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León de Gryffindor por Midori Uchiha Phantomhive

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Notas del fanfic:

Beta: Rohe

Disclaimer: J.k Rowling.

Prompt: Patronus.

 

Este fic participa en la "Drarry Week" del foro "El Mapa del Mortífago".

Harry se asomó desde la pared que lo cubría. Draco le hizo una señal desde el otro lado; estaba listo para atacar. El moreno tragó grueso. Todo estaba listo. Había aurores en cada esquina; el pequeño almacén estaba rodeado. Harry le hizo una seña a los compañeros que estaban escondidos con él. Contó hasta tres, suspiró y dio la señal.

El primer grupo en entrar al almacén fue el de Draco. Harry respiró agitadamente. Un segundo grupo se movilizó, acercándose al almacén. Todo estaba en silencio, extrañamente tranquilo. Aún así, el corazón de Harry latía desbocado. Algo estaba mal, su magia se lo decía.

El grupo de aurores estaba en una peligrosa redada. Al parecer un grupo de mortífagos se estaba alzando, tratando de revivir el legado del que una vez fue el mago oscuro más poderoso del mundo mágico inglés. ‎Rufus Scrimgeour, el jefe de aurores, había organizado un grupo de aurores competente para realizar las posteriores investigaciones. Los descubrimientos habían sido alarmantes. El grupo que se hacía llamar “Knights Marwolaeth”* no solo trataba de seguir los pasos de Lord Voldemort, si no que trataban de superarlo. Desde el tráfico de pociones, creaciones de terribles maldiciones, secuestro, asesinato en masa hasta terribles actos oscuros manchaban el nombre de los herederos de los mortífagos. Lo peor del caso es que cualquiera pensaría que los miembros eran los hijos de mortífagos, pero no se trataba de ellos. Draco era la prueba de ello.

El rubio, contra todo pronóstico, se había vuelto un increíble auror, rivalizando en el puesto número uno con Harry. Draco había demostrado ser leal, astuto y habilidoso en su trabajo. Al comienzo no fue fácil para Harry trabajar con el rubio: el constante trato hostil, las discusiones enardecidas, los desacuerdos en los casos comunes. Había sido muy difícil. Pero después de un castigo por parte de Rufus en donde ambos debían estar tras un escritorio sin derecho a trabajar en las calles, Draco y Harry se vieron en la imperiosa necesidad de darle una tregua a su rivalidad, trayendo consigo una inesperada amistad. Los encuentros fuera del trabajo se volvieron comunes, creando una confidencialidad en el par. Con el paso del tiempo las salidas dejaron de ser casuales para volverse predecibles y ansiadas de parte de ambos. Incluso Ron Weasley había aceptado que invitar a Harry a la madriguera equivalía que Draco Malfoy estaría junto al moreno en cada reunión. Narcissa Malfoy había dejado de ver con sospecha a Harry cada vez que su hijo lo llevaba para tomar el té, e incluso Lucius había suspirado resignado ante el inevitable futuro que le esperaba.

Su amistad se tornó sincera y verdadera. Poco después, los sentimientos de ambos se transformaron en fuertes, sinceros y románticos. Ninguno de los dos sabía cómo se sentía el otro exactamente. Ron siempre escuchaba con los ojos en blanco las veces que Harry decía que se le declararía al rubio, aunque esto no pasaba. Del mismo modo, Narcissa siempre miraba con una sonrisa burlona a su hijo cuando éste proclamaba que ese sería el día que Harry sabría de sus sentimientos, pero este tampoco se animaba. Todos sabían lo que ambos sentían, menos ellos.

Una explosión se escuchó, proveniente del almacén. El lugar custodiado comenzó a emanar un espeso humo negro. Los aurores se vieron en la obligación de usar máscaras, sugerencias de Draco al tratar con un grupo que también traficaba pociones. Harry sintió su corazón golpeando con frenesí contra su pecho. Detestaba que sus malos presentimientos se cumplieran. Harry sólo pensaba “Draco, ¿dónde estás?… Draco… Draco”. Pero no podía abandonar su posición. Si lo hacía, el plan se vendría abajo. Por lo que pudo escuchar, el segundo grupo, liderado por Ron, se adentró al lugar. Escuchaba con hechizos iban y venían.

