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Aún de esa forma... yo te amo. por Adri6

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Cuando desperté note que los ojos claros de Hernán me observaban fijamente, parecían escrutar cual sería mi reacción al despertar…. bueno… diré que hice lo único que podía hacer. Le reproche que apenas me pudiera mover a causa del dolor que me significo la maratón. Ya te acostumbraras, me dijo y se acerco para besarme. Sus manos parecen serpientes que reptan por mi piel, su cuerpo parece una hoguera y su boca es tan dulce como la sangre que bebo.


Bekka regreso una semana después e inmediatamente lo primero que hizo fue abrazar a Hernán, me pareció que era un gesto lleno de afecto… casi de amor. Rápido aparte la vista de ellos y espere a que viniera a saludarme. Nos sentamos a conversar sobre que habíamos hecho, pero Bekka no dejaba de comentar lo bien que lo había pasado, lucia contenta más aun cuando expreso que ya tenía planeado ir de nuevo pero por un periodo más largo, tenía pensado ir con Hernán. Los planes de ella no tuvieron impacto en Hernán, pero sin embargo para mi sorpresa, Superman dijo: no solo tú te divertiste, yo también lo hice… mate a un monstruo… deberías haber visto como quedo. Lo mire y note el gozo en sus ojos al decir eso, estaba orgulloso de haber eliminado al “monstruo” tanto así que continúo hablando: ojala hubieran más de esos… porque también los destruiría. Ellos se rieron y buscaron algo con que celebrar. Deje que ellos continuaran manteniendo el dialogo y comentando sus anécdotas, mientras que las palabras de Hernán y la complicidad de Bekka, son la afirmación de que mis padres están en lo cierto, soy un monstruo… un aberrante ser… el cual Superman se encargara de destruir tarde o temprano.

Hay miles de personas pero que para mí, no son más que comida, ya hace mucho que sus vidas me han dejado de importar. Confieso que nunca he atacado a nadie que no se lo mereciera, pero sería estúpido decir que no veo al resto como una simple merienda, pero aun así no hay nadie, a quien yo no quisiera matar, eso me vuelve un peligro, soy peligroso, pensé mientras me llévala la mano a mi cien, he pensado tanto en eso que ya casi no duermo, no puedo ser como soy… pero aun así… no me arrepiento de nada. .

Tuve que disculparme con Bekka, y decirles una mentira para justificar mi salida del reencuentro de nuestra amiga, mis pies me llevaron adonde necesitaba estar, no tarde nada en llegar a mi habitación y encerrarme ahí, en silencio y en soledad esperare que la noche llegue.

Cuando la oscuridad por fin llego, fue que decidí salir.

Con el aire puro, sentí que mis pensamientos se aclaraban un poco… no puedo negar lo que sucede, “esto es lo que soy… y lo seré por siempre”, susurre mientras observaba a un delincuente robar en una tienda. Cuando salió corriendo por la calle le seguí con la mirada, “esta noche… estoy hambriento”, susurre mientras me ponía de pie, “esta noche… estoy… enojado”, murmure.

Lo atrape cuando iba ingresar a un callejón, con fuerza lo inmovilice y mordí su cuello, cada vez que los asusto, su presión arterial esta tan elevada que la sangre escapa de sus cuerpos de forma rápida, debo deber igual de rápido para no desperdiciar nada. Cuando comienzan a agonizar, es cuando el juego acaba, cuando su vida está por ser desvanecida es que yo me siento fuerte, fuerte pero en el fondo deseo morir junto con ellos.

Lo solté y el cadáver cayó al suelo, “tengo hambre”, susurre mirándolo. Me agache y puse mi mano en su pecho, ¿te gusto violar a esa niña?, le pregunte observando su rostro, ¿te gusto? Con fuerza quebré sus costillas y esternón, mi mano penetro su cavidad torácica y le arranque el corazón, me levante despacio y le mire por última vez. Me lleve el corazón a la boca y lo mordí, ya que estos aún conservan algo de sangre. Comencé a alejarme y a modo de despedida le dije: gracias… estabas delicioso.

