En un lúgubre y sombrío castillo un hombre esperaba la llegada de su subordinada en compañía de aquel que muy pronto oscurecería su corazón y le ayudaría a realizar todos sus planes, el hombre salió de sus pensamientos al notar como un vórtice se abría en el centro del salón donde se encontraba para ver salir de ahí a una mujer de unos treinta años de cabello largo negro unos ojos dorados vestida con un largo vestido negro escotado con un bonito y singular adorno de piedras preciosas acompañada de un hermoso jovencito de cabellos y ojos verdes cual esmeralda que ahora al haber perdido ese brillo de esperanza resplandecían por su falta de emoción alguna.
-Mi señor, ya he vuelto y traje una muy interesante visita.-
-Eso puedo verlo mi querida Hécate y ¿Quién es tu compañía?-
El joven peliverde no dejo que la hechicera contestara y él fue el que se presentó.- Mi nombre es Shun Kido caballero de Andrómeda.-
-¿A que debo la grata visita de un caballero de Athenea?
-El motivo de mi visita no tengo el más mínimo interés de contarlo de nuevo, sin embargo Hécate me aseguro que tú puedes cumplir mi pequeño y singular capricho y yo quiero saber si eso es cierto.-
-Mi querido niño yo tengo el poder de cumplir lo que tu más deseas, pero debes saber que un dios tan primitivo como lo soy yo no hace las cosas de a gratis y tengo la intención de proponerte un trato que nos conviene tanto a mi como a ti.-
-Y cuál sería el precio que tendría que pagar para obtener lo que quiero.- El singular hombre sonrió maliciosamente, al ver el interés en su visitante después de todo por boca de su hechicera sabía que este era un ser sumamente bondadoso y ahora el verlo ahí dispuesto a realizar un trato con él, un ser muy primitivo y antiguo, algo muy malo debió de sucederle como para que se encuentre en su presencia.
-Bien pues es demasiado simple, sin embargo antes deberé conocer que eres capaz de hacer para que yo te ayude.-
-Eso mi querido dios es así de simple si tú me ayudas a cambio obtendrás lo que tú me pidas, si es mi lealtad, mis servicios, mi poder o para lo que tú me quieras ocupar, tu simplemente ordena y yo lo realizare.
-Eso me parece muy interesante, tu quien eres un caballero de Athenea, estás dispuesto a darme tu lealtad y traicionar a tu diosa, y ¿si yo quisiera destruir el mundo donde tú vives me ayudarías?- El dios presto especial atención a la respuesta del caballero pues esto sería muy interesante.
-Si con eso cumplo mi deseo, lo que suceda con este mundo podría importarme menos aunque no me gustaría que lo destruyeras por completo pero si ese es el precio a pagar por tu ayuda que así sea. Respondió el joven sin emoción alguna, por lo que su interlocutor sonrió emocionado para responder:
-Interesante pero no eso no lo deseo aunque si tú quieres no lo destruyo y ya veremos qué hacer con este reino perteneciente a Athenea.-Comento mirando al joven complacido por su respuesta.-Bien lo que yo quiero de ti es algo muy útil, quiero tu poder a mi disposición.
-Si así lo deseas.- Mientras esta conversación se llevaba a cabo en la Mansión Kido todos salieron de la oficina listos para llevar a cabo el plan de aquella que era su Diosa, al estar a fuera se dispersaron y cierto caballero de cabellos azules se dispuso a buscar a su hermanito, recorrió toda la mansión más sin embargo no encontró ni rastro alguno del caballero de Andrómeda, se dirigió al cuarto que ocupara el menor en esa inmensa casona.
-¿Dónde estarás hermanito?.- Murmuro al no encontrarlo tampoco ahí cerro la puerta y se dirigió a la cama en donde se acostó y aspiro el delicioso aroma de su hermano aquel que adoraba y protegería de todos incluso de aquella a la que llamaban diosa, salió de sus pensamientos al escuchar la puerta abrirse, se levantó pensando que sería su adorado Shun, cuál fue su sorpresa al ver entrar por la puerta a ciertos caballeros, por lo que de inmediato les cuestiono:
-¿Qué hacen ustedes aquí?.- Cuestiono a lo que solo obtuvo de sus inesperados invitados la siguiente contestación:
-¿Tu qué crees que hacemos aquí?, exactamente lo mismo que tu Ikki.-
-No se supone que desconfían de mi hermano.-
-Eso mismo te decimos a ti se supone que es lo que más quieres y sin embargo también desconfías de él y accedes a participar en este absurdo complot por parte de la señorita.-
-Touche eso es cierto pero es mi hermano jamás haría algo para lastimarlo, aunque no puedo decir lo mismo de ustedes.-
-Jamás lastimaríamos a ese pequeño rayito de esperanza que representa Shun en esta familia.-
-Entonces cuento con ustedes para protegerlo.-
-Claro que si Fénix, además es absurdo que la señorita Saori desconfié del si él ha demostrado su lealtad con sangre, ha peleado por este mundo incontables veces, así que si cuentas con todo nuestro apoyo.-
-Bien.- Y así con esta contestación todos abandonaron la habitación sin siquiera sospechar que otro ser había escuchado toda la conversación que se desarrolló en el despacho y ahora en la habitación pues debía avisarle a su señor lo que Athenea tenía planeado, por lo que con esta nueva información desapareció sin dejar rastro alguno de la habitación y la mansión para dirigirse al lugar de descanso de su Dios.