Harry podía sentir que algo andaba mal, y estaba seguro que no era la explosión o que el enemigo hubiese iniciado fuego, era algo más personal. “Draco…” volvió a pensar el moreno. Si esto le hubiera sucedido cuando era un adolescente, se hubiese lanzado como tromba a buscar al rubio. Ahora todo era diferente: era un respetado auror en una misión donde podían haber bajas, donde su presentimiento podía cumplirse. Distinguió una luz a través del intenso humo. Desde la distancia parecía una bola azulada, pero cuando la tuvo cerca, Harry pudo ver cómo se transformaba en un majestuoso león. “Deja de estar boqueando y mueve el culo, Potter. Necesitamos ayuda”. Harry sonrió algo aliviado.

Después de dar la orden, Harry se lanzó al almacén. El resto del grupo seguía de cerca los pasos del moreno. Su formación era distinta a las dos primeras. El grupo de Ron y del rubio era la misma formación, ambos grupos debían entrar separados para cubrir todas las posibles entradas y salidas, mientras que la formación del grupo de Harry sólo se dividía en dos pequeños grupos, el 3A y el 3B. El 3A iba a la delantera liderado por Harry y el 3B en la retaguardia. Una vez dentro del recinto el caos era mayor que el que se veía desde afuera. Los hechizos zumbaban cerca de sus oídos. Pero a pesar de todo, Harry sólo tenía en mente al rubio.

r13;¡Ayudad aquí! r13;ordenó Harry al grupo 3Br13;. Busquemos al primer grupo r13;gritó el moreno.

Harry no supo en qué instante se había separado del grupo. De un momento a otro, estuvo frente a uno de Knights Marwolaeth que apuntaba a Draco a punto de gritar la maldición asesina. Harry, sin pensarlo, se lanzó para proteger al rubio, quien estaba desarmado.

Lo único que Harry lamentaba era que nunca podría saber por qué el patronus de Draco era el león de Gryffindor, justo como el rubio siempre le llamaba.

***

La redada había terminado. El líder de Knights Marwolaeth había caído y el resto había sido detenido y enviado a Azkaban a la espera de un juicio. Draco aún estaba en la habitación en la que casi recibe un avada, aferrado al cuerpo de Harry. Las lágrimas caían por sus mejillas con impotencia. Un vacío comenzaba a formarse en el pecho del rubio.

Inevitablemente, un recuerdo asaltó la mente de Draco.

r13;¿Qué haces aquí? r13;Le había preguntado Harry a Draco el primer día en la academia de aurores.

r13;Lo mismo que tú, Potterr13;respondió el rubio sin dejarse amedrentar por el moreno.

Harry no supo qué decir. Frunció el ceño y con voz muy baja susurró:

r13;Te estaré vigilando, Malfoy.

A partir de ése primer encuentro en la academia de aurores Harry y Draco no dejaron de enfrentarse y compartir por ser mejor que el otro. Los aurores a su cargo no sabían qué hacer con ellos. Fueron los primero aurores en las historia en tener las mejores calificaciones al igual que una gran cantidad de castigos en su historial.

Draco sollozó mientras miraba detalladamente el rostro de Harry. Ignorando el temblor de su mano, Draco acarició delicadamente las mejillas del moreno. Sonrió triste al recordar las veces que había terminado peleando a puño limpio en la academia. Los recuerdos comenzaron a llenar la mente de Draco sin que pudiese evitarlo.

Draco había llegado al ministerio. Ese sería su primer día como auror. Estaba nervioso, por supuesto, pero no dejaba de sentirse emocionado. Calmadamente el rubio se dirigió al ascensor pero, para su mala suerte, no lo tomó solo. Harry Potter también había entrado.

r13;Potter r13;siseó el rubio.

r13;Malfoy r13;gruñó el Gryffindor.

El viaje en el ascensor careció de dialogo. En el momento que la monótona voz de ascensor anuncio el segundo piso donde se encontraba la oficina de aurores, Harry y Draco se miraron y en un mudo acuerdo, ambos salieron disparados del ascensor. Una apuesta que habían acordado con solo mirarse a los ojos.

r13; ¡Te gané,  Potter! r13;exclamó el rubio airoso.

r13;Cállate, Malfoyr13;Había dicho Harry con el ceño fruncido.

