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Impulso por exelito100

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Notas del capitulo:

r13;Dialogo normalr13;

r13; “Pensamiento”r13;

r13;Parsel y otro idiomar13;

 

29 de Julio.

El bosque tenebroso no parece tan mala opción cuando estas tratando de salvarte de una muerte mucho peor que la que podrías encontrar después de traspasar sus límites. Mas si desconoces la razón de tan violenta persecución. Bueno, el conocía la razón, ha tenido que vivir con ella toda su vida pero esto rayaba en lo absurdo. No, lo desconocido en este caso era la razón de un ataque directo hacia su persona por nada más que el mismísimo Señor Tenebroso, entiéndase Lord Voldemort, y su pequeño, pero no menos peligroso, grupo de Mortifagos.

Maldiciones volaban por todo el sitio, casi rozando su cuerpo, destruyendo todo a su paso. Harry nunca había estado tan agradecido al infernal entrenamiento de Quidditch a las que lo sometían su capitán y a los constantes juegos macabros que el abusador de su primo, y sus imbéciles amigos, le hacían "jugar" de pequeños; la caza de Harrys era el favorito de los grandulones y, justo ahora, estaba tan agradecido con ellos.

 Los arboles parecían borrones de colores oscuros debido a lo rápido que corría, su aliento estaba desbocado y las piernas le dolía por el esfuerzo, pero no se detendría. Solo Morgana conocía su destino si lo capturaban.

Hasta ahora pudo esquivar, de manera magistral cabe decir, cada hechizo lanzado; incluso los de Voldemort, pero no podía contar con la misma suerte internamente, y bueno, teniendo en cuenta que su suerte no le tenía el mejor de los cariños... Solo hay que considerar que faltaban dos días para que cumpliera 16 años y el malnacido de Voldemort había decidido comenzar una persecución justo ahora, haciéndole correr por el bosque tenebroso.

Si, su suerte no le  tenía el mejor de los afectos. 

El que tuviese su varita en la mano realmente no le daba gran ventaja y por si fuera poco, los desgraciados no iban corriendo sino que se deslizaban... ¡Se deslizaban!, con esa extraña y horripilante forma de trasladarse suya.

Con cada segundo que pasaba se iban adentrando más a las profundidades del bosque. Hasta ahora no había visto ni siquiera un centauro o una simple ave, todo estaba silencioso, a excepción del escándalo que los mortifagos generaban con sus maldiciones y sus gritos. Esto le recordaba a una caza de brujas; la ironía.

Los gritos de la loca de Bellatrix resonaban por el bosques, además de las risas de todo el grupo de Mortifagos.

-Qué bueno que los divierto, y espero que lo aprovechen porque no será por mucho tiempo. -Pensó con suficiencia.

Desde el momento que se adentraron al bosque, Harry ya tenía un plan. Era uno muy simple donde una palabra lo describía perfectamente; perderlos. Era simple, iba al grano y no tenía muchas complicaciones, además de las obvias en este caso.

También el hecho que Sirius le habían dado un traslador en forma de una simple pulsera de cuero negro que, además de pasar desapercibido por su sencillez, lo podía llevar al bosque prohibido para huir de situaciones parecidas a esta y  le permitía usar hechizo exclusivamente de protección... Bueno, era un factor relevante para tan osada idea. La verdad es que no se le ocurría nada mejor pero por lo menos era algo. En ese momento tenía el presentimiento que contaba demasiado con la inteligencia de Hermione para su propio bien.

Lentamente su cerebro le daba pistas del lugar donde se encontraba, este  era cercano al lago donde los Dementores habían interceptado a Sirius, pero se encontraba lo bastante lejos como para rodearlo sin problemas.  Había estado por esos lugares cerca de una docenas de veces después del ataque y conocía un atajo para rodear el lago y llegar al otro lado; perfecto para este tipo de situaciones.

-100 puntos para Gryffindor.- Harrycasi podía escuchar la voz de Snape, toda malhumorada y tensa, felicitando sus logros. La imposibilidad de ese hecho era casi divertida.

