“El hombre es el verdadero creador de su destino. Cuando no está convencido de ello, no es nada en la vida” (1)
Ryota Kise, edad; 21 años, peso; 77 Kg, estatura; 188m (2), manejaba su Nissan 300ZX a una velocidad de 320 Km/h siendo perseguido por una patrulla policial Skyline R32, quien estaba más atrás de él a sólo 250 Km/h, una tontería, si se lo preguntaban. Era tan fácil perderlo por la autopista Shuto; los túneles hacían que para él fuese pan comido (3).
A lo lejos pudo ver a quienes manejaban cerca de él, y entonces comenzó a recordar cómo había llegado hasta ese punto, y cómo había llegado a esa vida.
Hace 21 años un dieciocho de junio nació un rubio doncel (4), heredero del clan Kise, lo nombrarían Ryota que significa rey que busca el éxito con inteligencia y sabiduría (5) según las reglas de su clan, a los doce se presentó ante la sociedad como futuro consorte, su cabello largo hasta por debajo de la cintura era símbolo de su pureza y sus ojos dorados eran símbolo de fuerza y esperanza.
Hasta que un fatídico día, cuando paseaba por las calles de Tokyo cuando a lo lejos unos hombres comenzaron a seguirlo, más él por su ingenuidad no prestó atención a lo que ocurría a su alrededor, el ruido de los motores lo transportaban muy lejos de allí, en dónde era él Ryota, y no sólo un Kise que estaba envuelto entre expectativas sobre quien fuera su esposo, y lo encerrarían por siempre en la rutina de marido perfecto.
Fue demasiado tarde cuando se vio acorralado. Y ya no pudo escapar.
— Pero miren que belleza tenemos aquí—Habló uno de los hombres que lo rodeaba, su cabello gris despeinado y su sonrisa ladina, le pusieron la piel de gallina, al parecer el escapar de su hogar no fue buena idea.
— ¿Qué es lo que quieren? — preguntó asustado
— ¿No es obvio? A ti belleza— Respondió burlón aquel tipo, no sabía su nombre y sinceramente no quería averiguarlo.
— ¡Déjenme en paz!— Respondió Ryota, intentando escapar de allí ileso.
Fue demasiado tarde, su cabello fue halado con brusquedad, mientras lo arrastraban por las carreteras, nadie lo ayudo, después de todo, las leyes de Japón eran claras sobre el papel de los donceles en esa sociedad. Sólo les servían para procrear y aumentar aún más su familia, y como tal, cuando estuviesen en peligro, era porque ellos así lo habían buscado.
Pero para Ryota era diferente, según las normas de su clan, con quien tuviese su primera vez, sería su esposo para toda la vida, además que su linaje puro se llevaba de generación en generación y él al ser uno de los últimos donceles en su familia, quien aún tenía su pureza intacta, su padre buscaba presentarlo muy pronto ante la sociedad. Más él no sólo tenía 12 años. Pero eso a nadie le importó.
Cuando estuvo consciente de su situación, se hallaba sin ropa entre cajas de cartón, con diversos golpes en su rostro y la sangre escurriendo por sus labios, su cabello largo, estaba enmarañado y con restos de sangre seca y polvo del piso de dónde simplemente lo habían tirado.
El primero de ellos, y gracias al cielo, el único, fue aquel de cabello grisáceo, le dijo que se llamaba Shõgo Haizaki. Un nombre que jamás olvidaría, cuando el segundo iba a abusar de él, una patrulla policiaca los alertó y aquellos quienes habían robado lo único que tenía, salieron huyendo como los viles ladrones que eran.
Ryota, aún se pregunta cómo es que llegó a su hogar, sin desmayarse por el dolor y la impotencia que sentía. Cuando su padre Himori (6) Kise lo vio, sus palabras le hirieron más que cualquier golpe u ofensa que antes allá sentido.
