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Chelista por DarkSweetLady

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Notas del fanfic:

los personajes no son mios sino de su respectivo autor. 

Notas del capitulo:

Bueno solo espero que les guste, no quedo tan genial como lo esperaba.... 

mil disculpas por las posibles faltas de ortografía >.< 

desifrutenlo!

 

Viernes por la noche, es el día perfecto para salir de fiesta, reunirse con los amigos y liberar la tensión acumulada, debería salir, ¡Pero no! Yo Takao Kazunari, futuro médico, tengo que quedarme en casa por la regla “Tu padre y yo saldremos y tu hermana ya tiene planes, alguien debe esperar al muchacho” que impuso mi madre. Si, la peor y más absurda regla. Y yo como el “buen” hijo que soy, tengo que esperar visitas que ni siquiera son mías. Debería de estar bailando y bebiendo sin control, en su lugar tomo un paquete de palomitas recién hecho y me instalo en la sala a ver lo que sea que pasen en la televisión los viernes por la noche.

El asunto es que tengo que esperar a un tal Himuro Tatsuya, quien se quedara con nosotros porque viene como participante del encuentro de orquestas sinfónicas. Formalmente hablando este chico es invitado de mi hermana, es ella quien sigue en la dichosa orquesta como segundo violín; en su momento yo también forme parte de la orquesta como primer chelo. Mis padres y el director son buenos amigos así que siempre andan metidos en los asuntos relacionados con la orquesta.

No hay nada en la televisión y como no me dan ganas de hacer tareas me pongo a vaguear en internet desde mi celular, me da demasiada pereza levantarme por mi portátil.

Quince minutos después descubro que es una pésima idea vaguear por las redes sociales, como dije, mi familia siempre anda metida en los asuntos de la orquesta y por lo mismo la mayoría de mis amigos se mueven en ese círculo, todo está lleno de publicaciones referentes al encuentro de orquestas que inicia mañana y yo no puedo evitar ponerme nostálgico.

Dejo mi celular y vuelvo a prender la tele, en el canal donde la he dejado pasan un programa de animales marinos, no corrección, es de plantas marinas, la voz del narrador suena cansada y da pereza escucharlo, a mí me da más pereza cambiarle así que no lo hago.

Extraño los días en que yo era parte de la orquesta, cuando iba de un lado a otro para los conciertos, cuando todos mis problemas se reducían a aprenderme la nueva partitura del siguiente concierto. Extraño a Stefan, mi chelo, si, extraño muchísimo tocar. Cuando termine la secundaria tuvimos problemas para pagar algunas cuentas, la alternativa fue vender a Stefan y yo me encolericé, hice rabieta y no le hable a mis padres por dos meses, aun así lo vendieron. El director de la orquesta me ofrecía prestarme uno de los chelos con tal de que no me saliera, pero parte de mi rabieta había sido irme, lo que fue una mala decisión considerando que mi hermana Mai entró a la orquesta dos semanas después de que me salí. Mis abuelos le regalaron su violín y ella no podía esperar ni un día para comenzar sus clases.

Al año la situación de mi familia se estabilizo y todo siguió su curso, yo pasaba a segundo de preparatoria y no me ofrecieron comprarme un nuevo chelo, yo tampoco pedí uno, porque yo quería a Stefan, así de infantil como suena.

 Creo que no me lo ofrecieron porque mis notas en la escuela mejoraron un montón, como ya no tenía que gastar tiempo en otras actividades me enfoque de lleno a estudiar; y si bien mis notas no eran las mejores de la clase, eran buenas notas.

Luego me agarro la fiebre por estudiar medicina y me enfoque aún más en estudiar. Me hace falta Stefan.

El dichoso documental de plantas ha terminado y todo indica que comenzara otro igual de aburrido ¿Por qué pasan documentales en viernes? Sumerjo mi mano en la bolsa de palomitas, ya quedan pocas. Ni bien me las termino me paro a buscar mis libros, a falta de Stefan, el único consuelo que me queda son los libros, no es un gran consuelo pero es mejor a nada. Si no me hace sentir mejor por lo menos me hacía dejar de pensar en mi.

Me centre de lleno a estudiar, sin parar ni un instante a descansar hasta que me gano un bostezo, comenzaba a darme sueño, mire el reloj, las once y media de la noche ¿A qué hora piensan traer a este muchacho? Sera mejor que lo hagan pronto porque a las doce me voy a la cama, ya lo he dicho, si no llega antes que duerma en el patio.