Volteo para ver a sus atacantes pero solo fue un instante antes que uno de los hechizos pasara rozando su cráneo e impactara al costado del árbol más cercano, destrozándolo, y terminara cayendo. Fue justo allí donde vio su oportunidad, su vía de escape. Con la pequeña distracción que causo el impacto del árbol al caer, desvió su frenética carrera hacia la derecha, luego aumento la velocidad de su carrera todo lo que sus delgadas piernas podían soportar y comenzó el conteo:

- 20 árboles, derecha, 20 árboles, derecha, 30 árboles y luego a la izquierda; 15 árboles derecho y luego derecha de nuevo y, por lo que más quiera Potter, no mires atrás. -Recordó mientras provecha la oportunidad que esos idiotas le habían dado. Ese era la única manera de aprender a direccionarse en ese estúpido bosque sin perderse.

Esos pasos era el único camino que conocía para llegar al otro lado del lago sin tener que atravesarlo, además el bosque hacia que sus pasos se perdieran debido a la densa población de arboles. Aunque se sorprendería si alguien no se daba cuenta que el bosque tenía unos cuantos (muchos) arboles destrozados y derribado por la horda de maldiciones que impactaron con estos, si hasta podría considerarse como una deforestación. 

No volteo para ver si, en efecto, los había perdido, solo corrió hasta que su propio cuerpo lo obligo a detenerse por aire.

Apoyado en un árbol, intento regularizar su respiración; sentía las extremidades pesadas debido al sobresfuerzo y la falta de oxigeno en su sistema. Sus manos se apoyaron sobre la corteza del árbol, sirviéndole de soporte para no caer de lleno al suelo. Cerró los ojos para tratar de tranquilizarse pero algo llamo su atención; no había ni un solo ruido, ni siquiera los gritos de los mortifagos. Abrió los ojos y volteo con rapidez, esperando lo peor, una emboscada quizás, pero solo vio la inmensidad del bosque.

 Solo allí se percato que estaba del otro lado del lago y  los había perdido. una sonrisa cansada se extendió lentamente por su rostro, y apoyando la espalda en el tronco del viejo árbol se dejo caer hasta quedar sentado en el suelo con las rodillas flexionadas.

Los había perdido.

Pero su felicidad duro muy poco ya que un repentino viento helado, y por desgracia muy conocido, lo hizo detener todo mínimo movimiento.

-Debes estar bromeando. -Se dijo con terror y pesar impregnando todo su ser. Levanto la vista hacia la copa de los árboles y confirmo sus temores. Si, definitivamente alguien allá arriba lo debía odiar bastante, más que Voldemort incluso, porque desplazándose sobre los arboles estaban los seres que podrían acabar con tu vida con un solo beso.

Dementores. Muchos Dementores.

- Ya está, es mi fin. Si no me matan los Mortifagos, el mismo Voldemort o cualquier otra cosa que habite en este condenado bosque, lo harán los Dementores. - Pensó con pena y cerró los ojos esperando lo inevitable.

Se defendería pero ya casi no le quedaba energía, no solo por el agotamiento físico sino que había utilizado demasiada magia tratando de bloquear las miles de maldiciones que los muy desgraciados y su adorable (nótese el sarcasmo)  líder le propinaban. Y por si fuera poco, la restricción que le daba la pequeña pulsera no le permitía acceder del todo a su magia. 

Ojala las maldiciones que lanzaron esos infelices hubiese sido simples, pero no lo eran y  el hecho de que fuera era un grupo pequeño de mortifagos, probablemente el circulo interno; había podido distinguir a Lucios Malfoy entre los atacantes, no quería decir que  sus maldiciones fueran menos devastadoras.  La prueba de la potencia de estas era nada más ver la gran cantidad de árboles arrancados de raíz, leves incendios, arboles destrozados, mutilados y la lista seguía.  Pero curiosamente ninguno había utilizado las maldiciones imperdonables, bueno, a excepción de uno de ellos.

-Por supuesto, qué sentido tendría matarme ¿dónde estaría la diversión?- Pensó con ironía.

Tampoco podía utilizar el traslador  que Sirius le había dado para estas ocasiones,  que de hecho había funcionado a la perfección, debido a que esta le quitaba un poco de su magia al momento de usarla, y como ya dijo, no tenía esa cantidad de magia. Debía esperar por lo menos unos buenos 5 minutos para reunir la energía suficiente para usar el traslador.

-5 minutos que no tengo.-  Se dijo abriendo los ojos, esperando el ataque.

Sin embargo el inevitable ataque nunca llego. De hecho, los Dementores pasaron volando sobre la copa de los árboles, ignorándolo olímpicamente, algunos incluso lo esquivaron y volaron hacia lo que el supondría, era el lago. Uno de ellos paso rozando su brazo.

