CAPITULO I: TODO TIENE UNA RAZON Y CAMBIARE...
Los días de la escuela están llenos de alegrías y de amor y más si son correspondidos o eso pensaba el hermano mayor, había decidido confesarse al chico que le gustaba, tenía problemas, era muy tímido y algo torpe, su hermano menor era igual a él, jurarían que eran gemelos de no ser por el cabello rubio y azulado del otro; pensaba y se acomodaba sus anteojos demasiado gruesos y poco atractivos, el cómo revelar sus sentimientos, cuando fue sacado de sus pensamientos por su hermano, diciéndole que se les hará tarde si no salen de casa rápido.
Milo: (jalando a su hermano) Kardia muévete, no debemos llegar tarde o el viejo nos matara…
Kardia: (agarrando su bolso con sus cosas) no le digas así al abuelo, o se enojara y no volveré a interceder por ti…
Milo: no me importa, solo está con nosotros por obligación (se detiene) ni siquiera nos presta atención.
Kardia: (lo voltea y lo abraza) debes darle una oportunidad, cuando fallecieron nuestros padres el abuelo tuvo que volver a tomar el mando de todo, hasta que tú y yo seamos capaces de hacerlo.
Milo: (aleja a su hermano) mejor dicho tu estarás a cargo, eres el mayor y el más apto para todo (empieza a caminar) yo hare otra cosa.
Kardia: (sonriendo y caminando a su lado) pero siempre estaremos juntos, te apoyare en lo que decidas hacer, al menos no te metas en problemas por un tiempo y convenceré al abuelo.
Milo toma la mano de Kardia y reinician su carrera a la preparatoria, una vez ahí cada quien se dirigió a su salón correspondiente, Milo era de primer año y Kardia de tercer año, en su hora de descanso Kardia veía a lo lejos al chico que le gustaba, le costó mucho darse cuenta de sus sentimientos y más por el simple hecho de ser hombres; tomo aire y fue decidido a él.
Milo estaba en la misma situación, fue hacia su compañero y le pidió hablar a solas; mientras en la empresa de Scarlet Needle, se encontraba un hombre de apariencia demasiado intimidante, ya habían pasado 8 meses desde que su hijo y nuera murieran en un maldito accidente, lucho contra los oportunistas que veían a sus nietos como una mina de oro; leía con detenimiento cada documento, nada pasaba desapercibido para él, podía decirse que tenía casi a toda Grecia bajo su control y con contactos en el extranjero igual de poderosos; a Milo y Kardia los tenia vigilados con discreción, era lo único que tenia de su amado hijo y no deseaba perderlos.
Sage salió de la empresa con calma, subió a su auto y tomo el teléfono celular y marco el número de los vigilantes de sus nietos y preguntando si todo estaba bien, se sorprendió mucho al escuchar que Kardia y Milo estaban en casa desde el mediodía. Le pidió a su chofer que lo llevara a casa y rápido. Al llegar se percató que sus nietos se encontraban mal, deprimidos y sin esperanza alguna.
Sage: (se sienta en el sillón de frente) ¿Qué sucede?
Kardia: (abrazando a Milo) nada, solo…
Milo: (conteniendo el llanto) es raro que tú estés aquí, de seguro te llamo el director por salirnos de la escuela (parándose) te preocupa más eso o el qué dirán.
Sage: (cruza sus brazos y con voz firme) Milo siéntate, además saben de sobra que me vale un maldito comino lo que piensen otras personas, les he preguntado que paso y no lo repetiré de nuevo.
Kardia: (soltando un suspiro) mal de amores, abuelo es eso y nada más, (vuelve a soltar otro suspiro) fuimos rechazados y ya, somos tan invisibles.
Sage: (levantando una ceja y fijando su mirada en ambos chicos) ¿eso fue todo?
Milo: (aprieta el puño) para ti no es nada, para mi hermano y para mí fue doloroso…
Sage: (se levanta y con porte rígido) díganme los nombres y cambiare su decisión.
Kardia: (mira con tristeza) abuelo, Milo y yo pensamos en otra cosa, si no te has dado cuenta somos nosotros lo del problema.
Sage: (observa a sus nietos y confundido) yo no veo nada malo en ustedes.
Milo: (relajando su expresión) abuelo, míranos bien, tenemos apariencia de ñoños y estos antejos son muy gruesos, ni hablemos de nuestro cabello, nuestra personalidad es muy cohibida y torpe.
Sage: (pone una mano en su cabeza) la apariencia no es todo, ustedes son muy brillantes y eso es mucho más valioso (los ve a los ojos) hay otra cosa que los preocupe, díganme ¿qué es?
Kardia: desde cuando nos tienes vigilados, nos percatamos de esos hombres en la mañana y fingimos demencia (se recarga en el hombro de Milo) ¿y bien?
