Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ayudame a recordarme por Shiochang

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ayúdame a recordarme

Quiero darles las gracias por todos sus comentarios, en realidad esta historia la hice solo para mi y sin darme cuenta la puse en línea, pensaba tenerla un poco más avanzada antes de subirla, quizás hasta modificar un resto la trama inicial, o quizás dejarla de lado, pero vuestro entusiasmo me ha hecho recapacitar y seguir escribiendo.
Por cierto, quisiera explicar algunas cosas, quizás no fui clara, pero lo que se borró de Harry fueron sólo los recuerdos, su magia está intacta, por eso fue que Remus lo reconoció, hay cosas que un mago no puede perder, eso hasta Rowling lo afirma en el tercer libro. El resto de sus interrogantes se irán respondiendo por sí solas en lo que sigue del fic, al menos eso espero.

Entre dos mundos

Draco recostó con mucho cuidado a Heinrich en el sillón mientras miraba a su compañero preocupado ¿qué era lo que había pasado? ¿Por qué luego de recordar, al desmayarse había regresado a ser Heinrich? Porque no le cabía duda alguna ya que ese no era otro que Harry Potter, el mismo que todos habían creído muerto, pero había demasiadas incógnitas a su alrededor por resolver.
- Quizás nuestro invitado nos pueda explicar algunas cosas - le dijo Ian un tanto preocupado - fue por él que comenzó a recordar.
- Cuida a bien Harry - le ordenó y fue al cuarto donde el licántropo descansaba - buenos días, señor Lupin.
- Buenos días, Draco ¿ha pasado algo malo? - lo miró el hombre lobo.
- Heinrich es Harry y usted lo sabía ¿verdad? - le dijo molesto.
- Bueno, sentí su aroma y su aura, quizás no se parezca ahora a James tanto como cuando le conocí, pero bajo la superficie está Harry Potter, estoy seguro.
- Esta mañana, durante unos instantes, se ha manifestado como la persona que verdaderamente es - suspiró convocando una silla - recordó a su padrino y a Dumbledore y se puso a llorar por sus seres queridos, en ese momento era tal como debe ser, pero se desmayó y volvió a ser Heinrich Töpper - se sentó.
- Debe ser su propia magia la que quiere evitarse el dolor de todo lo que sufrió en ese tiempo, pero ella tampoco puede luchar contra sus emociones, quiere recordar los momentos felices, quizás hasta ayudarme, tal como lo habría hecho James o Sirius, no sería de extrañar - le explicó sin sorprenderse.
- Pero él nos contó que estaba en Alemania y que sus padres lo reconocieron por los ojos. Además, yo fui el último que vio a Harry con vida, vi aquella lluvia que lo rodeaba, traté de ayudarlo, pero me lanzó lejos y cuando al fin pude reaccionar, una llamarada lo rodeó y quedaron solo jirones de su túnica y sus anteojos.
- Sólo encontramos los restos de su túnica en tus manos cuando llegamos hasta ustedes - le recordó Remus mirándolo con extrañeza.
- Los había ocultado para que no se rompieran - admitió - quería conservar algo suyo para los momentos difíciles que se venían encima para mí.
- Harry me había pedido que tratara de sacarte del campo de batalla antes que llegaran del ministerio a reducir a los mortifagos - le dijo.
- Hasta hace poco yo no tenía ni la más remota idea que le gustaba, le amé todos esos años en silencio esperando que llegara el momento en que yo pudiera declararme sin que él me rechazara y cuando le creí perdido, lo único que pude hacer fue llorar y ahora que él está a mi alcance, medio enamorado de mí con su nueva personalidad, no tengo cabeza para pensar en nada - se cubrió el rostro con las manos - no sé que hacer para amarle.
- Draco, debemos ayudarlo, si su yo interior está luchando con su yo exterior, de seguro tendrá problemas, ha estado viviendo la vida de alguien más por cinco largos años, le va a costar mucho asumir quien es en realidad.
- Mi pobre Harry - suspiró - siempre metido en líos terribles.