Si claro, a los cinco minutos tocan la puerta y todo indica que tendré que cederle mi cómoda camita a Himuro Tatsuya.

Al abrir la puerta me encuentro con el director y con quien debe ser Himuro Tatsuya. El primero sonríe y agradece, un montón de formalidades; el segundo solo espera en silencio, es un chico alto, posiblemente pase del metro ochenta, cabello negro medio largo que le cubre medio rostro, sus ojos por la escaza luz no alcanzo a distinguir si son verdes o grises o bueno su ojo derecho, porque el otro queda oculto bajo su cabello, eso le da un aire enigmático y como plus un lunar adorna el ocelo visible. Vaya, vaya, es un chico apuesto. Mei se va a mear del coraje al ver lo que se perdió por irse con sus amigas. Himuro lleva un bolso de viaje colgando del hombro y a su lado la funda de… no me lo creo. Este chico toca chelo. Genial. Gracias Dios ahora sé cuánto disfrutar recalcarme mis penas.

El director se va con una sonrisa después de hacer las presentaciones, yo invito al chico a pasar.

-Disculpa la tardanza, el tren se atrasó – me dice inclinando la cabeza.

-No importa, no tenía planes de todas formas – mi tono suena molesto y no hago nada por cambiarlo, pero aún tengo que ser cortés con el invitado – Llevaré tus cosas al cuarto.

Le quito la maleta y el chelo y puedo ver en su cara un poco de preocupación, que desaparece casi al instante. Tranquilo cariño, se bien como cuidar de este bebé. Le ofrezco alguna bebida o algo para cenar, pero es demasiado tarde para eso, declina mi oferta y dice que solo quiere dormir. Excelente, también yo.

Le cedo mi cama y me instalo a un lado en el piso, apago las luces y le deseo buenas noches, pero no logro dormir.

-¿Takao-kun?

Escucho que me llama desde la cama y me giro en su dirección esperando que diga algo más.

-Si no puedes dormir en el suelo, puedes hacerlo aquí, tu cama es amplia.

-Genial, gracias.

No me lo tiene que decir dos veces. Amo mi cama y la prefiero mil veces sobre el futon, ya sea con o sin Himuro Tatsuya en ella. Me acomodo a su lado y con la poca luz que llega de la ventana puedo ver como él sonríe. Este chico no puede ser tan malo si me ha dejado mi propia cama. Ese razonamiento es absurdo pero no me entretengo mucho en ello. Me concentro más en el olor del chico frente a mí, tiene un aroma peculiar, me agrada y casi al instante caigo dormido.

Al despertar lo primero que veo es el rostro de Himuro, es una buena vista a decir verdad. Con la luz de la mañana y el rostro descubierto puedo ver que el adjetivo apuesto le queda corto, hasta yo querría salir con alguien como él.

Más que homosexual me considero bisexual, si vamos al caso he tenido más ligues femeninos que masculinos, aunque bien esto puede ser porque es más difícil encontrar chicos guapos. Mis padres aun no captan el hecho de que tire a dos lados, incluso llegaron a creer que era parte de mi rabieta.

Me levanto con cuidado de no despertarle y por problemas llamados “soy un chico con las hormonas alborotadas” lo primero que hago es meterme a la ducha para “relajarme”. Pero no contaba con que a los pocos minutos Himuro entrara también al baño, solo trae calzoncillos y lo que nos separa es un cancel de cristal que deja ver casi todo mi cuerpecito desnudo. Él ni se inmuta, ,e da los buenos días y se lava los dientes, yo siento mi cara arder de la vergüenza. La vergüenza me hace sentir estúpido, no es como si nunca hubiese visto a otro hombre desnudo, de una forma u otra, claro que el que me vieran a mí de esa manera y más un chico que acabo de conocer resulta un poco… incomodo.

“Eres un desvergonzado, no lo olvides” me digo y continuo bañándome. Incluso me dio por tararear, Himuro conoce la canción y sigue mi ritmo. Este chico me agrada. El canta, yo canto y bailamos en el baño al ritmo de una canción que no suena pero que al menos yo puedo escuchar en mi cabeza para llevar los ritmos de la letra, me da la impresión de que ocurre lo mismo en la cabeza de Himuro.