Draco sonrió triste. A pesar de las lágrimas y el dolor que experimentaba en ese momento, no podía evitar reír por la actitud infantil que ambos tenían cada mañana al llegar al ministerio.

r13;Siempre fuiste un mal perdedor, Harry. Nunca soportaste que te ganase r13;susurró el rubio mientras miraba el rostro durmiente del morenor13;. Pero, ¿sabes? De todos los momentos que hemos vivido juntos, los que más me gustan son los de nuestras absurdas competencias. Nunca pudimos evitar retarnos, no necesitábamos palabras. Con solo mirarnos sabíamos cuál sería la siguiente competencia.  Pero hay un momento que atesoraré por siempre.

Harry y Draco estaban fuera de la madriguera. Era invierno y la nieve los volvía melancólicos.

r13; ¿Pasarás navidad con los Weasley? r13;preguntó el rubio mirando el paisaje.

r13;Tal vez. ¿Por qué? r13;respondió Harry viendo como nuevos copos comenzaban a desprenderse de cielo.

r13; ¿Quieres pasarla conmigo en la mansión? Mis padres también estarán r13;dijo el rubio apretando los labios, sabía que al moreno no le gustaba mucho estar con Lucius.

r13;Sí, no hay problema. De todas formas iría por ti, no por ellos r13;dijo el moreno con una encantadora sonrisa.

r13; ¿Por mí? r13;preguntó sorprendido el rubio.

r13;Claro, ¿por quién más?

Draco no puedo evitar la desagradable sacudida que le recorrió el cuerpo debido al llanto. Ese sin duda era su recuerdo favorito. Draco abrazó el cuerpo sin vida de Harry. Ya no podía mantener el control. Su cuerpo pedía a gritos llorar. Acababa de perder al hombre que amaba. Harry había muerto, por él, por su culpa. No había sido lo suficientemente rápido, había dudado. Por su debilidad había perdido a la persona más importante.

Ron miraba la escena con dolor, no sólo porque acababa de perder a su mejor amigo, sino porque había escuchado cada palabra del rubio; conocía su historia, sabía lo que ambos sentían el uno por el otro. Ron se acercó a Draco y colocó las manos sobre sus hombros:

r13;Vamos r13;dijo Ron con voz rota.

r13; ¡No! r13;gritó el rubio. r13;No podemos dejarlo aquí.

r13;No lo dejaremos aquí, los sanadores se lo llevaran.

r13;No quiero que se lo lleven. r13;Volvió a gritar el rubio en un mar de lágrimas.

r13;Malfoy, vamos.

r13;¡Maldita sea, comadreja! ¡Nunca le dije que lo amaba! r13;Ron sollozó al escuchar la declaración del rubior13;. Nunca se lo dije ¡Maldita sea! Nunca le dije que lo amaba, que estaba enamorado de él.

r13;Él también te amaba, estaba loco por ti. Tanto como para dar su vida por la tuya. Vamos, Draco r13;insistió el pelirrojo.

Draco se dejó llevar por Ron, derrotado. Pero antes de salir de la habitación, sacó la varita que había recuperado después del sacrifico de Harry y musitó:

r13;Expecto Patronus.

Una fina línea se disipó hasta formar un león de luz plateada. El patronus corpóreo observó a Draco, y éste podría jurar que el león le dio consuelo con la mirada. El patronus se alejó del rubio y rodeó a Harry. Le dio una última mirada a Draco y desapareció.

“Estúpido león de Gryffindor, el hechizo era para mí, no para ti” pensó con desgarrador dolor Draco antes de desaparecer del almacén.

Fin

Notas finales:

N/A: Juro que no planeaba que terminara así, de un momento a otro la historia cambio y plaff, esto fue lo que salió. Aun así me gusta. Es triste sí, pero no se me gusta.

Si no les gusta el final, tengo una hermosa propuesta, tal vez, si ustedes quieren puedo hacer otra historia en este mismo “tiempo” después de la redada en el almacén. Es que el final, a pesar de que me gusta, no me termina de convencer. Quiero darle un final o un desenlace más alegré. Ya sea que Harry en realidad no muera y viva o lo revivan, una reencarnación, algo para que al menos sepan que se aman incluso escribir como era su relación antes del trágico final. T.T porque, que dolor ni siquiera se confesaron. Por eso Ron solloza. Bueno ustedes deciden :3 háganmelo saber en sus comentarios. Estoy abierta a cualquier idea.

* Knights marwolaeth (Galés): Caballeros de la muerte.


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