHan veloz. Tao y Lay no entendieron, pero a SuHo y a Chen les recorrió un escalofrío. -Deben vigilar las cámaras, frecuentemente, pero les sugeriría no tardar mucho porque les gasta energía. Cuiden las puertas, Chica suele ir por la derecha y Bonnie por la izquierda. Quien esté a cargo de las cámaras, vigile de cerca a Foxy, si no lo revisan saldrá de la Cueva Pirata y vendrá corriendo por ustedes. En caso de que esto se les escape tendrán solo un par de segundos para cerrar su puerta izquierda. Y todo depende de cómo administren su energía, es valiosa, pues si se quedan sin ella Freddy vendrá tranquilamente por ustedes, y será un game over definitivo.- LuHan suspiró antes de volver a hablar. -Eso en general, Minnie y yo les deseamos muchísima suerte, sabemos por lo que pasará…-
-Espera Lu gege!- Chilló Lay. La llamada no había acabado aún, hubo un corto silencio y los quejidos de XiuMin salieron de repente.
-Chicos, los animatrónicos… Ugh, ellos puede que sigan órdenes de alguna especie de CPU, pero algo en su interior los hace oír. Ellos oyen cuando anuncian un nuevo guardia, y vendrán por ello cada vez que entre uno nuevo. Dependiendo del tiempo que se queden vendrán con lentitud, pero si es trabajo de una noche, vendrán con fuerza. Tengan cuidado, por favor.-
-Estaremos bien hyung.- Dijo SuHo. -No se saldrán con la suya.-
La llamada se corta y entonces todos empiezan a temblar en su interior.
1 a.m.
Para su grandiosa suerte, no les había aparecido ningún animatrónico.
SuHo tenía fuerza, definitivamente, para mirar atentamente los pocos movimientos del conejo y la gallina alrededor del comedor principal. El zorro había asomado su trompa por las cortinas de la Cueva Pirata que decía estar fuera de servicio. Tenía miedo de esas cosas malditas, sin duda alguna, pero no se mostraría débil ante su novio que cuidaba la puerta de la izquierda.
Lay por su lado no tenía mucho que hacer, y estaba pronto a empezar a dejar caer baba por la comisura de su boca, se estaba rindiendo ante el sueño inminente, y el silencio sofocante no lo ayudaba… Por eso era que solía estar junto a amigos tan escandalosos como LuHan, ChanYeol, Tao y su amor Chen.
Chen estaba atento, a todo puto sonido que alcanzara desde el comedor, la cocina, el escenario, la Cueva Pirata y todo otro cuarto que allí hubiera. La linterna no le era permitido usar (por el grandioso líder o más bien mandón de SuHo) para evitar el gasto innecesario de energía… Pero a veces sentía que era sumamente necesario para tener claro que no había moros en la costa.
Y Tao, bueno… Tao temblaba ante el silencio que provenía desde la misma entrada del local. Aunque creía que SuHo había decidido lo mejor, pues que en cualquier caso un animatrónico viniera a por ellos, él se encargaría por sí mismo de darle una patada en su metalizada entrepierna (que más bien se creía que era de aluminio).
Un sonido por el pasillo derecho alertó a Chen que inconscientemente dio una patada a la silla donde se encontraba su novio. Este despertó de su sueño medio despierto diciendo en un susurro.
-Quiero un unicornio…-
-Yah! SuHo revisa el pasillo derecho please.- Pidió Chen en alerta a todo lo que sucediera.
-Hmm…- SuHo miró la tablet y logró ver la incómoda y extraña posición en la que se encontraba la gallina. -Mierda Chen, aléjate de la puerta. Mantén tu cuerpo dentro de la sala de seguridad, ya!-
Chen en un acto reflejo alumbró con la linterna al pasillo, viendo como la gallina caminaba con una lentitud terrorífica hacia él, pero que poco a poco incrementaba.
-La puerta!- Gritó SuHo al ver como Chen caía de culo al suelo dentro de la sala. Lay corrió y cerró la puerta antes de poder oírse un gran y estruendoso choque contra esta.
-Dios mío!- Chilló Lay.
-Chen, revisa por la ventana que la gallina ya no esté para cuando ya no oigas nada.- SuHo tembloroso regresó su vista a la tablet y al pasarse por el pasillo izquierdo vio la caminata ambulante del conejo. -Tao!-
-A la orden capitán!- Dijo Tao en respuesta mientras se acercaba a cerrar la puerta. Igual se oyó el estruendoso choque del animatrónico contra la puerta de hierro, pero no tan estruendoso como el de la gallina.
