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Christmas Day por RinneRaccoon

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Como cada mañana se despertó temprano, aunque fuese fin de semana tenía que trabajar. Se desperezó como cada día, estirando las piernas y los brazos, luego se giró y se quedó apoyado sobre uno de sus costados mirando al chico rubio que lo acompañaba. Sonrió ampliamente y besó sus labios suavemente, se levantó y fue directo a la ducha con la ropa para trabajar. Allí llenó la tina con agua caliente y sales aromáticas, se metió en ella y cerró los ojos tratando de disfrutar de aquel baño relajante antes de una larga jornada en el bar de XiuMin ge, quien rentaba un famoso lugar de ocio llamado EXOtic. Oyó unos ruidos en la habitación y supuso que Kris ya se había despertado, el susodicho se asomó por la puerta y sonrió al verlo allí tan relajado; sin decir nada se quitó los bóxer verdes con los que dormía y se acercó a la tina, metiéndose dentro enfrente del chico.


-Buenos días, mi panda –sonrió de medio lado, de una forma seductora y se acercó al chico con ojeras para besarlo en los labios suavemente, un mero roce.


-Buenos días, Yi Fan… -susurró avergonzado y sonrojado, aunque ya llevaban dos años viviendo juntos y tres como pareja, el menor seguía sintiendo un gran amor por el otro como si fuese el primer día y cada momento ese amor no dejaba de aumentar cada vez más.


-¿Sabes? Eres tan hermoso… -susurró Kris poniéndose de rodillas para poder acercarse más a él, dejando que las gotas de agua bajasen por su perfecto y modelado torso que tan loco volvía a Tao. Este se sonrojó y bajó la mirada, pero no fue muy buena idea, así que aún más rojo y nervioso desvió la mirada hacia otro lado, Kris rio divertido y le agarró el mentón haciendo que lo mirase- Demasiado hermoso, mi panda -susurró contra sus labios, rozándolos suavemente mientras pegaba más su cuerpo al del pequeño.


-K-kris…-jadeó el menor al notar sus manos acariciándole, el mayor sonrió de lado y lo besó con más intensidad, saboreando sus labios con agresividad, mordisqueándolos apasionadamente y hubiese seguido haciéndolo si su móvil no hubiese sonado en ese momento. El mayor se separó rápido y sin mirar al ojeroso salió del baño con una toalla atada a la cintura hasta llegar al pequeño aparato, contestando la llamada.


-¿Sí? –oyó el pequeño de fuera y poniendo morritos se hundió más en el agua ocultando una pequeña erección que el mayor le había provocado con esas caricias provocativas y besos ardientes.


            Tao se cruzó de brazos molesto, hacía como un año y medio que Kris trabajaba como administrativo en la empresa de espectáculos más famosa de Corea: SM Entertaiment, pero en la sede china claramente. Sin embargo, últimamente, hacía como un mes y medio, que siempre llegaba muy tarde a casa cuando antes siempre intentaba llegar temprano o incluso otras veces se escapaba dando pequeñas excusas y eso a Tao le encantaba, le demostraba que el mayor estaba loco por estar con él. Y ahora dejaba todo lo que estaba haciendo, como en ese momento, para atender las llamadas o a su busca, llegaba muy tarde a casa u otras veces simplemente ni llegaba. El pequeño ya no sentía ese amor que el mayor antes le procesaba siempre, sinceramente… ahora solo veía lujuria. Como una daga en su pecho siempre aparecía en su cabeza una pequeña pregunta, una morbosa y acusadora pregunta: ¿Kris le estaba poniendo los cuernos? Nada más pensar en esa pregunta algo en su interior se desgarró y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, rápido se hundió por completo en la bañera cuando oyó la puerta abrirse. Cuando salió vio a un Kris trajeado, muy apuesto y con una fragancia irresistible. Lo miró y sonrió forzadamente, Kris le acarició el rostro y besó suavemente sus labios.


-Nos vemos a la noche, precioso –susurró Kris mirándolo con una tierna sonrisa, Tao asintió y lo volvió a besar suavemente en los labios- Te amo, mi vida.


            Tao vio como el chico le daba la espalda, sin esperar una respuesta  se hundió de nuevo en el agua para no llorar y muchísimo menos enfrente del otro, pero le fue imposible ya que ese incómodo nudo en el estómago volvía a formarse y lo estrujaba con fuerzas, queriendo destruirlo desde dentro como un veneno corrosivo. Sacó la cabeza cuando sintió que no le quedaba aire, cuando sintió la puerta del apartamento cerrarse un profundo llanto ahogado luchaba por abrirse paso por su garganta y sus ojos. Una quemazón le recorría todo el pecho y las mejillas, en vez de lágrimas saladas parecían ácido sulfúrico. El chico se encogió sobre su cuerpo y con sus largos brazos abrazó sus rodillas aún en el agua, el cual se había enfriado y hacía que el chico se sintiese peor y más destrozado. No sabía cuánto tiempo había pasado llorando, pero esperó que no fuesen horas, el sonido de un mensaje lo sacó de su dolor y con un gran esfuerzo salió de la ducha temblando y se puso un albornoz blanco para paliar el frío que sentía, pero era imposible puesto que era el dolor ante una posible traición lo que lo mataba desde dentro.


            Salió del baño y entró en la habitación, miró su móvil, pero no tenía nada, sin contar los diez mensajes que tenía de XiuMin preguntándole si estaba bien o si se había extraviado. Con una sonrisa partida y desgarradora contestó que estaba bien, que se había dormido y enseguida estaba ahí. Todo mentira. No estaba bien, no se había dormido y también tardaría en llegar. Se sintió mal por su jefe y amigo, pero no quería ser una carga para él ni para nadie. Suspiró y fue al baño en busca de una toalla, suavemente, intentando no pensar, se secó su cabello negro azabache con lentitud. Después de secárselo un poco con el secador para quitar la humedad se puso un poco de laca para mantener su forma perfecta y su delicada caída. Y sí, Tao amaba la moda y verse hermoso, eso no cambiaba aunque estuviese destrozado, es más, le ayudaba porque le hacía enfocarse en algo que no fuese Kris aunque le era imposible porque todo le recordaba al rubio. Absolutamente todo, pensaba en qué peinados le quedarían bien, en qué ropa le sentaría como un guante, en lo hermoso que se veía de igual forma desnudo… Paró de secarse el pelo y empezó a reírse de una forma desquiciada, casi asfixiante, cualquier cosa siempre lo lleva a pensar en ese chico de mirada desafiante que había conocido.