Harry parpadea sorprendido, se levanto de su sitio y miro fijamente hacia donde se había perdido el último Dementor. Se quedo en silencio mirando fijamente ese punto por lo menos un buen par de minutos hasta que su cerebro tuvo la capacidad de pensar con claridad nuevamente.

- ¿Qué demonios acaba de pasar? -Se pregunto frustrado.- ¿Este día podría ponerse más raro?

Casi como si alguien lo escuchara, un tirón en el pecho comenzó a formarse y luego una presión suave pero molesta en su cicatriz. Harry frunció aun más el ceño y pasó sus dedos por la cicatriz tratando quitar la presión, pero la molestia, porque no era el ardor doloroso que sentía cada que Voldemort se presentaba, no se detuvo. Al contrario, se volvió más fuerte.

 El tirón en el pecho aumento y comenzó a transformarse en ansiedad. Algo no estaba bien, algo  no estaba nada bien. Esa sensación era nueva, intento ignorarla sin mucho éxito ya que cada vez se volvía más y más insistente hasta que comenzó a ser desesperación.

Allí es cuando se dio cuenta que esta desesperación, esas emociones no le pertenecían, no eran suyas; eran de alguien más, alguien que podría transmitirle perfectamente toda clase de sentimientos y pensamientos, alguien con el suficiente conocimiento en Legeremancia para trasmitirlos, incluso de manera accidental. Solo Voldemort tenía  la desdichada capacidad de transmitirle sentimientos que no eran suyos.

 

            Y como si de un robot se tratara, echo a correr hacia el lago, justo donde los Dementores habían desaparecido, y probablemente, justo donde estaba la persona con más ansias de matarlo, torturarlo y exhibir su cadáver en el mundo.

Voldemort.

Harry no se detuvo a pensar demasiado. No había razones para echarse a correr de esa manera, pero allí estaba, corriendo desesperado directo a su más brutal enemigo, probablemente estaba cometinedo la estupidez más grande de su vida, pero en ese momento no importaba. El impulso era demasiado fuerte. La cicatriz palpitaba y la presión en el pecho se hacía cada vez más grande. Ya no era solo el sentimiento de desesperación, sino que el enojo había aflorado. Siguió corriendo hacia el lago por el camino que solo hace un par de años lo llevaron a salvarle la vida a Sirius, pero esta vez Hermione no estaba con el, menos mal porque no se imaginaba todo lo que le iba a gritar cuando se enterara; y esta vez en el lago no estaba su padrino siendo atacado por una manada de Dementores. No señor, esta vez en frente de lago estaba Voldemort siendo atacado por una manada de Dementores hambrientos.

Harry no se dio cuenta en qué momento llego al lago, ni cuando quedo petrificado observando el macabro, pero sobre todo bizarro, espectáculo. Con varita en mano, sus pies parecían que habían echado raices porque estos no le respondían y sus ojos no podían dejara de seguir los movimientos de todo lo que sucedía en frente de él,  estaba seguro que su mandibula estaba floja.

En el lago, Voldemort estaba tratando de combatir, solo, contra un poco más de una docena de Dementores... ¿Ya menciono que estaba solo? La palabra clave era “tratando”, porque no puedes combatir Dementores con maldiciones, sean imperdonables o no,  mucho menos escudos. Y por cada maldición que este les lanzaba, un Dementor lo atacaba haciendo que se volviera cada vez más furiosos. Sus ropas estaban sucias y rotas, como si hubiese caído por un barranco, tambien pudo ver varias cicatrices en sus manos y cara que se notaban por sobre el color antinatural de su piel.

Harry no lo podía entender, Vodemort era el mago más poderoso, además de Dumbludore, que se conocía; el hechizo no era tan difícil de invocar si tenias las memorias adecuadas y todos sabían que no puedes combatir a un Dementor con... Oh. Y entonces lo comprendió, Voldemort conocía el hechizo, de eso estaba seguro, el problema era que no tenía las memorias. ¡Era un señor oscuro por favor! se supone que para tener tanto odio, ira y una insasible sed de sangre acumulados, y convertirte en un genocida en masa, no se debe tener la mejor infancia del mundo, mucho menos la mejor vida; por consecuencia, muy pocas emociones o memoria positivas para invocar un patronus decente.

Eso y un orgullo desmedido eran la causa de ese bizarro espectáculo que sus sorprendidos ojos verdes no podían dejar de presenciar.