Sage: (sorprendido y fingiendo demencia) ¿ah? No sé de qué hablan.
Milo: (quitándose sus anteojos para limpiarlos) no finjas, nosotros hicimos lo mismo y nos dimos cuenta que nos seguían, por un momento pensé que nos querían secuestrar.
Sage: (resignado y sonriendo) desde hace meses, son lo único que tengo en este mundo, no soy bueno demostrando mis sentimientos pero así puedo trabajar sintiéndome tranquilo.
Kardia: (pone ambos manos en su regazo) abuelo, te pediremos un favor y espero que lo cumplas.
Sage: (rostro serio) no prometo nada, eso depende de que sea.
Kardia: (sonriendo levemente) claro que lo harás, deseo cambiar mi entorno y lo que soy.
Milo: (levanta las mano de felicidad) pienso igual que Kardia, ya no soporto esta melena dorada y estos anteojos.
Saga: (riéndose de la situación) Milo, estamos de este lado, ponte tus anteojos o terminaras por lastimarte.
Milo: (haciendo lo que le dijeron) maldición, como decía vamos a cambiar.
Sage: (tomando su teléfono) se quién será la persona adecuado para esto, y otra cosa más…
Milo: (agacha su cabeza y con voz débil) la hay, te preocupamos y eso me alegra mucho, me portare bien por un tiempo.
Sage: (marcando el numero) me conformare con que no intentes volar el jardín entero (escuchando el sonido del teléfono) odio que me hagan esperar, contesta rápido con un carajo.
Kardia y Milo lo veían entre risa y preocupación, sabían que su abuelo no era nada paciente y su temperamento era algo volátil, ellos dos eran lo contrario a él, tímidos y muy amables, nada destacados en apariencia, cambiarían para convertirse en todo un Amethyst y ya no dejarse pisotear por nada ni por nadie, nietos de un hombre poderoso y estricto capaz de usar sus influencias para conseguir lo que sea.
Milo y Kardia vivieron fuera de su país por dos años, era hora de volver a casa y continuar con sus estudios, Milo escuchaba música y Kardia leía la universidad más adecuada para Milo y él; ninguna lo convencía y su abuelo les preguntaría en cual universidad para inscribirlos, observo a su hermano en la luna, ingresaría al primer año y su carrera definida era la arquitectura, tiro los papeles y tomaría la que fuera. Milo estaba atento a todo lo que hacía su hermano, estos dos años los cambiaron por completo y agarro una de las hojas que tiro Kardia.
Milo: (sonriendo de lado) el abuelo se enojara si ensucias su bendito avión privado (haciendo bolita la hoja y se la arroja) buena atrapada.
Kardia: (tira la bola y rostro serio) Milo, no fastidies, tengo más cosas importantes por hacer, ninguna universidad estará a nuestro nivel, mejor vayamos de regreso a Inglaterra o Estados Unidos esta vez para variar (mirando de reojo a Milo) ¿Qué opinas?
Milo: (le enseña su lengua) tonto, olvidas que el abuelo quiere enseñarnos el negocio familiar, la farmacéutica, la exportación e importación y quien sabe que tantos cosas más… (Inclina más el asiento) en una hora aterrizaremos y ya sabemos que universidad vamos a ir.
Kardia: (viendo por la ventanilla) lo olvide, ellos nos estarán esperando, el abuelo y sus ideas locas (sonriendo de lado) regresar a casa.
El avión aterrizo y una limusina negra estaba esperándolos y dando el mensaje que el señor Sage tuvo una junta de negocios y no podía posponerla, Kardia se subió sin más y Milo le siguió, veían atrás ves de sus ventanas el cambio poco o mucho de algunas calles, incluso du mansión estaba remodelada, entraron y se dirigieron a sus habitaciones, más grandes y con un balcón que daba al jardín trasero.
Kardia: (asomándose y ve a su hermano menor) espero que esta vez no intentes hacer tus bombas caseras, este jardín es mucho más bello que antes.
Milo: (molesto y divertido) esos intereses murieron hace dos años, da por hecho que no sucederá de nuevo (se acerca al balcón de Kardia) todavía es muy temprano, no quieres salir como en los viejos tiempos.
Kardia: (suspira de cansancio) Milo Amethyst, no debemos salir así como así, la limusina fue a esperar al abuelo en la empresa matriz, no tenemos como movernos de aquí.
Milo: (mueca de hastió) no seas payaso Kardia, para qué demonios crees que tenemos dos piernas.
Kardia: (levanta una ceja y sonríe) para cubrirlas con la más costosa tela y modelar.
