Capítulo 2
Yo no respondí ante su saludo hipócrita, él se acercó con paso calmado y relajado. Me había negado a venir justamente por esto, la empresa que daba el evento era propiedad de la familia de Rin, por lo tanto, era obvio que me lo encontraría tarde o temprano. Lamentablemente, mi encuentro con Rin fue más pronto de lo esperado, y ahora se acercaba a mí pretendiendo que somos buenos amigos que no se veían desde hace mucho. Era incómodo, pero ante todo doloroso que pretendiera que nada había ocurrido.
-¡Tan callado como siempre Haru!-puso su mano sobre mi hombro-
-¿No deberías estar con tu familia?-aparté su mano-
-Estaba admirando la entrada, ¿No es fabuloso?-sonrió admirando el lugar-
-Uhm, sí.
-¿Vienes por Rei?
-Sí, me están esperando.
Continué adentrándome a través de ese túnel hecho de acuario, sin la necesidad y el deseo de que Rin me acompañara, siendo que así fue. Él caminaba a mi lado, me hablaba de su vida y su carrera como nadador profesional en Australia, no le escuché espetar algo sobre su vida amorosa ni lo que fue la nuestra, fue un alivio.
Mi atención la centraba en la diversidad de especies que se hallaban sobre nuestras cabezas, hasta los peces parecían burlarse de la deplorable situación en la que estaba inmerso. No importaba cuanto intentara apartarme de sus palabras, su presencia me crucificaba ante los recuerdos que volvían con el sonido de su voz, su compañía a mi lado y el frío que dejo el tacto de su mano sobre mi hombro.
Sí no me gustaba sólo debía de apartarlo o decirle que se fuera, sin embargo, continuaba caminando a su lado. Pensaba que todo el tema con él había quedado resuelto luego de volver a Japón y cortar toda comunicación, me había equivocado. Me basto con verlo frente a mí con su sonrisa altanera para revivirlo todo y darme cuenta que no había borrado los sentimientos que tenía hacia él. Odiarme a mí por idiota o a él por lo que me hizo, creo que ambas eran la respuesta a lo que pasaba ahora por mi pecho.
-¿Me estás escuchando?
-¿Ah?-modulé apartándome de mis pensamientos-
-¿Cómo te ha ido aquí?
-Bien-respondí cortante-
-Eso es bueno-hizo una pausa un tanto larga-No sabía de ti desde que te fuiste sin avisar...Suponía que estarías bien, después de todo estaban Nagisa y Rei.
-Aun así terminé encontrándote aquí, desgraciadamente-dije sin verme afectado, causando risas en él-
Me irritaba verlo reír, sentía que no se tomaba nada en serio, al igual que como lo nuestro. Pero a su vez, no podía evitar verle reír e impregnarla en mí. Era un completo idiota.
Rin continuó haciéndome preguntas, yo me limitaba a responder por simples monosílabos y no parecía afectarle, después de todo, cuando nos conocimos teníamos la misma relación donde parecía encontrar un significado más abundante en mis cortas respuestas. Aunque eso no hubiera cambiado, entre nosotros había algo nuevo que en ese entonces no existía. Una relación desastrosa.
No fue únicamente él quien aprendió de mí, a su vez, yo supe descifrar las enredadas y disparadas palabras de Rin. Las preguntas sin sentido que me hacía ahora no buscaban las respuestas de estas mismas, sino que giraban en torno a un tema mucho más profundo en el cual, seguramente, no encontraba las palabras correctas y el valor para tocarlo. Lo que pasó entre nosotros.
-¿A qué quieres llegar Rin?-quise detener sus absurdas preguntas-
Él se detuvo, yo pretendía no hacerlo, mas, lo hice y voltee a verlo. Mantenía sus manos ocultas en los bolsillos de su traje color blanco, sus ojos se mantenían pegados al suelo y sólo los elevó para enfrentarme decidido.
-¿Aún te sientes mal por lo de aquella vez?-clavó sus ojos en mí al preguntarme-
Hice una pausa antes de responder.
-No.
-Creo que no tuvimos la oportunidad de aclarar las cosas…
-No hay nada que aclarar-le interrumpí-
-Esa vez, te fuiste y no me escuchaste-
-No tengo que escuchar nada más. Todo está claro.-
Di media vuelta para seguir avanzando, no quería hablar sobre el tema, me hacía recordar el día en que fui rechazado como un juguete del cual se aburrieron. No lo escucharía otra vez, todo estaba dicho. Sin embargo, cuando me dirigía a la puerta al final del túnel él me detuvo por el brazo.
-No lo he dicho todo-aseguró-
-Se me hace tarde-insistí, intenté zafarme de su agarre pero él me sostuvo con fuerza-
Alcé mi vista hacia su rostro, tenía esa expresión de pena, lastima hacía mí. Esto se volvía más incómodo de lo que había sido hace unos minutos.
-Lamento haberte hecho eso-se disculpó-
-¿Por qué lo hiciste?-me dejé llevar por mis sentimientos-
-Sólo te vi como un perro abandonado en medio de la lluvia…eso me llevó a querer cuidarte-confesó-
Esto era demasiado, ¿Un perro abandonado? Él conocía la historia de mis padres, el haber quedado huérfano a temprana edad, crecer solo y sin compañía. No le había confiado eso para que lo utilizara como una excusa ante nuestros actos, no necesitaba la lastima de las personas, de eso tuve bastante en mi infancia.
Zafé mi brazo de un solo tirón, esta vez estaba decidido a irme de allí. Él no me dejó seguir e insistió tomándome y girándome por el hombro. Mi respuesta no fue nada dócil, aparté su brazo junto con él con un fuerte movimiento del mío, no lo esperaba y su semblante su reflejo de ello. Podía aguantar muchas cosas, fingir que no me importaban y comportarme como tal, pero cuando me veía amenazado reaccionaba.
-No me vuelvas a tocar-le advertí enfurecido-
-Haru…-intentó hablar-
-¡Déjame en paz! Tú no sabes nada de mí y no lo sabrás. Fuiste un error y así te recordaré, ahora apártate de mí, no te quiero volver a ver después de hoy-exploté-
No esperé por alguna respuesta, la entrada al salón se hallaba a sólo paso de donde me encontraba hace unos segundos. Rin no me siguió, no voltee a verlo, no obstante, no escuchaba sus pasos haciendo eco detrás mío. Sentía que mi corazón no aguantaría todo aquello de nuevo, y que escaparía por mi garganta para no sentir este desagradable y amargo sentimiento. Tuve ganas de llorar de impotencia, pero sabía controlarlo y me tragué el llanto.
Abrí la puerta del salón, dejando atrás todo ese mal pasaje en el túnel. Al entrar, las luces del evento encandilaron mis ojos, el bullicio de la gente inundó mis oídos y acabaron con el eco de las palabras de Rin y a lo lejos, vi a Nagisa buscando entre la multitud. Al verme alzó sus brazos sin tomar en cuenta la clase de evento en la que se hallaba.
Continuara...