Hernán había dejado de buscar a Kirk ya hace una semana, no, para ser más exacto hace dos semanas. Aunque en el fondo se moría por verlo, resistía aquel apremio, se quedaba en casa y poder sin evitarlo, con la mirada hacia el exterior, se imagina que él aparecía y con una sonrisa le dijera que recordaba todo, que había regresado para nunca más volver a irse. Pero ya han pasado dos semanas… dos siglos… dos milenios y Kirk aun estaba perdido en su olvido.
Bekka le ofreció un trago y Hernán lo acepto, haciendo un leve movimiento en su mano, los hielos chocaron entre sí y contra el cristal, sus ojos celestes cayeron en cuenta de que necesitaban ver los ojos de su… ¿amado?... hasta el amor tiene un límite… a veces pensamos que podemos amar a distancia y sin ser correspondidos… pero la verdad es que no, siempre se necesita al menos un pequeño detalle… un gesto que avive y refuerce aquel sentimiento.
“Hernán… ¿hasta cuándo estarás así?”
“Me equivoque… me enamore de la persona… no, ni siquiera es una persona…” –frunció el ceño y volvió a observar el exterior
“Te enamoraste y tienes dos opciones, luchas o desistes… tu sabrás que cosa es lo mejor” –le beso la mejilla y le dejo solo
En sus pensamientos, Hernán recordó lo que Kirk le dijo: “Haz lo que te haga más feliz”. Ese es el problema, nada lo hace feliz, perderlo o intentar recuperarlo es lo mismo, exactamente lo mismo. Bebió su trago de un solo sorbo y espero, siempre espera un milagro pero cuando el sol comienza a brillar, Superman deja de soñar.
Sus sentimientos hacia Bekka continuaban tal cual, la considera su amiga por lo que intentar algo con ella sería solo hacerla sufrir, tenía que encontrar a alguien que pudiera reemplazar a Kirk, que fea palabra es “reemplazar”… aquello es como un premio de consuelo… una mentira. Aun así, se movió a lugares en los cuales podía conocer gente nueva, buscaba a alguien remotamente parecido a él, pero habían tantos aspectos que volvían a Batman único, nadie podía tener su belleza, su inteligencia, su cuerpo, sus modales, el tono de voz, su piel blanca o sus ojos rojos, así que debía conformarse con lo ordinario y común.
Poco a poco fue entreteniéndose al recibir la adulación y el respeto de los demás, la admiración de las personas normales hacia él, era un halago que endulzaba el difícil momento que estaba viviendo, suavizaba la caída diaria y amortiguaba la desesperanza.
Finalmente opto por un chico que a su juicio, era más o menos lo que buscaba, se acerco y con esfuerzo trato de no parecer impaciente o necesitado, debía parecer casual cosa que no logro, estaba nervioso porque todo dentro de él le decía que no, que no fuera a cometer aquel error.
“¿Te puedo invitar un trago?” –propuso Hernán calmando su respiración y tratando de relajar el cuerpo
“… creo que si… yo… bueno…” –titubeo al tener a Superman enfrente.
Después de varias copas, el chico dejo atrás su vergüenza y hablaba de cosas importantes para él, como lo es el trabajo que escogerá, el auto que comprara… la casa de sus sueños… en fin, esas cosas. Hernán guardaba silencio pensando inevitablemente en que tardo mucho tiempo en confesarse a Kirk, si lo hubiera hecho mucho tiempo atrás, su amor hubiera sido más fuerte y quizás... solo tal vez… él lo recordaría.
“¿Y tú?... ¿qué esperas de la vida?” –le pregunto el joven y Superman regreso a la realidad
Para Hernán era una pregunta muy fácil de responder, pero no dijo nada, no quería verbalizar frente a un desconocido sus sentimientos más profundos ni el dueño de estos. Simplemente se acerco y beso al joven, el sabor de aquellos labios era diferente de los que ya estaba acostumbrado pero aun así, no desistió… estaba decidido.
