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Jueves - BillDip por Amy Hatsune de Hamada

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Notas del fanfic:

One-Shot BillDip, basado en la cancion "Jueves" de LODVG

Notas del capitulo:

Título: Jueves

Autora: Amy Hatsune de Hamada

Pareja: Bill x Dipper

Summary: todos recordamos los atentados de Madrid ¿verdad? Aquel chico tomaba el tren cada día y siempre se lo encontraba a él, no tenía el valor ni fuerzas para hablarle, sintiéndose poca cosa para aquel desconocido “— dices que me quieres, y yo te regalo, el ultimo soplo de mi corazón.”

Aclaraciones: Gravity Falls, es propiedad de Alex Hirsch.

Advertencia: moderno AU, BillDip, basándome en jueves de la oreja de van Gogh.

 

Disfruten…

-:-:-jueves-:-:-

Marzo  2004, Madrid, España.

Salio de su casa tras despedirse de su hermana y de sus tíos, si no se apresuraba llegaría tarde a la universidad. Froto sus manos tratando de coger un poco de calor, esa mañana era un poco fría.

Dipper Pines, un joven castaño estudiante de primer año en literatura, un chico normal y corriente, aunque se veía un poco joven para sus 18 años, era un poco callado, tímido, etc. Él y su hermana mayor por 5 minutos, estaban de visita en Madrid, España donde vivían sus tíos abuelos Stanford y Stanley, todo había sido idea de sus padres, y digamos que la estadía en el lugar se alargó, ahora ambos mellizos tenían una vida ahí.

Había llegado justo a tiempo para la llegada del tren, se acomodó su bufanda y entro al transporte.

Un suspiro escapo de su garganta al sentarse en uno de los bancos de aquel vagón. Bostezo cansado, era aun de madrugada, pero quería llegar temprano a la institución, justo ese día tendrían una prueba, en cambio su hermana había decido ir más tarde.

Miro al frente, al notar que alguien ocupo el puesto frente a él. Era un joven mayor que él; rubio, tez bronceada, ojos ámbar, con vestimentas elegantes, quizá unos 19 o 20 años. Ya le conocía de antes, lo había visto antes en la universidad, más este nunca le había dirigido la mirada o hablarse siquiera.

Bill…

Bill Cipher…

Parecía colegiala enamorada, pensando en el mayor. Tenía que afrontar su realidad, jamás, jamás alguien como él se fijaría en un chiquillo de primer año de universidad.

Digo, todas las chicas se “morían” por él, tenía muchas enamoradas por ahí y por allá; además, habían chicas mucho mejores que él, él solo era un nerd, debilucho. No era nada comparado con las “tías” que estaban tras del rubio.

Empezó a juguetear con las puntas de sus dedos, sintiendo como el malestar en su estómago se esparcía, ¿eso era lo que llamaban mariposas en el estómago? Según su hermana sí.

Su hermana…

La única amiga verdadera que había tenido durante toda su vida, no sabría cómo reaccionar si algún día le pasaba algo, en aquellas fechas, varios atentados terroristas se habían dado en Madrid, sus tíos se preocupan mucho cuando alguno de los dos salía.

Volviendo a la realidad, levanto la mirada a aquel “desconocido” este mantenía su mirada fija en un pequeño libro, el mayor bostezo cansado, Dipper se encogió en su asiento, bien podría levantarse e intentar hablar con Cipher ¿verdad? La mirada ámbar del mayor se juntó con la castaña del más pequeño. Dipper se siente desfallecer, al ver aquella mirada tan penetrante, como si tuviera el poder de ver a través de tu alma. El rubio suspiro, mientras el castaño cerro los parpados lentamente, nuevamente el mayor dirige su vista al pequeño libro.

Sentía la respiración entre cortada, un nudo comenzaba a formarse en su garganta. El tren se detuvo, el castaño se levantó del banco para bajar, sabedor que había llegado a su destino.

.

.

