Conoció a Victoria cuando ella tenía 5 años y su madre la mandó a comprar. Vió el camión de la mudanza al otro lado de la calle, y entonces la vio. Con su ya largo pelo moreno, su piel bronceada, vistiendo un pijama rosa y sujetando un muy bonito peluche.
La primera vez que habló con ella, Jade tenía casi 6 años. En realidad ella jamás pensó hablar con la morena, pero su madre la obligó -literalmente- a invitarla a su fiesta de cumpleaños y claramente no aceptó un no por respuesta.
Pero gracias a eso las chicas se hicieron muy buenas amigas. Estaban casi todo el tiempo juntas, jugando, paseando, haciendo los deberes... Siempre unidas.
Y desde ese momento, Tori siempre estuvo allí para Jade.
La morena estuvo allí cuando sus padres pelearon por primera vez, y su padre salió enfadado por la puerta, gritando que no volvería jamás.
Tori estuvo a su lado cuando llegó el primer día de clases y la pelinegra sentía que los nervios podían con ella, y a pesar de que la menor era un año más pequeña que ella, la abrazó y le dijo que seguramente todos querrían ser sus amigos.
Tori estuvo a su lado cuando suspendió su primer examen.
Tori estuvo ahí cuando ella se enamoró.
Ella estuvo cuando llegó la segunda pelea por parte de sus padres, a los 11 años. Donde su madre salió de casa y no regresó hasta dos semanas después.
Tori estuvo ahí, cuando ella experimentó por primera vez lo que era tener el corazón roto. La vio llorar a todas horas, con su estado depresivo -intentando hacer como si aquello no significase nada, por supuesto-.
Tori estuvo ahí de nuevo, cuando ella volvió con él.
La menor estuvo a su lado, cuando a la edad de 16 años sus padres decidieron que debían separarse.
Tori estuvo ahí cuando ella y Beck- como se llamaba el chico con el que estaba saliendo- volvieron a romper, como si aquello fuese el juego del gato y el ratón. Aunque ella no se quejó, solo le tendió un pañuelo y la abrazó, susurrándole que todo mejoraría.
Tori estaba alentándola, conformándola y tranquilizándola cuando llegó la hora de decidir qué quería hacer Jade con su vida.
Tori estuvo ahí cuando ella y Beck se reconciliaron, otra vez.
Tori estuvo ahí, aguantando que hablase a todas horas de Beck y todo lo que tenía que ver con él.
Tori estuvo por ella, para aconsejarle qué debía hacer cuando la pareja estaba a punto de pelear.
Tori estaba allí, a su lado, sin importar qué, dando consejos para que su relación siguiera a flote.
Tori le dio la sorpresa de ir a su apartamento, el cual estaba a casi dos horas de donde ella vivía, porque Jade le dijo que se sentía sola y algo triste.
Tori estaba allí, acostada a su lado, cuando ella dijo que Beck era el hombre de su vida. (Y claro que lo dijo a regañadientes y en un susurro casi inaudible.)
Tori estaba allí, viéndola ser feliz, a su manera, sin duda.
Tori estuvo en su ceremonia de graduación, felicitándola y susurrándole un “Nunca tuve dudas de que serías capaz de conseguirlo'.
Tori estuvo consolándola cuando terminó con Beck la siguiente vez, y la siguiente, y la siguiente a esta. Pero ella nunca objetaba nada, solo la abrazaba y le decía que todo se solucionaría, como siempre.
Tori estaba ayudándola en su mudanza cuando Beck le pidió que viviesen juntos, cargando cajas pesadas y limpiando el apartamento, siempre con una sonrisa y muchas bromas de por medio.
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Y...
Tori la felicitó cuando Jade casi gritó a través del teléfono que se casaba.
Pero...
Tori no estuvo para ella después. No cuando Jade le iba a pedir que queria que asistiera a aquella ceremonia. No estuvo para ella ayudándola con los preparativos. No estuvo para ella cuando tuvo que hablar con sus padres y hablarle de todo. No, Tori ya no estuvo más.
Porque....
Tori estaba intentando librarse de los sentimientos que tenía para ella. Ya que si, Victoria Vega se enamoró de Jade West desde que tenía 8 años y la salvó de aquellos bravucones que querían dañarla.