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El club de los 5 por Ushicornio

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Notas del capitulo:

De triunfos y rivales aquí y allá...

El fin del ciclo escolar estaba cerca, así como también las últimas fases de los torneos deportivos. El equipo universitario de los chicos se había hecho paso hasta la final nacional, y Ushijima le había robado todo el protagonismo al antiguo as, un estudiante de cuarto año. A decir verdad Oikawa y Bokuto también habían desplazado a sus sempais como titulares, pero Tooru era un setter que sacaba lo mejor de todos los jugadores en la cancha, mientas que Bokuto era esa clase de jugador alegre y amistoso que no generaba conflictos. Ninguno de los dos levantaron rencores entre sus compañeros, pero Ushijima sí, aunque él no parecía notarlo.


Con un marcador ajustado y los cinco sets jugados al completo, el equipo de los chicos ganó gracias a un último y poderoso remate de Ushijima, tras un pase arriesgado pero estratégico de Oikawa. El recinto entero estalló en aplausos y vítores, mientras ambos equipos se formaban en filas para saludarse; luego de la entrega de premios llegaron los abrazos y las felicitaciones. Daichi y Kuroo, que también habían participado en el partido entrando varias veces como suplentes titulares, salieron corriendo a abrazarse con sus amigos, mitad riendo, mitad gritando. Se alzaban entre ellos y se sacaban fotos haciendo poses estúpidas con las medallas y el trofeo del equipo.


Akaashi y Kenma estaban entre el público, junto con algunos de sus compañeros de preparatoria, quienes habían venido a apoyar a sus ex-capitanes. Incluso Iwaizumi había pedido un día libre para viajar a Tokio a ver esa final, y Suga también se encontraba allí. A los cuatro les tocaría esperar a que los chicos salieran de los vestuarios para ir a festejar en grupo.


—Ustedes adelántense —les dijo Ushijima, tomando su bolso y cerrando el casillero del vestuario.— Tengo que hablar con el entrenador, me dijo que lo buscara en cuanto terminara aquí.


—De acuerdo, te esperamos afuera —repuso Daichi, que solo llevaba puestos los pantalones, sin abrochar aún, mientras se secaba la cabeza.


Oikawa y Bokuto todavía estaban en las duchas, aplaudiendo y golpeando la pared rítmicamente, mientras vociferaban a dúo:


WEEEE WIIIILL, WEEEE WIIIIIILL ROCK YOU!


Kuroo, cubierto únicamente con una toalla atada alrededor de la cintura, hacía el solo de guitarra con un instrumento imaginario, parado en la banca junto a Daichi. El resto del equipo se reía y coreaban algunas frases. Antes de que Ushijima se fuera de los vestidores, Oikawa y Bokuto salieron de las duchas ahora interpretando “The final countdown”, la ochentera canción de Europe.


We are leaving togheeeeeteeer —cantaba Tooru, subiéndose a la banca junto con Kuroo, quien hacía la melodía de fondo con silbidos.— But still it's farewaaall…


And maybe we'll comeback… to Earth, who can teeell?? —continuó Bokuto, uniéndose a sus amigos.


Kuroo tiró de Daichi para que se subiera a la banca. El chico trató de resistirse pero entre los tres lo obligaron.


—… we are leaving the groouund —entonaba Tooru entonces, y todos hicieron el coro “leaaaving the groound”.— Will things ever be the same agaaaain?


Los cuatros se quedaron callados y detuvieron la coreografía improvisada, señalando a Ushijima, que estaba junto a la puerta.


It's the final countdown —dijo con voz profunda y seria.


THE FINAAAAL COUNTDOOWWWWN, OOOH —dijeron los otros al unísono, y siguieron cantando. Bokuto se sacó la toalla que lo cubría y comenzó a agitarla en el aire, saltando.


Ushijima por fin se fue, mientras los demás terminaban de vestirse y ordenar sus cosas, entre cánticos y risas eufóricas. Luego salieron rumbo a la entrada del estadio, pero Oikawa debió volver porque había dejado su celular en el casillero. Al abrir de nuevo la puerta del vestuario, le llegaron las voces de algunos de sus otros compañeros de equipo, en su mayoría sempais que no eran titulares. No estaban el capitán ni los más antiguos.


—… imbécil arrogante, se cree la gran cosa y no sabe ni responder bien.


—Entrenar tanto le debe haber afectado las neuronas, es solo un simio que sabe rematar pelotas —alguien hizo ruidos como de orangután y los demás rieron.


Tooru se quedó en la entrada, sin cerrar del todo la puerta para que no lo escucharan.


—En todo caso es una vaca que remata —dijo otro; hubo un mugido y más risas.