Milo: (riéndose) tu humor está intacto, vamos no te hagas del rogar (junta sus manos) vamos, me aburro aquí (se pone más cerca) o me soltare.
Kardia: (pone ambas manos en el barandal) aléjate de la orilla Milo, al menos deja que me bañe, deberías hacer lo mismo.
Después de una hora se encontraban paseando por el lugar, reconociendo los lugares que solían frecuentar, la gente que pasaba se maravilla con la belleza de los hermanos, Milo solía trenzarse su rubia cabellera pero por esta ocasión la dejo suelta, Kardia se hizo media cola, su cabello azulado era más largo que el de su hermano menor.
Una semana más paso y su abuelo les obsequio un lamborghini negro, con eso les bastaba, ambos lo usarían para ir a la misma universidad y más porque Kardia no creía prudente que Milo condujera a sus 17 años. Bajaron del auto y fueron el centro de atención, Milo vestido con un pantalón negro ajustado y una camisa blanca igual de ajustada y su cabello trenzado, su hermano con un traje gris claro que a través de él se podía ver su cuerpo musculoso y su cabello recogido en una cola alta, todo eso era contemplado por unos ojos violetas, que también había llegado en su auto y no despegaba su vista de los dos chicos, principalmente al de la cabellera azul, estaba a punto de caerse cuando su hermano menor lo sostuvo con firmeza.
Degel: (acomodando sus cosas) gracias, tendré cuidado partir de ahora (ve a su hermano) Camus, debes ir a tu clase ahora, ya sabes a qué hora nos reuniremos de nuevo.
Camus: (viéndolo con rareza) siempre eres muy centrado y alerta, algo te entretuvo y diem que viste.
Degel: (acariciando el pelo rojo de Camus) nada, ve a tu clase a hora, nuestro querido padre odiara que llegues tarde, la impuntualidad es imperdonable y no debes deshonrar el apellido Beaulieu (emitiendo una sonrisa suave) o eso diría él.
Camus: (tomando sus cosas) a veces pienso que nuestro padre le importa más el qué dirán, iré a mi clase (despidiéndose de su hermano) algo debió de a ver visto, o mejor dicho a alguien, yo no creo ser igual de despistado si ve a alguien, yo nunca… (Ve a lo lejos a un chico rubio sonriendo) no puede ser, pero que tenemos aquí, sin duda alguna es un ángel y no lo había visto (se acerca más) eso indica que es nuevo.
Milo se separó de su hermano, sus clases se encontraban en otro edificio, preguntaba por el salón 22-A y lo mareaban con tanta supuesta indicación, cuando noto que un pelirrojo se aproxima a él, Milo volteo por inercia, pensó que alguien estaba detrás de él, al no hallar a nadie se quedó quieto y veía al otro.
Milo: (a la defensiva) buscas algo o alguien.
Camus: (sonriendo con coquetería) si, pero ya lo encontré, ¿de dónde vienes preciosura?
Milo: (lo mira y se da la media vuelta) por aquí debe ser, ¿pero en dónde? Se me hará tarde.
Camus: (molesto por ser ignorado) a ver preciosura, a mí nadie me ignora.
Milo: (molesto también) mi nombre es Milo, y por lo que veo eres el casanova de aquí, hazme el favor de no molestarme. (Continua su camino) espero no verlo nunca más en mi vida.
Camus: (lo deja ir y se va a su salón) espero que no sea a él al que tanto miraba Degel, estoy muy seguro que él nos traerá problemas (toma asiento e ignora a los demás) como siempre buscan algo más conmigo, no ven que no tengo interés alguno.
El profesor entra e inicia a dar su clase, cuando se escucha el llamado a la puerta, se acerca y la abre, deja pasar a Milo con una clara molestia, Milo solo atina a sonreír por el nerviosismo y le pide que tome asiento y Camus lo ve, señalando el lugar a su lado, al verlo Milo buscaba con la mirada otro asiento pero al no verlo se dirige sin mucho ánimo.
Camus: (pone una mano en su mentón) vaya, debe ser el destino.
Milo: (cerrando los ojos) guarda silencio, estamos en clase (abre sus ojos y saca una libreta) deja de verme.
Camus: (viendo al frente) no te estoy viendo a menos que quieras que lo haga (sonríe) Milo, ese es tu nombre ¿no es así? Preciosura.
Milo: (apretando con fuerza su lápiz) no me digas así, casanovas
Camus: (mirando de reojo a Milo) no me llamo así, preciosura (lo ve de frente y estira su mano) soy Camus es un placer.
Milo: (ignorándolo) no puede estar pasándome esto a mi (se agarra su cabeza) espero que Kardia esté mejor.
Camus: (escucha el nombre y se molesta) ¿Quién es Kardia?
Milo: (lo ve furioso) y a tu que te importa…