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Ford servía la comida en cada plato, en la mesa yacía Mabel al lado de su tío abuelo Stan. Faltaban 5 minutos para las 7:00 pm. Dipper había llegado un poco temprano de lo esperado de la universidad, miraba fijamente aquel espagueti en su plato, picándolo sin muchos ánimos con el cubierto.

—     ¿Qué tal su día, niños?— quiso saber Stan

—     A mí me fue genial—sonrió Mabel—Mermando me sigue dando clases de español—

—     Genial, sobrina—felicito Ford— ¿y a ti Dipper?

—     ¿eh? Uhm, me fue b-bien… gracias por preguntar tío abuelo—sonrió el castaño

—     ¿estás bien?—pregunto su hermana—casi no has tocado tu espagueti, mira que es tu comida favorita—

—     N-no tengo mucha hambre—mintió

—     ¿te sientes bien sobrino?—pregunto Stan

—     Claro tío abuelo Stan—suspiro—solo, estoy un poco cansado… iré a dormir.

—     Te ganas eso por desvelarte anoche, levantarte temprano hoy y ni siquiera haber tomado un poco de Jugo Mabel—regaño su hermana

—     Es como beber del café y las pesadillas—dijo Stan

Dipper sonrió, levantándose de la mesa para dirigirse a su alcoba. Hace algunos años había dejado de compartir el cuarto con su hermana.

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Otro día más, el menor yacía parado la estación, esperando el tren que lo llevaría otra vez a la escuela. Acomodo su bufanda alrededor de su cuello, frotando sus manos para adquirir calor, ¿Por qué se levantó tan temprano? Ni él lo sabía, quizá porque… inconscientemente o intencional, quería volver a ver a “su compañero”

El transporte apareció casi en seguida, el castaño subió entre otras personas, se sentó en el lugar de siempre.

Ahí estaba…

Bill permanecía sentado frente a él, con un porte serio revisando un cuaderno, con el ceño levemente fruncido, y sus ojos ámbar centrados en la lectura. Las manos del castaño temblaban levemente, sentía el sudor bajar por su frente.

Trago grueso, tan solo la presencia del sujeto le hacía comportarse como idiota, el rubio elevo otra vez la mirada haciéndola chocar con la suya.

El dorado ámbar chocando contra el castaño caramelo; la respiración del menor se acelera, pero sin más… él mayor vuelve a suspirar, el más chico cierra los ojos apretando sus puños, mientras el rubio apartaba la mirada.

¿Tan cobarde era? Solo podría decirle hola y bueno… quizá luego entablar una conversación. Pero no… siguió callado, y otra vez el tren se había detenido, había llegado.

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Quizá sonara ridículo, y un poco cursi, pero el castaño llevaba todo anotado en un libro rojo, su diario, que siempre llevaba con él. Anotaba cada día que se encontraba con su “platónico” ¡jamás dejaría que nadie lo leyera! Ósea… si alguno de sus tíos o su hermana lo encontraba, moriría de vergüenza si se enteraran de su enamoramiento hacia a aquel rubio. Suspiro cansado guardando el libro en una gaveta del mueble, dejo el bolígrafo en la lapicera y se metió en su cama, enterrando la cara entre las almohadas aspirando el aroma de estas.

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Nuevo día, nuevo dolor en el cuerpo, o eso era lo que decía Stan; se levantó perezoso de su cama, arrastrando sus pies hasta entrar al baño.

Sentía como si el agua se llevara sus pesares, mojándole de pies a cabeza; dejando varios mechones de cabello pegados  a su piel.

Salio del baño, con una toalla alrededor de su cintura, hecho su cabello atrás, revelando aquella marca en su frente la osa mayor, de ahí su apodo “Dipper”

Se cambió de ropa, bajo a desayunar y se fue rápidamente.

.

.

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Al llegar a la estación, había más pasajeros de lo habitual. Entre tanta multitud se sentía como sardina o algo así.

