Luhan miró su agenda por última vez antes de aceptar el contrato. Como fotógrafo novato, una oportunidad como aquella era un golpe de suerte que no debía desperdiciar, pero que a él le surgiera una propuesta como aquella le daba miedo, porque recién llevaba en el mundo de la fotografía unos siete meses como para que le ofrecieran hacer algo así. Según el mánager, al modelo en cuestión le encantaron sus fotografías colgadas en su blog personal y después de mucho insistir, le dejaron contactar con él.
Que un famoso modelo se interesara en él, le ponía nervioso ¿Tan buenas eran sus fotografías como para que alguien como él se fijara en ellas? Luhan conocía de su talento para capturar el mejor momento de la mejor manera, pero tampoco pensaba que fueran tan buenas como para llamar la atención de aquel famoso modelo.
Su corazón latía con fuerza ante la idea de aceptar un trabajo con él. Según el contrato, aquello era algo temporal, era solo una sesión fotográfica que serviría de prueba y, si al modelo y a la revista en cuestión les parecía mínimamente aceptable su trabajo fotografiando modelos, entonces, le harían un contrato de larga duración. Luhan jamás había fotografiado modelos. Había hecho fotos de paisajes, animales, personas en la calle, situaciones amorosas y de pelea, incluso había fotografiado los barrios bajos tanto de china como de Corea del sur a los que había estado.
Todo lo que le llamaba la atención, lo fotografiaba, pero jamás había hecho fotos de modelos.
Era, sin lugar a dudas, una experiencia nueva que al joven chino de 25 años le llamaba muchísimo la atención y quería probar, pero ¿Y si salía mal? ¿Y si al final no le gustaba su trabajo al modelo en cuestión?
No quería decepcionar a nadie.
Incluso les contó a sus dos amigos aquella nueva oportunidad y ellos se alegraron muchísimo por él, le habían estado animando aquellas últimas horas a que dejara su miedo a un lado y aceptara la prueba que le presentaban; además, el dinero que cobraría por ello era una suma lo suficientemente grande como para pensárselo antes de rechazar la dichosa prueba. No era que le importara el dinero, pero lo necesitaba si quería irse a vivir a una casa más grande y seguir manteniéndose, que no vivía del aire.
Soltó un suspiró, sintiéndose sudar a pesar de estar a principios de diciembre, y cogió su bolígrafo azul con la mano temblorosa. Debía aceptar, era una oportunidad que no podía dejar pasar por alto. Si no firmaba, Luhan estaba seguro de que se arrepentiría el resto de su existencia; no quería vivir con remordimientos después, por lo que con pequeños temblores, llevó el bolígrafo azul al papel y firmó, dejando después el bolígrafo de un solo golpe en la mesa y se levantó respirando con fuerza, como si hubiera corrido un enorme maratón.
Lo había hecho, estaba firmado y ahora debía mandarlo a la empresa.
Iba a fotografiar a un modelo famoso. Por primera vez en su vida se le había presentado una oportunidad tan grande como aquella.
Cogió el contrato con mucho cuidado y lo guardó en el sobre, debía llevarlo a la oficina para que lo vieran y supieran que lo había aceptado, que ya no había vuelta atrás. Cogió su chaqueta, su bufanda, un gorro y guantes, guardó el sobre con el contrato en una carpeta que colocó dentro de su mochila y salió de casa, no sin antes asegurarse de coger las llaves, y cerrar la puerta. Fue hasta el coche, colocó la mochila en los asientos traseros y él se sentó en el asiento del conductor, comenzando su camino hacia la oficina y agencia de modelos y estrellas de Corea del sur.
Aquella empresa era enorme, muy conocida en toda asía; si Luhan conseguía un trabajo ahí se podía considerar el más afortunado del planeta por ello. Bueno, estudios tenía. Había hecho los estudios mínimos, tenía la universidad hecha y superada con una nota envidiable que más de uno querría tener. Luhan siempre fue un chico trabajador que, por supuesto, sabía combinar las fiestas con los estudios y las salidas con amigos o con parejas – cuando tenía -.
Hablando de parejas, actualmente se encontraba soltero, de hecho, no había tenido pareja desde hacía un año aproximadamente cuando su ahora ex novio, de origen chino como él, tuvo que viajar a su país natal. Lo último que supo de él era que había conseguido otro novio allí y que, de momento, eran felices. Bueno, Luhan no le guardaba rencor a Yixing – su ex novio – esas cosas pasaban, pero tampoco era como si le apeteciera mantener un contacto con él.