-Mierda...- Susurró Chen al levantarse del suelo, sobándose el trasero por la caída. Tomó devuelta su linterna y abrió la puerta. -Dime Lay, que no moriré…-
-No morirás cariño, no pasará nada…- Lay se le acercó un momento, para abrazarle por la espalda.
-Nada de melosidad please!- Exclamó Tao. -Si yo no puedo joder a SuHito, ustedes no pueden andar de corazoncitos y florecitas tampoco.-
-Discúlpame entonces.- Lay alzó las manos en señal de rendición antes de volver a su puesto de espectador.
3 a.m.
Suspiraron todos al unísono, los ataque del conejo y la gallina eran muchísimos más frecuentes. Se la pasaron protegiéndose de ellos las dos anteriores horas.
SuHo gruñó frustrado, la mirada del cupcake no le ayudaba en nada. Estaba más que seguro que lo miraba, pero había decidido ignorarla para seguir su trabajo, pues parecía una cosa inofensiva. Siguió viendo las cámaras y pidió, por un momento, que Lay las viera mientras él iba al baño de la oficina (donde no corría mucho riesgo de morir dentro de un traje de metal). Lay como buen amigo aceptó.
Se quedó un rato lelo, porque ese cupcake sí que llamaba su atención, además de que la barra de energía se agotaba más rápido que antes por alguna extraña razón. Oyeron unos estruendosos pasos en el pasillo izquierdo, y una más o menos crisis nerviosa de Tao, al mismo tiempo que SuHo salía del baño. SuHo haló de Tao dentro de la oficina (que cayó al suelo justo como lo había hecho Chen) y cerró la puerta del pasillo izquierdo a gran velocidad. El golpe esta vez fue mucho más fuerte, y la cosa que estuviera ahí estaba golpeando la puerta. Unos diez segundos después se callaron los sonidos. SuHo se asomó a ver la tablet solo para encontrar al zorro caminando devuelta a la Cueva Pirata.
-Se supone que vigilarías!- Exclamó SuHo hacia Lay.
-Lamento no hacer bien mi trabajo!- Gritó en respuesta.
-Me duele el culo!- Gritó ahora Tao.
-Ya cállense maldita sea!- Gritó Chen antes de cerrar la puerta derecha y abrir la izquierda. -Se nos acaba la energía, debemos ser más cuidadosos. SuHo hyung, no te desquites con Lay. Bien podías haberme dejado a mi a cargo de las cámaras, porque ya sabes como es de despistado. Pero ya no importa, hay que seguir andando y sobreviviendo.-
5:55 a.m.
Los chicos, ya exhaustos se dieron por vencidos. Abrieron las puertas, dejaron las cámaras, y se intentaron encerrar en el baño (lástima que no pudieron porque era muy pequeño y no entraban todos) hasta que tomaron sus cosas y se arrinconaron en las esquinas de la oficina, Tao y SuHo de un lado, y Chen y Lay de otro. Ambas se empezaban a comer a besos por última vez en su vida, o quizás no si sobrevivían.
Por el pasillo se oían pasos, varios pasos, que hacían que a cada instante los chicos estuvieran más y más pálidos. Los cuatro se miraron como si no volvieran a verse, y a un par (SuHo y Lay) les empezaron a correr las lágrimas de los ojos. Los sonidos se acentuaban más y en un momento…
Todo se quedó a oscuras.
Lay se abrazó con fuerza a Chen sollozando por lo bajo, así mismo, SuHo se aferró al brazo de Tao (que a pesar de ser menor que él siempre estaría ahí para lanzar patadas ninja -como les llama SuHo a las artes marciales-). Empezó a sonar una melodía lenta, infantil, pero en ese momento, tétrica y escalofriante. Unos cuantos ojos empezaron a destellar, y a la vista de los chicos estaba más que claro que cada uno de los animatrónicos estaba allí. Sería su final y no habían podido despedirse de sus padres, de sus amigos, ni siquiera habían tenido una última noche de sexo con el amor de su vida. Una risa malévola se lograba oir de fondo de la melodía.
Pero todo se fue a la mierda cuando la luz volvió.
Los animatrónicos, desorientados, se asomaron a los pasillos viendo como una multitud de niños venían corriendo a ellos.
Ahora era su momento de sufrir.
Sip, ya eran las 6 a.m.
Los chicos victoriosos de su superviviencia en ese lugar de muerte casi segura, se acercaron al jefe y le gritaron al unísono.
-RENUNCIO!-
Y se largaron a sus casas a darse amor como debieron haber pasado la noche en lugar de haberse ofrecido a trabajar en ese horrible lugar.