Miró a la cama y sus ojos se abrieron totalmente de la sorpresa al ver que el móvil de Kris se encontraba entre las sábanas de la cama, tiró la toalla a un lado y se tiró en plancha hacia el teléfono y lo desbloqueó inmediatamente, observando que tenía varias llamadas bajo el nombre de “Kim JoonMyun”, al igual que el mensaje. Apretó los labios intentando no llorar y sacudió la cabeza varias veces, finalmente, abrió el mensaje, lo único que leyó fue: “Nos vemos donde siempre, habitación 707. Te espero”. Tao se quedó en shock, nadie llamaba a Kris por su nombre real, solo lo hacía él y ahora… un tal JoonMyun lo hacía como si nada. Apretó las sábanas con fuerza y gritó, sus suposiciones eran ciertas: Kris lo estaba engañando desde hacía tiempo. Rompió a llorar desesperado, no sabía qué hacer y de repente, su móvil sonó, lo tomó y vio la pantalla, en ella aparecía: “Yi Fan <3”. Aún más cabreado tiró su móvil a un lado y borró los registros del móvil de Kris, llevándoselo consigo. Tenía una excusa perfecta si Kris le decía algo: ambos móviles eran exactamente iguales, simplemente se había equivocado… Eso y un puchero convencerían a Kris.


            Sin dejar de llorar hizo un gran esfuerzo para vestirse, ahora ni si quiera la moda lo animaba, se puso su uniforme de camarero más viejo que tenía y lo ocultó bajo un abrigo que Kris le había regalado las navidades pasadas, muy caro por cierto. Suspiró ante el recuerdo y lloró aún más, cogió su mochila de trabajo y unos cascos que inundaron sus oídos con tristes baladas sobre engaños. Era irónico, pero se reconfortaba ante las palabras de las canciones, al menos existían más personas en la faz de la tierra que lo acompañaban en su dolor. Caminó por las frías calles invernales de China hasta llegar al metro que lo llevaría al barrio de al lado justo donde se encontraba la cafetería de su amigo XiuMin. En todo el trayecto sus ojos estaban perdidos, no miraban ningún punto en concreto, no era consciente de lo que ocurría a su alrededor. Solo estaban él, sus sentimientos y la música que suavemente, como si lo estuviese reconfortando, lo acompañaba con paciencia. Notó en el bolsillo del abrigo donde tenía guardada su mano izquierda cómo el móvil de Kris vibraba, lo sacó de su bolsillo y miró el mensaje, de nuevo era del tal Kim JoonMyun: “Cambio de planes, nos vemos en el restaurante Le train bleu”.


            Tao abrió los ojos ampliamente y mordió tan fuerte su labio inferior que terminó haciéndose sangre, lamió sus labios y apretó tan fuerte el móvil que en ese momento podría haberlo roto sino fuese porque notó que el tren había parado. Miró a su alrededor parpadeando varias veces hasta que vio que el panel que le advertía que había llegado a su destino. Tragó saliva y guardó de nuevo el móvil en su bolsillo, caminaba lentamente sin prestar atención a su entorno, seguía el camino de todas las mañanas inconscientemente mientras su cabeza trabajaba al cien por cien intentando desentablar qué era lo que estaba pasando, por qué su relación se estaba rompiendo así y solo pudo llegar a una conclusión: él no era suficiente para Kris.


-¡Tao! –gritó alguien detrás de él, al principio el ojeroso no hizo caso y siguió caminando en modo automático hasta que una voz ajena a la de él se fue formando en su cabeza, alguien lo estaba llamando- ¡Tao, espera! ¡Tao!


            Tao se dio la vuelta y pestañeó varias veces viendo a un cansado XiuMin, jadeando fuertemente con las manos apoyadas en sus rodillas y la espalda arqueada. El ojeroso ladeó suavemente la cabeza y lo miró de nuevo asombrado, intentando procesar lo que había ocurrido desde que había salido de la estación, pero no recordaba nada, miró a su alrededor y se sorprendió de ver que había llegado a la zona comercial donde estaba su puesto de trabajo.


-¿Tao? –volvió a preguntar el otro chico con el aliento un poco más recuperado.


-¿Hyung? –preguntó a su vez el menor en un hilillo de voz y sin saber por qué, acabó abalanzándose hacia él, abrazándolo muy fuerte mientras lloraba desconsoladamente.


-T-tao…-susurró preocupado el más bajo, aunque mayor de los dos y suspiró. Tao era un llorón, pero que llorase así solo podía significar una cosa: tenía que ver con Kris.


            XiuMin dejó que el chico se desahogase un poco allí ante las atentas miradas de los peatones que pasaban por la zona en compañía o solos, de compras o a comer, en citas o al trabajo. Después de unos minutos, XiuMin vio que el chico se había tranquilizado, así que lo cogió de la cintura y sin soltarlo se dirigieron a la cafetería que el mayor regentaba: EXOTIC. Una vez dentro, el pelirrojo miró a su alrededor buscando a alguien, por suerte aún no había clientes. Cuando encontró a su otro empleado, Minho, le pidió que se encargara él del negocio hasta que volviese. Minho asintió y se puso un delantal para comenzar a darle un poco de vida del negocio dejando de hacer las cuentas del inventario para que los clientes encontrasen apetecible entrar en el local. Mientras XiuMin caminó con Tao a su lado hasta la trastienda donde había una pequeña área de descanso, el menor no dejaba de llorar y los mocos comenzaban a salírsele por la nariz, el mayor sonrió y lo dejó en uno de los sillones. Al momento vino con una caja de pañuelos y se la tendió mientras él menor se sonaba, el mayor se sentó en la pequeña mesa de merienda que había enfrente del sillón donde estaba Tao.


