El centro de entrenamiento Z901, era una cápsula bastante alejada de la mansión donde está instalado a unos 20 minutos del edificio principal, estaba diseñada para aquellos que eran los “chicos desordenados” o en este caso, “descontrolados” del establecimiento. Debido a que era un lugar donde estos jóvenes dejaban hasta el suspiro de sus pensamientos usando sus habilidades sobrenaturales para desahogarse, era algo bastante normal cuando sillas, armas protegidas y diseñadas especialmente para la organización, informes y muebles pesados volaban, eran destruidos, derretidos, desintegrados por toda la habitación. En este caso, los objetos volaban sin control por toda la habitación.
.- Ah… ¿profesor Lee? – Preguntó uno de los pequeños observadores, levantando la mano sin dejar de observar el enorme huracán que se estaba realizando en frente de ellos.- ¿Es… es seguro venir aquí?
.- Claro que sí, pequeño. Estamos a salvo, él no nos podrá hacer daño…- Una silla de metal se estrelló con el enorme vitral que separaba la sala de observaciones con la sala de entrenamiento donde el muchacho, estaba dando todo su poder. El Profesor Lee apretó un botón rojo y se acercó a uno de los micrófonos con una sencilla sonrisa, como si él no estuviese asustado… podría decirse que estaba acostumbrado. Era la tercera vez esta semana que el chico era enviado a esa cápsula.- Oh SeHun, ¿qué te he dicho sobre golpear el vitral de la cápsula?
.- ¡¿Y cuántas veces le he dicho que no puedo controlarme?! – Gritó SeHun con todas sus fuerzas, colocando una cara de pocos amigos, queriendo estallar. Parecía un personaje de Dragon Ball, para ser honestos.- ¡No puedo hacerlo, profesor!
.- SeHun, practica lo que hicimos la vez pasada. Calma tus sentidos, respira profundo y pon tu mente en blanco.- El alumno cerró los ojos, haciendo caso de su profesor para tranquilizar su cuerpo, aún con las cosas volando alrededor de él.
El chico intentó inhalar lentamente y concentrarse en que el viento que poseía en su interior se detuviera y desapareciera. Movió su cabeza en un lento vaivén colocando cada mueble y computadora al suelo, lo mismo con las hojas y objetos que serían un peligro para su propia vida. Su cabello ya no estaba alborotado y todo al fin estaba en orden.
Cuando SeHun abrió los ojos, dirigió su mirada hasta su profesor junto con los otros pequeños, apoyados al vitral y mirándolo sorprendido. El adulto no tenía una sonrisa en su rostro, pero sus ojos lo transmitían todos. Sabía que debían hablar cuando la excursión de los chicos terminara. Por mientras, iba a limpiar y a ordenar con los encargados de la cápsula.
La verdad era que SeHun no era un chico problemático, no era malo con las calificaciones ni tampoco era un chico que buscaba problemas. Pero estos lo buscaban a él, cuando era solo un principiante en aquella mansión. Bueno, principiante en controlar su don, pero un experto en hacer un caos en menos de media hora.
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Oh SeHun, invitado cordialmente a la oficina del profesor, estaba sentado con un vaso de agua y un par de pastillas para el dolor de cabeza. Después de esa sesión, una jaqueca de los mil demonios atravesaba la mente y el cráneo del chico. Oh, pero eso solo era el comienzo de un pésimo día, porque el dolor no se comparaba con la conversación con su querido profesor.
.- Es la tercera vez en esta semana al que vas a la cápsula. Quebraste dos vitrales gigantes de última generación, los cuales no diré su valor. Volaste sillas de las salas de entrenamiento de otros salones e hiciste volar a más de 20 alumnos en el patio hace un par de días atrás sin hacer ningún movimiento. Lo impresionante de este informe que me enviaron desde el departamento de seguridad de “E.X.O”… es llegaste solo hace un mes y ya tienes este expediente, SeHun. ¿No estás poniendo de tu parte para controlar tu poder? – Dijo el profesor Lee Soo Man, también director de la mansión y quien financia todo el proyecto. SeHun se encogió en su asiento juntando ambas manos sobre sus piernas y sin mirarlo fijamente, sus ojos estaban en el suelo.
.- Profesor Lee, en serio me estoy esforzando, pero… es como si el viento me controla, es… demasiado poderoso para mí. Ya lo sabe, no importa de qué humor esté… solo… viene a destruirlo todo.
.- SeHun… recluto a todos los chicos con este tipo de dones todo el tiempo. Se recuperan en un mínimo de 6 meses, sin complicaciones y si gustan, siguen aquí para realizar sus estudios, hasta universitarios. Es la primera vez que me sucede algo como esto. Sé que no eres un mal chico, pero si no le tomas el peso a tu situación, creo que todos saldremos volando de aquí… de una forma bastante literal.- Dijo todo en un tono demasiado calmado para SeHun, pensaba que en algún momento explotaría. El alumno subió su mirada de miedo y decepción hasta el mayor, esperando que transmitiera aquellos sentimientos. Y fue un éxito.- Sé que estás asustado… me recuerdas la primera vez en que te vi, junto a tus padres al venir aquí. Tenías ese mismo gesto.
El más pequeño suspiró desganado. Cuando llegó aquí a pedir ayuda junto con sus padres, de ese momento había pasado solo horas en cuanto se dio cuenta de la destrucción que podía hacer. Solo bastó ir a la casa de sus tíos al lago a las afuera de la ciudad, hacerla pedazos cuando fueron a confesar su don, tacharlo de fenómeno, desatar su ira y dejar a sus mayores con graves lesiones y un trauma quizás de por vida. No quería volver a hacer lo mismo, no quería ver a su familia o a los seres que más quería, heridos o muertos por su culpa.
.- ¿Y… qué debería hacer?
.- Llamaré a refuerzos.- Dijo en un tono cómico, SeHun dejó salir una sonrisa.- No te preocupes, hijo. Vamos a arreglar esto, te haré saber cuando tenga noticias, pero por ahora concéntrate y no causes un huracán en la mansión, ¿sí?
SeHun asintió sin decir ni una palabra al respecto, su silencio de todos modos lo decía todo.
Se fue de la oficina del profesor tocando su nuca y desordenando su cabello, frustrado. SeHun en serio estaba dispuesto a mejorar para controlar mejor el viento, pero parecía que cada paso estaba mal hecho y lo hacía retroceder, como la mayoría de las cosas de las personas normales, relativamente. Solo esperaba que el refuerzo fuese lo suficientemente paciente o… que tenga seguro de vida para tratar de ayudarlo.