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A la distancia (B.A.P.) por Rintarou-kun

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Notas del fanfic:

Comienza reto de 30 días Banglo. 

Martes 26 de julio. 

Día 1. 

Historia 1. 

Notas del capitulo:

Espero les guste y de antemano perdón por las faltas de ortografía que pueda haber. 

A leer uwu 

Durante mi vida he tenido decepciones de diversas especies, desde sueños nos cumplidos hasta aquellas que la gran mayoría viven; decepciones amorosas.

Siendo un chico de gran altura y personalidad algo extrovertida muchos dirían que lo que menos me falta es autoestima, pero al decir verdad, mi altura es de las cosas que más me acomplejan y detrás de mi fachada de chico seguro sólo se esconde un gran miedo.

Desde mi punto de vista no soy nada extraordinario, sólo un chico en sus años de universidad, estudiando algo que realmente no le apasiona y con un complejo de inferioridad que por más que lo intente no logra superar.

Al mirarme al espejo sólo encuentro en cada ocasión un defecto más. Caminando por la calle no puedo evitar compararme con chicos más guapos, más masculinos, más carismáticos. Y por más que lo piense no logro encontrar la razón por la cual en toda mi vida nadie se haya tomado la molestia de interesarse en mí.

Dicen que cada cosa llega a su tiempo, pero no logro deducir cuánto tiempo debe pasar para tener un poco de afecto, diferente al de mi familia y mis escasos amigos.

Desesperadamente busco por las calles la mirada de desconocidos que me parezcan  medianamente atractivos, sólo con el propósito de sentirme aunque sea un poquito guapo. Pero jamás logro sonreír de manera sincera, frunciendo el ceño cuando alguno me mira como lo había deseado, porque al final no sé si se burlan de mí o si de verdad encuentran atractivo a un chico con tantas inseguridades que por más que lo intente no logra desprenderse de ellas.


Un largo día más y el cansancio cae pesado sobre mis hombros. Los exámenes han terminado pero el esfuerzo puesto en los estudios y la falta de sueño comienzan a pasar factura sobre mi cuerpo. Camino con la mirada en el piso mientras arrastro los pies por el asfalto que conduce hasta mi casa. Ni siquiera comprendo porqué me empeño en sacar buenas calificaciones para algo que ni siquiera me gusta; luego lo recuerdo, jamás me han gustado las cosas a medias.

Ni siquiera sé como me mantengo en pie. Llego hasta la puerta de mi complejo de departamentos y en un acto reflejo llevo mi mano a mi bolsillo donde se supone deberían estar mis llaves. Entro ligeramente en pánico cuando no siento el familiar tacto metálico y liso de mis llaves y pienso que ésto es la cereza del pastel para un mal día. Trato de serenar mi mente mientras comienzo a buscar en cada bolsillo de mi mochila... nada. Desesperado volteó todo el contenido de mi bolso sobre la acera y revuelvo con impaciencia mis cosas porque ha empezado a llover y lo único que me falta es contraer un resfriado.

Frustrado dejo mi búsqueda cuando me doy cuenta de que es infructuosa. Con las manos chorreando vuelvo a guardar mi útilies esperando que mis apuntes no se hayan estropeado. Toco con insistencia la puerta mientras pienso que es un veradero inconveniente que no haya timbres y cuando me doy cuenta que sólo estoy gastando energías me pego a la pared tratando de guarecerme del agua, sin mucho éxito. Cuando empiezo a tiritar y el frío y la humedad calan hasta mis huesos la puerta del edificio se abre.

Envuelto en un abrigo negro y con un paraguas azul marino en una mano, aparece mi vecino de dos pisos arriba de mi apartamento, al que he observado desde lejos ya hace algún tiempo y el único que me hace lograr dejar de pensar en aquel chico del que he estado enamorado desde siempre pero que no me ve cómo algo más que el chico inteligente al cual pedirle ayuda con sus tareas.

Me quedo estático hasta que su voz me saca de mis reflexiones.

-Pasa tú primero.- me dice con su grave voz, y me doy cuenta que es la primera vez que lo tengo tan cerca.

Nervioso paso a su lado y murmuro un apenas audible "gracias". Quiero mirarlo a los ojos y sonreírle como me propuse lo haría si alguna vez lo tenía tan cerca. Pero lo único que hago es pasar a su lado con la mirada en el piso y los hombros caídos ligeramente hacia enfrente. Me arrepiento y cuando escucho la puerta cerrarse volteo esperando que el me vea, pero no pasa, y a pesar de que ya lo sabía, aún así duele.

Corro escaleras arriba, subiendo de a dos los escalones hasta llegar al tercer piso en donde se encuentra mi hogar.

Toco tres veces la puerta y mi madre me abre la puerta.

-¿Qué te ha pasado?- me pregunta recorriéndome con la mirada de arriba a abajo.

-Olvidé mis llaves.

-¿Por qué no hablaste?

-También olvidé mi celular.- le digo señalando el aparato encima del sillón.

-Ay hijo. Ve a ponerte ropa seca y vienes a comer.

Me apresuro, me coloco cálida ropa deportiva y como lo que ha preparado mi madre, feliz de que en cada uno de sus platos se refleje su cariño hacia mí.  