-¿Y bien? –preguntó XiuMin mirándolo con infinita calma, con un rostro impermutable y con una mirada llena de conocimiento y experiencia.


-Es que…es que… -empezó a hablar sonándose la nariz, pero luego las lágrimas comenzaron a caer de nuevo y cuando intentaba hablar no se le entendía nada- Poquejah...Wujskkds…eskjkahfa ghfbna… y…y… -no pudo continuar y el llanto empeoró, sentía una gran presión en su pecho y ni si quiera era capaz de expresarse, se sentía inútil y ni si quiera valía para recordar unos simples pedidos cuando trabajaba o los platos se le resbalaban de las manos, ni si quiera en la cama era bueno, seguro que Kris fingía cuando le hacía felaciones… y volvió a la misma conclusión de antes, salvo que esta vez el chico no se sentía suficiente solamente para Kris, sino que su existencia era un error, era un bueno para nada.


-Tao, mírame –susurró Xiumin y comenzó a hablar en chino, con un poco de problemas, pero Tao sonrió suavemente por unos segundos y asintió intentando reprimir su llanto para poder oír a su hyung.- Sea lo que sea lo que te está matando por dentro… no todo es lo que parece, ¿de acuerdo? Siempre hay explicaciones para todo y las dudas hacen muchísimo daño, créeme… -esto último lo dijo con una nota de dolor en la garganta, el menor iba a preguntar, pero antes de poder emitir algún vocablo, el móvil de Kris comenzó a sonar.


            Ambos chicos se asustaron, pues no lo esperaban y más Tao, quien notó la vibración en su bolsillo, dio un pequeño bote en el sillón y miró el móvil. Se quedó en shock de nuevo y le enseñó el móvil al mayor para que viese quién era el que llamaba, XiuMin tomó el móvil en sus manos y leyó en voz baja el nombre del remitente, miró sin entender al menor, como buscando una explicación.


-¿Kim JoonMyun?


-Sí…-susurró Tao sin poder decir nada más, como la voz se le empezaba a quebrar, terminó asintiendo- Yi Fan… él me pone los cuernos… con ese… -susurró en palabras sueltas en coreano, aunque su mayor le seguía hablando el chino, luego cambió otra vez a su idioma natal, mezclando un montón de ideas en diferentes idiomas- Desde hace un mes que ya no es el mismo… no tenemos sexo, hay días que ni pasa por casa… ¡y encima es Navidad! –gritó esto último con un puchero y con los ojos enjaguados de lágrimas- Fue cuando nos conocimos…en esta época y él… me pone los cuernos –apretó tanto las manos que se clavó las uñas en las palma de la mano, haciéndose daño. Miró al mayor y se acercó a él, tomando su rostro entre sus manos- Hyung… ayúdame a olvidarlo… -dijo con desespero, ya no podía pensar, estaba en shock, el dolor no le deja pensar con claridad, se fue acercando poco a poco a los labios del mayor en un claro deseo de besarlo.


-Huang ZiTao –dijo severamente el mayor, el menor se asustó y abrió los ojos separándose de golpe agachando la cabeza, claramente avergonzado por sus actos- ¿Qué se supone que haces?


-Yo… lo siento mucho, hyung…Yo no sé qué hacer…yo…-empezó murmurando, pero no pudo terminar y se llevó las manos a la boca comenzando a morderse las uñas en un claro síntoma de nerviosismo.


-Hoy no estás capacitado para trabajar… así que, quédate aquí y descansa, ¿sí? Hoy te vienes a mi casa, ¿vale? –dijo XiuMin, pero más bien eran órdenes para el ojeroso, luego sonrió dulcemente y le besó la frente.


-Sí, hyung…y gracias… de verdad que lo siento… -dijo en un susurro, volviendo a hablar en coreano, el mayor negó con la cabeza y le despeinó el pelo.


-No te preocupes, voy a ayudar a Minho. Cuando venga KyungSoo te lo mando, ¿sí?


El pequeño panda asintió y XiuMin salió de la sala colocándose un delantal negro encima del uniforme de la cafetería, el cual consistía en una camisa blanca, de botones y estampado de pequeños lunares de color azul marino, un pantalón cómodo y entubado, de color negro y adornando el cuello de la camisa, había una pajarita azul marina. Salió afuera y vio que Minho se ocupaba difícilmente del local, pues tan solo estaba él. El mayor suspiró y se acercó al otro chico, preguntándole qué mesas debía atender mientras su cabeza estaba pendiente de su dongseang, XiuMin comenzó una difícil jornada, que realmente lo dejaría agotado, el triple de cansado que de costumbre.


Kris estaba desesperado, casi podía ver cómo se le caía el pelo y envejecía a un paso abismal, estaba en su puesto de trabajo delante del ordenador y no encontraba por ningún lado su móvil. Ya era media tarde y no encontraba su maldito móvil, ¿qué había pasado? ¿Se había esfumado o algo? Suspiró fuertemente y apoyó la cabeza contra la mesa del escritorio abatido, dejó colgando sus brazos y se lamentó mentalmente, mezclando inglés, chino y coreano. Y con todos los insultos, maldiciones y cosas absurdas que conocía en los tres idiomas, ninguno le saciaba. De repente notó que alguien le llamaba con un tono irrespetuoso y le daba en el hombro, Kris alzó su brazo y agitó la mano en señal de que lo dejasen en paz.


-Maybe next time, babe –susurró sin ni si quiera levantar la cabeza, notó cómo la persona a su lado gruñía levemente y rápido notó cómo le estampaban una carpeta llena de papeleos encima de la cabeza.


-¡Mueve tu asqueroso culo y trabaja, maldito holgazán! –gritó su jefe Kim Kibum, realmente enfadado. La pluma de diva se le desbordaba por todos lados y sobre todo cuando se enfadada, en ese momento parecía el mismísimo Lucifer.


