Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Esperando la sorpresa dentro del huevo. por Marcyn

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Tadatoshi Fujimaki es el creador de los personajes que utilizó en la siguiente historia. La original es una muy buena y en verdad admiro a ese hombre, pero igual uso a sus personajes para tontear.

Notas del capitulo:

Espero que les guste n_n. Tengo algunos errores pero bueno soy humana, entonces tengan un poco de paciencia. Espero que sea entendible en su mayor parte y pues si les gusta les agradecería un comentario.

Desperté quería sonreír como antes pero simplemente no podía, todo ya estaba jodido. A veces me odio a mí mismo por pensar así, pero que puedo decir cada día estoy más cerca del fabuloso desenlace. Giré mi cabeza hacía mi compañero de cama, obviamente mi esposo. Fui un chico muy travieso en mi juventud pero no tendría un bebe con una persona que no me considera parte de su vida. Mi tsundere amaneció bien, en cuanto me vio despierto estiró una de sus enormes manos y acarició mi rostro.

 

-¿Te sientes bien?

 

-Sí, me siento bien- sonreí hipócritamente. Doy gracias a dios que sea un bueno para nada respecto a sentimientos y emociones.

 

-Tengo que irme a trabajar pero cualquier cosa que necesites llama a mi celular.

 

-Shin-chan, hoy es el día de la revisión. Es muy probable que te vea en el hospital.

 

-Bien- por raro que suene me besó en los labios y se fue.

 

Me quedé en la enorme cama que compartíamos reflexionando. Tenía ya tres meses de embarazo, estaba próximo a explotar. Acaricié mi enorme vientre, siendo sinceros estaba hecho una foca. De coger con Shintaro ni hablar, me conformo con mamársela de vez en cuando, no quiero que se fuerce a follarme en este estado y al final me tome asco. Si fuera un embarazo común y corriente como los de los demás yo también estaría feliz.

 

Me bañe lo más rápido que pude. Me puse unos pantalones negros entubados de maternidad y un suéter azul con rayas blancas que me llegaba hasta debajo de los muslos. Una vez escondida mi enorme panza me calcé unos botines negros. Salí de la casa para dar una vuelta por el centro antes de ir al hospital. Vi los aparadores de varias tiendas, en una tenían el disco de música que había estado esperando durante meses. Se puede decir que gracias a Oldcodex concebimos a lo que fuera que creciera dentro de mí.

 

Decidí que a mal paso darle prisa y me fui al hospital. Caminé con calma hasta la zona donde se encargan de los embarazados como yo y de los mocosos que recién nacen. Para mi sorpresa me topé con un montón de gente conocida, los amigos de Kuroko para ser más específicos.

 

-Takao-kun ¿qué haces por aquí? ¿Tienes cita?- preguntó Kuroko con su cara de siempre. En sus brazos sostenía a un mini Taiga de ojos azules. Si mal no recuerdo el mocoso tiene dos años.

 

- Sí, jejeje espero que sea la última. No me gusta mucho venir a este lugar si no es para molestar a Shin-chan –sonreí abiertamente.

 

- ¿puedo?- preguntó Kuroko señalando mi vientre. Quería gritarlo que no, que dejara mi gordura en paz. Pero eso sería grosero y a ciencia cierta no quiero caerle mal a nadie. Así que con el dolor de mi alma y mi dignidad bajo los suelos asentí con la cabeza.

 

- Claro.

 

- Se siente extraño- frunció el ceño.- ¿Cuánto tiempo tienes?

 

-Tres meses.

 

- Es demasiado grande para tener tan poco tiempo- me miró preocupado. Mentalmente asumí que tenía explicarle eso que me vi forzado a explicar a casi todos mis conocidos, excepto a Akashi él todo lo sabe.

 

-No es eso- sin querer solté un suspiro.- Shin-chan es una serpiente y yo soy un águila, ambos tenemos animales ovíparos. Suena raro pero lo que yo tengo en mi vientre no es propiamente un bebé sino un huevo. Por eso mi tiempo de gestación es más pronto, porque yo solo daré a luz al huevo y este se abrirá cuando el bebé esté listo.