El moreno abrió los ojos y pestañeó antes de reconocer el lugar como la sala del departamento que compartía con Draco e Ian. Se sentó en el sofá y notó la mirada atenta de Ian ¿Qué diablo habría pasado? Porque recordaba haber caído en los brazos del rubio luego de tener un extraño estado de trance.
- ¿Y her Draco? - le dijo buscando al rubio con la mirada - no sé que me pasó.
- Tuviste un extraño recuerdo - le dijo el castaño, entre el moreno que había vislumbrado y el que acababa de despertar había mucho de parecido, pero también un mar de diferencia - ¿recuerdas lo que pasó antes que te desmayaras en los brazos de Draco? - y se auto castigó ¿por qué se lo dijo?
- Me hubiese gustado despertar en ellos - suspiró - no recuerdo mucho, sólo que recordé a un hombre al que quise como un padre y que perdí cuando apenas nos estábamos acostumbrando a tenernos - dijo un tanto dolido.
- Heinrich, en ese momento no eras como ahora ¿sabes por qué?
- ¿Qué quieres decir con eso? - le dijo extrañado - no entiendo.
- Tu rostro no era igual, tus facciones eran distintas - le explicó preocupado - tus ojos seguían iguales, pero eras muy diferente, hasta Draco se asustó.
- No lo sé, me duele la cabeza cuando pienso en eso - admitió - como si el sacar esos recuerdos del lugar donde están fuera demasiado para mí - suspiró.
- Quizás lo mejor es que lo dejáramos pasar por ahora y fuéramos a comer.
- ¿Pensando con el estómago otra vez, Ian? - dijo Draco - pero tienes razón, no sacamos nada con darle vueltas al asunto con el estómago vacío.
- Her Draco, yo quisiera que me perdonara... - empezó a disculparse.
- Olvídalo - le dijo - hablaremos más tarde de ello - le acarició la mejilla - mejor hacemos lo que Ian propuso - le dijo caminando hacia la cocina.
- Y dice que yo pienso con el estómago - dijo este molesto.
- Por cierto, tardaron bastante en regresar - los regañó.
- Bueno, es que nos encontramos con una lechuza del ministerio llamándonos a una reunión urgente, así que fuimos a eso antes de ir de compras - le explicó Ian.
- Y no me avisaron - le dijo molesto, odiaba que lo ignoraran así.
- Bueno, te excusamos - le dijo Draco encogiéndose de hombros.
- Era una de esas reuniones en que te dicen que hay una jugosa recompensa por atrapar a tal o cual fugitivo - siguió Ian ignorando al rubio - algunas recompensas suben bastante con el tiempo, como era el caso del personaje que están buscando en la actualidad, pero que se les ha escabullido muchas veces.
- ¿Y de quién se trata? - le dijo el moreno intrigado.
- De nuestro invitado - le dijo Draco.
- Pero her Remus no le ha hecho daño a nadie ¿verdad? - dijo preocupado
- Por supuesto que no, sé muy bien que él luchó del lado de la luz siempre, pese a ser un licántropo, es por eso que los aurores mayores no lo tratan de capturar, recuerdo que a Kingsley lo ayudó a entrar en la academia y Nyphandora Tonks está enamorada de él, ¿cómo lo van a entregar al ministerio para que lo maten?
- Por supuesto - dijo Ian - a algunos de los nuevos les interesa atraparlo por el precio que tiene su cabeza, pero corre el rumor que es muy astuto.
- ¿Qué pasaría si ellos descubren que lo ocultamos aquí? - los miró.
- Estaríamos metidos en soberano lío - admitió Draco sentándose a la mesa mientras con su varita sacaba los platos y acercaba las fuentes con la comida - de seguro nos mandarían a Azkaban para siempre por encubridores, por lo menos.
- Pero los Malfoy tienen muchas influencias, de seguro tu padre... - dijo Ian.
- Mi padre me diría que me está bien empleado, no le gusta que sea auror y si no me ha desheredado es única y exclusivamente porque no tiene más herederos.
- Creo que debemos buscar la manera de librarlo sin meternos en más problemas - le dijo el moreno sentándose junto a Draco - esto es muy injusto, en especial si el hombre no ha hecho nada malo y lucho siempre por el bando de la luz.
- Desde que el ayudante del Ministro se le ocurrió "incentivar" a los aurores de esa forma que nuestra profesión ha perdido el valor que tenía - le dijo Ian - somos poco más que mercenarios, aunque recibamos un salario fijo.
- ¿El ayudante del ministro sigue siendo Percy Weasley? - dijo Heinrich.
- ¿Lo conoces? - dijo Ian asombrado, aunque quizás eran recuerdos del pasado.
- Tonto - le dijo Draco - sigue siendo él, claro que ahora no es un ayudante menor del ministerio, le falta muy poco para llegar a ser la mano derecha del ministro.
- ¿Quién fue el ocurrente que comenzó a perseguir a los hombres lobo?
- El mismo Percy, dice que es en venganza por lo que le ocurrió a su hermano Bill, pero a mí me parece que es sólo una excusa que usan para acabarlos.
- Y parece que el querido Ronald le sigue los pasos muy de cerca - dijo Ian - hablaba que capturar a Remus Lupin sería un gran logro en su carrera.
- No entiendo cómo es que se perdió tanto - dijo Draco sirviéndose del guiso que Heinrich había preparado para ellos - era uno de los mejores amigos del "niño que vivió", siempre luchaba a su lado, quizás lo más lógico fuera que tratase de proteger al último de los amigos del padre de este, pero está resultando tan ambicioso como el propio Percy, quizás su partida le hizo muy mal, no lo sé.
- A algunos los grandes dolores los hacen cambiar demasiado, y no de forma adecuada - le dijo el moreno pensativo - algunos se pueden traumar.
- Quisiera que me sacaran de la duda ¿cómo es que sabes...? - empezó Ian.
- Percy Weasley era ayudante menor del ministro cuando estaba en quinto año - le dijo Draco - mi padre dijo que para espiar a la orden del Fénix, pero este era ambicioso y se separó de su familia cuando ellos insistieron en que Harry decía la verdad acerca del regreso de Voldemort, y cuando este demostró que era cierto, no fue capaz de regresar, sin embargo, el nuevo ministro pensó que le sería de utilidad, aunque no pudiese infiltrarlo, y lo ascendió para poder poner un ojo en la única familia más cercana a Harry Potter que había en el mundo mágico.
- Pero él nunca habla de su familia, es como si no la tuviera.
- Es más fácil perdonar los errores de los otros que aceptar que has cometido un error y pedir disculpas - le dijo el moreno sin pensar.
- ¿Qué quieres decir con eso? - le dijo Ian asombrado.
- Que es más fácil perdonar a los otros que admitir que haz estado equivocado.
- Percy Weasley era Prefecto cuando nosotros entramos en Hogwarts, de Gryffindor, específicamente, y era el tercero de su familia, recuerdo que era muy quisquilloso en cuanto al cumplimiento de las normas, si alguien no las cumplía, les restaba puntos, aunque fueran de su propia casa o sus mismos hermanos.
- Ya veo, entonces si él es... - pero vio el gesto del rubio - ¿qué pasa?
- Es la lechuza de Weasley - señaló la ventana - no creo que la nota sea suya, debe ser de su mujer ¿qué diantre querrá? - se acercó a la lechuza y sacó la nota, con lo que el ave se alejó de inmediato - es extraño.

//Señores Malfoy, Keller y Töpper:
Creo que es mi deber pedirles, en recuerdo del que alguna vez fuera el más querido de mis amigos, que no persigan a Remus Lupin, él, pese a ser un hombre lobo, es una gran persona y dudo que Harry hubiese querido que el sufriera lo que está sufriendo. Si por casualidad llegasen a encontrarse con él ¿me harían el favor de ocultarlo por un tiempo? Sé que es un poco difícil para ustedes, en especial para Malfoy, por todo el rencor que le tenía a Harry, pero él no se merece lo que le está pasando, siempre ha procurado no dañar a nadie, ni siquiera es su culpa ser lo que es, digan lo que digan al respecto.
Ojalá Harry estuviera aquí, de seguro él podría interceder ante el ministerio para que dejaran en paz a Remus, pero desde que lo perdimos, Ron ha cambiado demasiado, quiere venganza y ya no es lo que siempre fue.
Perdonen que los haya molestado, pero han sido ustedes los únicos en quienes puedo confiar no entregarán a un hombre íntegro por muchos que sean los galeones que les ofrezca el ministerio.
Hermione Weasley.//

- Ella siempre fue más madura que Ron - dijo Heinrich - en cuarto año él se creyó que yo había hecho trampa para entrar en el torneo de los tres magos y sólo después de la primera prueba me creyó que yo no había tenido nada que ver.
- ¿Sólo después que engañaste al colacuerno húngaro? Un gran vuelo.
- ¿De qué están hablando? - dijo Ian mirando a uno y otro alternativamente.
- Recuerdos de la escuela - le dijo Draco - recuerda que te dije que íbamos en el mismo grado aunque pertenecíamos a diferentes casas.
- No me hagas recordar más, me duele la cabeza - se quejó el moreno.
- De acuerdo - suspiró - pero vas a tener que hacerlo, haz estado guardando bajo llave todo aquello, quizás cuando estabas en Alemania no pasaba nada porque no había nada que te hiciera recordar todo lo que viviste antes de la guerra, con excepción de los dementores, pero aquí habemos muchos que formamos parte de ese pasado y te guste o no, saldrá flote en cualquier momento.
- Pero es que no me cuadra, por cinco años he vivido creyendo que era Heinrich Töpper, y ahora resulta que soy otra persona, y no una cualquiera, sino que el "niño que vivió", soy ¡Harry Potter! - se quejó.
- Bueno, siempre te has quejado que no querías fama - le sonrió - pero desde que te conozco que andas llamando la atención - le acarició la frente - y ahora no tienes esa fea cicatriz en tu cara ni usas esos feos anteojos.
- ¿Ahora sí le gusto, her Draco? - le dijo tomando su mano entre las suyas.
- Siempre me has gustado - lo atrajo hacia él e iba a besarlo en los labios cuando escucharon una carraspera violenta.
- Basta de arrumacos ustedes dos - les dijo Ian - quiero comer tranquilo.
- Ya se piso celoso, her Ian - sonrió el moreno apartándose de Draco - le apuesto que si fuera usted a quien besase, se desmaya ¿verdad?
- Y yo lo castro - dijo el rubio entre dientes comenzando a comer.
- No se ponga celoso, her Draco, sabe que lo quiero a usted - le sonrió divertido.
- Más me gustaría que me lo demostraras - le dijo malicioso y Heinrich se sonrojó completamente mientras Ian tosía atragantado.
- Bueno, cuando se dé la oportunidad, her Draco - le replicó aún ruborizado.
- ¡Basta! - chilló Ian, no sabía si reírse de la cara de ambos o enojarse porque lo ignoraban de esa forma.

