Prólogo.
En el misterioso universo se hallará un mundo de dos lunas y sol que no es astro, inmenso como el nuestro pero tan diverso al mismo tiempo.
El mundo de Terranium, majestuoso por donde se viese y mágico por donde se caminase, ya sean en cristalinos mares o furiosos ríos, cielos puros o tierra fértil. Los dioses hicieron el mundo perfecto para los seres perfectos, ya fuesen malignos o benevolentes, bienaventurados quienes eran terranianos.
Sus animales y sus plantas eran hermanas, pero los dioses siendo como son siempre, cada uno tuvieron sus propias mascotas para adornar su gran creación. Entre ellos como seres pensantes y supremacía sobre todos los demás se encontraban los Lycan, creaciones de la gran bestia que dormía en los cielos y cuidaba de Terranium y todo su mal; los Lycan eran guerreros protectores de cada quien se considerase terraniano, luchando y defendiéndolos de los Wargos. Su apariencia normal era lo que se consideraba “humana”, pero su forma natural era de lobos enormes.
Los wargos, malditos sean, hijos del hermano gemelo de la bestia de los cielos, pero quien era maligna y perversa su contraparte. La bestia del averno al ser vencida y encerrada por su gemelo, creó a sus hijos los wargos para que siguieran dañando a Terranium y sus habitantes; Defectuosas criaturas, parecían hienas enormes, deformes y de ojos negros que se perdían por su pelaje rasposo del mismo color.
Los Lycan siempre lograron mantenerlos en las tierras marchitas y desoladas del planeta, pero con el tiempo esos seres malignos lograron tomar más y más control de sus alrededores, hasta que desde hace poco menos de un siglo comenzaban a ser más y más peligrosos con sus grandes avances de manadas por sus alrededores.
La guerra se avecinaba, todos los Lycan de diferentes clanes y razas lo sabían, pero sólo uno de ellos quienes eran más cercanos a las tierras malditas de sus enemigos estaban empecinados en hacerles saber a esos seres quienes mandaban.
El clan Winchester era uno de los clanes más viejos y fuertes de Terranium, con leyendas sabidas de extremo a extremo y héroes recordados en canciones. A través de los años y por el último siglo han sido ellos quienes más se han enfrentado a las hienas del infierno, y si bien les han costado vidas inocentes, nunca han permitido que sus enemigos traspasen el límite con sus hordas grandes de asesinos.
John, el actual líder, había visto desde la era de su padre como la guerra se volvía más y más difícil. Ahora, con el reciente asesinato de su pareja a garras del general de los Wargos en la superficie, Alastair, sabía de antemano que debía terminarla.
Por eso veía por última vez a sus cachorros con su amor, mientras un Dean de cuatro años cargaba a su hermanito de seis meses y escuchando una historia inventada por Bobby, su asesor y mejor amigo. John dejaría de verlo como un niño, como su cachorro que era, para irlo convirtiendo en el alfa que su pueblo merecía para vencer en esta guerra.