Me termino de bañar, Himuro se mete enseguida después de que salgo, es un sin vergüenza, ni siquiera duda en desnudarse frente a mí. Yo con solo una toalla cubriendo mis partes nobles me quedo en el baño, frente al espejo veo que me hace falta pasarme el rastrillo. Comienzo con la tarea de rasurarme, a mis espaldas Himuro se baña, tararea bajito una nueva canción, yo la tarareo en mi mente mientras le lanzó miradas furtivas, porque tiene un cuerpo de dios imposible de ignorar. Él se da cuenta de mi mirada así que sonría y a mí parecer se mueve más lento y más sensual, está coqueteando descaradamente y eso me encanta. De verdad me agrada este chico.

Desayunamos ligero algo que por supuesto yo prepare, no soy un as de la cocina, pero me defiendo, mi madre bromea todo el tiempo diciendo que así como cocino me casare primero que Mei. Yo también lo creo, a esa mujercita se le quema el agua. Tatsuya parece feliz con lo que he preparado, a mí me gusta saber que le ha gustado.

Lo que resta de la mañana Tatsuya se puso a practicar con su chelo y yo solo podía mirarlo con envidia tratándome de meter en la cabezota las condenadas enzimas. Estúpida 3-hidroxi-3-metil-glutaril-coA-sintetasa. Quiero tocar ese chelo. Himuro lo hace muy bien.

-¿Te gusta el chelo?

Himuro de seguro se dio cuenta de que no puedo dejar de mirar su instrumento, en el buen sentido de la palabra.

-Si bastante.

Él sonríe. No quiero ni voy a negarme, le digo que sí, y me deja su chelo. A penas me doy cuenta que extrañaba esto más de lo que imaginaba. Sentir las cuerdas en mis dedos, el arco rozándolas y produciendo melodías ahh puedo tener un orgasmo mental de solo estar tocando.

Pero el placer me dura poco, suena el teléfono y tengo que contestar con ganas de matar a quien este del otro lado de la línea. Bueno mis deseos homicidas se van cuando descubro que es mi mejor amigo al otro lado de la línea. No me lo creo, ha accedido a acompañarme al primer concierto de la orquesta. Debe necesitar algo el muy cabrón, algo que seguramente me costara mucho a mí, pero estoy desesperado porque me acompañe así que no le pregunto qué quiere a cambio, simplemente quedo en pasar por él, y él ha dicho que llega a mi casa. Conclusión: lo que sea que quiere de verdad me costara mucho conseguirlo o hacerlo.

A penas cuelgo regreso con Himuro que ha estado tocando, esta vez no le pido que me deje tocar, porque el muchacho tiene buena mano para tocar, nuevamente hablo en el buen sentido, aunque no me importaría probarlo en el malo. Ya mencione que soy un chico con las hormonas alborotadas ¿cierto?

Midorima Shintaro, mi mejor amigo, llegó después de una hora, cargaba con él todos los plotters que utilizaríamos en clase.

-¿Por qué traes todo eso Shin-chan? – le dije mientras lo dejaba pasar

-Necesito que te los quedes hasta el próximo lunes – Shin-chan es un tramposo, los usamos el próximo lunes y me va tocar pegarlos todos y son un montón, maldito cabeza de brócoli - ¿Quién es él?

Shin-chan señala a Himuro y yo hago las presentaciones. No parecen llevarse bien, aunque en realidad Shin-chan parece llevarse mal con todos, incluso a veces conmigo. AL final el muy cabeza de pasto me deja con la excusa de que surgió algo importante en casa, claro, si por importante es ir a ver a su novia, es un pésimo amigo, y todavía me echa el trabajo a mí, ya me vengare lo juro.

-Estúpido Shin-chan – reclamo en voz alta – Que le den por cabrón.

Himuro se ríe de mi rabieta, debe pensar que soy un infantil y en efecto lo soy.

-Tatsu-chan no te burles, o te tocara sufrir mis males – le amenazo y sigue riendo.

Me abalanzo contra él y peleamos o algo así, me inmoviliza bajo su cuerpo casi de inmediato, es fuerte, tiene marcados los músculos, peor de eso me di cuenta en la ducha, tiene labios bonitos, seguro debe saber besar. Se está acercando a mi rostro, quiero morder sus labios, está apunto de besarme, se escucha la puerta de la entrada y él se tumba a mi lado.

-Te gane, me debes un refresco.

Yo asiento, ¿Por qué no llegaron después? Mi madre nos manda a ponernos los trajes una vez que se ha presentado Himuro. Como supuse Mei está encantada con él, pero ni lo pienses mujercita a este lo vi yo primero. Nos cambiamos rápido, estoy nervioso por lo que casi pasa en la sala así que no puedo evitar decir broma tras broma y reír como foca retrasada, para mi suerte Tatsuya también ríe y me sigue el juego.