-Mierda. -Susurro Harry al ver como su peor enemigo, el auto proclamado mago más poderoso de Gran Bretaña, y si podía del mundo, caía sobre sus rodillas por el agotamiento y la gran cantidad de energía que los Dementores habían succionado.

Agotado como estaba, el señor tenebroso seguía intentando defenderse a base a maldiciones pero se notaba que estaba realmente sin fuerzas, y en un intento por combatirlos, invoco un escudo que fue lo suficientemente grande para rodear el lago y la pequeña colina previa a este, pero fue inútil.

Y Harry vio con horror como el hombre, asesino de sus padres, se rendía. En esos ojos macabros y siempre fríos, rojos como ningún otro; vio la furia, la desesperación y  el miedo. Si señores, en los ojos de Lord Voldemort había miedo, pero su rostro de serpiente no lo demostró.

- Por supuesto que no. -Harry quería rodar los ojos. - ¿Cual es el problema que tiene los Slytherin con las emociones?.- Pensó con burla, pero cuando el Dementor mas grande del grupo se acerco al caído, todo rastro de broma se borro de su rostros.

Sabía lo que pasaría a continuación. Y como si de un déjà vù se tratase, el Dementor se aproximo al rotro del Lord y abrió la boca, casi de inmediato lo que quedaba de energía fue succionada. Sin embargo, el Lord no grito, no cerró los ojos, tampoco se desvaneció como le había ocurrido a Sirius o a el, solo cayó al suelo sobre su costado, con los puños apretados y la varita a unos centímetros de sus manos. 

El Dementor no se detuvo, Harry vio como en una luz pequeña, blanca con matices de color oscuros salía de la boca de Voldemort.

Su alma, esa era el alma del asesino de cientos de personas, de sus padres; el alma del culpable de todas las desgracias que había vivido. Lord Voldemort estaba muriendo frente a sus ojos y de la peor manera posible. 

-Por fin todo acabara. -El pensamiento lo golpeo con fuerza pero no sintió el alivio que debía sentir. Al contrario, no pudo evitar el sentimiento amargo en su pecho, esta vez sentimiento propio.

Esa no era la manera. 

Eso que le estaba pasando al señor tenebroso no lo merecía nadie, absolutamente nadie; ni siquiera se lo desearía a su mayor enemigo. Harry se mordió el labio con fuerza tratando de que el dolor apaciguara el pensamiento estúpido que rondaba por su cabeza, pero no pudo. Suspiro, se maldeciría a sí mismo cuando todo esto terminara estaba seguro, y con la decisión tomada, sus pies y su cuerpo decidieron que ese era el momento de volver a la  vida.

Fue corriendo hasta la orilla del lago y apuntando con su varita lo dijo; las palabras que salvaría al terror del mundo mágico, y por si fuera poco, a la persona que le había hecho la vida imposible.

A veces maldecía ser un Gryffindor.

-!Expecto Patronum! -Grito Harry con todas las fuerzas que le quedaban.

Un ciervo con grandes astas surgió de la familiar neblina caminado hacia la mitad del pequeño lago congelo y moviendo su cabeza, las ondas del patronus se esparcieron por todo la zona haciendo que los dementores lentamente se apartaran del lugar. No paró hasta que el último  desaparecio de su vista. Y tan rápido como había comenzado, todo termino.

Jadeando, bajo la varita y distinguió como el alma de “el-que-no-debe-ser-nombrado” regresaba a su cuerpo. Voldemort tomo una inhalación profunda. Harry suspiro aliviado, porque no se mentiría, acababa de salvar al asesino de sus padres y estaba aliviado de que este respirara; ya mañana su conciencia se encargaría de destrozar a su juicio pero por ahora lo importante era que estaba vivo.

Casi podría reír de la felicidad, casi, sino sintiera la roja mirada en su persona. El muy desgraciado seguía sin perder la conciencia, los ojos rojos lo observaban fijamente casi sin parpadear, pero el escrutinio no duro mucho tiempo ya que al final cerro los parpados, para alivio del de ojos verdes, y se desmayo.

Tomando una inhalación, Harry se obligo a moverse hasta estar a un par de metros del inconsciente señor tenebroso. Las manos le temblaban. Apretando su varita se preparo para lo que sea y con su verde mirada recorrió el lugar analizando cual seria su siguiente movimiento. Hasta ahora no habia notado los gritos de llamado que los Mortifagos le hacían al, ahora inconsciente, Lord.