—Se cree tan importante e indispensable, el idiota, robándole el lugar a los que sí saben.


—Hay que darle una lección a ese crío…


Siguieron comentando cosas por el estilo acerca de Ushijima durante unos minutos más, hasta que Tooru no pudo morderse más la lengua y entró aplaudiendo lacónicamente.


—Esa es la actitud de los triunfadores, ¿eh? —esbozó una sonrisa, apoyándose en uno de los casilleros y observándolos con gesto altanero.


Todos se quedaron en silencio.


—Ah, Oikawa —dijo uno de ellos.


—Sí, yo —lo miró fijo.— Miren, los entiendo completamente —siguió diciendo—, Ushiwaka es un puto grano en el culo desde el momento en que lo conoces.


Eso pareció relajarlos un poco; algunos sonrieron brevemente.


—Al menos lo admites.


—¡Por supuesto! —exclamó Tooru.— Llevo compitiendo contra él desde la escuela media. Me robó todos y cada uno de los torneos en los que nos enfrentamos —gruñó entre dientes.— Lo odiaba, quería que desapareciera, ese soberbio insufrible.


Los demás asintieron.


—PERO —sonrió Tooru una vez más-, pero… Yo me gané ese derecho a detestarlo; entrené más allá de los límites, desafiándome a mejorar para superarlo y vencerlo… ustedes no pueden decir lo mismo.


Las sonrisas generales desaparecieron.


—¿Disculpa? —replicó alguien.


La sonrisa abandonó el rostro de Tooru y la reemplazó un gesto de asco hacia el resto.


—Ustedes, montón de calienta bancas, nunca van a ser los mejores en nada, solo se valen del prestigio de la universidad y de los que sí se esfuerzan —hizo una mueca de desprecio.— Se quejan de envidia, nunca podrán pisar la misma cancha que nosotros si no es para limpiar el suelo a nuestro paso.


—¿Qué dijiste? —siseó uno de ellos, acercándose con gesto amenazante.


—Lo que escuchaste, tercer suplente.


El tipo estaba a un palmo de Tooru, un par más lo habían seguido para rodear al de primer año; entonces una mano se posó sobre el pecho del más grandote, que tenía el puño alzado.


—Yo en tu lugar no lo haría —murmuró Kuroo.


Detrás suyo estaban Daichi y Bokuto, que al instante se pusieron a los lados de Tooru. Como Oikawa se demoraba demasiado en buscar su celular, habían ido a ver qué lo retenía.


—Nos acaba de insultar —se quejó uno de los otros.


—Como ustedes a nuestro amigo —dijo Daichi con la mandíbula tensa.


—No tenemos nada contra ustedes, chicos —aclaró alguien.— Es solo contra ese tarado de Ushijima.


—Te metes con nuestro amigo, y te metes con nosotros —puntualizó Bokuto, serio como nunca, dando un paso adelante. La tensión era casi palpable.


Por fortuna justo entonces volvió el capitán, que había estado reunido con el entrenador y Ushijima, y se encargó de calmar las cosas, no sin repartir regaños. Entonces Oikawa y los demás se fueron, declinando la oferta de ir a festejar con el resto del equipo. Con el ánimo un poco revuelto, mitad eufóricos por la victoria y mitad ofuscados por el reciente episodio, se dirigieron a la entrada del estadio, donde ya los esperaban Akaashi, Kenma, Iwaizumi y Sugawara.


—Se demoraron —comentó Ushijima, que ya estaba allí.


—Por tu culpa, vaca rematadora —masculló Tooru.


Ushijima lo miró tan serio como siempre.


—No sé qué hice, pero lo siento, Tontooru.


Iwaizumi tuvo un ataque de risa que le duró media hora, mientras iban todos juntos de camino al sitio donde comerían por el festejo. Comieron, bebieron y rieron hasta hartarse, sobre todo Iwaizumi que no podía olvidar el nuevo apodo de Tooru, para desgracia de este último. Después decidieron que era hora de volver antes de que se hiciera más tarde, puesto que Akaashi y Kenma debían regresar a sus propias casas; al día siguiente iniciaba su propio torneo nacional de volley, ambos equipos habían clasificado nuevamente.


—¡Nos vemos mañana! —se despidió Daichi, que se iba con Suga y Ushijima hacia la residencia universitaria. Al otro día ellos también irían a ver el torneo, ya que Karasuno había llegado a las nacionales una vez más.


—¿Cómo está la salud de Kameko-san? —le preguntó Ushijima a Sugawara.


