A la media noche las calles estaban oscuras y las tenues luces de los faroles alumbraban la avenida, había sido un imprudente por salir a esa hora. Sabía que debió de darse prisa y salir cuando aún había gente, pero no, se quedó más de lo debido y ahora estaba por pagar la consecuencia de su acto.
Era mu y tarde, no había más almas en aquel lugar que la de él y ese muchacho. Podía escuchar sus pasos y lo sentía cerca a pesar de llevar un par de metros de delantera. Su corazón empezó a latir tan fuerte que parecía el sonido de un tambor. Esa noche iba hacer igual que las demás, sabía que debía de darse prisa porque su vida corría un grave peligro.
Sentía miedo, su alma pendía de un hilo. No sabía con exactitud quien era aquel muchacho de capucha que lo seguía todas las noches y tampoco sabía porque lo seguía, pero tampoco había tenido el valor de mirarle a la cara y preguntárselo, ese tipo le daba muy mala espina.
—Naruto
Se detuvo en seco cuando lo escucho mencionar su nombre. Iba girar, lo iba hacer, por un segundo su corazón se detuvo, pero entonces un auto se detuvo a su lado y sin pensarlo se subió. Cerró la puerta con seguro y levanto toda la luna.
—a donde lo llevo joven?— habló amable el taxista
—Lléveme lejos de aquí por favor — respondió tratando de retomar el aliento
En cuanto el auto se puso en marcha tuvo el valor de girarse y por la luna trasera del taxi lo vio ahí parado en medio de la oscura noche, era escalofriante, no sabía cómo empezó todo, no estaba seguro exactamente cuando fue que ese sujeto lo empezó a acosar, pero ¿Por qué a él?, ¿Qué tenía de especial él?
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Pagó el taxi y salió corriendo hacia la puerta de su casa. En cuanto cerró la puerta su corazón se sintió aliviado.
—¡¿Naruto se puede saber en dónde estabas?!— Su madre estaba que echaba fuego —te he llamado ciento de veces y no respondías el teléfo…
Ni siquiera le dio el tiempo debido para terminar cuando corrió hacia su madre y se aferró a ella
—Naruto? —El ánimo de su madre cambio de pronto en cuanto sintió a su hijo temblar— ¿qué paso?
El rubio no respondió, no podía contárselo, pero tenía miedo, necesitaba su apoyo y sentir que no estaba solo. No había sentido tanto miedo desde que era un niño y tuvo aquel accidente en que los doctores le dijeron que ya probablemente no iba a volver a caminar. Pero este era un terror diferente, lo sentía a cada momento y era como un escalofrió que electrizaba toda su piel.
El timbre sonó y una sombra se vio reflejaba en el cristal de la puerta; se aferró más a su madre, estaba estrujándola, casi rompiendo su columna
—No abras por favor, no abras —hablo casi llorando
—Cariño — tomándolo de los hombro lo separo de su agarre —Todo está bien ¿a qué le tienes miedo?
—Kushina Olvide mis llaves, ábreme—decía la voz de Minato detrás de la puerta.
—Lo ves, es tu padre —se separó de él y fue abrir la puerta
—Vaya frio del demonio —se quejó el mayor y se fijó del menor—Naruto fui a buscarte a casa de Neji, pensamos que podías estar ahí —intercambio miradas con el mayor y termino por mirar al muchachito que recién había llegado, como esperando que diga algo pero no dijo nada
—Acaba de llegar —intervino su madre — ¿estás bien? —se aproximó a él
—Si... Lamento haberlos preocupado, no me di cuenta de la hora y el celular se me apagó. —se excuso
—Bueno, a menos ya llegaste a casa —participo nuevamente Minato
—Voy a mi habitación
— ¿No vas a cenar nada?
—comí algo por ahí
Luego de eso subió corriendo y se encerró en su cuarto. Mientras que en la sala sus padres se vieron preocupados por el actuar del menor, Ya llevaba tiempo desde que su actitud cambio, ya no salía con sus amigos, no comía bien, se la pasaba encerrado en su cuarto y siempre andaba distraído. Al inicio pensaron que era por lo mismo de su edad, un adolescente de 15 años suele experimentar cambios a esa edad, pero muy dentro de ellos sabían que había algo más, Naruto no era así, algo lo estaba perturbando, él era un muchacho alegre, optimista, dispuesto ayudar a todos, siempre con una sonrisa y sin pedir nada a cambio, pero ahora ya no quedaba nada de aquel muchacho.
**
Sumergido en sus pensamientos, no dejaba de pensar en aquel tipo, ¿Quién era? ¿Porque lo seguía?, la imagen de ese hombre no salía de su cabeza, esa silueta negra que se había vuelto su sombra desde hace un tiempo lo tenía muy distraído, se preguntaba que habrían visto sus ojitos azules si minutos atrás cuando le llamo por su nombre se hubiera girado a verlo, era todo un dilema, pero cada vez tenía más miedo, cada vez se aproximaba más a él, todo empezó de una manera tan simple, primero lo seguía, luego empezaron los mensajes en su celular y ahora las llamadas a su celular y a su casa. su vida se había vuelto una mezcla de esas tres cosas ¿Qué seguía después?
—Naruto
Sobresaltó en su lugar cuanto sus pensamientos se vieron interrumpidos en el momento que sintió una mano posarse sobre su hombro
—lo siento no quise asustarte
Era su madre, había entrado en su habitación para desearle buenas noches, pero lo vio de espaldas sentado sobre su cama
— ¿Qué sucede?
—Nada solo vine a darte las buenas noches cariño
Sin ganas de seguir hablando y de una manera cortante le dijo —Buenas noches.
—Buenas noches cariño —estaba por cruzar la puerta cuando se decidió hablar con él —sabes que puedes contarme lo que sea, no importa así no se trate de algo importante puedes contármelo
—lo sé
—entonces dime que te sucede
—No me sucede nada, ¿Por qué me dices eso?—decía mientras su mirada estaba en un punto fijo en la ventana
—porque hace mucho que no hablamos y estoy preocupada por ti
—por mí? — pregunto con la cabeza gacha y dándole la espalda
—has cambiado mucho, ya no eres el mismo de antes, sé que te sucede algo pero no puedo saberlo si no me lo dices
—No me pasa nada —hablo con una pequeña sonrisa en sus labios y una mirada melancólica,— solo estoy cansado, eso es todo, no tienes por qué preocuparte—se giró y le dedico una linda sonrisa, se notaba que estaba cansado
—Está bien —se resignó finalmente la mujer, se acercó a él y revolvió un poco sus cabellos—descansa… hijo —lo vio recostarse sobre la cama y arroparse bajo las sabanas, salió apagando la luz.
Sobre su cama y ya casi por quedarse dormido, sintió vibrar su celular, en la pantalla se leía un mensaje nuevo de un número desconocido.
“Buenas Noches Naruto”
continuara*