“¿De dónde vienes?... ¿con quién pasaste la noche?” –exigió Bekka al verlo llegar de madrugada
“No me regañes...” –sus ojos comenzaron a cristalizarse sin evitarlo— “hice lo que una persona normal haría, busque a alguien más… anoche lo encontré y paso… me deje llevar… ¿pero sabes que obtuve?... nada… no pude tener ni un instante de felicidad… al contrario, el vacio se hizo aun mas grande… es injusto que no lo pueda olvidar como él lo hizo conmigo… es injusto”
“Lo lamento Hernán… no sé qué aconsejarte” –lo miro triste
Lo curioso, es que no importa cuánto problemas tengamos, los problemas de los demás siempre pasan a ser nuestra prioridad y ameritan ser solucionados a la brevedad, eso les ocurre a Hernán y a Bekka, se mantienen ocupados en una misión y otra, sin descanso salvan al mundo. El tiempo puede ser asesinado pero revive al instante para golpearnos el rostro y demostrarnos, que nunca se detendrá.
Cada día crece el abismo que nos separa de lo que queremos, de lo que amamos… ¿cómo cruzar al otro lado?... a veces, ni nuestro mejor esfuerzo puede hacer que nuestras piernas nos impulsen lo suficiente para volar y burlar la gravedad, estamos casi condenados a quedarnos en la tierra y ver que cada día el abismo crece y sigue creciendo.
“Si continuas bebiendo tendrás que ir a un grupo de autoayuda” –acoto Bekka
“Si tienen la solución a mi problema voy con gusto” –respondió mientras se sentaba
De pronto Hernán escucho algo extraño, eran pisadas pero de alguna especie de animal muy grande, se levanto y se acerco hacia la ventana, puso más atención y sabiendo el lugar exacto, fue que salió al exterior para investigar. Desde lo alto, sobrevoló la zona y noto que algo enorme se movía ágilmente entre unos callejones, pronto anochecería por lo que algunas zonas eran bastantes oscuras, usando su visión siguió el rastro y descendió dispuesto a enfrentar aquella bestia que bajo ningún caso era de la Tierra.
“¿Qué encontraste?” –pregunto Bekka
“Algo que no es de este mundo” –la miro serio
De pronto esa cosa los ataco, para tener aquel tamaño era muy rápida y sin duda fuerte. El impacto los arrojo contra un edificio que se resintió y el acero perdió su forma original. Al abrir los ojos, ambos observaron atónitos que la bestia en tan solo una fracción de segundos ya estaba sobe ellos con la intención de atacarlos de nuevo, pero una sombra golpeo al animal y lo aparto.
Hernán abrió los ojos de par en par al ver a Vlad, si él estaba aquí entonces Kirk también, y era tal como lo pensó, al poco tiempo, Batman apareció. Verlo causo que su corazón volviera a latir como desde el día que lo conoció y más aun cuando estaban juntos. Esta era la respuesta que Hernán busco anoche, trato de averiguar si alguien más podía hacerle sentir lo que Kirk le provocaba.
“¿Nos rastreo?” –pregunto Kirk a Vlad
“Temo que si… tal parece que esto captura el aroma de su presa, lo persigue hasta que termina cazando y devorando”
“¿Puedes noquearlo?... quiero analizarlo… de seguro debe tener alguna debilidad” –acoto
“Por supuesto mi pequeño Kirk” –sonrió y antes de que la bestia se repusiera, golpeo con todas sus fuerzas provocando fracturas diversas y quejidos graves llenos de rencor por parte monstruo pero que aun así, estaba en condiciones de seguir luchando.
Kirk volteo lentamente y observo tanto a Superman como a Bekka, su semblante no demostraba nada y eso a Hernán le causaba más dolor de que ya sentía, pero prefiera apreciarlo al no verlo nunca más.
“Hace unas noches esta cosa comenzó a devorar personas… no sé cómo, pero casualmente come lo mismo que nosotros, tiene un gusto predilecto por los delincuentes o sus semejantes… así que desde que luchamos contra él, nos ha perseguidos. Tengan cuidado de no tener mucho contacto con él porque memorizara su aroma y los buscara para asesinarlos”
“Escapo” –dijo Vlad frustrado— “pero tengo una muestra de piel… podemos analizarla”
“Necesitamos un laboratorio… ¿dónde…”
“En mi casa hay uno” –se puso de pie y se acerco a ellos— “puedes trabajar todo el tiempo que lo desees” –le hablo a Kirk quien aun mantenía una expresión de indiferencia.
“¿Por qué tienes un laboratorio?” –pregunto no imaginándose a Hernán con aquella afición
“Porque tenía a alguien que era muy listo y científico” –sonrió levemente
Vlad miro a Hernán y este también lo hizo, el choque de estas decía mucho… decía que esta historia estaba recién empezando.
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