—Estable, por suerte —respondió Koushi.— Les envía saludos a todos, y dice que te espera para seguir derrotándote —le sonrió a Ushijima, que asintió solemnemente.


Mientras ellos se alejaban, Kuroo y Bokuto acompañaban a Kenma y Akaashi a tomar el transporte que los llevaría de regreso a sus hogares. Oikawa e Iwaizumi, por su parte, se adelantaron hacia el complejo de apartamentos. Hajime no alcanzó ni a quitarse el calzado en el recibidor, pues Tooru se le abalanzó encima al instante de cerrar la puerta. No había desgaste físico que lo fuese a detener esa noche: quería su propio festejo privado.


Afuera la noche caía y el ambiente se sentía fresco pero agradable; la primavera estaba próxima y se percibía en el aire. Había pocas personas deambulando por la zona, todo parecía en calma. Kuroo estaba sentado en el paradero de buses junto con Kenma, apoyando una mejilla sobre la cabeza del chico, casi dormitando. Kenma jugaba en su celular con una mano, y la otra la mantenía entrelazada con la de Kuroo.


—… Felicidades por aprobar el ingreso a la universidad —le decía Bokuto a Akaashi, ambos un poco apartados del paradero en cuestión.


—Gracias —repuso Akaashi, asintiendo.— Estuviste genial hoy.


—¡¿Eso crees?! —Bokuto levantó la vista, sonriente, pero al instante se puso serio y miró hacia otro lado.— Bueno… gracias.


Las semanas habían pasado desde aquel San Valentín deprimente para Bokuto, y aunque todo continuaba bien entre él y Akaashi, una especia de distancia silenciosa e incómoda se había instalado entre ambos.


—Bokuto-san…


—¡Mañana iré a alentarte a ti y a todo Fukurodani! —exclamó Bokuto, interrumpiéndolo. Por alguna razón que ni él mismo entendía, el último tiempo no quería dejar que Akaashi lo viera cabizbajo, ni que tratara de animarlo por eso.— ¡Apuesto que tú también lo harás genial, como en el torneo del año pasado!


Akaashi permaneció en silencio un instante.


—Eso espero —esbozó una sonrisa tranquila.— Pero esta vez Fukurodani no te tiene a ti —lo miró a los ojos.


Bokuto parpadeó repetidas veces, tragando saliva. Apartó la vista y se echó a reír un poco nervioso mientras se rascaba la cabeza.


—No creo que sea para tanto, sin mí igual llegaron a las nacionales —largó de nuevo una risita incómoda.— Tan indispensable no soy… ni para el equipo ni para ti.


—Bokuto-san…


—¡Mira, llega el bus! —en efecto, el vehículo doblaba en la esquina.— ¡Rápido, es el último que pasa! —y lo tomó de la muñeca para acercarse hacia el paradero.


—Kuroo, ya debo irme —murmuró Kenma tratando de despertar a su compañero, que estaba completamente dormido encima suyo.


—Mmmhh… —balbuceó Kuroo, sin abrir los ojos y frotando la cara contra la coronilla del chico.


—Pesas, debo levantarme…


Entonces el celular de Kuroo comenzó a sonar y lo despertó sobresaltado. Kenma alcanzó a ver en la pantalla una llamada entrante de “Gafas-kun”, antes de levantarse y acercarse al bus detenido para abordarlo.


—¡Descansa bien! —le sonrió Kuroo, soñoliento y agitando una mano en su dirección.


Akaashi estaba por subir detrás de Kenma, sin embargo se giró sobre sus pasos a último momento. Tomó a Bokuto por el cuello de la chaqueta para atraerlo hacia sí mismo y darle un beso, sin importarle que los pocos pasajeros del bus los vieran.


—Nos vemos mañana —le dijo por lo bajo antes de darse la vuelta y apresurarse a entrar al transporte.


Mientras el vehículo arrancaba, Bokuto quedó allí de pie con cara de atolondrado, agitando distraídamente la mano. Kuroo también se despedía de Kenma, y el chico lo alcanzó a ver contestando el celular ante una nueva llamada entrante.


—¿Qué pasa entre tú y Akaashi? —le preguntó Kuroo a Bokuto después, de camino a su departamento.— Ya sabes que no es el fin del mundo que vaya a otra universidad —se encogió de hombros.— Kenma también irá a la misma.


—¿En serio, Bro? —lo miró un tanto asombrado, pues no era difícil darse cuenta (ni siquiera para el lerdo de Bokuto), lo posesivo que era su amigo con Kenma.


—Así es —asintió.— Entonces, ¿qué pasa entre ustedes?


Bokuto exhaló una bocanada de aire y levantó la vista al cielo, que pasaba del añil al azul oscuro.


