Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hey, dude bro. por Dark Haru

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hace más de años que no escribía nada, me metí al mundo del rol y me consumió, lol. Pero ya quise regresar y aprovechando que mi nueva obsesión es Haikyuu, escribí un poco de esto y aquello y quedó así, lo escribí super rápido así que ignoren lo horrible que está XDD. Ya mejoraré, realmente perdí el toque porque se me fue la costumbre, pero quizás me ponga a escribir otras historias, más largas, cortas, de otras parejas, en fin.

Me gustan muchas parejas, emparejo a todo el mundo, gggg, excepto algunos personajes que personamente no me fascinan cofPequitaslocasAsahiyDaichicof, entre otros. Pero quise empezar con estos dos porque quiero y puedo, amo a Bokuto, sí. ;__;

Notas del capitulo:

Ningún personaje me pertenece, esta historia es ficticia y no hace referencia a el manga y/o serie en emisión además del uso de sus personajes.

 

Haikyuu pertenece a Haruichi Furudate.

 


Advertencias:

 

  • Perdón por cada error en redacción u ortografía, siempre las noto luego de leer mi propia historia días después(?).
  •  
  • Si no te gusta la pareja, no lo leas, no está escrito para personas intolerantes. 
  • El autor se alimenta de sus comentarios, si te gusta o tienes alguna critica, estás invitado a escribirme(?).

Bokuto es como una fuerte ventisca en mi vida, tiene tanto control sobre mí que estoy seguro que hasta él se sorprendería si lo supiera. ¿Cuántos años han pasado ya? Once, quizás doce, bueno, once años con 11 meses y seis días de conocernos.

 

Kou siempre ha sido un chico revoltoso, exagerado y gritón, sin embargo tiene sentimientos nobles y puros, su amabilidad innata a veces llega a ser desesperante, pero eso es lo que me gusta de él, sí, me gusta ese cabeza hueca y cuando me dí cuenta de ello fue casi el fin de mi mundo.

 

Recuerdo que hasta tuve mi primera experiencia con el alcohol en un bar de mala muerte cerca de mi casa (una muy mala idea considerando que ni al exceso de cosas dulces soy tolerante), y salí del local luego de que descubrieran mi minoría de edad gritando que el trasero y los ojos encantadores de mi amigo eran la mejor cosa del mundo, y lo peor, que ser follado por esa gran polla sería mi último deseo antes de morir.

O también esa vez cuando a Bokuto se le ocurrió ir por panqueques a una tienda y aunque yo no quería fui arrastrado cual muñeco de trapo porque según él, era mi deber seguirle hasta la muerte, sí claro. El punto es que este andrajoso chico llevaba el chorreante panqueque en su boca, lamiéndolo con tanto ímpetu ni una gota de manjar caía al piso, pues su lengua se encargaba de atrapar cada gota que chorreaba incluso por sus comisuras, le miré tanto que me creyó hambriento y me coló una de esas cosas a la fuerza.

 

Ser gay no estaba dentro de mis planes, los pechos grandes y las piernas regordetas siempre habían sido un foco de atención interesante en mi diario vivir, pero cuando vi a Bokuto llorar, mi mundo se desmoronó. La chica por la que mi amigo tanto había luchado (llegando a ser bastante sonso y casi arrastrado*) finalmente había optado por rechazarle, así nada más, como si la humildad y el empeño, junto con la gran paciencia de Bokuto no hubiesen servido de nada. Todavía recuerdo las ojeras que el chico cargaba, restregando sus ojos cual niño con la cara más penosa y enternecedora que yo había visto, apoyado contra la pared sólo susurró mi nombre casi balbuceando para que me acercara y yo no dudé ni un instante en hacerlo.

Los fornidos brazos de Kōtarō se afianzaron a mi cintura con tal fuerza que un pequeño quejido escapó de mis labios, su caliente respiración contra mi cuello enviaba escalofríos por mi espalda, el roce de sus labios en mi piel (cosa sorpresiva en sus inicios años anteriores) ya no me era ajeno ni extraño, pero siempre me hacía sacar suspiros que me tragaba por orgullo. Sus sollozos me hicieron entender que el silencio era la mejor opción, de nada valía intentar animarle con palabras, la cercanía y ese tipo de abrazos siempre lograban traerle el vigor y la sonrisa otra vez, así que yo sólo envolvía mis brazos en su cuello y mis falanges de hundían en sus hebras, dando pequeñas caricias mientras sólo le decía ‘Kou-chan’ una y otra vez.

Allí entendí que no le quería ver llorar otra vez, y allí pensé: “Yo no te haría llorar nunca, porque nadie te quiere más que yo”. Qué diablos. En ese entonces teníamos quince años, han pasado casi tres años ya y Bokuto nunca más se volvió a enamorar.

 

 

Nuestra diferencia de alturas es apenas notoria, pero siempre deseé haber sido más bajo que él, sí, me dí automáticamente el puesto de abajo porque quiero y puedo. Náh, la verdad es porque me encanta que Bokuto me mime, pues a pesar de lo juguetón e inmaduro que es, su masculinidad en ciertos momentos me levanta hasta el pelo, por no mencionar otra cosa. Por ejemplo esa vez cuando miré por la ventana del salón, Bokuto estaba correteando con sus compañeros, todo sudado y empapado, rascándose la nariz mientras el sol remarcaba y hacia brillar el sudor de sus brazos y de su frente, recién se había caído y estaba por levantarse quedando justo en esa posición en la que piensas “Oh, no te levantes y deja que corra hasta allí para que me folles”; mi pene estaba tan duro que corrí al baño en cosa de segundos. Ahora que lo pienso, debería desear haber nacido siendo una guapa chica.