Antes de salir de la habitación me toma de la cintura y me besa en los labios, yo no sé qué hacer a continuación, ha durado tan poco…

-No me gusta quedarme con las ganas – Me aclara y sale de la habitación, yo tengo que respirar un par de veces antes de seguirlo.

El primer concierto va de maravilla, para mi sorpresa si ha ido Shin-chan, cuando le pregunté me dijo que ya había quedado en acompañarme y él era un hombre de palabra. Este brócoli amigo mío no es tan malo como aparenta.

La fiesta después del concierto es tal y como la imaginaba, o sea, con todos hablando de los conciertos, y de sus instrumentos y yo rezagado del grupo que antes era mi grupo platico con Shin-chan, bien eso no es tan malo, por el contrario me gusta platicar con mi amigo, con el puedo ser tan desvergonzado como quiera, no es como si él apruebe mi comportamiento, pero ha aprendido a tolerarme como yo tolero alguna de sus mañanas.

-¿Me estas poniendo atención?

La verdad no Shin-chan. Mei anda toda pegada a Himuro y me dan celos, quiero que se separe de él, que absurdo es mi hermanita y le tengo celos, bien todos tenemos complejos yo tengo varios con Mei, principalmente porque ella es una consentida y porque sigue en la orquesta. Mi consuelo es que a ella le va fatal en la escuela así que oficialmente soy el más listo de los dos. Shin-chan insiste en que no debería sentirme mejor por eso, que cada quien es como es. Él no sabe de hermanos, es hijo único, así que yo lo calló.

-Mírala Shin-chan – le digo señalando a mi hermana – se cree la gran dama por traer vestido.

-Deja tus complejos de hermano Takao – me reprende – Ella no te hace nada, eres tu el que se siente mal por lo que ella si puede hacer.

-Es injusto Shin-chan, siempre es así, le elogian todo y a mí me cargan sus deberes ¿Te conté que tuve que responderle una guía de mate? Es una malcriada.

-Si no te parece simplemente no lo hagas, déjala lidiar con sus problemas.

-Qué más quisiera, pero mi padre me regaña si no la ayudo, son unos pesados.

Así seguimos platicando, hasta que la fiesta termino, volvimos a casa aunque primero dejamos a Shin-chan en la suya. Mei sea quedado dormida por beber de más, al parecer intentaba seguirle el ritmo a Himuro, pero el hombre sigue fresco como lechuga. Yo también he bebido mucho pero tengo mi aguante.

En la habitación Himuro me ayuda a desnudarme y yo lo ayudo a él, el hombre toca mi cuerpo como si fuera chelo, nada más delicioso que sus manos sobre mi piel, sus labios sobre mis labios, y sus caderas chocando contra las mías.

Por hombres como él, es que soy bisexual, y es más me volvería homosexual completo si se trata de Himuro Tatsuya.

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La semana del encuentro se pasa volando, yo apenas la siento, miento, la he sentido mucho, y como no, con Himuro Tatsuya prestándome su chelo, y haciéndome el amor cada noche. Ahora si me importa si sobre mi cama esta ese hombre, cosas que pasan, el buen sexo y la buena música enamoran. Shin-chan insiste en decir que estoy loco.

Hoy es la última noche de Tatsuya en mi casa, tal vez por eso le pido que vaya más lento, tal vez por eso le pido que me bese, que no me suelte. Y él es gentil, y me dice que me quiere, y me besa y me complace tal como lo pide. Lo quiero mucho, y si estoy loco es por él.

Al despertar Tatsuya me besa, sus besos me encantan, tienen sabor a él. Mientras yo me alistó el toca el chelo.

-Me esperaras hasta que pueda regresar ¿verdad Kazu?

-Sabes que sí – Le sonrió – te extrañare.

-Yo igual, pero he estado pensando, en ti por supuesto, y creo que cada vez que vuelva a tocar una imagen tuya vendrá a mi mente.

-¿Qué haré yo para pensarte?

-Puedes no sé, llamarme, escuchar tu voz me vendrá bien de vez en cuando.

-Me dejaras en la ruina con lo que deberé pagar de teléfono.

Himuro puso cara de pensar, yo me lo quería comer a besos.

-Supongo que puedo regresar cada fin de semana, solo si estás dispuesto a darme posada cada que venga.

-Me parece un gran acuerdo.

Lo sellamos con un apasionado beso. 

Notas finales:

gracias por leer!! espero que les haya gustado!! 

Nos leemos!! 


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