—Nada, solo… no quiero cansarlo —Kuroo alzó una ceja.— No quiero que se canse de mí, eso es.


—Bro, ese tipo nació cansado de ti, lo cansaste incluso antes de conocerlo.


—¡Hey!


—Pero aún así está contigo, de modo que le gustas así de insoportable, evidentemente —lo miró interrogativo.— ¿Cuál es tu problema entonces?


—Pues… a veces siento que Akaashi quiere alejarse de mí.


—Si realmente quisiera eso ya lo hubiese hecho, nada se lo impide.


—No, es decir… ¡Aghhhh! —Bokuto se revolvió el cabello al no encontrar las palabras justas.— Es como si él quisiera, no sé… ¿mantener una cierta distancia? —hizo una pausa.— Cuando me di cuenta de eso, supuse que era mejor contenerme un poco —compuso un mohín.— No quiero alejarlo.


Kuroo sonrió casi para sí mismo. Que Bokuto pensara esas cosas significaba que había madurado un poco y comenzado a tener en cuenta al resto; pero al mismo tiempo se estaba preocupando por algo que no era necesario. Para todos estaba claro que Akaashi permanecía junto a Bokuto porque lo quería así como era, ruidoso y desquiciante. No obstante, suponía que Bokuto tendría que descubrir esa seguridad en sí mismo por su propia cuenta, por lo que no dijo nada más.


Por fin llegaron a su departamento. Ambos estaban bastante cansados y pensaban irse directo a dormir.


—¿Hay alguien mudándose? —se preguntó Bokuto al escuchar mucho ruido.


Los ruidos provenían de la casa vecina. Kuroo sonrió de lado.


—Sí, hay material genético mudándose de un cuerpo a otro —repuso en tono críptico.


—¿Eh?


—Vamos a dormir, mañana debemos levantarnos temprano.


Al otro día asistieron a la primera ronda de las nacionales de volley de preparatoria. Cada cual fue a hablar un rato con sus antiguos compañeros, y después se reunieron de vuelta para sentarse juntos a contemplar los encuentros. Entre partido y partido, no obstante, solían acercarse de nuevo a sus equipos de preparatoria para charlar un poco más y alentarlos. En una de esas oportunidades, Kuroo se acercó de pasada a conversar con los chicos de Karasuno.


—¡Kenma-san! —exclamó Lev apareciendo de golpe junto al chico, que estaba sentado en un rincón con su consola de Nintendo, pues aún faltaba para su partido.— ¿A qué juegas?


Zelda Majoras Mask —musitó Kenma, cuya vista alternaba entre la pantalla y el otro extremo del gimnasio, donde Kuroo hablaba con Tsukishima y se reía por algo que molestaba al rubio alto.— Creo que entiendo al protagonista…


Lev se dejó caer a su lado y contempló con interés la pantalla.


—¿En serio? ¿De qué trata?


—La luna está por destruir el mundo —musitó Kenma.— Tienes solo tres días para impedirlo.


—¿Y cómo lo haces?


—Debes conseguir la ayuda de los cuatro gigantes… —su vista voló hacia Bokuto, Oikawa, Sawamura y Ushijima, que charlaban entre ellos en un costado.


El entrenador de Nekoma descubrió que Kenma andaba haciendo el vago porque Lev era fácil de ubicar, de modo que los reprendió y tuvieron que reunirse con su equipo. De lejos, Kenma observaba cómo Kuroo le quitaba los anteojos deportivos a Tsukishima y se los ponía él mismo, riéndose ante las quejas y los manotazos del otro chico. Apartó la vista para no seguir viendo aquello.


Finalmente, ni Karasuno, ni Fukurodani o Nekoma ganaron ese año, pero lograron avanzar bastante.


Así terminó la época de los torneos. La primavera llegó, con su cielo despejado y sus cerezos florecientes, y junto con ella llegó el inicio de un nuevo año escolar. El primer día, justo después de que terminaran sus propias clases, Kuro y Bokuto salieron casi volando hacia la universidad que atenderían Akaashi y Kenma. Les llevó un rato encontrarlos, y al primero que ubicaron fue a Kenma. Iba caminando hacia la salida con gesto inexpresivo, parecía un autómata.


—¡Kenma! —lo llamó Kuro mientras se acercaban a él.— ¿Cómo te fue?


—Demasiada gente desconocida quiere hablarme —musitó el chico, ansioso, y procedió a esconderse detrás de la espalda de Kuroo.


—¿Haz visto a Akaashi? —le preguntó Bokuto, mientras estiraba la cabeza mirando en todas direcciones.— ¡AKAAASHIII!


