Te perdí aquella madrugada, estaba fría y la luz de las estrellas era muy tenue, te dejé solo y por eso te perdí, te perdí y mis decisiones parecen cambiar por mis inútiles acciones, te perdí y me es imposible decirte cuanto te quiero ahora…aquella noche simplemente te perdí.
01: Ya no te amo
Nuestra relación se estaba rompiendo, mi corazón ya no latía por verte todas las mañanas, me sentía agobiado contigo, verte durmiendo en la almohada ya no me era algo preciado, tus ojos hermosos, tus pestañas tan largas y el brillo de tu fresco rostro. Todo eso que veía antes ya no era nada más que un sueño que alguna vez llegue a olvidar, tus labios barnizados con el brillo de tu saliva era solo un reflejo que después me asqueo.
Nuestra relación se había acabado, pero ninguno de los dos tenemos el valor de declararlo, éramos unos cobardes que lo único que sabían hacer era esconder esos recuerdos, sentados todas las madrugadas esperando por el contrario y poder perder nuestro tiempo desayunando en la mesa, ambos en ese tosco silencio, nosotros éramos unos inútiles que simplemente no podían responder a sus deseos, preferimos engañarnos y vivir miserables.
Esos baños que en un principio compartimos ahora se convertían en un pequeño baño, muy estrecho y las discusiones por las cercanías, nuestras pieles en contacto ya no eran motivo de excitación, los roces simplemente eran un malestar, si tu decías que estaba bien, yo debía de estar mal todo el tiempo, nuestra relación ya estaba rota.
Cada vez que subías a mi automóvil llenabas el lugar con tu calor, me hacías sentir nuevamente en casa, la hora que más esperaba en toda la semana, estar junto contigo y ahora…ahora estoy en la deriva esperando por tus discusiones, esperando porque me vuelvas a decir que te iras caminando, verte enrojecido de la furia, nuestras discusiones porque no he limpiado el automóvil, tus expresiones de asco y tu voz gritándome “¿acaso no puedes hacer algo tan simple?”. Parecías todo el tiempo irritado, todo el tiempo molesto y por alguna razón oficial me hacía saber que nada de esto tenia lógica, hablabas por hablar, tus reacciones me irritaban y terminábamos por gritarnos cosas hirientes y aun así no te tuve que dejar solo aquella noche, no tuve que dejarte a la deriva en la frescura que desprendía la zona…no tuve que hacerlo.
Cuando llegaba al trabajo usualmente recibía llamadas tuyas, esa voz tan delicada y tus acciones diciéndome que me extrañabas y quieres que regrese enseguida a la casa, mis ansias por recibir tus llamadas y escucharte con esas risas nunca fingidas, tus solares ojos mirando el televisor aburrido y tu ignorancia de verme con tantos papeles en el escritorio, arruinando mi traje con algunas tazas de café. Llamadas tan duras y aburridas, monótonas y ruidosas, el tono de mi celular era estresante y tu voz tan chirriante, me estresaba ver la luz de mi celular prenderse y que iniciara a vibrar, sabía que era tu pero me hartaba todo lo que te incluyera en el tema, te detestaba y cuando respondía, la bocina desprendía una serie de entonación absurdas, si te ignoraba te enojabas y si te daba mi opinión simplemente te enfadabas, no sabía cómo tratarte, me estabas desesperando, nuestra relación ya estaba arruinada.
¡ya déjalo así! ¡olvídalo! Todo lo que dices está bien, no tengo voz ni voto en tus decisiones, intento hablarte por teléfono y lo único que haces es ignorarme, hace años que nuestra relación se desvaneció y no podemos regresar a ese tiempo ¿Cuándo empezó a deteriorarse? ¡me hartas! Siempre mirándome indiferente diciendo que las cosas no pueden arreglarse y siempre es por mi culpa, nunca sabré que es lo que quieres porque ya ni siquiera quiero escucharte, prefiero verte caer dentro de tus pensamientos y rendirte en la cólera ¡olvídalo!
Si tú lo dices está bien, si yo lo digo todo está mal y así funcionábamos ¿no? Porque ahora me siento vacío, el teléfono ya no suena y la cama ya es fría ¿Qué me paso?
Cuando regresaba de trabajar te miraba sentado leyendo o mirando tu celular, suspiraba muy agotado y lo único que me llegaba a la mente era tu indiferencia, la forma en que yo me haces caso cada vez que llego, me siento a tu lado, coloco mi mano en tu rodilla y lo único que sabes hacer por instinto es alejarte y dedicarme esa maldita mirada, alejas mis manos y me dices sin apartar la vista del objeto que sostienes “ahí está el café”, horas de trabajo y lo único que encuentro en la mesa es una fría taza de café que anteriormente fue tuya, nuestra relación estaba rota y fue la culpa de ambos.
Mientras yo me limpiaba mis dientes tú me preguntabas si podíamos ver alguna película, me sonreías mientras sacabas miles de cajas, escogías una muy aburrida y lo hacías a posta con la condición de que minutos después ya nos encontráramos besándonos y yo recorriendo tu hermosa cadera, saboreando tu espalda y desgarrando tus labios con mis dientes, llenábamos la habitación con gemidos y sonidos eróticos, nos complementábamos hasta que todo termino y por las noches tú me obligabas a dormir en el sillón, sentado por horas viendo la pantalla de mi celular y si deseaba verte dormir tu sueño era ligero, llorabas y nunca me dijiste que cuál era tu malestar ¡olvídalo!” ¡yo siempre estoy mal! No importa lo que haga tu siempre estás bien y lo que sea que diga te molesta, no puedo tocarte y siquiera puedo mirarte, te perdí y tú a mí, ese amor que necesitaba lo encontré en otra persona, esa gentil persona de ojos color canela, sonrisa torpe y dos pies izquierdos, mis noches pasaron a ser en cama ajena, nunca más volvía a verte por las noches, regresa a las 3 de la madrugada para asearme y recoger otro poco de ropa, cambiarme y volver a ser una sombra en la casa.
Tu nunca intentas llamarme por varios días pensé que era lo mejor, si no nos veíamos parecías acomodarte mejor en la casa, las condiciones eran de dos desconocidos y si todo iba mejor entonces ¿Por qué me comenzaste a reclamar después de ver en mi celular las llamadas que intercambiaba con Jungkook?, ¿Por qué te molesto si a fin de cuentas tú también tenías a Jung Ho Seok?
Nos reclamábamos todo el tiempo, nos detestábamos y aun así sigo sin saber qué era eso que nos retenía, que era eso que nos hacía estar siempre unidos ¡no nos comprometimos! No nos unimos como era debido y solo por eso me molesta pensar que nunca te deje, no era mi intención, pero… ¡olvídalo! Ya te perdí…