Los días se arrastraban con relativa calma, pese a que Heinrich ahora sabía quien era en verdad, no había tenido otros episodios como el de esa mañana, claro que ahora estaba mucho más calmado que entonces, aunque todavía saltaba cuando alguno de los otros aurores los visitaba, quizás deberían ayudar a Remus a salir del país, pero se les complicaba todo dado que el pobre licántropo estaba enfermo de gripe mágica, es decir, su magia iba y venía sin control y sería peligroso sacarlo de allí, cualquiera podría detectar su magia e irían ellos tres directamente a Azkaban y él, al patíbulo, se estremecía de sólo pensarlo.
- No creo que sea buena idea celebrar el segundo aniversario de nuestra graduación en ese lugar - dijo Ian paseándose por la sala - ¿qué pasaría si la magia de Remus se descontrola mientras no estamos? Eso llamaría la atención de los otros aurores y descubrirían todo el pastel.
El moreno miró a su compañero pensativo, desde hacía dos semanas que Remus vivía con ellos y sólo desde hace un par de días que se había podido levantar solo un par de horas y había convencido a los otros para que lo llamasen por su nombre. Era lógico que se preocuparan por él, era un hombre muy agradable, pero tampoco podían dejar de salir esa noche, eso también llamaría la atención.
- Pero tampoco podemos quedarnos en casa - le señaló Draco sentado en el sofá - sería como pregonar que hay cosas que nos retienen aquí y allí despertaríamos mayor curiosidad dado que todos los demás saldrán.
- Y por ello no será peligroso si la magia de her Remus se llegase a descontrolar, la magia de aquí no la detectan en el ministerio - le recordó el moreno.
- Pero podríamos haber ido a un lugar más barato - insistió el castaño.
- Es cierto que lo que vamos a gastar esta noche es lo mismo que Heinrich gasta en nuestra alimentación de un mes - admitió Draco, no llamaría a Harry por su nombre hasta que este se manifestara tal como debía ser permanentemente - pero es que Weasley estaba fastidiando con el lugar al que pretendía ir a celebrar que no pude evitar mencionar aquel lugar que él, bajo ninguna circunstancia, puede costear - se defendió.
- Y por tu orgullo comeremos verduras el mes entero - lo regañó molesto.
- Ni tanto, her Ian - sonrió el moreno sentándose en el brazo del sillón donde estaba Draco - suelo guardar unos pocos galeones para casos de emergencia y creo que tengo la mitad del presupuesto del mes - sonrió - quizás no podré hacer grandes comidas, pero podemos ahorrar por aquí y por allá y lo pasaremos.
- Mm, pero no tendríamos que hacerlo si este arrogante no hubiese dicho que iríamos a ese lugar, lugar en el que tuvimos que pagar la mitad del consumo por adelantado para tener una reservación - se quejó.
- No ibas a esperar que me quedara callado, un Malfoy no hace ese tipo de cosas, menos con una comadreja como esa - dijo el rubio molesto.
- Es mejor que vayan a cambiarse - les dijo el moreno divertido - ¿cómo saben si esta es nuestra noche de suerte? - le guiñó un ojo a Draco.
- Está bien, pero espero que el gasto valga la pena - dijo el castaño y se levantó yendo hacia su habitación.
- Veo que tú ya estás listo - le dijo Draco divertido - no te preocupa gastar ¿eh?
- En realidad, sí, pero her Remus me dijo que él tenía cien galeones guardados y que, dado que lo estamos cuidando, quiere aportarlos para las comidas. Yo no los hubiese aceptado, pero como no tenemos más, ni modo.
- Lamento que mi orgullo nos haga apretarnos el cinturón, Heinrich.
- No se preocupe, her Draco, nadie se muere por estar a dieta un tiempo y quizás a her Ian le haga bien perder un par de kilitos ¿cómo sabe si le sale novio?
- Quizás - sonrió - iré a cambiarme - le dio un suave beso y entró en la habitación en silencio, era grato que él al menos no lo culpara.

El restorán que Draco había elegido era excesivamente exclusivo, tanto así que si no fuera porque este era un Malfoy nunca hubiesen podido entrar, según el moreno pudo apreciar. Le parecía que ese era el tipo de lugares en que los magos de "sangre pura" más estirados del mundo mágico solían visitar, si es que podían costear los costosos menús que allí se daban.
- Una mesa para tres personas a nombre de Draco Malfoy - repitió el Metrê - su mesa está lista, si me hacen el favor de seguirnos - les dijo y los guió hacia el segundo piso por un muy adornado pasillo.
- Guau, nunca había estado en un lugar así antes - señaló Ian.
- Y así como vamos, será la única - le dijo Heinrich en voz baja, pero se calló bruscamente al ver a alguien que surgía de su pasado, alguien a quien había odiado casi con la misma intensidad con la que odió a Lord Voldemort ¿cómo podía estar libre el asesino de Dumbledore? Eso no podía perdonárselo.
- Heinrich ¿pasa algo malo? - le dijo el castaño sorprendido al ver que se había detenido a mirar a alguien dentro del restorán.
- Snape - escupió dejando escapar su rabia.
- ¿Eh? - dijo Draco volteándose hacia sus compañeros y vio a quien el moreno miraba - diablos, si él está aquí, significa que mis padres también - dijo molesto y tomó al moreno del brazo - apuremos el paso, no quiero verme con mi padre.
- Tu padre debe ser un hombre muy guapo - dijo Ian.
- Y se aprovecha de ello - le aseguró - siempre lo hará.
- ¿Crees que si le coqueteo un poco nos pague la cena? - le guiñó un ojo.
- Tú que te atreves y yo que te mato - le dijo el rubio muy, muy molesto.
- No se ponga celoso, her Draco, no es para tanto - se rió y se apuraron.
Una vez en la meza, el mesero les entregó los menús y se dedicaron a revisarlos de punta a cabo ¡todo era muy caro! Y no se decidían a nada por lo mismo.
- Así si que no nos van a alcanzar ni los fondos de emergencia - dijo el moreno revisando las listas de precios - no nos alcanza ni para el vino.
- Y yo que pensé que era la mitad del consumo - agregó Ian asombrado.
- Cállense los dos, que van a pensar que somos - les dijo Draco por un colmillo.
- Vaya, vaya, Severus dijo que le parecía haberte visto subir - dijo una voz que le erizó los cabellos de la nuca a Draco, era la persona que menos quería ver - por lo visto el ministerio le está pagando mejor a su gente ¿o te vas a morir de hambre el resto del año?
Heinrich vio como el rubio enrojecía levemente por las palabras de su padre y se decidió a salvarlo, no podía hacer gran cosa, pero ciertamente podría distraerlo de su hijo ¿no? Porque si algo recordaba de Lucius Malfoy era que le gustaba la adulación. Sonriendo coquetamente, le echó una mirada apreciativa mientras ponía su mano en el brazo de Draco que no atinaba a reaccionar.
- Vaya ¿no nos va a presentar a esta belleza, Her Draco? - le dijo mirando con su cara más inocente al rubio - veo que no - suspiró como lamentándolo - soy Heinrich Töpper - se presentó - para servirle.
- Lucius Malfoy - le dijo complacido, no todos los días un muchacho tan joven lo miraba con esa apreciación, menos uno de la edad de su propio hijo.
- ¿Es el padre de her Draco? - dijo fingiendo un asombro infinito - hubiese pensado que era su hermano si no hubiese sabido que él no los tiene y no hubiese mencionado como se llamaba su padre - siguió sonriendo - si tiene dos padres tan guapos ¿cómo no iba a serlo él también? - suspiró exageradamente.
- Vaya, alguien que sabe qué es bueno y lo que quiere - le sonrió Lucius con un gesto depredador - pero ¿has visto a Narcisa?
- No la conozco en persona, pero la veo a la distancia en la mesa que usted antes estaba, her Malfoy - le dijo inocentemente.
- Guapo y observador - sonrió - los invitaría a mi mesa, pero dudo que Severus lo acepte, de por sí no quería venir esta noche.
- Pues debió quedarse en casa - dijo Draco molesto.
- Por cierto, no me has presentado a tu otro amigo - miró al castaño.
- Ian Keller, señor Malfoy - se presentó este casi sin voz y el rubio mayor le sonrió.
- Vaya, así que tienes muy buena compañía - le dijo a Draco y sonrió para sí al ver en sus ojos lo que reconoció eran celos - espero que disfruten su cena - agregó divertido y se retiró.
- Mi padre dando buenos deseos - dijo Draco asombrado a final de cuentas - pero estoy furioso contigo, Heinrich ¿no que estabas enamorado de mí?
- Por supuesto que sí - le tomó la mano - pero pensé que su padre le dejaría en paz si le distraía de lo que venía a hacer - le besó los dedos - no es necesario que no sea tan celoso ¿sabe?
- La próxima vez que le coquetees a alguien te voy a sacar los ojos a ti - lo amenazó pero se sentía contento de saber que lo protegía.

