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Insufrible amor [IwaOi] por BaniaticaFer

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Notas del capitulo:

Bueno~ esto es a lo que yo llamo un "Shotcito", o sea, un pequeño relato que se me ocurrió, así de la nada, inspirado en una canción (que por ahí les dejaré el link para que escuchen mientras leen) y pues eso. 

 

Este fic no contiene trama, esto quiere decir que: es corto, es lo que hay, no habrá más. (?) No sé si me explico bien, pero eso. Espero que les guste :D

 

https://www.youtube.com/watch?v=5iQw_0vgB3M

—Iwa-chan, solo será un cena con mis amigos de la universidad —Oikawa Tooru se paró enfrente del televisor, con las manos en la cintura, el ceño fruncido y esa mirada firme de no acepto un ‘no’ por respuesta.

—No quiero ir a sentarme por más de una hora a escuchar anécdotas de tus amigotes de las que no me interesa ni la primera vocal —contestó Hajime intentando ver de nuevo aquel partido, llevaban desde la mañana con esa discusión, y no sabía cuánto más duraría, hasta que vio como Oikawa salía furioso por la puerta, gritando un ‘como quieras, idiota’ y dejando la sala con un aire pesado.

Suspiró mientras se tocaba la frente con cansancio, por todos los cielos, ¿cómo había terminado él con alguien cómo Oikawa? Pero eso era una pregunta retórica, porque claro que él lo sabía muy bien.

 

—Deberías salir conmigo —comentó un día Oikawa mientras se apoyaba en las casillas de los vestuarios.

Iwaizumi lo miró por un segundo, para luego voltearse y seguir en lo suyo. Eran amigos desde siempre, Oikawa era un narcisista, egocéntrico, caprichoso y él no podía estar ni media tarde sin tener en su mente, al menos una vez, el pensamiento de querer tirarlo por la ventana, o por un barranco (lo que surgiese primero). Ahora mucho menos ser pareja, no señor, eso jamás.

—Deberías morirte, no sé, es mejor opción para ambos —comentó mientras terminaba de atarse las agujetas para ir a entrenar. Ya todos estaban preparando la cancha y solo faltaban ellos dos.

— ¡Eres muy cruel, Iwa-chan! —se quejó Tooru mientras se sentaba en una de las banquetas y cruzaba los brazos —. Pero es cierto, ¿qué sería mejor para alguien como tú, tan gruñón, cruel, despiadado y feo, que yo, que ya te conozco y te soporto? Me sacrifico por ti, Iwa-chan. No quiero que te quedes solo por siempre y luego me veas a mí feliz con alguien… ¡No me pegues en la cara! —se interrumpió abruptamente cubriéndose el rostro al ver venir el puño de su amigo.

—Es que eres un imbécil, ¿por qué saldría contigo? —preguntó, calmándose de nuevo y caminando hacía la cancha.

— ¿Por qué? Mmm —Oikawa salió junto a él, mientras se ponía una mano en el mentón, como tratando de encontrar la razón —. Porque soy el único que te soportaría, ya te lo dije, y eres el único que me soportaría… o eso creo. La cuestión, Iwa-chan es, ¿por qué no?

 

Iwaizumi se levantó del sofá apagando con el mando el televisor y suspirando, recordaba muy bien aquella charla con su amigo y como después de ella –aunque se juró mil veces que nunca saldría con Oikawa–, terminó, inevitablemente, saliendo con él. Y no solo eso, ahora ya llevaban 4 años de novios, vivían juntos y seguía con el pensamiento constante de no tener una ventana cerca cuando estaba con Tooru.

Se dirigió a su cuarto para sacar algunas cosas del armario y meterse en la ducha, era mejor despejarse, era mejor no pensar en lo odioso y diferente que era de Oikawa, pero no era posible, miles de recuerdos venían a él.

 

— ¡Te odio! ¿Cómo no puedes creer? —refunfuñó indignado Oikawa mientras se cruzaba de brazos y fingía ver la película que pasaban esa noche de verano por la televisión.