Termino de lavar lo que he ensuciado y me dirijo a mi cuarto con los ojos escociéndome. Lloro de impotencia y soledad, por no ser capaz aunque sea de sonreírle al primer chico que me ha gustado después de que me rompieron el corazón, hasta caer dormido.

A la mañana siguiente despierto con dolor de cabeza y garganta y ruego por no haberme enfermado.

Me metó a la ducha a pesar de que muero de frío y lo único que quiero es quedarme a dormir entre las suaves y cálidas mantas.

El día pasa tortuosamente lento y desde el medio día me he percatado que tengo fiebre. Regreso a mi casa con la cabeza dándome vueltas, y con manos temblorosas logro introducir mis llaves en la cerradura de la puerta del edificio. Hago un esfuerzo sobre humano por no desmayarme pero no lo logro, todo a mi alrededor se vuelve oscuro y luego nada.

Despierto y escudriño con la mirada a mi alrededor. Mis manos tocan una superficie mullida y suave. Pongo más atención y me doy cuenta que estoy recostado sobre un sofa de piel marrón.

"¡Ésta no es mi casa¡" Me incorporo alarmado sintiendo una punzada de dolor en la cabeza. La luz me molesta y escondo la cabeza entre las rodillas.

Estoy envuelto en una suave frazada azul cielo, no traigo calcetines ni zapatos.

Trato de averiguar donde estoy pero no hay ninguna pista. Me levanto y comienzo a ponerme mis calcetines en el piso cuando una familiar voz grave me hace levantar la vista.

-¿Ya despertaste? Deberías comer algo antes de irte.- Me dice colocando frente a mí un plato de sopa caliente que no me había percatado que traía en las manos.

-Gracias...- dejo la frase en suspenso a propósito para saber por fin su nombre.

-Bang Yong Guk.

-Un placer conocerte. Soy...

-Junhong.- me interrumpe.

-¿Cómo lo sabes?

-He preguntado por ti.- me contesta con una sonrisa que muestra sus encías y que hace que mi corazón salte.

Decido no preguntar más por el momento. Comienzo a comer y Yong Guk me mira todo el tiempo. Me siento algo avergonzado pero lo olvido fácilmente porque la comida es deliciosa.

Al terminar me levantó dispuesto a lavar mi plato pero Yong Guk me detiene.

-No es necesario.

-No es ninguna molestia.

-Vamos, te llevaré a tu casa.- me dice quitándome el plato de las manos y colocándolo sobre la mesa de centro.

Salimos  juntos de su departamento y bajamos hasta el mío.

Al despedirnos me toma por sorpresa cuando se pone de puntillas y besa mi frente. Se va apresurado y yo me quedo estático en la puerta hasta que mi madre llega de trabajar. Me mira extrañada pero al fin entra y me hace contarle lo que sucedió. Y resulta que siempre ha sabido que me gusta Yong Guk.

Los días pasan y estar con Yong Guk se vuelve rutina, pero no de la aburrida sino de la reconfortante  y familiar. Tan acostumbrado a su presencia me quedo que le hablo con desesperación por celular cada 5 minutos una vez que no lo he visto ni un momento en todo el día.

Cuando me he dado por vencido y se hace de noche toca a mi puerta y cuando le abro lo dice.

-Me gustas.- me dice con su grave voz y yo no doy crédito a mis oídos-. Siempre lo has hecho. Desde que llegaste a vivir aquí siempre te he observado. Eso era todo, ahora me voy.

Cuando se está dando la vuelta saco valor de no sé donde y lo detengo.

-Espera. Tu también me gustas.- le digo mirándolo directo a sus oscuros ojos.

Sin previo aviso me toma de la camisa y estampa sus labios contra los míos. Respondo torpemente al beso sintiendo un cálido sentimiento recorrer todo mi cuerpo.

-¿Quieres ser mi novio?- me pregunta.

Ni siquiera tengo que pensar la respuesta. Asiento suavemente y nos volvemos a besar, con sus manos en mi cabello y las mías en su cintura.

Y por fin comprendo porque jamás estuve con alguno de los chicos que me gustaron antes y porqué tuve que llorar. Todo eso me llevo hasta Yong Guk, un chico que me comprende y quiere como soy, un chico que me ha enseñado a ver siempre el lado bueno de las situaciones, incluso a ver lo positivo a una carrera que antes no me gustaba y ahora encuentro interesante.

Y no sé cuánto tiempo Yong Guk se quedará a mi lado, pero no importa, porque lo importante es el presente y estoy emocionado por lo que viviremos juntos todo el tiempo que el decida quererme.

Notas finales:

Espero sus rws diciéndome qué les pareció. 

Y quería decirles algo sólo porque necesito contárselo a alguien, y discúlpenme si ofendo a alguien 

Hace poco leí en la contestación de una chica a un rw, me encanta su fic pero no me gusta lo que dijo, escribió que ella no solía contestar rws porque se le hacía una pérdida de tiempo, y más lo que no están logados, yo pienso que si alguien se está tomando el tiempo para dejarte un comentario lo más correcto es también tomarte un tiempo para contestar. 

Yo no lo considero una pérdida de tiempo, sólo quería decirlo. Sha me voy XD y gracias por leerme :D bye bye ^3^


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