Severus vio la sonrisa complacida de Lucius al regresar a la mesa y se quedó vigilando al rubio que hablaba con el mesero que atendía a los aurores ¿qué era lo que pretendía ese rubio loco ahora? Se había imaginado que iba a armar la tremenda pelea con su hijo, una del mismo tipo que tenían cada vez que coincidían en algún lugar, pero resultaba que el rubio había regresado con una sonrisa complacida, no podía ser que hubiese ganado una batalla contra su hijo, no debía ser algo más, pero ¿qué?
- Creo que me gusta el chico nuevo de Draco - dijo sentándose mirando hacia la mesa donde su hijo y el moreno estaban tomados de las manos - es toda una belleza y sabe muy bien hacer las cosas.
- Así que te has prendado de un chico bonito ¿eh? - se burló - y de la edad de tu hijo, estás como las cabras ¿sabes?
- No me he prendado de él ¿cómo crees? - le dijo divertido - es sólo que no todos los días un muchacho me dice que soy un hombre guapo y que me veo joven - suspiró - puede que lo haya hecho por distraerme de Draco, pero me hizo sentir...
- ¿Especial? - dijo Narcisa interviniendo.
- Supongo que sí - volvió a suspirar - ese chico le hará bien a Draco.
- Pues hay algo en él que no me gusta - dijo Severus mirándolo - es extraño, cuando lo vi hace un rato sentí su mirada cargada de odio, como si yo le hubiese hecho algo, pero no le conozco.
- Sev, querido - se rió Narcisa - estás como las cabras.
- No creo que un chico como él pudiese odiarte sin conocerte, Severus - agregó Lucius divertido también - les gustará mi regalo.
- ¿Y qué les has enviado? - dijo Narcisa curiosa.
- Ya verás, querida mía - sonrió - espero que no se enfaden.
- Siendo tu hijo como es, seguramente te lo mandará de regreso.
- Ese muchacho no se lo va a permitir - sonrió - creo que lo hará olvidar a aquella persona por la que abandonó sus propios ideales.
- ¿En serio? - dijo Severus alzando las cejas.

