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Llega el momento por Elhy

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Notas del fanfic:

KUroko no basket no me pertenece y si he jugado mucho Fatal Frame y me base en todos los juegos para sacar esto xD

Ahorita esta historia esta enfocada en Aomine

“¿Dónde estoy?, te estoy esperando”

Aquel lugar estaba sumado en una penumbra, que solo se veía interrumpida por los rayos de la luna que se colaban por las rejillas del lugar donde estaba parado, el cual al parecer parecía un templo sacado de algún cuento japonés antiguo.

“¿Dónde diablos estoy?”- fue el pensamiento del joven que estaba en medio de ese lugar, mientras miraba de un lado a otro sin saber cómo había llegado ahí, a la vez que veía sus ropas que consistía en una yukata ligera no recordando exactamente que, hacia ahí, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de una mujer.

“Por favor por aquí mi señor” – dijo una señora de una avanzada edad, vestida con un lujoso kimono mientras empezaba a caminar hacia fuera de la habitación, haciéndolo que el joven la siguiera.

“Él está muy impaciente, siempre lo ha estado esperando a usted, me alegro que haya venido” – decía lentamente mientras llegaba a una puerta con un dije de luna, el cual habría lentamente.

“Señor Aomine, su prometido lo está esperando” – dijo sonriéndole misteriosamente a la vez que descorría la puerta y mostrando así una habitación, que tenía aire de ser usado en ceremonias ya que se encontraba bellamente adornada pero lo que llamaba la atención era la persona que estaba sentada en el centro de esta.

Esta traía un Shiromuku, un traje tradicional blanco de novia japonés, pero este traía detalles masculinos, aparte se podía apreciar que su rostro que se encontraba oculto con el velo excepto por unos mechones rojos que sobresalían.

Sin pensarlo mucho el joven el cual era de tez morena avanzo hasta quedar de cuclillas al frente de aquella persona, pero en el mismo momento en que iba a quitar la capucha, se pudo escuchar un susurro de este.

“Prometiste acompañarme siempre, ¿no era así?”

 

 

El pito del tren trajo a la realidad al moreno, el cual despertó sudando frio, se encontraba en el tren que lo llevaría a Mt Mikami, una montaña que estaba situada en la prefectura de Shiga, el lugar contaba con varias construcciones turísticas que habían quedado abandonadas luego de diferentes problemas que habían presentado la gente que iba a visitar los templos ahí localizados.

– “Ese sitio esta maldito Aomine y ¿aun quieres ir ahí?”- había dicho Akashi cuando le dijo que se dirigía hacia ese lugar. Lo peor había sido que desde entonces pesadillas como la hace poco tenida habían sido pan de cada día y sin contar de la presión de su pelirrojo amigo que le decía que no era buena idea ir ahí.

Solo con pensarlo un nuevo escalofrió recorrió por completo al moreno, y sabía muy bien la razón de Akashi, una de esas personas que había tenido problemas en esa montaña había sido Kuroko, el moreno maldecía la vez que habían decidido ir ahí de vacaciones en grupo, lo habían convencido a duras penas para ir a una de las aguas termales del lugar, según ellos para no dejarlo en el momento en que se cumplía el aniversario de la partida de aquella persona.

Pero para su mala suerte aquel viaje había terminado mal, lo único que él sabía es que hace más de un año Kuroko y Akashi habían decidido dejar el hotel donde estaban todos hospedados y visitar el templo de montaña a petición del peliceleste, aunque este no le conto a Akashi el motivo, como eran pareja el pelirrojo simplemente lo acompaño, a pesar de las advertencias de la gente.

El moreno se acomodó en su asiento mientras veía Akashi mirar por la ventana, al final de cuentas lo había acompañado, aún faltaban unas horas para llegar a Mikami, aun así, este suspiro al recordar como la policía luego los fue a buscar al hotel, informándoles que Akashi había aparecido inconsciente en el las afuera del lago que bordeaba el lugar, este no recordaba que había pasado, decía que estaban cruzando un puente y luego todo se había vuelto oscuro.

Desde ese día no habían encontrado rastro de Kuroko, a pesar que la policía lo busco por construcciones cercanas no ingreso propiamente al bosque.

“El bosque no es seguro y no deseo perturbar lo que hay ahí, si sabemos algo más le diremos, ya les habían avisado a ustedes que esta montaña es peligrosa, la gente viene aquí a morir” – habían sido las palabras del policía a cargo de la investigación y que al peliazul no podía olvidar. A partir de ahí pasaron muchas cosas, al inicio culparon a Akashi pero este estaba en realidad trastornado y quería volver a la montaña a buscar a su novio, el pelirrojo decía que Kuroko había estado actuando extraño, pero no le tomo importancia pensando que estaba en alguna de sus fases, el moreno pudo haberlo culpado pero sabía que algo no andaba bien en torno todo lo sucedido ahi.

Por más de un año no habían encontrado rastro del peliceleste y siempre llegaban a la misma conclusión.

“El sitio estaba maldito, deberías alejarte de aquí”

 

  – “Daiki” –  la voz de un pelirrojo que lo veía desde su lugar, los años habían hecho que sus facciones maduraran, pero aun así unas ojeras parecían tener bastante tiempo debajo de los ojos del antiguo emperador Rakuzan.

“¿Estás seguro de querer ir a ese lugar?” –  dijo el excapitán de la Generación de los Milagros, desde que lo culparan de lo sucedido y que mucha gente sospechara de él, la personalidad de Akashi había cambiado en algunos aspectos, a pesar de mantener siempre su presencia se había vuelto mas reservado.