-¡Ah, jefe! –sonrió nervioso Kris carraspeando y rápidamente se incorporó cogiendo la carpeta y asintió energéticamente- En seguida tengo todo.


-En un minuto, en mi despacho, ¡YA! –y como tan rápido llegó, se fue como alma que lleva al demonio hacia su pequeño despacho en el departamento de estilismo.


Su jefe hacía poco que lo habían destinado a China y aún no se acostumbraba. Kris suspiró, ahora era cuando echaba de menos a Zhou Mi, su antiguo jefe. Miró a todos lados y sonrió de lado, usando sus tácticas de seducción al ver la hora que era, vio a Victoria de un lado para otro y la llamó arrastrando las vocales, intentando sonar como un casanova.


-Victoria, mi Vicky preciosa… me ha surgido un contratiempo y… bueno, ¿podrías encargarte de mí papeleo? Tan solo es esta carpeta y… -se acercó a ella, suspirando contra ella para luego susurrarle- Te lo recompensaré –se alejó sin dejarle tiempo a que la chica contestase y le guiñó un ojo.


            Una vez fuera del edificio corrió en dirección a su casa, como siempre Tao no estaría allí, sino que estaría en el trabajo. Se paró de golpe y miró a su alrededor, asfixiado y se dio un golpe en la cabeza, se asomó a la carretera y pidió un taxi para que lo llevase al edificio donde vivía con Tao. Después de veinte minutos y menos pelo en la cabeza por los nervios, pagó al taxista y corrió a la entrada del edificio, abriendo la puerta con sus llaves de la cual colgaba un llavero con forma de panda. Entró rápido y llamó al ascensor esperando encontrar su móvil de una vez o todo se descubriría, tan solo esperaba que Tao no mirase nada en su móvil… creía recordar que había borrado todo, pero no estaba del todo seguro y… ¿y si se enteraba? Tan solo cruzaba los dedos para que no se enterase nada, sobre todo porque mañana era 25 de diciembre, el día de Navidad… El ascensor llegó a su planta, salió de este con más tranquilidad y abrió la puerta, suspiró antes de entrar esperando por si oía algún ruido, caminó por la casa hasta la habitación y allí encontró su apreciado móvil, se tiró encima de él y encendió la pantalla cuando… ¿cuándo había cambiado su foto de fondo? ¿Desde cuándo había puesto una imagen de Gucci? Espera… NO, NO, NO, NO… ¡¡NO PODÍA SER!! Intentó desbloquear el móvil y le dio error, no era el suyo, sino el de Tao.


-¡Ahhh! ¡Panda estúpido, tonto, ciego! Esas ojeras no le dejan ver qué es lo que coge y..y…Espera…¿y si…? –se calló asustado y meditó durante un rato qué era lo que debía hacer, porque si lo llamaba Tao podría sospechar sobre su gran interés por recuperar su móvil, podría decirle que era por el trabajo, pero obviamente el menor sabía que él tenía un busca para eso…


            Suspiró exasperado y se recostó un momento en la cama para recuperar el aliento y, por supuesto, para pensar en qué debía hacer. Tras unos minutos que se hicieron eternos para el gigantón, se levantó y caminó hasta la sala cogiendo el teléfono fijo para llamar por teléfono. Se quedó algo pensativo antes de marcar y luego pulsó los dígitos que pertenecían a Kim JoonMyun. Esperó algunos tonos impacientes y luego, al oír una voz, sonrió satisfecho.


-¿JoonMyun? Hola, soy Kris. –calló esperando una respuesta y se puso pálido, se pasó la mano por el cabello y le explicó la situación por encima, que había perdido su móvil. –Lo siento… cojo un taxi rápido y voy, ¿sí? Por favor, dame una oportunidad…lo he estado haciendo bien, ¿no? Hoy es nuestro último día juntos…


            Después de decir eso, calló de nuevo esperando una respuesta y sonrió ampliamente, no dijo nada más y colgó el teléfono. Salió disparado por la puerta del departamento, la cual no había cerrado cuando llegó allí y se encaminó al ascensor. Desde luego ese día bajaría unos cuantos kilos, aunque podría recuperarlos en el restaurante Le train bleu, su nuevo destino.


            Como había dicho XiuMin, KyungSoo había colgado por ese día su delantal de camarero y había ido a acompañar a Tao en el área de descanso. El mayor no preguntó nada y simplemente se sentó en el sofá consolando al menor, que volvía a llorar desesperado, sintiendo que necesitaba deshacerse de todo ese dolor que sentía en su pecho. Sin embargo, aunque llorase y llorase, lo único que sentía era un gran cansancio en vez de deshacerse de todo lo malo y finalmente cayó en los brazos de Morfeo como un pequeño bebé panda. KyungSoo suspiró mirándolo y siguió acariciando el cabello azabache del menor pacientemente mientras este dormía. Ya estaba anocheciendo cuando XiuMin y Minho cerraron la cafetería, exactamente eran las nueve de la noche y todos estaban agotados, por no contar con que las piernas de KyungSoo se habían dormido ya que Tao no se había despertado aún de su sueño reparador. XiuMin sonrió al verlo y lo cogió por los brazos, levantándolo suavemente para que su amigo pudiese moverse al fin, se despidió de ellos con una sonrisa y se quedó a solas con el menor.


-Hey, Tao…vamos, despierta… -susurró sentándolo en el sillón y lo zarandeó suavemente, intentando despertarlo. Este solo se removió un poco más, murmurando algo, un nombre. XiuMin suspiró y acabó por taparle la nariz para que despertara, el menor abrió los ojos al notar que le faltaba el aire y abrió la boca desesperado, notando cómo el corazón le iba a mil por el inminente peligro que había sentido.


-H-hyung… ¡querías matarme! –gritó horrorizado con su voz de niña mientras respiraba irregularmente, inhalando grandes cantidades de aire para alimentar a sus necesitados pulmones.