— ¡Por qué has salido sin mi permiso! Y ahora ¡Mírate cómo llegas!, has ofendido nuestro apellido, ya no eres más mi hijo—
Ryota no supo cómo fue que su padre, quien muerto de vergüenza ante aquella ofensa ante su apellido, logró contactar con Haizaki, entregándole así su mano en matrimonio. Todo, por el bien del apellido.
Fueron cuatro años, después de que dejó de ser un Kise para llegar a ser un Haizaki, no era que se hubiese casado, pero él, al ser doncel, debía responder cómo se supone que debería hacerlo. Más él nunca deseo estar con Haizaki, y siempre terminaba golpeado, sobre su cama (La cuál era una pila de cartones) y con las torturas diarias que recibía.
Fue cuando conoció a Shizõ Nijimura, Haizaki, poseía dinero, por lo tanto, contrató a Nijimura como conductor de su Buffalo (7). Y fue cuando la pesadilla en la que vivía fue un poco más tranquila, puesto que Nijimura le enseño a escondidas, el manejo de los autos, su funcionamiento y los diversos tipos de arreglos que se le podían hacer a su vehículo para que cada vez fuera más rápido.
También, le habló sobre un grupo de corredores llamado “La generación de los Milagros” en dónde se hacían diversas carreras llamadas “Ilegales”. Dándole una vaga esperanza a Ryota de que había una vida, más allá de los golpes que diariamente recibía.
Un año después conoció a Kazunari Takao, quién después se convertiría en su más grande confidente y amigo. Ese día, manejaba el Comet (8) de Nijimura, cuando a lo lejos vio como un hombre golpeaba a un doncel de cabello negro y lo obligaba a entrar a un Euros (9).
A Kise no le importó que él también lo fuese, y mucho menos que estuviese manejando, simplemente freno dejando una marca de sus neumáticos sobre el pavimento. Salió corriendo salvándole de ese destino cruel.
Kazunari, le contó, que aquel hombre quien lo golpeaba salvajemente era Kiyoshi Miyaji, su prometido. Quien en el momento que Ryota le salvo, lo estaba obligando a cumplir tanto cómo su prometido, cómo doncel. Llorando así por primera vez. Kazunari le dijo que él a escondidas de su familia, hakeaba diversas cuentas de multimillonarios y los fondos los devolvía a los pobres que lo necesitaban. Algo como un Robin Hood de la era digital.
Siguieron contactándose en secreto, por medio de diversos mensajes que dejaban en los periódicos, y fue cuando la bomba estalló. Un doncel, sólo puede empezar a concebir cuando cumple los 18 años, su cuerpo sufre por diversos cambios que lo cambian ligeramente, y esa fecha se aproximaba para Ryota. Y Kazunari se escondía de Miyaji todo lo que podía, pero su padre seguía insistiendo en celebrar pronto la boda.
Y fue así que, con ayuda de Nijimura decidieron escapar, ambos habían estado trabajando en el Nissan 300ZX a escondidas, una noche, antes de que cumpliera los 18; escaparon, en busca de una nueva vida. Más esta no les sonrió desde el principio.
Tres años después Nijimura estuvo envuelto en un robo a mano armada, muriendo por un disparo al corazón, y cayendo tempestuosamente contra el pavimento. Ryota y Kazunari también estaban allí, después de un año cortaron sus cabellos y con ayuda de los conocimientos de Kazunari, adquirieron identificaciones falsas, siendo así unos hombres sin apellido.
Fue cuando una pistola de calibre 24 les apuntaba, que los conocieron. A la Generación de los milagros. Todo pasó tan rápido que ni siquiera entendieron que pasaba, fuese por el shock de ver a su amigo muerto en el suelo, o por la situación tan bizarra.
El sonido del claxon lo trajo de vuelta. Mientras una lágrima resbalaba por su rostro. No quería recordar aquella vida. Pero su ahora nueva vida era llena de mentiras y manipulaciones. Esa era la primera vez que competía en una carrera ilegal. Y esperaba que no fuera la última.