 

Muchas veces me he detenido a pensar qué pasaría si Kou se entera de lo que siento por él, ¿Se sentirá asqueado? ¿No querrá hablar más conmigo? Nada sería más horrible que él se alejara de mí por miedo o por asco, sé que lidiar con esto sería difícil para él; los juegos se acabarían, la diversión y la conexión de nuestras mentes y acciones se tornaría pobre y torpe, de bro a bro pasaríamos de bro a homo, yo no deseo que él me mire con decepción, sería demasiado doloroso que su sonrisa para conmigo se acabara.

 

El fin de semana estuve tan atareado por los exámenes de mitad de año que no pude aparecerme en la casa de Bokuto, 33 mensajes brillaban en mi buzón lleno de reclamos por no ir a visitarle para la revancha del juego en el que le había ganado un 105% de las veces, ciento cinco porque hasta cuando le estaba dejando ganar, perdió.

Le echaba de menos, realmente le extrañaba a pesar de verlo casi todos los días, Kōtarō se había vuelto mi necesidad de vida, tanto que ya resultaba doloroso. Seguir así llenaba mi pecho de angustia, mi apetito se reducía a tal punto que a pesar del dolor de estómago no lograba tragar bocado. Mi garganta se llena de nudos cada vez que Bokuto aparece frente a mí y es algo que ya no puedo controlar. Bokuto me saca de todos los cabales posibles.

 

Mis ojos yacen hundidos en el libro de ciencias, es domingo por la tarde y mi cabeza no logra memorizar siquiera una palabra del maldito párrafo, es como si las letras ahora me fueran totalmente desconocidas, me frustra, me molesta y me entristece saber que este fuerte e intenso amor unilateral me está destrozando la mente y el corazón, pero no quiero alejarme de Bokuto, no quiero hacerlo.

 

Kuroo Tetsuro está llorando, sí, estoy llorando y no puedo detener esto por más que quiera, las gruesas gotas empapan poco a poco las hojas sobre la mesa, las notas de mi examen están siendo destruidas por la tinta corrida, el llanto intenso no se detiene, por más que froto mis ojos con fuerza para acabar la angustia, es como si hubiese guardado esos sentimientos tristes por años, y de alguna forma así era, eran ya casi tres años (o quien sabe cuántos más) locamente enamorado de mi mejor amigo.

Siquiera el fuerte ruido de la puerta chocando contra la pared logra sacarme de mi trance, apenas si logro sentir y escuchar a Bokuto preguntarme qué sucede mientras toma mis manos entre las suyas, el agobio sólo se hace más grande ante su presencia, y es que no puedes seguir sonriendo y jugando con la persona que has amado en silencio por tanto tiempo, es imposible tener la fuerza necesaria para continuar de esa forma tan dolorosa.

 

_Dime ya que estás enamorado de mí, maldito Tetsu._ ¿Uh? ¿Había escuchado bien? Traté de arrastrarme hacia atrás para huir pero la cama estaba molestosamente cerca y el choque fue inevitable, casi cliché, mientras tanto un apresurado Bokuto se arrastró hasta mí para romper la brecha de distancia que yo había impuesto, y a pesar de no serlo, me sentí pequeño, porque los labios de Kōtarō tocaron los míos y me deshice en sus brazos en cuanto me acercó hasta él por la cintura, colándose descaradamente entre mis piernas, apretándome en la unión de nuestros cuerpos más cercana que habíamos tenido en nuestras vidas. Olía a fresas, el olor dulce de Bokuto llenó mis fosas nasales, esa maldita colonia de niños realmente le gustaba y bueno, le quedaba bien, sí.

La unión de nuestras bocas se hizo intensa, llena de choques torpes y caricias con sonidos indecentes, moviendo  nuestras cabezas con lentitud en una mezcla de salivas increíble. Pero más que nada mi pecho estaba lleno, de fulgor, de calor, de gozo y de tantos sentimientos que apenas podía expresar, no porque no quisiera, sino porque los minutos pasaban y nosotros seguíamos en lo nuestro. Él no me decía nada, pero esa mirada, esa mirada que tiene te lo dice todo.

 

Quisiera que esto durara para siempre, no sé si decírselo, quizás se le haría aburrido estar conmigo por siempre, a pesar de ello, no quisiera no tenerle, ¿Qué me queda si él no está? ¿Qué me queda si él me ha sacado de toda la oscuridad en la que antes estaba?

Bokuto besa mis mejillas, repitiéndome una y otra vez lo mucho que me ama, y yo sólo puedo aferrarme a él, diciéndole que yo también le amo, Kou sonríe y eso es encantador, porque no hay nadie más maravilloso que él, porque no importa qué diablos está pasando justo ahora y cómo todo esto llegó a. . . bueno. . . esto, aunque aún hay muchas cosas que explicar, quiero que Bokuto sepa todo lo que estoy pensando, quiero que sepa todo lo que he guardado hasta ahora y lo mucho que lo he amado todo este tiempo, ahora lo deseo más que nunca, para que nunca se vaya de mi lado. 

Notas finales:

*. Arrastrado: se usa para los hombres babosos que hacen de todo sin medir lo idiotas que están siendo porque insisten ante lo imposible(?).

 

Kōtarō - Koutaro - Kou(?). 

 

Siento que todo fue rápido XD, pero igual quise subirlo porque sí, ggg. Se siente hasta inconcluso pero bueno, ojalá les haya gustado. 

 

Comenten, grax. ¿?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).