Su rostro estaba magullado debido a los golpes igual que su cuerpo, nadie dijo que sería fácil tales actos y de hecho mucho se lo advirtieron, pero allí estaba, como siempre, en el último momento de la pelea sangrando, sudando, rogando a su cuerpo que soportara sólo un poco más. Unos minutos tan siquiera, era la única oportunidad que pedía.
Sehun se acerca a él rápidamente y con una esponja con agua limpia la sangre que escurría de la ceja al ojo de Tao, esa última patada alta del contrario había sido fatal, no obstante, seguía consciente. Estaba prohibido permitirse fallar, la victoria era lo único válido en ese momento. "Debes hacerlo" pensaba entre toscas respiraciones. "Algún día apostará por ti"...
-¡Sólo un poco más!- le dijo el muchacho con coloridos mechones en el cabello. Su voz se quebraba suplicante. -¡Solo un poco!
-Ya... ya lo sé- respondió Tao sentado en el parachoques de un desvalijado auto.
Alrededor se escuchaban gritos y silbidos de un público hambriento de violencia. En esta ocasión la arena actual era nada más y nada menos que un deshuesadero de autos, con llamas contenidas en barriles que iluminaban la noche que amenazaba con llover. Olía a gasolina, óxido, tierra, entre otras cosas, no obstante, lo que al ojeroso le llegaba únicamente era una esencia a colonia cara, de esas que ni su amigo ni él podrían costearse aunque se abstuvieran de comer varios años. ¿Qué atraía a la gente rica a lugares de mala muerte como ese? Quizá el dinero, o la diversión de ver a los contrincantes matarse como animales por un trozo de carne.
Aunque... sea lo que sea, a Tao le alegraba, gracias a ese motivo aparentemente invisible conoció al hombre del que estaba enamorado el cual, desde lejos, en donde la suciedad no pudiera tocarlo, observaba el espectáculo con cierta codiciosa mirada y un elegante traje Hugo Boss.
No podía decepcionarlo.
-¡Damas y caballeros!- un sujeto sobre el techo de una camioneta oscura se incorporaba con un megáfono gritando a todo pulmón-Parece que uno de nuestros peleadores está a punto de retirarse porqué esto ha sido demasiado para él, debimos meterlo con una señorita aunque creo que aún así no aguantaría...
Las burlas y provocaciones, acompañadas se objetos que volaban por el aire en su dirección, llegaban a oídos del par de amigos que se esforzaba por retomar el control. "¡Callate de una jodida vez! Le hubiera gustado responder a Sehun que no podía con la culpa que cargaba, considerando, que pudo declinar la pelea cuando tuvo oportunidad, pero al aceptarla, se abrían tantas puertas frente a ellos que sólo pensó en hacerlo y le dijo a Tao ¡Vamos!
Pero ahora su amigo estaba lastimado frente a él, escupiendo sangre y con varios moretones e inflamaciones a lo largo del cuerpo. Tenía un tiempo ya que no lo veía tan mal, sin embargo, era en este punto de la lucha en la que el chico recuperaba sus fuerzas o al menos las hacía valer.
Tras tratar un poco las heridas de la piel, Sehun respiró, era momento del desagradable ritual que lograba motivar a su compañero, se puso frente a él y con las manos en sus hombros habló.
-Ya es momento Tao, es ahora o nunca, se que tu cuerpo te dice ¡Ya basta! Y posiblemente tu mente también pero... sabemos que no va a pasar... -el peleador asintió- Recuerdas lo más importante ¿Verdad?- cuestionó.
-Sí...
-¡¿Recuerdas por quién peleas?!
-¡Sí!- gritó Tao- poniéndose de pie.
-¡¿Por quién?!
-¡Por él!- respondió finalmente caminando para enfrentarse con el contrario una vez más.
En los ojos llevaba un brillo incomparable de aquel que ha descubierto su destino; motivado por el amor a otro atesta golpes y patadas que aciertan en el objetivo letalmente sin notar que detrás, en las mejillas de Sehun, frías lágrimas se escurren y pierden gracias a la lluvia que finalmente cae del cielo ocultando sus frustraciones.
Último minuto.
Un cuerpo en el barro y Tao, triunfante una vez más, alza los brazos sobre su cabeza.