El mesero les llevó una botella del vino más caro de la casa y les dijo que era un regalo de parte de Lucius Malfoy, Draco le iba a replicar algo antes de mandarlo de regreso, pero el moreno ya había aceptado el regalo.
- ¿Por qué hiciste eso? - le dijo al borde de un ataque de ira.
- Tranquilo, her Draco, pero eso nos abaratará el costo de la cena ¿sabe?
- Heinrich tiene razón - intervino Ian - además, es el vino más caro y fino de la carta ¿por qué no aprovecharlo? Es un regalo.
- Pero es que viene de mi padre - dijo justificándose.
- Quizás ahora comience a aceptar lo que es, her Draco - le sonrió Heinrich - eso nos permite optar por algo ¿no creen? - señaló uno de los menús - descontando el vino nos ha de alcanzar sin hacer mucho daño en el presupuesto.
- Está bien - dio su brazo a torcer - pero sólo por eso ¿entiendes?
- No pretendía que fuese de otra manera - le sonrió y le dijo al mesero lo que se iban a servir - quizás después podamos ir a bailar un rato.
- Mm, yo preferiría guardar las calorías para cuando tengamos que pasar hambre - le dijo Ian divertido - pero si tú quieres, podría ir a infierno ¿sabes?
- De seguro her Draco le mandará allí si le respondo - se rió.
- Puedes bailar con quien se te ocurra - le replicó este molesto.
- Mm, te gusta demasiado tener la exclusividad de Heinrich - le dijo Ian - me gustaría tener un novio como él, pero lo veo difícil, menos con mi sueldo.
- Las cosas siempre pueden mejorar, her Ian - le dijo el moreno.
Al poco rato regresó el mesero con la comida para los tres, todos asintieron y se dedicaron a degustar los alimentos.
- Realmente vale la pena lo que se gasta aquí - dijo Ian mientras comía - está delicioso, casi podría decir que Heinrich lo cocinó.
- Yo no podría preparar algo igual ni aunque tuviera la receta.
- Pues no sé - siguió - lo encuentro igual de exquisito - le sonrió.
- Deja de coquetearle de una buena vez, es mío ¿recuerdas? - lo amenazó el rubio celoso apuntándolo con un cochillo..
- Pues que yo sepa, en ninguna parte tiene una marca tuya - le replicó.
- Claro que la tiene, sólo que no está en un lugar visible - le replicó amoscado.
- Je, je, no sigan - se rió el moreno - parece que estoy en medio de una pelea de perros en celo y que yo soy la perra de premio.
- ¡Por supuesto que no! - dijeron a la vez.
- Entonces, disfruten de la comida y dejen de pelear ¿les parece?
Siguieron comiendo en silencio disfrutando de la comida, que por cierto era más abundante de lo que esperaban, así que luego de degustar el postre bajaron al salón de baile. Draco había agarrado firmemente la mano derecha de Heinrich mientras bajaban y lo arrastró a la pista al primer tema lento que se escuchó, le gustaba abrazarlo así, en silencio.
- No debería ser tan celoso, her Draco - le dijo este acomodándose contra su hombro - le hará mal a sus nervios.
- Mal me hace tenerte cerca y no poder hacer algo al respecto - le susurró al oído mientras se mecían al compás de la música.
- En eso sí que estoy de acuerdo con usted - le acarició la cintura - me gustaría no sólo dormir en sus brazos cada noche, pero ni con todos los hechizos aislantes del mundo conseguiríamos silenciarnos - sonrió - ¿por qué habrán hecho tan delgadas esas paredes?
- Seguramente para evitar que los aurores solteros se encamaran con alguien.
- Pues deberíamos demandar al arquitecto - gruñó.
- Bueno, cuando tengamos algún dinero extra podremos ir a hacerlo a un lugar especial a solas - le ofreció divertido.
- Mm, her Ian se daría cuenta de todas maneras.
- Tal vez, pero al menos no lo habremos hecho bajo sus narices ¿no? - sonrió y caminaron fuera de la pista al terminarse la melodía, allí, trago en mano, estaba Ian - oye, no puedes estar bebiendo - lo regañó.
- ¿Y qué se supone que tengo que hacer? - le dijo molesto - ¿verlos bailar así, tan acarameladitos? - agregó perdiendo la paciencia.
Heinrich sintió que algo frío caminaba por la pista de baile y puso una mano en los hombros de cada compañero mientras todas las personas dentro del restaurante quedaban paralizadas de miedo a causa de la magia negra que se arrastraba por el lugar, era una magia terrible, de la que sólo usaban los...
- Mortifagos - dijo Draco preocupado buscando de donde provenía la magia.
"La hora ha llegado, con tanta magia podemos hacer lo que queramos" fue lo que el moreno entendió entre los siseos que se escuchaban por el piso, no era una serpiente real lo que se arrastraba por el piso, sino una magia muy especial y maligna que solo esos animales, teniendo un amo muy malo, eran capaces de emitir, como había sido el caso de Nagini, la serpiente de Voldemort, o el basilisco de la cámara de los secretos que había dejado Slytherin dentro del colegio.
- Vengan, al centro de la pista - les dijo obligándolos a avanzar - tenemos que detener esta magia, pretende robar la magia de los presentes.
- ¿Cómo es que lo sabes? - dijo Ian intrigado pero obedeciendo.
- Eso no importa ahora - le dijo Draco - debemos detenerla pronto.
- Tengo el conjuro correcto - dijo Heinrich, pero Draco notó algo diferente en su forma de hablar, ya no tenía en ella el acento alemán, quizás Harry empezaba a manifestarse de nuevo - pero necesito la ayuda de ambos.
- ¿Qué tenemos que hacer? - dijo Ian.
- Varitas en alto - le dijo apuntando hacia el techo - únanlas en el mismo punto con la mía y digan: "magic blanc, cuore magique, ¡desperta!"
Las tres varitas se unieron en la misma frase y una luz blanca subió hacia el techo haciendo un cerco de bruma plateada alrededor de todos los presentes recorriendo con ansias todo el recinto buscando a aquella persona que había emitido aquella energía maligna que se había llevado la luz mágica del lugar. Pero el efecto de los conjuros realizados comenzaba a debilitar al moreno, que se sujetó del brazo de Draco para no caer, de por sí había sido difícil liberarlos del conjuro paralizante de la magia negra, así que hacer aquel hechizo había agotado sus fuerzas hasta un punto mínimo.
- ¿Harry? - fue el susurro de Draco al ver que este apretaba con desesperación su brazo para no caer. Sus ojos se encontraron y Draco comprendió lo que estaba pasando, su amado estaba dispersando su magia buscando al autor de aquella magia negra ayudado por ellos mientras los protegía de la misma - no te preocupes por nosotros, atrapa al malvado - le sonrió y Harry asintió retirando su magia de ellos solo unos instantes antes que la barrera de la magia negra cayera al atrapar a su dueño.
- Lo tengo - le sonrió bajando su varita y ellos lo imitaron siguiéndolo en la penumbra hacia donde estaba aquella persona atrapada por la magia blanca.
- Veamos de quien se trata - dijo Draco ocultando a Harry en su sombra, no quería que lo reconocieran - lumos - dijo y la luz dio de lleno en tres personas quedando de una pieza - pero ¿son ustedes? - dejó salir.
- Si, traidor, nosotros - le replicó una voz femenina.
- Parkinson, Crable y Goyle, pensé que Voldemort los había matado, nadie los había visto desde entonces - dijo asombrado.
- Ciertamente el Lord nos creyó cuando le dijimos que nada teníamos que ver con tu traición - le dijo ella despectiva - debiste morir esa noche junto con Potter, pensar que esperaba convertirme en tu esposa, que tonta fui.
- Y lo seguirás siendo en Azkaban - le dijo Ian molesto, no iba a permitir que esa bruja insultara a sus compañeros - cerbelus - dijo y de inmediato aparecieron dos carceleros que se llevaron a los tres - que uno no pueda disfrutar tranquilo una noche - dijo molesto.
- ¿Estás bien? - le dijo Draco a Harry que estaba apoyado en su hombro aferrándose a su cintura desesperadamente y lo sintió negar con la cabeza - fue demasiado para ti, pobrecito - le dijo volteándose hacia él para poder abrazarlo y que este se apoyara mejor - paguemos la cuenta y regresemos a casa a descansar ¿les parece?
- ¡Gracias a Merlin que estaban ustedes aquí! - dijo una voz masculina.
- Y eso que andamos fuera de servicio - dijo Ian - y nos tocó trabajar igual.
- Es extraño que los mortifagos que quedan ataquen un lugar que es famoso por albergar a la flor y la nata de la sociedad mágica - dijo Draco ocultando el rostro de Harry contra su pecho - cualquiera pensaría que atacarían un lugar con medios sangres o hijos de muggles, pero no donde hay casi puros sangre puras.
- Andaban en pos de grandes cantidades de magia - susurró el moreno agotado.
- Hubiese sido un desastre terrible - dijo el hombre - oh, perdonen, soy el dueño de este restaurante, Guy Laponte - se presentó - estoy muy agradecido por lo que han hecho por mi negocio y por todos mis parroquianos, así que les voy a perdonar la cuenta y ofrecer otra cena para el sábado próximo ¿qué les parece?
- Nosotros pagamos un anticipo - dijo Draco.
- Ah, se los devolveremos, cómo les vamos a cobrar a nuestros héroes - dijo y sacó una chequera mágica luego de hacer que la luz volviera a iluminar todo - tengan, vuelvan cuando gusten - se lo entregó a Ian y los tres salieron del local caminando hacia el lugar de transporte de regreso a casa.
- Oye, nos ha dado más del doble de lo que pagamos - dijo Ian asombrado mientras entraban al departamento que estaba en silencio.
- Olvídate de eso - le gruñó sentando a Harry en el sofá - ¿cómo te sientes?
- Me siento como un ajo en el mortero, machacado - le dijo - quiero dormir.
- Bien, te llevaré a la cama, mañana arreglaremos este lío, supongo que tendremos que ir temprano a rendir cuentas al ministerio de esta "afortunada" captura - suspiró levantándolo entre sus brazos - Ian, ve a dormir también.
- Es que el cheque es más grande que mi sueldo completo.
- Mira, el tipo ese está como las cabras, así olvídalo y descansa.
- De acuerdo, de acuerdo - suspiró y guardó el cheque antes de irse a dormir.