-Yah, no seas exagerado –dijo el mayor sonriendo ampliamente mientras le daba un pequeño golpe en la cabeza- Venga, vamos a casa –sonrió de lado mientras se ponía su anorak y un gorro que lo protegiese del frío invierno.


Tao asintió y mostró de nuevo una mirada triste al recordar el por qué se quedaría en casa de su hyung e hizo una mueca de dolor al moverse, pues se le habían dormido las piernas. Hizo un leve puchero y se masajeó varias veces las piernas hasta que XiuMin le tiró su abrigo a la cara para que se lo pusiera.


-¡Yah! Hyung…deja de maltratarme… -dijo adorablemente mientras sacaba levemente su labio inferior, haciendo un pequeño puchero.


-Ya, ya, venga, vamos. –dijo XiuMin metiendo las manos en sus bolsillos mientras se dirigía a la puerta trasera, pues por delante, de cara al público, ya había cerrado todo. Se asomó levemente por la puerta y vio que comenzaba a nevar, sonrió tiernamente y se acomodó en su abrigado anorak. –Vamos, está comenzando a nevar.


Tao se levantó y con la cabeza gacha se dirigió hasta el mayor, arrastrando los pies. XiuMin lo agarró del brazo una vez que estuvieron fuera y había cerrado todo a cal y canto, caminaron sin hablar mientras paseaban en dirección a la parada del bus. El mayor miraba las luces con una suave sonrisa, sumido en sus pensamientos mientras que Tao volvía a torturarse, preguntándose qué era lo que pasaba con Kris y exactamente qué estaría haciendo en ese momento, qué cuerpo estaría tocando, qué besos estaría devorando, qué… Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando notó que su acompañante paraba, giró la cabeza mirando al mayor confundido y se dio cuenta de que habían llegado a la parada.  


-Tao, deja de torturarte, por favor. –dijo el mayor mientras le revolvía el cabello con una sonrisa conciliadora.


-No puedo, hyung… Es tan frustrante… siento que me voy a morir, siento que debería suici… -no terminó de hablar porque XiuMin le había pegado fuerte en un hombro.


-No digas tonterías, ni si quiera has enfrentado a Kris para aclarar las cosas.


Tao no volvió a hablar pues el tono del pelirrojo era tan estricto y frío, que pensó que ni si quiera era digno de todo lo que sus amigos estaban haciendo por él, tan solo agachó la cabeza y susurró una débil disculpa, luego notó cómo el mayor lo abraza maternalmente. El bus tardó unos diez minutos en llegar, ambos se subieron al vehículo y tuvieron que ir de pie pues a esa hora la gente solía regresar del trabajo, cuando unos asientos se quedaron vacíos aprovecharon rápido para sentarse pues el trayecto hasta la casa de XiuMin tardaba cuarenta y cinco minutos. Una vez sentados, Tao sacó el móvil de Kris el cual estaba en silencio y vio que tenía varias llamadas desde su propio móvil, supuso que su novio había estado llamando para ver si encontraba el móvil por la casa. Miró la hora, eran las once de la noche, se preguntaba si había acudido a la cita con aquel chico y si estaría ya en casa o seguiría por ahí fuera hasta la madrugada como siempre. Suspiró pesadamente mientras bloqueaba el móvil y lo guardaba en el bolsillo de su abrigo, entrelazó los dedos y se puso a jugar con ellos mientras por dentro seguía comiéndose la cabeza y es que sentía una gran presión en su cuerpo, como si estuviese atrapado entre la espada y la pared, necesitaba escapar de ese sentimiento, pero era imposible, en cuanto se distraía su propia cabeza lo conducía al mismo tema: Kris. De repente notó que el bus estacionaba en una de las paradas, miró por la ventana y vio que habían llegado, XiuMin se levantó e incitó al menor a que caminase, algo torpe este se bajó del vehículo y ambos avanzaron en silencio a la casa.


            Kris miró la hora, eran las cuatro de la mañana y acababa de llegar, estaba agotado, dejó las decoraciones de navidad en el suelo dentro de sus bolsas y fue directo a la habitación para acostarse a dormir, pero para su sorpresa su panda no estaba allí. Frunció el entrecejo preocupado y miró su móvil, bueno, el de Tao, pero no había absolutamente nada… Estaba preocupado, así que lo llamó, pero para su sorpresa le daba error o sin cobertura. Se extrañó aún más, pero luego recordó que tenía turno completo en la cafetería, así que seguramente se había quedado a dormir en casa de alguno de los chicos… pero aun así siempre avisaba. Suspiró y se tiró encima de la cama, dándose la vuelta para dormir, al principio le costó y daba vueltas de un lado a otro, pero finalmente, agotado se quedó dormido abrazado a una almohada, a la de Tao. En otro lado de la ciudad, Tao daba vueltas sin poder dormir, se preguntaba si Kris había llegado a casa o seguiría por ahí divirtiéndose a saber con cuántos chicos. Suspiró y se secó las lágrimas, se tumbó de lado y se abrazó a sí mismo, cayendo dormido por el cansancio.


Al día siguiente el menor se levantó con unas ojeras horribles, suspiró tras verse en el espejo del baño y fue a darse una ducha relajante, anoche se había dormido muy tarde y estaba tan agotado que su cuerpo no le dejó abrir los ojos hasta las seis de la tarde del día veinticinco de diciembre. Sí, estaba pasando unas navidades fabulosas. Se arregló con paciencia y se vistió con el mismo pantalón que trajo, por suerte su hyung fue tan amable de prestarle ropa interior y una camiseta ancha. Terminó de vestirse y salió a la sala con el cabello mojado, se sorprendió al ver allí a Kris. Tal fue la sorpresa que la toalla le resbaló de las manos y rápido las lágrimas comenzaron a salir, el mayor estaba bien trajeado y Tao pensó que acababa de ver a su amante y eso le hizo sentirse aún peor.


-Tao…-susurró el mayor con su grave voz y se levantó alzando una mano preocupado, pero el menor la apartó de un manotazo.