-Perecen niños buscando desesperadamente a su padre. -Pensó y no pudo contener un risa burlona, risa que fue cortada al darse cuenta que, otra vez, esos ojos rojos lo estaba observando. El dueños de dicho ojos estaba despierto y porque no, lo estaba mutilando con la mirada.  Harry se estremeció.

El de lentes vio como este iba a intentar decir algo, probablemente hiriente y que no presagiaba nada bueno para su integridad física, así que con una valentía o estupidez, depende de a quien preguntes, características de su casa,  se acercó y agacho justo al lado del Lord, callándolo con un movimiento de su mano.

-Será mejor que no hables, tu alma estuvo cerca de ser devorada por dementores, necesitas descansar. De hecho, me sorprende que estés despierto.-Le dijo lo más calmado posible, sin mirar demasiado a los  ojos rojos que le ponían los pelos de punta. Voldemort frunció el ceño molesto por ser interrumpió.

En ese momento se escucharon los gritos de Bellatrix, y los llamado de otros más, cada vez más cerca. Harry tuvo la intensión de ponerse en pie pero una mano en su brazo lo detuvo. Sorprendido y asustado en partes iguales, Harry miro al dueño de esa mano extremadamente pálida y grande que podía fácilmente rodear y romper su brazo.

El quería decirle algo pero su debilidad no lo dejaba, el de lentes estaba seguro que si tuviese la oportunidad le hubiese arrancado el brazo por lo molesto que se veía. Los ojos de ambos se conectaron, los verde denotaban miedo y sorpresa; y los rojo estaba  escondidos bajo una capa de frialdad y calma, sin embargo, había algo mas, algo que Harry no pudo descifrar en ese momento. 

Con un suspiro el menor se  arrodillo al lado del Señor Oscuro más peligroso jamás conocido y tomando su varita, e ignorando el hecho de que Voldemort le había apretado con mayor fuerza el brazo, volvió a invocar a su Patronus. Ante la vista de su enemigo número uno, el gran ciervo lo saludo haciendo una leve inclinación.

-Ve a buscar a los Mortifagos, has que te sigan pero no dejen que te toquen.- Dijo ante la aparentemente fría y molesta mirada del Lord, Harry volvió a suspirar. -No me mires así, no te voy a dejar para que te mueras aquí, ya has tenido suficiente por hoy solo con los Dementores, además, supongo que preferiría una muerte más digna ¿no?- Dijo sin un deje de burla en su voz.

Sin embargo la mirada no se suavizo, al contrario, esta se intensificó haciendo que el de lentes bajara la mirada. Como odiaba que se le quedaran mirando.

- ¿Por qué?- Pregunto Voldemort con dificultad. Harry levantó la vista sorprendido de escucharlo hablar tan pronto. Su voz seguía sonando igual de distorsionada e inhumana que siempre pero se notaba cansada. El Gryffindor se mordió el labio nervioso.

- ¿Por qué? Debido a que alguien importante para mí ya ha tenido que pasar lo que tuviste que pasar hoy, y yo conozco la sensación de un dementor tomando todo de ti, y pienso que nadie; nadie merece morir de esa manera. Ni siquiera tú.- Contesto de manera rápida, se puso en pie y sacudió sus ropas. La mano de Voldemort cayó al suelo.

Harry lo miro un momento luego, con un suspiro, lo apuntó con su varita. El adolecente vio con fascinación como por los ojos aparentemente inexpresivos pasaban en cuestión de segundos; la sorpresa, la traición y luego el odio para finalizar por una capa de aparente indiferencia. 

Harry sonrió.

-Deberías confiar un poco más, no es como que vaya a matarte justo ahora.-Le dijo, y la incredulidad se poso sobre los ojos rojos, el Lord estaba a punto de decir algo cuando fue cortado por la llegada del ciervo del niño. Luego los gritos estaban sobre ellos.

- ¡Mi señor/Mi Lord!-

 El adolecente enfoco sus ojos en los contrarios y le regalo una leve sonrisa sin dejar de apuntarlo.

-Yo supongo, y por lo que me han contado de usted mi señor, que no querrá que nadie se entere que yo, un adolescente de casi 16 años y su mayor enemigo, le ha salvo de una muerte segura ¿es correcto? -Hablo intentando imitar un acento aristocrático y formal, como los que usaban los sangre pura; sus más fieles seguidores, ganado un gruñido como respuesta, Harry se carcajeo internamente.