—Aquí estoy, Bokuto-san —dijo el muchacho apareciendo detrás suyo.


—¡Akaaaashi! —estuvo a punto de saltarle encima para abrazarlo efusivamente, pero a último momento se contuvo y simplemente quedó con los brazos estirados, moviéndolos de arriba abajo frente al chico.


—¿Qué haces? —inquirió Kuroo.— ¿Le arreglas los chakras?


—¿Cómo te fue, Akaashi? —quiso saber Bokuto, poniendo ambas manos en los hombros del muchacho.— ¿El profesor es amable? ¿Hiciste amigos? ¿Nadie te molestó? ¿La comida estuvo bien?


—No es su primer día en primaria, ¿sabes? —se burló Kuroo, manteniendo un protector brazo alrededor del cuello de Kenma, que ya parecía mucho más calmado y cómodo.


—Todo estuvo bien, Bokuto-san —le sonrió Akaashi.— ¿Y ustedes cómo… ?


—¿Keiji? —dijo una voz.— ¿Akaashi Keiji?


A su lado se había detenido un muchacho alto y atractivo, de cabello castaño todo revuelto y ojos oscuros pero intensos. Akaashi lo observó en silencio unos segundos, por un momento los demás pensaron que no reconocía al recién llegado.


—Nakamura-san —saludó entonces en tono cortés.


El otro tipo largó una carcajada y pudieron ver que llevaba un aro en la lengua.


—¿Por qué la formalidad? —preguntó, aquello parecía darle gracia.— Así que finalmente viniste a esta universidad, como siempre dijiste.


—Así es —Akaashi asintió escuetamente.


—¿Quién es? —inquirió Bokuto con genuina curiosidad, estirando el cuello.


El desconocido miró a los demás, sonriendo. Kuroo le clavó una mirada cortante.


—Es Ryohei Nakamura, un sempai de la escuela media —explicó Akaashi.


—¿Solo sempai? —replicó el tal Ryohei.— Éramos buenos amigos, Keiji.


—¡Oh! —exclamó Bokuto, sin captar el tono.— ¡Entonces si eres amigo de Akaashi, me caerás bien! —le dio la mano efusivamente.— ¡Soy Bokuto Koutaro, el as de Akaashi!


—Ya veo… —el otro lo miró de arriba abajo, sin perder la sonrisa.— No vienes a esta universidad, ¿cierto? —Bokuto negó alegremente y le indicó dónde estudiaban.— Vaya, es un buen lugar, aunque queda lejos de aquí —su sonrisa se torció un tanto.— Bueno, Keiji, te dejo con tus amigos —le echó una mirada velada.— Nos vemos por ahí —Keiji solo lo despidió con un breve gesto.


Mientras emprendían la marcha para irse, Bokuto llenaba de preguntas a Akaashi sobre su antiguo sempai, pensando que era del club de volley de la media. Pero no, el otro muchacho jugaba en el club de baseball. Volvieron al departamento de Kuroo y Bokuto, donde todos pasarían aquella noche, y en la entrada Kuroo retuvo a Akaashi por un momento.


—No pretendo ser entrometido —le dijo en voz baja—, pero aunque aquel idiota nunca se dé cuenta de nada, yo sí —se miraron fijo.— Este tipo no fue solo un amigo, ¿verdad?


Akaashi permaneció en calma, a pesar de que se lo veía más serio que de costumbre. Negó con la cabeza casi imperceptiblemente.


—Entiendo —asintió Kuroo.— No es mi problema, así que no me meteré, pero… —su mirada se endureció—, si el idiota de mi amigo sale lastimado, se convertirá en problema también —hizo una pausa.— Y entonces yo tendré que lastimar a alguien.


Kuroo reconocía perfectamente las personalidades retorcidas del tipo depredador, y sabía que el tal Ryohei era uno de esos. No le gustó ni un poco cómo había observado a Bokuto, casi denigrándolo con la vista, y había entendido perfectamente esa última y prometedora mirada para Akaashi. Era un depredador que se reencontraba con su antigua presa.


—No hará falta —replicó Akaashi sin perder la compostura.— Eso es el pasado, mi presente es con Bokuto-san.


Kuroo asintió.


—Sé que tú lo entiendes —sonrió secamente.— Espero que tu sempai también lo entienda… o se lo haré entender.

Notas finales:

Y eso XD lo siento por la falt de humor esta vez jajaja como no lograba ordenar las ideas, hice este cap intermedio :3 el prox será el Bokuakaa 1313 con drama, sexyness y todo el show completo (?) sera para el sábado :B que se cumple un mes de publicado este roñoso fic jajaja

saludines!!


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