Simplemente era un bonito recuerdo en su mente.
Miró la hora en su reloj, notando que eran las seis de la tarde. Había estado casi dos horas dudando si firmar el contrato o no. Literalmente, había perdido dos horas de su vida en hacer una maldita firma, bravo Luhan, tú sí que sabes.
Cuando por fin llegó al enorme edificio de la empresa, paró el coche enfrente, salió con su mochila y lo contempló. Debía de tener, así a ojo, más de veinte plantas, quizás más de treinta. Era enorme, paredes blancas por fuera y el gran logo de la empresa SM Entertainment, junto a una entrada descomunal. Llamaba la atención si pasaban cerca, de eso estaba seguro. Entró dentro del edificio y se dirigió a la chica que se encontraba en el mostrados tecleando en el ordenador. Luhan había vivido el suficiente tiempo como para saber que la mayoría de veces que una secretaria tecleaba un ordenador y no tenía clientes, o estaba haciendo un informe o estaba jugando algún juego de ordenador.
-Esto… Hola –Llamó su atención, la chica dejó de teclear para mirarle.
-Hola, señor ¿En qué podemos atenderle? –Dijo pronunciando aquella frase educadamente, sabiéndosela de memoria de tanto hacerla.
-Bueno, debo entregar un contrato que me mandaron para firmar. –Le dijo.
-Claro ¿A quién debe dárselo?
-Bueno… Era el mánager del modelo Xiumin… -Luhan intentó recordar su nombre –Esto… Kim Jun…
-¿Al señor Kim Junmyeon? –Pronunció la mujer.
-Sí, ese. Gracias. –Le sonrió, la chica le devolvió cortésmente la sonrisa y comenzó a teclear a una rapidez asombrosa en el ordenador.
Ya quisiera Luhan teclear tan rápido, aquella mujer encima lo hacía sin mirar el teclado, sabiéndose de memoria la posición de las letras. Simplemente impresionante.
-El señor Kim Junmyeon está en la tercera planta, en su despacho –Le informó –Lo reconocerá por el nombre en una puerta grande y oscura, saliendo del ascensor mano derecha.
-Gracias por la información.
-De nada, vuelva pronto.
Luhan caminó con rapidez hasta el ascensor y tocó al botón, abriéndose las puertas al instante. Entró dentro de este y picó la tercera planta. Una vez se detuvo, salió y caminó por el pasillo derecho tal y como la mujer le había informado. Mirando puerta por puerta, comenzó así a buscar el nombre de Kim Junmyeon, mánager del modelo Xiumin a quien, por cierto, aun no tenía identificado su rostro. Luhan prefería verlo y conocerlo en persona que en foto, quería sorprenderse.
Llegó a una puerta tan oscura como las demás, sin detalles con importancia, donde en dorado estaba el nombre de Kim Junmyeon. Ahí debía ser. Con cierto nerviosismo que le revolvía el estómago, tocó tres veces a la puerta y fue recibido por la voz del mánager dándole permiso para que entrara.
-Hola, veo que has llegado, Luhan –Habló Junmyeon –Es bueno verte.
-Hola, señor Kim.
-Oh, dejémonos de formalidades, Luhan –Habló con una sonrisa suave en su rostro –Llámame simplemente Junmyeon, después de todo, si has venido hasta aquí será para traerme buenas noticias.
Luhan asintió sonriendo y sacó la carpeta donde se encontraba el contrato, entregándoselo a mano.
-Aquí tiene, Junmyeon –Habló –Lo he firmado después de leerlo entero, quiero aceptar esta oportunidad.
-No sabes lo alegre que estoy –Dijo sonriendo –Cuando se lo cuente a Xiumin saltará de alegría, ha estado llamando cada treinta minutos para saber tu respuesta, es un joven impaciente.
Luhan rió, parecía ser alguien adorable ese Xiumin.
-Bueno, entonces debo infórmate de la prueba. –Junmyeon sacó unos papeles. –Observa, será el próximo martes a las cinco de la tarde, deberá venir aquí, a la planta diez donde se encuentran las salas para fotografiar. –Le informó –Deberá hacer una serie de fotos que servirán para el calendario del próximo año. Normalmente hacemos uno con una fotografía de un modelo o actor por mes, pero Xiumin tiene tanta fama que nos han reclamado sus fans que tenga uno propio, así que serán muchos trajes y peinados ¿Entiende?