En las llanuras de Alemania se alzaba majestuoso un castillo de acabados antiguos, en el salón central de aquel inmenso palacio se encontraba sentado en un imponente trono un hombre de hermosos y largos cabellos oscuros y unos penetrantes ojos azules que cual dagas afiladas y profundas cual océano esperaba impaciente la llegada de su seguidor para tener noticias de aquel que se había robado su corazón.
-Mi señor debe tranquilizarse le aseguro que pronto llegara y le traerá noticias sobre el caballero de Andrómeda.-
-Eso espero.-Comento distraídamente el dios a su joven interlocutora.-
-Ya vera que así se…- La joven no termino su frase al ver entrar en el recinto a aquel joven que su señor esperaba con tanta impaciencia, el joven de rubios cabellos y dorados ojos realizo una reverencia al hombre sentado en el trono y procedió a entregar el informe de lo que descubrió a su señor.-
-Mi señor le traigo la información que me pidió.-
-Continua, dime que información conseguiste.-
-Bien señor, lo que he de decirle no creo que le agrade, pero bien el joven Andrómeda se le declaro a su maestro y este lo acepto, una vez hecha esta declaración se dirigió a la mansión y busco a su hermano y amigos al no encontrarlo se aproximó a la oficina de su diosa para comunicarles la noticia pero escucho algo que le rompió el corazón, la señorita hablaba con el caballero dorado de Virgo y los cuatro caballeros de bronce y les ordenaba mantenerlo vigilado, a lo que los jóvenes aceptaron sin mayor reparo, el joven salió de la mansión y no ha regresado aun.-
El dios al escuchar lo que su soldado le decía fue incrementando su cosmos de manera abrupta no podía comprender como es que aquella niña ordenaba eso y aun más el caballero del Fénix lo aceptaba si se suponía que a él lo único que le interesaba era su hermano, por el bien de todos esperaba que esto tuviera una explicación.-
-Señor debe calmarse deje que termine de explicarle.- Gradualmente el dios fue bajando de intensidad su cosmos permitiendo así que su subordinado terminara de dar su informe.
-La Diosa Athena ha tomado esa medida pues no confía en su santo más joven cree que él puede traicionarla.-
-Eso es absurdo, ese joven ha demostrado serle muy fiel y amar con gran devoción a este mundo que ella jura proteger.-
-Si señor eso mismo dijeron otros caballeros al Fénix una vez que se encontraron reunidos en la habitación del más joven, al parecer el caballero del Fénix no cree que su hermano sea capaz de traicionarla al igual que otros caballeros que planean ayudar al caballero a proteger a ese joven pues representa para ellos un rayito de esperanza que no permitirán muera por las acciones de aquella a la que llaman Diosa.-
-Bien de ahora en adelante, serás una sombra en esa casa cualquier cosa que haga, diga u ordene Athena quiero saberla si esa niña le hace algo me conocerá verdaderamente.-
-Como ordene, si ese es su deseo seré una sombra de tiempo completo.-
-Eso espero y Radamantis, si es necesario ayudas al Fénix en todo lo que necesite te queda claro.-
-Si Hades-sama no dejare que le hagan daño al joven Andrómeda.- Y así con esta nueva orden desapareció para volver a la mansión donde vivía aquel que conquisto el corazón de su señor, aunque presentia que pronto todo cambiaria solo esperaba que fuera para bien y no ocurriera una desgracia.
Mientras tanto en una pequeña y singular Isla olvidada de la mano de algún Dioses se encontraba una joven que repasaba atentamente las indicaciones que le acababa de dar aquella singular persona que ella creyó no volver a ver después de la última batalla y que ahora solicitaba su ayuda y ella gustosa se la brindaría.
-Bien es hora de partir a Japón, no lo defraudare mi señor.-Murmuro la joven para dirigirse al puerto sonriendo sardónicamente al imaginar todo lo que se venía encima de Athenea.