Draco había acostado a Harry, porque seguía teniendo esa apariencia, en la cama luego de ayudarlo a ponerse el pijama y tan pronto este puso la cabeza en la almohada, se durmió profundamente. Suspiró, ni así había recuperado los rasgos del alemán ¿Se quedaría así para siempre? Sería un problema explicar cómo era que Harry Potter estaba vivo, aunque solucionaría unas cuantas cosas, o sea, el héroe del mundo mágico estaba vivo y él podía reclamar el puesto de ministro (era lo que le habían ofrecido al que fuese capaz de vencer a Voldemort), los aurores recuperarían su importancia y tendría acceso a sus cuentas bancarias ¡podrían vivir de una manera más decente! Y estaba el hecho que podría evitar que mataran a Remus Lupin, el único amigo de su padre que a Harry le quedaba.
- He sentido algo extraño - le dijo Remus apoyado en el marco de la puerta - una magia que no había sentido en años.
- Harry ha usado uno de sus conjuros especiales esta noche - le dijo - y se ha quedado con su verdadera apariencia - se lo mostró cubriendo su cuerpo con las frazadas, este sólo se acomodó mejor y siguió durmiendo - no entiendo.
- Es que aquel conjuro era de una potente magia blanca, seguramente, y como la suya salió con tanta intensidad, anuló el hechizo que lo hace tener la apariencia de Heinrich Töpper - dijo Remus pensativo - quizás debiésemos investigar acerca de Heinrich antes del supuesto accidente, nosotros conocemos bien la historia de este lado del mar, pero ¿qué pasó allá que lo dejó irreconocible y lo confundieron?
- Ya mandé a pedir un informe al respecto, él mismo sabe que lo hice, no quisiera que se ofendiera por eso - suspiró - pero debe de haber algo más, sino ¿cómo fue a parar a Alemania? Algo o alguien lo llevó allá para salvarlo.
- O para anular su magia - suspiró el licántropo acercándose a la cama - se parece tanto a James, así dormido, mi amigo era uno de los chicos más cotizados del colegio, era famoso porque era el mejor buscador de ese tiempo, era muy bueno en todas las materias y era rico ¿qué mejor partido? Pero él tenía ojos solo para Lily, generalmente hacía estupideces para llamar su atención, pero sólo conseguía enfadarla, en especial cuando molestaba a Snape.
- ¿Sabe por qué Severus lo odiaba tanto?
- Porque él quiso hacerse pasar por sangre limpia, James no hubiese dicho nada pero él insultó a Lily con esa palabra que tú solías usar, así que lo levantó del cuello de la túnica en un puño y le dijo: "No te atrevas a decirle así media sangre" y lo dejo caer, ella estaba asombrada, nunca pensó que él no fuese de sangre limpia dado a todas esas maldiciones de magia negra que conocía, pero James le dijo, una vez que se hubo calmado, que el padre de Snape era muggle y su madre era bruja, al menos eso había leído en algunos diarios. Creo que es por eso que él lo odiaba, por descubrir su secreto. Y está el hecho que James le salvó la vida en sexto año, cuando averiguo que yo era lo que soy.
- Lo escuché decir que él había intentado matarlo pero que luego se arrepintió.
- James no tenía nada que ver con lo que le hizo Sirius - suspiró - ellos nunca lo quisieron porque siempre andaba detrás nuestro intentando hacer que nos expulsaran, por eso Sirius le dijo cómo controlar el sauce boxeador, sin embargo James no lo dejó hacerlo, resultando ambos golpeados violentamente por el sauce, aunque él me vio transformándome. Si Snape hubiese llegado hasta donde yo estaba, lo menos que hubiese pasado es que lo hubiese matado o transformado en otro hombre lobo. Dijo que habíamos intentado matarlo, pero el director le creyó a James que sólo intentaba protegerlo y no nos castigó. Estaba furioso y entonces creó una maldición muy poderosa y con ella atacó a James, pero él usó un conjuro especial, nunca supimos cual porque se llevó a la tumba el secreto, y Snape quedó cubierto de lodo y hollín.
- Pero Severus ha puesto ese odio en Harry ¿verdad?
- Creo que a Severus le gustaba James - sonrió - si, ya sé que aparentaba odio, pero bien podrían ser celos porque este no le prestaba ni la más remota atención ¿no era lo que hacía para que Harry te mirara sólo a ti?
- Pero es diferente, a mí me gusta Harry y no podía decírselo ¿se imagina lo que habría dicho mi padre? Ya sé que ha renunciado a eso de los mortifagos, pero en ese tiempo eran enemigos declarados, dudo que hubiese permitido siquiera que tuviese la idea de formar pareja con él.
- Bueno, puede que sea diferente - admitió - pero era a quien más molestaba, aunque, claro, de todas maneras nos fastidiaba a todos cuando nos veía. ¿Sabes que una vez, en plana clase de encantamientos, trató de decir que yo era un hombre lobo? Sirius estaba furioso y le pegó la lengua al paladar, y cada vez que lo intentaba le pasaba lo mismo, ojalá se hubiese quedado callado.
- Mi padrino nunca mencionó que en parte era su culpa lo que le pasó.
- Es más fácil echarle la culpa a los demás que admitir que estabas equivocado - le dijo sonriendo - es mejor que duermas ahora.
- Capturamos tres mortifagos esta noche, de seguro tendremos que ir los tres a rendir cuentas al ministerio ¿cómo explicaremos todo esto?
- Quizás para mañana Harry haya vuelto a ser Heinrich, una vez que su magia se haya recobrado y el conjuro que lo mantiene oculto vuelva a funcionar.
- Ojalá así sea, no quisiera que me lo arrebataran.
- Lo veo un poco difícil, de todas maneras - le sonrió alentador y salió de la habitación, ahora que su magia estaba más estable quizás pudiese ayudar a Harry a recobrar lo que alguna vez había sido.