-¡No quiero verte nunca más! ¡Eres una maldita escoria! –gritó enfadado, con la voz temblorosa por el llanto que estaba aflorando por su garganta.


-¡Tao! –gritó confundido Kris, no entendía nada y mucho menos por qué le decía esas cosas, cuando llamó a la casa de XiuMin para saber si se había quedado a dormir, este le dijo que sí, pero que Tao no estaba bien, le preguntó e insistió, pero lo único que atinó a decirle fue que recapacitara sobre sus acciones. - ¿Qué es lo que ocurre, mi vida…?


-¡¿Mi vida?! ¡Eres un maldito bastardo! –gritó enfurecido y cogió al mayor por el cuello de su camisa, arrugándolo- ¡¿Cómo te atreves a llamarme así?! Seguro que eso se lo dices al tal Kim JoonMyun –escupió el nombre con veneno, estaba realmente enfadado y sentía que pronto iba a quedarse sin fuerzas, pero estas volvieron cuando vio que Kris se echaba a reír.


-¿Suho? –preguntó en respuesta y Tao puso los ojos en blanco, encima le ponía motes cariñosos, solo le faltaba que lo llamase “panda junior”. – Suho es un amigo, no deberías cotillear los teléfonos ajenos –dijo aun sonriendo divertido mientras observaba al menor.


-¿Te parece divertido engañarme, Kris…? ¿Te parece bonito que te revuelques con otros y me mientas? ¿No crees que es doloroso para mí…? Si no me amas…tan solo dilo, pero no me rompas aún más…-dijo Tao soltando el cuello de la camisa del mayor y comenzó a llorar aún más fuerte, perdiendo la fuerza mientras caía de rodillas al suelo.


-¿Qué? –Kris ahora sí que se sorprendió, no entendía de qué estaba hablando su novio.- Tao… ¿de qué hablas…? –dijo preocupado, hincando una rodilla en el suelo mientras le secaba las lágrimas.


-De tu aventura con ese tal JoonMyun…lo sé todo, estás con él desde hace uno o dos meses…y yo pensando que era por trabajo, que te quedabas haciendo horas extras…que idiota he sido…-susurró llorando aún más.


XiuMin apretó un puño al ver a su amigo en esa situación, pero al ver que Kris sonreía tiernamente y lo cogía en brazos solo podía significar una cosa… Tao se había equivocado, era imposible que ese hombre de fuertes convicciones, exceptuando el tema de la comida, lo engañase. Porque simplemente lo amaba con todo su cuerpo y alma, hacía tiempo que había entregado su corazón al menor. Kris se levantó con Tao en brazos y miró al pelirrojo con un gesto cansado, él también tenía unos leves círculos violáceos debajo de sus ojos.


-Hyung…siento mucho las molestias, ahora me lo llevaré…-susurró Kris con una cansada sonrisa e hizo una leve reverencia.


XiuMin asintió y no dijo nada más, permitió que se llevase a Tao más que nada porque este no había puesto resistencia, una parte de sí mismo había ganado y esa era la que quería conocer toda la verdad por dura que fuese. Y así fue, Kris cargó a Tao hasta el coche y se lo llevó a su cómodo departamento en aquel edificio tan céntrico que les costaba mantener. Durante todo el trayecto Tao no dejó de llorar, se sentía un inútil y un estúpido por volver con ese hombre que le engañaba, pero si no fuese con él… él mismo se estaría engañando porque no podía odiarlo, lo amaba demasiado y sabía perfectamente que si para no perderlo debía humillarse, lo haría sin dudarlo. Así era el amor, te despojabas de toda tu dignidad y de tu corazón para entregárselo al otro y es que Tao estaba totalmente enamorado del mayor como el primer día que se conocieron en aquella tienda de Gucci. Sonrió al recordarlo y las lágrimas aumentaron, pues seguramente Kris lo llevaba al apartamento para que empacara todas sus cosas para que abandonase el lugar. Al llegar, Kris se bajó del asiento del piloto y fue a la parte de Tao para abrirle la puerta del coche y cargarlo, de nuevo, como si fuera una princesa. El menor se agarró a su cuello y escondió su rostro en él, Kris suspiró.


-Tao…te amo y lo sabes, en el fondo lo sabes…-murmuró entrando en el edificio en dirección a su apartamento, Tao no dijo nada, solo se agarró más a él y sus espasmos se hicieron más profundos.


Finalmente llegaron a su acogedor departamento, Kris dejó en el suelo a un lloroso y tembloroso Tao mientras buscaba sus llaves, una vez hubo abierta la puerta, la empujó levemente y rápido se posicionó detrás del menor tapándole los ojos.


-Kris…si vas a terminar conmigo y decirme que no me amas… simplemente dímelo y no estés armando tanto teatro…-dijo molesto, no entendía por qué el mayor estaba jugando tanto con sus sentimientos.


-Tao… Suho ha sido mi jefe temporal en la campaña de navidad, él me contrató como modelo…-susurró contra el oído del menor, pues Kris era un poco más alto.


-Mientes… ¡mientes, mientes, mientes! –dijo furioso intentando sacarse al mayor de encima, pero este lo tenía bien agarrado y la verdad, aunque Tao podía deshacerse de él en un segundo, no tenía el cuerpo para estar haciendo uso de las artes marciales.


Kris respiró profundamente intentando mantener la compostura y tener paciencia, pero el menor se lo estaba poniendo difícil ahora. Le dio una pequeña patadita en el trasero e hizo que entrase en el departamento, luego cerró la puerta con el pie y apartó lentamente las manos de los ojos del menor, haciendo por fin que pudiese ver qué era lo que tanto tenía que esconder el mayor, ¿quizás estaba Suho allí desnudo esperándolos? Que cruel…, pero cuando abrió los ojos se llevó una mano a la boca, ahogando un pequeño grito de sorpresa. Kris rio suavemente pues antes de ir a buscarlo a casa de XiuMin había decorado todo el salón con los adornos de navidad, entre los sofás blancos había un gran árbol decorado con luces de varios colores y bolas de color rojo y dorado con purpurina. Tao se acercó más a él y pudo observar que debajo del árbol había un montón de bolsas de Gucci, más de quince seguro que había, aquello parecía… un sueño. Se giró buscando, con los ojos aguados de nuevo, a Kris quien estaba al lado de la mesa terminando de encender las velas que adornaban la mesa preparada para una cena romántica pues en el centro había un jarrón con unas pequeñas rosas de color rojo y blanco.