-Sí, prosiga. –Dijo hablando seriamente, metiéndose en su papel como profesional.
-Bueno, puede que estemos toda la tarde o incluso que no terminemos para el final del día, pero lo importante son las fotografías que salgan. –Habló –Siempre relacionadas con la estación, por lo que lo fotografiará desde con mucha ropa hasta solo en bóxers o bañador ¿Entiende? Queremos que capte la esencia y después sepa retocar el fondo con ordenador, si sabe a lo que me refiero.
-Sí, se lo que quiere decir.
-De acuerdo, quédese con el papel, ahí está todo. –Junmyeon le sonrió –Si eres capaz de hacerlo bien, serás el fotógrafo personal de Xiumin.
Luhan abrió la boca sorprendido, quedándose totalmente paralizado ante lo que le había dicho. Junmyeon, al ver eso, se rió divertido, para un chico como él debía de ser chocante que le dijeran algo como aquello así de repente.
-¿Cómo…?
-Como escucha, Luhan –Junmyeon le sonrió dándole algo de tranquilidad –Así lo quiere Xiumin, quiere que le fotografía una sola persona porque se siente cómodo de esa manera, y estuvo mirando fotógrafos y dio con tu blog personal. Quiere ver si eres tan buen fotógrafo como parece, quiere conocerte y ver si se lleva bien contigo. Es muy tímido ¿Sabe? Por eso quiere solo un fotógrafo.
-Ya veo…
Por lo que describía Junmyeon, aquel modelo, Xiumin, definitivamente debía de ser todo dulzura. A Luhan le habían entrado ganas de conocerle, una curiosidad insaciable que le hacía querer coger el móvil y romper una de sus reglas: No conocer el rostro de un profesional hasta conocerlo en persona y llevarse una primera impresión.
Luhan esperaba no caer en la tentación.
-Dios… No puedo creerlo –Murmuró Luhan y Junmyeon rió.
-Es una oportunidad única en la vida, Luhan –Dijo –Me alegra que haya aceptado esto, de verdad.
Luhan le sonrió y después de un corto intercambio de palabras se despidió de él aun con las piernas temblando y la curiosidad que lo carcomía por dentro, queriendo saber su rostro. Nada más salir del edificio y sentarse en su asiento en el coche, cogió el móvil con rapidez, se metió en el buscador de internet y tecleó el nombre de ‘’ Xiumin ‘’, se puso en imágenes y observó.
Era el ser más hermoso del planeta…
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Cuando observó irse a Luhan, Junmyeon cogió su teléfono móvil y llamó a Xiumin queriendo darle aquella noticia que seguro le haría saltar de alegría como nunca antes. Esperó apenas unos segundos cuando se escuchó su voz.
-¿Junmyeon?
-Sí, soy yo –Dijo –El fotógrafo acaba de irse, ya tengo su respuesta.
-¿A sí? ¡Dime! ¡Quiero saber! –Gritó, Junmyeon se rio.
-Ha dicho que sí –Le informó –Será tu fotógrafo de prueba en la sesión del martes, Minseok ¿No estás contento?
-¡Contento es decir poco, Junmyeon! –Gritó de alegría -¡Por fin podré conocer al que me hizo una foto sin querer!
Y así era, Luhan no se había dado cuenta, pero en su blog tenía una fotografía de un chico hermoso, con ropa de verano, rodeado de sus amigos y riendo en medio de la plaza de la ciudad, una fotografía que hizo hacía ya cuatro años de Minseok antes de ser famoso.
-Bueno, ahora deberás esperar ¿Crees poder o te morirás antes? –Bromeó su mánager, Minseok hizo un puchero.
-No seas así… -Dijo -¡Podré esperar! Quiero conocerle, me encantaron sus fotografías. Eran perfectas, transmitían un sentimiento distinto cada una, desde la tristeza hasta la alegría, pasando por el miedo. Quiero conocerle.
-Es un buen chico por lo que he visto.
-¿Y es guapo?
Junmyeon río.
-¿Eso importa?
-Es solo curiosidad –Dijo entre risas, pero el mánager sabía que estaba sonrojado.
-Sí, Minseok –Le aseguró –Es hermoso.