Volví a subir a un edificio y continúe cazando, esta noche es una de las más despiadadas que he vivido, nada para ser más concluyente que el razonamiento de Hernán, si me como un monstruo… me comportare como tal. En una esquina había un grupo de pandilleros, con su aspecto y sus armas intimidaban a los transeúntes, reían cuando las personas apuraban el paso para alejarse de ellos. Uno de ellos era un reconocido traficante de drogas, y eso me hizo sonreír, me puse de pie y caminando pensé: El postre… también se ve delicioso. Fue así que me saque el caso y las gafas, sencillamente decidí bajar hasta allá, y caminar por la calle como si fuera un simple hombre normal.

Al caminar frente a ellos, llame la atención de él, le escuche llamarme así que voltee y lo escuche decir: ¿Qué hace un lindura como tú en este barrio tan peligroso?, ¿acaso no sabes que podrías encontrarte con alguien que tal vez --puso su mano en mi mejilla-- quisiera tenerte? Le mire y mis labios sonrieron, “fue fácil” pensé, fue así que le conteste: si me encontrara con ese alguien, le diría que puede tenerme y hacerme lo que quiera. Esas palabras causo que todos sonrieran pero él dijo: no lo compartiré… es mío, vayan a buscar a otro… vamos lindura, vamos a mi auto, te enseñare como es un hombre de verdad.

Él se sentó en el asiento de atrás y yo me senté a horcajadas sobre él, quiso besarme pero me negué, sus manos se movían por mi espalda de forma desesperada y posesiva, aquello no me gusto por lo que decidí tomarlas y llevarlas por sobre su cabeza. Pero que sorpresa, ¿te gusta dominar?... pero lindura, yo soy el que te va a penetrar… Moví mi cabeza en forma negativa y dije: que equivocado estas. Mordí su cuello y una vez más, la sangre ingresaba dentro de mí como el mejor vino del mundo. El tipo se removía violentamente debajo de mí pero era inútil, no había nada que pudiera hacer, mientras más taquicardia tenga… es peor.

Sus brazos cayeron rendidos a cada lado de su cuerpo, comenzó a lucir como si hubiera estado muerto ya hace varios días y eso les sucede a todos, no solo les robo la vida sino que también en cierta forma… borro su existencia. Me lamí los labios y sentí que era suficiente por hoy.

No podía terminar la noche sin ir al lugar en donde Vlad me había encontrado, pero para mi sorpresa ya habían demolido todo para construir de nuevo, así que ni siquiera había un rastro de olor o un pedazo de su cuerpo, nada. Suspire y me sentí asfixiado, no sé si me alegra o entristece esto… a veces quisiera tener a alguien que comprendiera exactamente lo que me sucede… a veces me gustaría estar con otro vampiro.

¿Qué haces aquí?, escuche que Hernán me preguntaba usando un tono de voz casi de molestia, abrí los ojos y dije: investigando… ¿cómo obtuvo la bala de Kriptonita? Me agache y toque la tierra con mi mano.

Eso ya no importa, está muerto, dijo Hernán acercándose a mí. Levante la vista y le observe, tenía que saber que reacción tendría al hacerle la siguiente pregunta: si lo pudieras clasificar o describir a Vlad… ¿qué palabras usarías? Hernán sonrió y dijo: me basta con una sola palabra, monstruo… y como tal, no merece vivir. Ante eso, agache la mirada y me sentí algo disgustado, Vlad dijo que éranos los únicos de nuestra especie, así que si Hernán considera que él no merecía vivir… tal vez… yo deba correr con la misma suerte. Me puse de pie y camine, tengo la intención de hacerlo hasta el amanecer.

¿A dónde vas?, me pregunto y yo le mentí al susurrarle: tengo hambre. Desaparecí entre las sombras pensando: deje de ser humano el día en que asesine a otro ser humano.

Notas finales:

gracias por leer

besos!!


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