— ¿Por qué tengo que creer en algo superior a mí, que nunca he visto y que solo es un cuento barato para que la gente tenga miedo? —Comentó sin mucha importancia, ya habían tenido esa conversación unas mil veces –sin exagerar – y él solo quería terminarse de ver la maldita película.

— ¡Pero Iwa-chan, los extraterrestres son geniales! Y hay tantas cosas de ellos: libros, películas, testigos, programas. ¿Si no son reales por qué invertir tantos dólares en ellos? Es ilógico, sí existen —terminó, haciendo un pequeño puchero y cogiendo un puñado de palomitas, ahora sí, dispuesto a ver el programa.

—Lo ilógico aquí es lleves 18 años creyendo en lo mismo; no eres para nada maduro ¿verdad? —se burló, también comiendo de las palomitas y concentrándose en la tv.

 

Hajime salió del baño secándose el pelo con una toalla de pequeños aliens que obviamente le había regalado Oikawa… cuatro años después. Pero así era Tooru, cuando amaba algo no era nada fácil que lo dejara así no más.

Se terminó de vestir dando los últimos toques a su ropa casual frente al espejo y pasándose los dedos por el pelo, no es como que se peinase nunca, a él le gustaba así y a Tooru también. Hajime debía admitir que a veces hacía cosas naturales con más entusiasmo solo porque sabía que a Oikawa le gustaba de ese modo; como su pelo despeinado, sus camisas anchas, su cara afeitada, sus habituales insultos –aunque eso era un poco masoquista –, pero era algo natural entre ellos, e Iwaizumi lo hacía cada día con gusto, porque trastocaban algo más.

Salió del cuarto tomando su billetera, ya sabía que tendría que comer luego algo por ahí, porque en eso también eran muy diferentes.

 

—Eres un asesino —atacó Oikawa muy indignado.

—Sé alimentarme, que es diferente. Tú comes cosas muy insípidas, ¿acaso eres una vaca? —contraatacó Iwaizumi comiendo de su hamburguesa con toda la malicia.

— ¡Oh Dios! Sabes que ese animal no me gusta, me trae malos recuerdos —comentó abrazándose a sí mismo y fingiendo un escalofrío —Pero esa no es razón para matarlas y comerlas. Asesino. No sé por qué me gusta un asesino. Dios. —Terminó con una exclamación mientras se metía su ensalada en la boca y miraba hacia otro lado, sonrojado, porque sin querer había admitido algo en voz alta.

 

Y así era la relación de Oikawa con Iwaizumi, el agua y el aceite. A veces Hajime se preguntaba por qué, por qué escoger a alguien como Tooru.

Salió de la casa, cerrando la puerta con llave, pero cuando estaba a punto de girar para dirigirse al ascensor se encontró con un Oikawa sentado en el frío piso del pasillo, con la cara entre las rodillas y el rostro somnoliento de tanto esperar.

 

—Te tardaste en salir, idiota —comentó dando un pequeño bostezo.

—No pensaba ir a buscarte —repuso Hajime con las mejillas un poco rojas y con el corazón un poco a punto de explotar.

—Aja. Ya me dio sueño, llévame dentro —ordenó como un niño mimado mientras extendía las manos hacía Iwaizumi y este lo tomó en brazos, porque Oikawa pocas veces era infantil de ese modo. Y porque ambos se conocían.

Porque Hajime iba a buscarlo. Y porque Tooru había cancelado la cita solo por estar junto a él.

Así eran ellos. Tan distintos, tan opuestos, que se complementaban. Eran las piezas del puzle que encajaban perfectamente y que, si alguna de ellas ya no estaba, la otra estaría sola para siempre. Y esa era la razón por la que se habían escogido el uno al otro.

—No te soporto —comentó Iwaizumi mientras lo dejaba sobre el sofá.

—Pero te quiero —respondió Tooru, con una sonrisa ladina mientras lo tomaba por el cuello para besarlo.

—Inevitablemente —contestó Hajime al separarse un poco, para luego retomar el beso.

 

 

Notas finales:

Y eso~ esto va dedicado a mi preciosa Dani~ que sé que ama a Iwaizumi~ Mi Dani bella ♥ espero que todo se solucione bae mía~ no soy muy útil, pero espero que esto te suba un poco el ánimo. 

 


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