Harry se despertó abrazado a una e las personas que más amaba en su vida y una de las pocas que le quedaban vivas, su querido Draco. Suspirando, se apartó un poco de él, le hubiese encantado hacerle algo, de seguro el rubio estaría dispuesto a participar del juego, pero las paredes eran demasiado delgadas, si el encantamiento silenciador más poderoso evitaría que en el resto de edificio se enteraran de sus actividades a no ser...
- Realmente me estoy poniendo idiota - sonrió maliciosamente y tomó su varita del velador, era un hechizo bastante simple el que debía hacer para que nadie supiera lo que hacían, el propio Sirius se lo había enseñada para que no supieran que estaba haciendo detrás de las cortinas de su cama en el dormitorio de gryffindor, de seguro era igual de efectivo con las paredes que eran más gruesas que las rojas cortinas de seda - veamos...
- ¿Qué haces? - le dijo Draco abriendo los ojos al sentir que se había retirado de su pecho, pensó que ya había amanecido, pero aún estaba muy oscuro para que el moreno se levantara a preparar el desayuno.
- Mi padrino me enseñó un hechizo especial cuando estaba en cuarto año - sonrió y Draco se asombró de ver esos ojos verdes brillando de lujuria - dijo que era para evitar que otros supieran lo que hacía detrás de las cortinas de mi cama, claro que no con la intención que yo las usaba - le dijo malicioso.
- ¿Y da resultado? - le dijo comprendiendo las intenciones del moreno.
- ¿Alguna vez alguien me escuchó? - sonrió.
- ¿Y a cuantos metiste en tu cama en gryffindor? - dijo celoso.
- Ninguno - se rió - sólo usaba el hechizo para que nadie supiera en quien estaba pensando cuando me masturbaba - se volvió hacia él dejando la varita sobre el velador - el hechizo hace el lugar totalmente imperturbable, es decir, nadie podrá escuchar nada desde afuera - se subió sobre él - ¿qué te parece mi idea?
- Muy pervertida - le sonrió echándole los brazos al cuello - pero podemos aprovechar ¿no? - le ofreció la boca que de inmediato fue tomada en un beso hambriento que los dejó sin aire - Harry, te amo.
- ¿Y por qué no me lo dijiste antes que terminara la guerra? - le reclamó mientras comenzaba a desabotonarle la camisa del pijama.
- Bueno... - dudó un momento - tenía miedo.
- Siempre supe que eras un cobarde - se burló divertido - pero ¿de qué?
- Que me rechazaras del mismo modo que rechazaste mi amistad.
- Ah - dijo dándole un beso en el cuello mientras apartaba la ropa para acariciarle el pecho con los dedos - me recordaste la actitud de mi primo - lo miró a los ojos - eras tan creído de tu importancia por ser un mago de sangre pura, que me hiciste sentir que te creías por encima de todo, como si por ser Harry Potter tu amigo, serías el dueño del mundo - cerró los ojos - mejor olvidemos el pasado, hay cosas mucho mejores que hacer que recordar cosas dolorosas ¿no crees? - tomó sus manos y las llevó a su pecho - anda, muéstrame de qué estás hecho.
- Los Slytherin somos los más pervertidos que hay - le advirtió y comenzó a desnudarlo - pero estoy seguro que te sentirás complacido de mis actos.
- Eso espero, dragón - le dijo divertido comenzando a trazar círculos en el pecho de Draco que se contraía al roce de sus dedos, pero no se distraía de su labor, dejándolo pronto totalmente desnudo - espera - lo detuvo y lo ayudó as quitarse el pantalón también - conozcamos nuestros cuerpos primero ¿de acuerdo?
- Bien, echemos a suerte quien... empieza - pero Harry ya estaba recorriendo su cuello con los labios - sea - accedió recostándose en la cama con Harry encima.
La habitación se llenó de suspiros de placer, Draco no podía evitar gemir cada vez que Harry le recorría la piel con la lengua o cuando le daba pequeñas mordiditas en el cuello, pero el placer lo sorprendió cuando este atrapó uno de sus pezones entre los dientes y lo comenzó a torturar con la lengua.
- ¡Harry! - chilló cuando este soltó el pezón y se dirigió al otro dando besos mientras una mano traviesa comenzaba a descender hacia su hombría rozando la piel caliente de su estómago - ¡ah! - dejó salir cuando Harry consiguió su objetivo y comenzó a masturbarlo un poco - ¡Harry!
El moreno sonrió malicioso, y comenzó a bajar por su pecho rumbo a donde su mano jugaba, cuantas veces siendo estudiante se había imaginado tener a Draco Malfoy a su merced tal como lo tenía ahora, pero nunca se pudo imaginar el verdadero sabor que tenía su piel. Se detuvo unos segundos en el ombligo y lo acarició suavemente con la lengua escuchando deleitado los gemidos de Draco que comenzaban a subir de tono, así que siguió hacia abajo ¿de donde le salían las agallas para hacer todo eso? Se preguntó de repente, pero ignoró sus alarmas, Draco al fin iba a ser suyo ¿qué importaba lo demás? Y comenzó a acariciar con su lengua el pene de su amante como si fuese un helado.
- ¡Harry! - dijo sorprendido mirándolo con sus ojos muy abiertos, más de alguna vez se había imaginado al moreno haciéndole ese tipo de cosas, pero jamás se imaginó el placer que ello podría proporcionarle, pero su sorpresa fue mayor cuando este se lo introdujo de lleno en la boca - ¡Ah! - gritó arqueando la espalda mientras sus manos agarraban del cabello a Harry que solo sonrió y siguió con su labor mientras sus dedos acariciaban el interior de los muslos de Draco que no podía dejar de retorcerse ante el placer de sus caricias. Lentamente introdujo un dedo de forma juguetona dentro del ano del rubio que volvió a abrir los ojos al sentir la intrusión - duele - se quejó, pero la succión y el roce de la lengua en la punta de su miembro lo hicieron olvidarse de lo que Harry le hacía por detrás y este se aventuró a introducir un segundo dedo topando algo dentro de Draco que lo hizo gritar de placer, así que introdujo un tercero y rozar cada vez más rápido aquel punto que al rubio lo volvía loco, hasta que sintió que comenzaba a apretarse, clara señal de su cercano orgasmo y dejó de acariciarlo - no - se quejó, no quería que se detuviera.
- Tranquilo, ya estás listo - le sonrió subiéndose sobre él mientras acomodaba sus piernas totalmente abiertas en torno a sus caderas - ¿quieres? - pero Draco lo hizo adentrarse en él de un solo envión empujándolo con sus tobillos hacia él - no, debes disfrutarlo - le dijo tratando de detenerlo.
- Lo hago - le dijo casi sin voz comenzando a mecer sus caderas, dentro de él aquel punto acababa de ser rozado con fuerza por el miembro de Harry - mucho.
Eñ moreno sonrió y comenzó a moverse lentamente mientras disfrutaba de los besos y caricias que el rubio dejaba en sus labios, en su cuello, sus manos frotando los pezones con intensidad y el fuerte roce en las paredes de su dragón, que a ratos lo apretaban más.
- ¡Ah, Harry! - gimió - estoy que acabo - le dijo sintiendo como la mano de su moreno lo frotaba con la misma intensidad de sus arremetidas en su interior - ¡ah!
- ¡Ah! - repitió Harry dejándose ir en su interior mientras el rubio se derramaba en su mano - ¿estás... bien? - dijo en apenas un susurro sin voz.
- Si, te amo - le sonrió besándolo con suavidad en la boca mientras sentía que el moreno se salía con delicadeza de su interior - fue... genial.
- Y será mejor - dijo bostezando acomodándose a su lado.
- Claro, amor, descansa - sonrió y ambos volvieron a dormirse.

