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Big Bad Wolf por xKarinchi

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Alma siempre ha vivido con su manada en los bosques. Su manada era conocida como "Green Fang". Habían construido casas a medida que se unían Licántropos, grandes casas de madera. Aunque vivían apartados de la civilización, los niños y niñas asistían a unos colegios especiales solo para entes sobrenaturales. Alma no era una excepción, desde los cuatro años debían enseñarles lecciones básicas para convivir con los humanos y otras especies. Debían aprender a controlar sus instintos, a transformarse a su antojo y poder cazar sin dejar rastro. Pues no iban a estos colegios por siempre, una vez alcanzada la edad adulta los mandaban a colegios humanos. A Alma le entusiasmaba la idea de asistir a un colegio humano, quería hacer amigos y poder vivir una vida sin peligros. Durante luna llena no había problema alguno, no se transformaban forzadamente, eran capaces de hacerlo a su gusto.

Muchos de los Licántropos eran de pelaje negro o castaño, pero, Alma era de las pocas que tenía un pelaje tan blanco como la nieve. Destacaba por su hermosa melena blanca y sus ojos esmeraldas. Según dicen, los Licántropos blancos son los guardianes de la Luna y los futuros Alphas de la manada. Sus padres se sintieron muy orgullosos de ella, sin embargo a Alma, no le gustaba la idea de tener un puesto tan importante. Ella quería vivir una vida tranquila, estudiar, divertirse, encontrar a su mate y quizás tener hijos. Lo de ser Alpha no entraba en sus planes, pero sus padres no paraban de insistirle. Hasta que sea mayor y el actual Alpha no deje el cargo, ella tendrá que aprender sobre él.

Los años pasaban, Alma dominaba a la perfección su transformación, era una gran cazadora. Sus amigos y padres estaban muy orgullosos de ella, incluso los profesores no paraban de felicitarla. Contaba los días, estaba ansiosa por ir a la universidad humana.

Ya con dieciocho años recién cumplidos podían asistir a escuelas humanas. Tenían las opciones de mudarse para estar más cerca de las escuelas o seguir viviendo en las montañas e igualmente asistir a clases. Alma prefería mudarse, quería estar en un ambiente nuevo, ser independiente. Las despedidas no siempre son tristes, podría volver a verles cuando quisiera. Hizo las maletas y se marchó. Varios de sus amigos se quedaron y otros se mudaron como ella.

Escogió vivir en los dormitorios de la Universidad, así no tendría problemas por llegar tarde. Nunca se le ha dado bien madrugar y tenía dificultades para llegar puntual a los sitios. Llegó a las puertas, salían y entraban muchos estudiantes. Algunos de ellos tumbados en el césped, otros comiendo en unas mesas, incluso había unos pocos haciendo yoga. A Alma le encantaba el sitio, era muy tranquilo, muy limpio. Podría empezar de verdad a vivir por su cuenta.

Sacó un papel de su bolsillo, allí apuntó el número de edificio y habitación.

"Edificio 03
Habitación 165"

Dobló el papel y lo guardó, cogió sus dos maletas y se encaminó a su futuro dormitorio. Las paredes de los pasillos estaban llenos de panfletos de clubs de todo tipo. Incluso anuncios de fiestas y cumpleaños. Caminó durante casi media hora por aquellos largos pasillos, al fin encontró su habitación. Tardó mucho pero durante el trayecto pudo localizar la cafetería y la biblioteca. Al entrar notó un dulce aroma, compartiría habitación con otra chica, no le importaba en absoluto. No había nadie más, así que se apresuró a acomodar sus pertenecías antes que llegara su compañera de cuarto. La habitación consta de una cama, un escritorio y una estantería de madera. Lo mismo para todas, las habitaciones no eran muy grandes pero podían estar dos personas sin problema. Decidió esperar un poco para ver si aparecía, los minutos pasaban y Alma estaba más nerviosa. ¿Y si no le caía bien? ¿Y si decía algo inapropiado? Oh dios mío, ¿y si es una psicópata? No paraba de darle vueltas a la cabeza, quería que tuviera una buena impresión de ella. Estuvo preparando varias frases de presentación, hasta que aquel olor dulce le sacó de sus pensamientos.

—¿Quién eres tú?— Aquella voz le pareció hermosa, más aún cuando giró para ver de quien provenía.

Se quedó sin habla al verla, una chica de piel pálida, pelo negro recogido en una cola de caballo y sus ojos castaños claro. Apoyada en el marco de la puerta, cruzada de brazos.

—¿Y bien? ¿Eres sorda o que te pasa?— Avanzó unos pasos hasta quedar frente a Alma. —Eh... Y-yo...— Alma solo podía tartamudear, aquella chica le robó el aliento. Perfecto Alma, ¿no podías decir algo mejor? Eres idiota, ahora pensará que eres retrasada.
—Genial, tengo una retrasada como compañera de habitación— Mierda, rápido tengo que hacer algo antes de que no me vuelva a hablar hasta el fin de mis días. Dio la vuelta y antes de que se sentará, Alma le cogió del brazo. —Espera, lo siento. Es que... Estoy nerviosa, es mi primer día aquí. Me llamo Alma, espero que nos llevemos bien.— La chica le miró a los ojos durante unos segundos, esbozando una sonrisa. Oh dios mío, esa sonrisa es perfecta, sus ojos son preciosos. No me importaría pasarme el resto del día mirándolos. Creo que me veía como una idiota sonriendo en aquel momento.
—Vaya, parece que si hablas. Yo soy Taylor, pero no te hagas muchas ilusiones. No nos llevaremos bien, no me va el rollo de lo de ser amigas ni nada de eso. Así que espero que no me molestes.— Le apartó el brazo de un tirón, Alma se quedó algo sorprendida por aquello. ¿Qué acaba de pasar? No podía darme por vencida, tengo que conseguir que nos llevemos bien. —Un momento, ¿y ya está? Seremos compañeras de habitación por más de un año, deberíamos llevarnos bien.— Taylor rio ante su comentario. —Lo siento pero conmigo no. Búscate a otra.— Y sin más, cogió una chaqueta y se fue, dejando a Alma descolocada. Vaya, que genio tiene. No puedo sacármela de la cabeza, esos ojos, esa sonrisa y ese delicioso perfume. Dios, es perfecta. Aún estaba sonriendo como una idiota, su piel era suave y cálida. Mis padres ya me habían hablado sobre los mates, todo Licántropo encuentra a su alma gemela, esa persona que amas con todo tu ser y que darías la vida por ella. Esa persona estará siempre en tus pensamientos, esa persona hará que te vuelvas loca con un simple roce. Quería tenerla para mí, solo para mí.

Definitivamente, haré que te enamores de mí.


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