PRINCIPIOS
¿Alguna vez te has puesto a pensar en lo que hay después de morir? El si tu alma viajaría hacía otro lugar o tal vez reencarnarías en algún bonito animal como un gato o yo que sé. Personalmente me gustaría reencarnar en un Búho, ¿Por qué? Bueno porque sí.
Mi nombre es Bokuto Kotarou. Creó que los demás datos no son importantes para la historia o tal vez sí. En cualquier caso eso puede dejarse para después, como todo aquí.
Tal vez se preguntaran por qué empezar con un bonito pensamiento reflexivo que…bueno creó que todos nos lo hemos preguntado en algún momento y si no es así, de nada, por hacerte pensar en ello.
A mis 18 años de edad, con una credencial que me autoriza el poder ir a prisión nunca me lo había preguntado. Y no es porque no tenga interés en ello, se debe en mayor parte al miedo. Tan solo el imaginar que mi vida terminaría sin el haber hecho la infinidad de cosas que tengo anotadas en una infinita lista – porque olvido todo. Ya lo digo, mentalidad simple – me da pánico, hiperventilo y todas esas cosas que no narraré porque seguro tú debes ya de conocerlas y si no es así pues decidme ¿Qué esperas? Ve a hacer uso del internet que pagan tus padres.
Pero me desvió del tema, la razón de la pregunta es…bueno, en realidad no hay una razón para aquella pregunta, solo quería comenzar mostrando que no soy tan simple como todas las personas dicen, bueno, si lo soy pero no tanto.
Decir la razón por la que yo Bokuto Kotarou me encontraba a las 3:00 AM completamente desnudo en una habitación que definitivamente no era mía, -- lo sabía porque bueno… había más desorden que en la mía – no es lo importante. Lo importante aquí es el la persona que respiraba tranquilamente a mí lado. No señores, cabe aclarar que no me considero homosexual, estaba hasta hace 15 segundo completamente seguro de mi heterosexualidad, que lo mío eran las vaginas y no los penes. Pero que me desvió del tema – nuevamente --, deberán de acostumbrarse a esto del desvió del tema. Es por su propio bien, digo yo. A mí lado, sí, sí, como se podrán dar cuenta gracias a sus grandes dotes deductivos que seguramente han aprendido gracias a esos libros que son altamente recomendados por internet, estaba ni más ni menos que un chico. Sí, sí, con pene y toda la cosa, pero claro ESO NO ES LO IMPORTANTE, aquí la cuestión era “él chico”. Ni más ni menos que el grandioso felino de Nekoma, “Kuroo Tetsuro”, mi mejor amigo, mí bru, mí bro, mi oya oya, mi hermano, como sea que quieran llamarlo. El final es el mismo sin importar el nombre.
El cómo llegue a esto, bueno, es una historia larga, o, tal vez no tanto, no lo sé. En realidad solo me preocupa saber la posición en la que quede.
Continuara…