Suspiro aliviado; al ver que los demás comenzaban a avanzar al tren. Ya adentro, nuevamente se sentó en su lugar predilecto, esta vez estaba decidido; lo había meditado toda la noche, este día, 11 de marzo, por fin le hablaría a Bill, pues… que pasara lo que tenía que pasar, ¿no?

Sintió un escalofrió recorrerle la espalda, volteo su mirada al encontrarse con Cipher entrando en aquel tren, siempre con su vestimenta elegante, sonreía levemente.

Bill se sentó como siempre, enfrente de él; el tren comenzó su marcha, Dipper suspiro, esta vez, todo sería diferente.

El bullicio de los demás pasajeros hacían que sus nervios aumentaran; el mayor seguía enfrente, y aunque el más pequeño no lo notara, este tenía su vista fija en él.

La rutina se volvía a repetir, Dipper alzaba la mirada encontrándose con los orbes dorados, el silencio reino para ellos dos.

Y entonces…

Ocurre…

Los labios de Dipper se abrieron levemente, sintiendo el nudo en su garganta; las manos le temblaban, se sentía nervioso.

—     B-Bill.

¡Ya! Listo, no podría creerlo, al fin le hablo… o al menos eso quería creer, fue como un susurro, un pequeño susurro con un hilo de voz que creía que el mayor no le escucharía.

El rubio se levantó del lugar, dios no, ¿y si lo arruino? Ahora se creía un tonto, se encogió en su lugar, sintiéndose morir de la vergüenza.

Sintió la presencia de alguien a su lado, al voltear… ahí esta él. su mirada ambarina fija en él; sonriéndole dulcemente, quiso volver a abrir sus labios pero fue interrumpido por más alto.

—     Yo no te conozco—chisto el rubio

Dipper apretó los parpados con fuerza, bajando la mirada; lo arruino ¿verdad?

—     Ya te echaba de menos—sonrió el rubio

Dipper parpadeo confundido, dirigiendo la vista al contrario.

—     P-pero… n-no me…

Bill sonrió encogiéndose de hombros, claro que lo conocía, Dipper Pines; sabía que iba a su misma universidad, le había visto antes y sin duda le dejo encantado, era un joven realmente extraordinario y muy dulce, su hermano mayor le regaño llamándole acosador, todos los días esperaba siempre el mismo tren que tomaba Dipper, solo para poder verlo.

Quizá ya estaban cerca de la institución a la que se dirigían; Dipper le sonrió igualmente, aquella sonrisa sin duda perduraría en la memoria del mayor. El más alto entrelazo sus dedos con los del menor…

Pero…

Llegaron a un túnel, la luz se fue por unos instantes, Bill sintió como Dipper daba un pequeño salto debido al apagón, apretó más su agarre en la mano del pequeño…

Un ruido ensordecedor hace que todos se sobresalten; los gritos no se hicieron de esperar, las personas empezaron a  atemorizar. Un golpe se escucha en seco, el tren quizá había impactado en algo, algunas personas cayeron al suelo.

Los gritos, algunos llantos se escuchaban… nada se miraba en tanta oscuridad…

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.

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El golpe que recibió al impactar el suelo le dolió, la luz aún seguía ausente, con sus manos busco al más alto, logrando que sus dedos acariciaran suavemente el rostro del más alto, este le sujeto la extremidad, Dipper suspiro estirándose para poder rosar con suavidad los labios del mayor, quizá un beso suave e inocente que fue correspondido por Bill.

—     T-te quiero… Dipper—susurro Bill

—     También te quiero—

Una explosión se hizo presente al igual que los gritos de las demás personas, Dipper abrazo con fuerza a Bill, negándose a aquello.

—     Te amo—susurro Dipper

“dices que me quieres, y yo te regalo el ultimo soplo de mi corazón”

Aquel día, 11 de marzo; quedo grabado en las memorias de aquellas personas cuyos familiares perecieron en aquel accidente.

 

Fin

Notas finales:

Espero que les haya gustado.

¿Reviews?

 

—     Amy-Chan

 


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