Cada vez que estamos juntos, no puedo verte a los ojos. Eres como un ángel, tan difícil de alcanzar. Tan puro, con esa sonrisa que me hace sentir muy mal. Quisiera ser como tú. Quiero tener esa piel tan suave, ese corazón tan devoto y esa amabilidad que todos aman de ti.
Deja de intentar huir de mí, deja de correr, duele, duele mucho. Quiero hacerte feliz, quiero darte todo lo que tengo. Porque eres especial para mí. Lo sé, soy un imbécil, un bicho raro, pero no puedo evitarlo cuando estoy junto a ti.
Lloras diciendo que jamás pensaste que te haría algo así. No sabes que esto es algo que no puedo detener. Es solo algo que estoy haciendo, tal y como mi corazón lo dice.
Me preguntaba ¿Qué diablos hago contigo? No pertenezco a ti y lo entendí, no me importa que duela, tiene que ser así. Tu no sientes lo mismo por mí, no me entregaras tu cuerpo, no me regalaras tu perfecta alma.
Soy un cretino.
Solamente intento volver a ser libre, sí, quiero liberarme de tus cadenas. Te quería hacer feliz, lo que sea que desearas te lo iba a dar. Pero no aceptaste, no dejaste de ser especial aun así, no dejaste de brillar.
Como si nada, me sonreías, para ti era sencillo. Para ti no era nada, pero se acabó. No puedo dejar de pensarte, tu imagen da vueltas en mi cabeza. Quiero que te des cuenta de que cuando no estoy contigo me vuelvo un desastre.
Mientras tú vivas, seguiré siendo esto. Seguiré dependiendo de ti, de la manera más lúgubre y estúpida que puedas imaginar.
Estas huyendo de mí en estos momentos, no te percatas de que es demasiado tarde. Eres mío y lo serás hasta que dejes de respirar.
Caes, te pude alcanzar, sigues llorando, te tome del cuello de la camisa. Forcejeabas, gritabas, llorabas y rogabas, todo eso era en vano, no querías hacerme daño, no me golpearías aunque tu vida dependiera de eso.
Te deje caer en un agujero que hice en el suelo, lo bastante profundo para que no puedas salir, comencé a rellenarlo. Dejaste de intentarlo, te rendiste, te sentaste en un rincón mientras llorabas y rezabas. No hice ninguna expresión, solo seguí con mi labor. Prontamente, tu cuerpo desapareció bajo la tierra, por fin me pude deshacer de ti. Me hace tan feliz, Makoto.
Volví a mi casa, cerré todas las ventanas, las cortinas, puertas o cualquier otra entrada de luz, dejándome en completa oscuridad, llene la tina y sin siquiera quitarme la ropa me introduje a ella. El agua caía al suelo, pues no había cerrado la llave.
Hundí toda mi cabeza en la tina, cerrando los ojos, y me quedare así. Makoto, me quedare así hasta que vengas a extenderme la mano para que pueda salir de ella.
Te estaré esperando, no importa si me siento mareado, no importa si me estoy desmayando. No cambiare de posición hasta que llegues.
Porque quiero llegar a ser como tú, quiero estar donde tu estas... Mi querido ángel, entiende de una vez por todas que aunque yo no te pertenezca, tú eres mío.
Porque eres jodidamente especial.
Probando.