Draco se despertó solo en la cama, al parecer el elfo se había levantado ya, dado que la habitación estaba ordenada y su ropa estaba sobre la silla a la espera que se duchara y se vistiera para ir a desayunar. Se sentó en la cama y un gemido se escapó de sus labios, aunque el dolor lo había sorprendido más por su aparición que por su intensidad, siempre había sido su intención tomar a Harry, ser él quien mandara en la relación, pero el moreno se le había adelantado y no había sido capaz de oponerse al placer que este le daba. En fin, lo hecho, hecho estaba, se dijo bajándose de la cama entrando al baño. Se miró en el espejo en busca de señales que delataran la noche de placer, pero no notó nada extraño, sólo el nuevo brillo de sus ojos.
- ¿Quién estará preparando el desayuno, Harry o habrá vuelto a ser Heinrich? - se dijo mientras se vestía, al parecer ya se había pasado por allí, la cama estaba hecha con sábanas limpias - parece que...
- Buenos días, Draco - le dijo Ian - Remus está en la cocina tratando de calmar a Harry, me temo que está un poco histérico el día de hoy.
El rubio lo miró preocupado y terminó de vestirse antes de ir a la cocina, allí se encontró una escena que no se le hubiese ocurrido, Harry Potter abrazado del licántropo llorando a lágrima viva, como si hubiese pasado un gran desastre ¿dónde estaba su león pervertido de anoche?
- ¿Por qué llora? - le preguntó a Ian preocupado y celoso.
- No lo sé, vio a Remus luego de echar la ropa a lavar y se echó a llorar como Magdalena sin motivo aparente, porque él no le ha dicho nada.
- Harry - le dijo acercándose a él y este cambió de brazos derribando a Draco y echándose a llorar contra su pecho como si el mundo se fuese a acabar - no llores, todo va a estar bien, claro que sí - intentó calmarlo.
- No, porque no puedo prepararles el desayuno ¿cómo voy a salir a comprar para el desayuno con esta cara tan fea que tengo? - le dijo - así tampoco me querrá, her Draco - le dijo y el rubio sonrió, al parecer la magia del moreno estaba un tanto confundida y era a medias Harry Potter y a medias Heinrich Töpper, aunque este último predominara.
- No seas tonto, eres guapo de todas maneras - le sonrió - es solo que tu magia está algo loquita, ya te normalizarás.
- Mientras, quizás Ian pueda ir a comprar lo que hace falta para el desayuno - le dijo el lobo divertido también, al parecer su magia inestable también había dejado sus emociones en ese estado.
- Claro que si - dijo Ian en un intento que el moreno se calmara - me dices que necesitas y lo traeré de inmediato.
- Lamento comportarme así - les dijo y los tres sonrieron al ver que, al calmarse, sus facciones eran las de Heinrich - no sé que me pasa.
- No importa, ya estás bien - le dijo Draco acariciando su mejilla y se puso de pie para ayudarlo a hacer lo mismo - no hay daño ¿ves?
- ¿Estás seguro que no hay daño? - le dijo malicioso volviendo a ser Harry.
- Y si lo hubiera no te lo diría - le dijo entre dientes con un ligero rubor en las mejillas - recuerda con quien estás hablando.
- ¿Me quieres decir qué es lo que tengo que comprar? - los interrumpió Ian molesto - recuerden que tenemos que ir al ministerio a rendir cuentas.
- Es verdad - dijo Heinrich volviendo a la normalidad y se acercó a la alacena tomando una corta lista que estaba pegada en la puerta - es lo que necesito para el desayuno, no deje que le den otra cosa que no sea lo que dice ¿le parece?
- De acuerdo, ya regreso - le dijo saliendo.
- Ustedes estuvieron haciendo algo malo anoche ¿verdad? - les dijo Remus y el moreno se puso rojo hasta las orejas - lo sospeché.
- ¿Somos demasiado evidentes? - le dijo Draco preocupado.
- Recuerda lo que soy - le dijo el hombre sonriendo - además, le vi la cara de felicidad a Harry mientras hacía las cosas, como suspiraba complacido y lo rojo que se puso mirando las sábanas de tu cama, no hacía falta mucho más, sólo me lo confirmó cuando te preguntó si no tenías daño - se encogió de hombros.
- El único problema es que esto de estar cambiando de persona no puedo controlarlo - dijo Heinrich - no puedo presentarme así en el ministerio, quedaría la escoba si vuelvo a cambiar de forma delante de todo el mundo.
- Tendremos que trabajar un poco en eso - dijo Remus asintiendo - quizás de momento podamos ponerte un conjuro fijador de apariencia, pero luego vas a tener que controlarte, esos conjuros duran un tiempo y luego pierden el efecto, no importa quién te lo haya puesto.
- ¿Harry es un mago metamórfico? - dijo Ian volviendo de las compras, no se había tardado nada porque le había dicho la vendedora que era lo que Heinrich siempre llevaba en las mañanas.
- No, ese tipo de magos puede transformarse a su antojo en cualquier cosa, en cambio él sólo puede pasar de una persona a otra y es sólo porque le impusieron esa apariencia a punta de hechizos.
- Lo que quiere decir... - dijo el moreno.
- Que llegará el momento en que tu magia rompa todos esos hechizos y te devuelva definitivamente tu verdadera apariencia, mientras tanto, estarás pasando de una persona a otra sin control, lo que significará una inestabilidad emocional parecida a la que tienen las mujeres embarazadas.
- Pero sin los hijos - dijo Draco divertido ante la idea.
- Sin embargo, esta inestabilidad no se manifestará sólo en lágrimas - continuó el licántropo divertido por la perspectiva de lo que se avecinaba.
- ¿No? - dijeron los aurores asombrados.
- Por supuesto, lo que nos llevará a un problema mucho más complicado de sobre llevar, en especial para Draco - y sonrió al ver que había conseguido que este se pusiera rojo como tomate - posiblemente haya un incremento en la libido sexual, que si no se los complaces podría desencadenar hasta la infidelidad, seguramente habrá períodos en los que no quiera ni verte y otros en los que quiera que tomes la iniciativa, en esos casos sabrás qué es lo que quiere porque será juguetón.
- Nunca pensé que lo de anoche fuera por eso - dejó escapar el rubio.
- ¡¿Lo de anoche?! - chilló Ian furioso.
- Es que me encontré con un león lujurioso esta madrugada y no me dio tiempo ni de pensar si quería estar arriba o abajo, así que terminé en donde él me quería tener - dijo muy rojo.
- Pero bien que te gustó mientras te lo hacía - le dijo el moreno un tanto enfadado.
- No me estoy quejando, me la pasé muy bien - replicó - es sólo que me hubiese gustado devolverte la mano, pero te quedaste dormido de inmediato y cuando me volví a despertar andabas con complejo de elfo doméstico.
- Por favor, no quiero más detalles - dijo Ian - mejor es que prepares el desayuno, Heinrich, no quiero irme a esa reunión con el estómago vacío, de por sí me enferma tener que ver al ayudante del ministro, como para estar hambriento frente a él - dijo sentándose a la mesa.
- De acuerdo, esperen un poco, en un instante les tengo todo listo - dijo y se dedicó a cocinar bajo las miradas atentas de los tres.
¿Qué iba a ser ahora de todo este lío? Porque si bien a Draco le agradaba la idea de tener placer todas las noches con Harry, no estaba tan seguro si este siempre tuviese esa apariencia y le daba un no sé qué imaginarse haciéndolo con Heinrich, como si le fuese infiel aunque se tratase de la misma persona.
- Espero que pronto podamos saber por qué está pasando todo esto - dijo el moreno poniendo frente a ellos el desayuno ya listo - siento como si tuviera dos personas viviendo dentro de mí.
Remus asintió en silencio pensativo, quizás allí estuviera el verdadero problema...

Continuará...

Lamento la tardanza, no había querido demorar tanto en este capítulo, pero es que estaba un tanto bloqueada con el lemon, espero que haya sido de su agrado, es la primera vez que hago uno dentro de un fic de estos, sólo lo puse porque me lo pidieron, lo hubiese dado por sobre entendido, pero se comprenderá lo que pasa en los siguientes capítulos.
Quiero darles las gracias a todas aquellas personas que me han dejado comentarios, intentaré apurarme un poco con el otro fic también, es sólo que no tengo tanto tiempo como quisiera y las ideas a veces se me escapan antes que pueda atraparlas y ponerlas por escrito.
Me dicen que le ponga una pareja slash a Rem, no sé, a mí me gusta con Sirius, pero en esta historia está muerto hace demasiado tiempo como para revivirlo, ¿con quien creen que deba ponerlo? ¿Un personaje en especial o le creo un novio especialmente para él?
Espero sus comentarios con ansias, por favor dejen muchos ¿Ok?
Shio Chang.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).