- Estoy pensando seriamente que hacer a continuación ¿Qué opina usted? ¿Le lanzo un Obliviate y me largo de aquí, dejándolo a su suerte? o ¿Engañamos a todos y hacemos como que yo lo deje en ese estado para que nadie sospeche nada? -Pregunto el adolecente. No hubo respuesta, los ojos del Lord se mantenían impávidos.

-Esos inútiles se están tardando. -Dijo en un susurro despectivo. Harry volvió a sonreír y se arrodillo, por última vez, al lado del cuerpo de Lord Voldemort.

- Escucha, y no es que los este defendiendo, pero hiciste un hechizo de protección bastante fuerte, es normal que no puedan sentirte aquí. Necesito que lo quites, ellos están justo afuera de la barrera pero no van a poder romperla y si quieres que de verdad no se enteren de nada, vas a tener que confiar un poco en mí. -Intento explicar Harry con mientras le entregaba la varita que había caído a unos metros de su cuerpo. El señor tenebroso no dijo nada, y luego de mirarlo por unos segundos tomó su varita con su blanca y huesuda mano.

Harry volvió a levantarse y miro en la dirección donde venían los gritos. Con un suspiro miro al lastimado señor tenebroso y volvió a apuntarlo.

- Quítala ahora.- Exigió con seguridad en su voz. Pero el Lord se le quedo mirando, tratando de analizar lo que tenía ese condenado niño en mente. Si tuviera más energía utilizaría la Legeremancia de una solo vez; era evidente que el chico desconocía como usar  Oclumancia de manera eficaz así que sería bastante fácil  averiguar que estaba pensando, pero no era el caso.

Harry se comenzó a impacientar, su fortaleza no era la paciencia. Tampoco el sentido común aparentemente, ya que no pensó en lo que dijo después.

- Vamos Tom, quítala ahora.- Y justo cuando Harry esperaba la negativa. El susodicho con un movimiento de su muñeca bajo las barreras y el caos se desató.

- ¡MI SEÑOR!-Bueno, era obvio que ese grito era de Bellatrix, pero ¿era necesario el grito? se preguntaba Harry con una mueca de dolor. 

Las maldiciones no se hicieron esperar y Harry las bloqueaba o desviaba con dificultad, una odisea bastante impresionante teniendo en cuenta que 3 Mortifagos experimentados lo atacaban a la vez, todo ante la vista de un incrédulo señor tenebroso.

- ¿COMO TE ATREVES, MOCOSO, A SIQUIERA PONER UNA DE TUS SUCIAS MANOS EN MI SEÑOR? -Grito Bellatrix.

-De verdad, ¿es realmente necesario gritar?- Pensó un cansado Harry mientras seguía retrocediendo. Por un instante los ojos verdes se enfocaron en lo los rojos del ahora sentado Señor Tenebroso. Este le devolvió la mirada, la incredulidad no había abandonado su rostro aun, y su grupo de secuaces del mal tampoco parecían en mejor condición. Harry no pudo aguantar una carcajada, por una parte  lo nervios le estaban ganado y por otro lado lo hilarante de sus pensamientos; sorprendiendo a todos los presente y enojando a más de uno.

-Tu nivel de estupidez debe tener un límite, Potter.-  La sonrisa de Harry se incremento. Había cabreado al señor Malfoy.

- Si, bueno...es de familia.-Dijo Harry y se encogió de hombros.  Con un movimiento de varita género una ola de agua helada proveniente del pequeño lago a su espalda, ahora descongelado gracias a la retirada de los Dementores, haciendo que  les cayera de una sola vez a los inadvertidos Mortifagos. Estos se esperaban cualquier cosa menos ese simple hechizo; dándole tiempo para tocar el trasladór en su muñeca y desaparecer de allí, no si antes escuchar los gritos furiosos de Bellatrix Lestrage clamando por su sangre.

En serio, ¿esa mujer no se cansaba de gritar? 

Notas finales:

Que les parecio? Opiniones gente, necesito opiniones para mejorar! Apenas es que estamos empezando.

Dentro de un par de dias subire Capitulo II. Mi amado Tom tendra algo mas de protagonismo, no es fantastico?!!! 

Por cierto, que opinan de hacer un fichero con Imagenes del Fic, o con imagenes que utilize para basarme en como me gustaria que fueran las cosas? Por ejemplo; imagenes de como me imagino (e intento describir, a Tom o a Harry), de las ecenas (seria genial en los lemons) de los ambientes, etc. ¿Que opinan? 


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