“Ocupo saber que sucede aquí y las respuestas están en ese lugar” – le contesto el moreno, mientras sostenía un conjunto de cartas en su mano, estas eran algunas fotografías, unas más viejas que otras, pero era de la misma persona.

Aomine sacaba una por una viéndola fiajmente, cada foto mostraba a la antigua estrella del Seirin, pero con un Shiromuku, que en vez de causarle risa o pensar que era mal chiste lo pusiera pensar que algo pasaba. Hace dos meses le llego por primera vez una carta, decía que era del pueblo a las faldas de Mt Mikami, pensó que era tal vez información importante sobre el peliceleste ya que como policía estuvo detrás de su desaparición. Pero se llevó la sorpresa al ver la foto de Kagami, este no sonreía a la cámara, solo le daba una tímida mirada mientras estaba en una habitación.

Al principio pensó que era una broma muy cruel, pero la foto tenía la fecha que había sido tomada hace más de un siglo atrás, haciendo que empezara a investigar.

Pero la cosa no termino ahí, a los días recibió otra carta, en esa la misma imagen de Kagami en Shiromuku esperando a alguien, estaba en unos de los puentes afuera de aquel lugar, mientras se veía que era de noche y los rayos de luna le daban un aire místico, este veía fijamente a la cámara.

 

Las cartas siguieron viniendo con fotos en un bosque, afuera de un templo, hasta que la última era de un pilar ceremonial, ahí el pelirrojo estaba en medio del agua mientras veía triste hacia la cámara, esta última foto estaba fechada como hecha una semana atrás.

Cualquiera pensaría que era una broma de Kagami excepto porque este había muerto hace 4 años.

“Había muerto cumpliendo su deber” – habían sido las palabras que le habían dicho como consolación el jefe de bomberos hace 4 años cuando había perdido a su prometido.  Para unas semanas antes de celebrar su boda, un accidente en un barco que se incendiaba había terminado con la vida de su prometido, sino hubiera sido por su familia y amigos hace mucho se hubiera dejado morir.

Por eso le enojaba de manera que le llegaran fotos de Kagami vestido de esa manera, era una broma demasiado cruel. Hubiera jurado que si no hubiera sido porque tuvo en sus brazos el cuerpo sin vida del pelirrojo, que era ese último jugándole una jugarreta. Pero claro no explicaba las fotos que tenían más tiempo de lo que ellos habían vivido.

Toco su frente mientras trataba de analizar toda la información, para la noche llegarían a Mikami y ahí los estaría esperando Himuro Tatsuya que los acompañaría.

 

“Akashi-kun , me gustaría ir a Mt Mikami, alguien nos está esperando ahí, creo que dejamos algo incompleto y debemos terminarlo, pienso que es mejor ir todos juntos, ocupamos hacerlo o no podremos descansar por fin” – el sonido de una grabación saco de sus pensamientos al moreno, la voz  patosa de Kuroko sonaba como siempre, desprovista de cualquier emoción pero a la vez demasiado extraña, esta provenía del teléfono que tenía Akashi, según le había explicado este , ese mensaje se lo había dejado el peliceleste cuando había salido con la idea de ir ahí.

“No crees que es masoquista escuchar su voz” – le dijo el moreno.

“¿Y tú no crees que venir hasta aquí por una fotos de tu amate muerto no lo es?, los dos estamos hundidos en esto pero  sé que este mensaje  hay algo más, siempre hubo algo más, él siempre decía que sentía que todos nos habíamos visto las caras antes, es decir todo nuestros amigos, pero nunca le hice caso” – decía rápidamente el pelirrojo más bajo mientras la grabación era puesta de nuevo y este apretaba fuertemente el teléfono, signo inequívoco que iba tener uno de esos episodio paranoicos que desde hace tiempo era víctima– “lo sabía, pero nunca le hice caso” – mientras llevaba su mano a su garganta y sentía como un opresión lo asfixiaba – “decía lo de las mariposas, los ojos de  Kazunari, también los de Izuki y los míos”- mientras empezaba a temblar.

“Akashi” – dijo al ver que este se apretaba más fuerte la garganta y se acercaba a tratar de liberarlo que después de unos forcejeos tratando de no llamar la atención de la gente pudo hacerlo. Ya que el tren no estaba lleno, pero si había personas en el.

“Nos están esperando” -dijo por último el antiguo emperador para luego solo cerrar los ojos y caer desmayado, pero sin ser grave, el cansancio del viaje.

Aomine Daiki chisto amargado, había traído al menos indicado para hacerle apoyo moral, a sus demás compañeros no les había comentado, estos habían hecho un montón por tratar de sacarlo de esa depresión y le daba remordimiento meterlos en este tipo de problemas.

 

Que se enterara Akashi había sido un accidente, se había dado cuenta de las existencias de las cartas cuando resbalaron de su mochila un día que estaban en unas canchas jugando básquet, las fotos fueron vistas por Akashi y Takao, ambos se pusieron pálidos al verlas y tuvo que dar una larga explicación, y luego de la última foto, apareció la idea de venir a este viaje. La pareja de Midorima prometió guardar silencio, pero solo si le decían a Himuro, ya el pelinegro no la había pasado nada bien desde la muerte de Kagami.

El moreno meditaba que nada podía ser peor que ir un depresivo, un bipolar y un emo dirigiéndose a buscar respuestas a una montaña maldita donde la gente va a morir. Por lo menos Midorima Kazunari había prometido que si en dos días no tenía noticias de ellos que iba armar un soberano escándalo y los iría a buscar.

Un mensaje en su teléfono le decía que Himuro ya había llegado y los esperaba en la terminal de trenes, lo que fuera a suceder solo deseaba que no acabara mal.


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