-K-kris… ¿qué es todo esto…? –preguntó maravillado, se tapaba la boca con las manos, sin dejar de llorar.


-¿Ahora me escucharás? –sonrío y se acercó al chico, le secó las lágrimas y besó sus ojos suavemente- Suho me contrató como modelo de la marca Gucci… y todo esto lo conseguí gracias a ese trabajo… por eso mis ausencias y los cambios… -dijo Kris suspirando mientras posaba las manos en la cintura del menor, abrazándolo fuertemente mientras lo pegaba a su cuerpo y besaba dulcemente su cuello.- Ves…no te ponía los cuernos…nunca podría, tonto.


-Te amo… -susurró Tao y besó suavemente los labios del mayor- Si vamos a cenar debo arreglarme y ponerme tan guapo como tú…-dijo con una amplia sonrisa- Y…perdóname por dudar así…de esta forma…


-Bobo… no te arregles tanto, que luego la ropa no te va a durar, baby-sonrió ladinamente mientras se alejaba un poco observando la tersa figura del chico. Tao rio divertido y le enseñó la lengua al oírlo.


-No tardo –alzó una ceja aún con una sonrisa adornando sus labios y se metió al cuarto para arreglarse, abrió el armario y se puso a examinar toda la ropa que tenía, se apoyó en una de las guías del armario y se rascó la nuca- Aich, pero qué complicado…-se metió en el baño para ducharse rápido y poderse arreglar, aunque ya lo había hecho en la casa de XiuMin ahora necesitaba deshacerse de todos esos malos recuerdos.


Kris estaba esperando fuera, pero no podía aguantar más, así que entró en el baño y vio que Tao ya estaba vestido, se abrazó a él y lo besó suavemente en los labios. Sin decir nada lo arrastró a la habitación, esa vez Tao no solo recibiría placer y saciaría el instinto salvaje de Kris, sino que este lo complacería en todo, le daría todas las atenciones posibles, lo colmaría de amor. Tao abrió la puerta del cuarto con suavidad y tiró seductoramente del brazo de Kris hacia dentro de la habitación, cuando traspasó el umbral, rodeó su cuello con los brazos y besó su mejilla, su barbilla comenzando a descender por su cuello para luego ascender de nuevo lamiéndolo, Kris sonrió de lado y acarició la espalda del menor, deslizando las manos hasta su trasero agarrándolo con fuerza mientras aprovechaba para morder suavemente el cuello del chico panda cuando este se apartó, Tao gimió entre jadeos.


-A-ah…K-kris… se supone que soy yo q-quién…-no pudo terminar de hablar puesto que el otro volvió a morderle y agarrar con fuerza su trasero, sacándole otro gemido.


-Shhh…tan solo déjate llevar, ámame como siempre, Tao…


Tao sintió un escalofrío por todo el cuerpo cuando Kris rozó sus labios por su cuello y luego le mordió la oreja suavemente, el menor fue dando pasos atrás hasta que estuvo al pie de la cama, miró al mayor y sonrió ladinamente mientras se desabrochaba muy lentamente los botones de la camiseta sin dejar de mirarlo fijamente, moviendo lentamente las caderas, incitando al otro a poseerlo. Kris dio unos pasos adelante y apartó suavemente las manos de los botones y terminó de desabrocharlos él mismo. Una vez la camisa fuera, tumbó al panda en la cama y se puso encima, con el cuerpo del chico entre sus piernas, lo miró a los ojos y acarició su rostro con cariño para luego acercar su rostro y succionar sus labios suavemente, mordiéndolos después y tiró levemente de ellos, Tao ahogó un pequeño gemido y se preguntaba cómo es que podía ponerse tan caliente con tan poco.


Suspiró placenteramente y agarró el cuello de la camiseta del mayor y lo besó con anhelo, con pasión, hacía tanto tiempo que no disfrutaba de sus caricias y labios, que se sentía morir de la vergüenza, pero también del deseo y este último había ganado. Delineó con su lengua los labios del mayor y sin esperar deslizó su lengua dentro de su boca, inspeccionando esa cavidad que tan bien conocía y saboreó sus fluidos mientras el mayor se pegaba más a él, entrelazando su lengua con la contraria, iniciando un cálido y ardiente baile que solo interrumpían por la falta de aire. Ambos se miraron con lujuria y rieron suavemente, sintiendo esa complicidad que había desaparecido por el engaño y la duda, Kris se acercó de nuevo y lo tumbó acariciando los costados del panda mientras este no paraba de soltar ligeros suspiros. Deslizó sus labios por su cuello, mordisqueando y dejando pequeñas marcas rosadas sobre su piel ligeramente tostada, Tao mantenía los ojos cerrados mientras entreabría labios dejando escapar pequeños suspiros, pero el mayor no solo quería oírlo suspirar, sino que quería oírlo gemir y sentir placer, quería oírlo gritar por todo lo que le hiciese, que disfrutase como nunca. Así que suavemente posó su pierna derecha sobre el colchón, entre las piernas del menor, para hacer presión en su entrepierna y rozar su pene cubierto aún por la ropa, con la rodilla ejercía un poco de presión mientras deslizaba sus labios por su cuello hasta llegar a los pezones del chico. Comenzó a succionarlos con fuerza y de una forma salvaje. Sin poderse contenerse, Tao le clavó las uñas en la ancha y fornida espalda del mayor mientras soltaba un sonoro y ronco gemido que hizo que a Kris se le erizase el bello del cuerpo sintiendo una fuerte electricidad. Se separó levemente del menor y se deshizo del resto de la ropa, tanto de la propia como la de su pareja. Tao no pudo evitarlo y se lamió los labios observando el semidespierto miembro de Kris, este rio y lo observó con una sonrisa ladeada.


-¿Lo quieres?


Tao lo miró avergonzado y se sonrojó notablemente pareciendo casi un tomate cherry, luego asintió tímidamente mientras tragaba saliva y terminó gateando seductoramente hasta el mayor tumbándolo mientras acariciaba su pecho con suavidad y agachó la cabeza para besar sus muslos sin apartar la mirada del mayor.


-Eres terriblemente sexy, me encantas –dijo Kris suspirando con la voz ronca.


Tao rio suavemente, casi no se oyó pues tenía los labios pegados contra la tersa piel del canadiense, pero este pudo notarla. El menor succionaba su piel mientras dejaba pequeñas marcas rosáceas y acariciaba con las manos sus piernas, luego acercó su rostro más al miembro semidespierto del mayor, comenzó a depositar varios besos sobre él, arrancándole varios suspiros. Sonrió aún más y con una de sus manos tomó entre ellas el pene ya despierto de su amado y comenzó a acariciarlo sin apartar la mirada del rostro del rubio. Se lamió los labios con deseo y sin resistirlo lamió toda su extensión, su GRAN extensión desde sus testículos hasta la punta del prepucio, así lo hizo varias veces. Kris ya se estaba desesperando así que acercó su gran mano a la cabeza del menor, entrelazando los dedos entre sus cabellos para acercar completamente su rostro a su erecto miembro y Tao, mirándolo desafiante y descaradamente, se metió por completo el miembro de Kris. Este ahogó un fuerte gemido y comenzó a mover la cabeza del menor a la vez que movía su cadera, marcándole un ritmo lento, Tao aprovechó y deslizó sus manos hasta los testículos del mayor para acariciarlos y jugar con ellos. Kris gimió roncamente y aumentó considerablemente el ritmo, haciendo un fuerte ruido al entrar y salir su gran miembro de la boca del menor.


-Arg, no aguanto más-dijo el mayor separando al chico y cuando este sacó su miembro de la boca del menor, colgaba un pequeño hilo de saliva mezclado con sus fluidos preseminales.


Tumbó al chico e hizo que subiese sus piernas sobre los hombros del rubio mientras este agachaba su cabeza y mordía una de las nalgas del menor, este gimió mientras agarraba las sábanas con fuerza, sintiendo el placer recorrer todo su cuerpo, sufriendo pequeños espasmos. El mayor se excitó aún más y lamió la entrada de su ano comenzando a dilatarla con su propia saliva mientras deslizaba una de sus manos al miembro del menor, el cual ya estaba duro desde hacía un buen rato y lo agarró muy fuerte, Tao soltó un gran gemido. Ahora con todas esas atenciones no dejaba de gemir y jadear continuamente, Kris ya no aguantaba más, estaba tan necesitado, que se sentía explotar en cualquier momento y aún más cuando el chino comenzó a mover sus caderas en busca de más, sin pensarlo dos veces Kris se acomodó mejor y agarró con fuerza las caderas del chico mientras que con la otra mano cogía su propio miembro y lo dirigía a la entrada algo dilatada, aunque no del todo, del menor, acarició el agujero con la punta de su pene y lo empujó con fuerza entrando brutalmente dentro del panda. Este gritó y se agarró más fuerte a la espalda del mayor mientras le clavaba las uñas.


-A-ah…K-kris…-jadeó Tao, sudando por la excitación que sentía. Con estas palabras el mayor no pudo aguantar más y comenzó a moverse con fuerza, dilatando aún más el agujero, buscó los labios del menor y mientras golpeaba su cadera con un ritmo lento, pero fuerte.


Besó los labios del menor con desespero, suplicándole que lo amase toda la vida, que estuviese con él siempre porque ya no podía vivir sin él. Tao seguía gimiendo contra los labios del mayor quien había comenzado a profundizar el beso deslizando su lengua a la boca del menor entrelazando ambas lenguas en un desespero por sentirse el uno al otro, a la vez Kris empezó a ir más rápido y más fuerte provocando que el ruido de la penetración se mezclase con los gemidos ahogados de ambos sin dejar de besarse. Tao dirigió una de sus manos, que abrazaba la espalda del mayor, hasta su miembro y empezó a masturbarse con fuerza, gimiendo como un loco del placer que sentía, sintiendo que se iba a desmayar del éxtasis en cualquier momento. Kris se separó de él suavemente dejando un hilo de saliva entre ambas bocas y se acercó de nuevo a él, lamiendo sus labios con una sonrisa ladina, la cual aumentó cuando vio al chico tocarse y terminó aumentando aún más el ritmo hasta que al fin logró llegar al punto máximo del menor, el cual en un momento se corrió en su torso, Kris se mordió el labio haciendo un ligero puchero al ver que el menor no pudo aguantar, Tao echó la cabeza hacia atrás arqueando la espalda mientras agarraba con mucha fuerza las sábanas. Kris comenzó a jadear más fuerte y finalmente acabó corriéndose dentro del panda, dando un ronco alarido de placer y sudando con la respiración agitada se tumbó a su lado mientras salía de su interior. Tao jadeaba moviendo su pecho de arriba abajo muy rápido, Kris sacó su miembro de su interior y el menor jadeó levemente sintiendo salir la esencia del mayor, rápido cerró las piernas evitándolo y sonrojado se abrazó al mayor, este le correspondió y los tapó a ambos con las sábanas arrugadas y húmedas del sudor.


-Tao…Feliz Navidad…-sonrió y besó la barbilla del chico, aun respirando algo entrecortado mientras cerraba sus ojos.


-Feliz Navidad, YiFan… te amo… no me engañes nunca, por favor… –susurró mientras se aferraba más al mayor y se acomodaba entre sus brazos. Kris sonrió y lo abrazó aún más fuerte pegando sus sudorosos cuerpos.


-Y tú no desconfié de mí. Te amo muchísimo, Huang ZiTao. 


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