 

-O, ya veo- me contestó pensativo. El niño que sostenía pronto empezó a querer moverse al ver que su padre entraba en la habitación.

 

Kuroko lo bajó en seguida y el nene con pasitos apresuradamente temblorosos se acercó a su padre. Rápidamente Kagami lo levantó del suelo para abrazarlo sobreprotectoramente. Con el niño en brazos caminó hasta donde estábamos, me saludó rápidamente y se llevó a su familia hacía la sala de partos. Al parecer ya había nacido el bebé de Izuki y Himuro.

 

Envidiaba tanto a los mamíferos ellos solo esperaban nueve meses y ya tenían a su lindo bebé. Pueden hablarle  a su panza o incluso tocarla para sentir dentro a la criaturita. En cambio yo solo puedo sentir una especie de pelota bajo mi vientre. Pero bueno que se le va a hacer así es la vida. Tomé asiento en una de las sillas para esperar a que el doctor me diera luz verde para entrar en la habitación.

 

-Calculó que en una semana estará en labor de parto-. Dijo el anciano doctor mientras mantenía el frío aparato sobre mi panza.

 

-Ok, entonces supongo que tengo que venir la próxima semana a internarme- pregunté inocentemente.

 

-No, el nacimiento de un huevo es muy simple lo puedes hacer desde tu casa. Además en este hospital solo nos encargamos de partos de mamíferos.

 

-¿Me está queriendo decir que yo voy a tener a mi bebé en mi casa?

 

-Sí, bueno en caso de los ovíparos es natural que tengan sus huevecillos en el nido.

 

-¡Genial! ¡Otra puta maravilla de ser ovíparo!- tomé mis cosas lo más rápido que pude y me salí dando un fuerte portazo.

 

Todo el camino a casa fui refunfuñando, ni siquiera me importó buscar a Shin-chan solo quería irme lo más pronto posible. Una vez en mi cuarto me puse la ropa más fodonga que encontré, me senté en el sillón y me atragante de papitas como si no hubiera un mañana. Ya no me importaba nada, al fin y al cabo me merecía eso y más, teniendo en cuenta que la próxima semana iba a estar jodida.

 

Tocaron la puerta. Fui lo más veloz que la panzota me dejo avanzar, al abrir la puerta me topé con Kise, de inmediato lo invité a pasar a la sala. Me alegró verlo, no es que seamos mejores amigos, pero de los amigos de mi marido es el único que me hace reír, además que este todavía no tenía hijos. Su pareja era Aomine y constantemente peleaban.

 

-Hola ¿Cuánto tiempo sin verte?

 

- Lo mismo digo, Takao-chi ¿cómo va la criatura?- señaló mi vientre.

 

-Supongo que bien la próxima semana sale, lo tendré en aquí en casa. Pero no me decido si tenerlo en la cama o en el baño- por fortuna Kise no es hipócrita y en vez de verme con cara de pena o compasión soltó una sonora carcajada, no me importó que se riera de mí si yo lo viera así también me reiría en su cara.

 

-Jajajaja, nunca pensé que fuera tan difícil poner un huevo. Valoraré más a las gallinas.

 

-Sí más te vale, ¿eh?- reí un poco.

 

-Takao-chi, estoy jodido- mi rubio amigo se dejó caer sobre el sillón.

 

-Y ahora ¿por qué?

 

- Aomine sigue sin querer nada serio.

 

- kise eso no es novedad.

 

-Jajaja pero estoy de encargo- vi como llevó una de sus manos a su vientre.

 

- En hora buena supongo…

 

- JA tú diciendo eso- me lanzó una mirada burlona.- Tú diciendo eso, él que no paraba de quejarse de su embarazo.

 

- Oye, yo y Shintaro planeamos mucho esto.

 

-Entonces… ¿por qué pareces sufrir tanto?

 

-Bueno, la verdad es que en ese entonces desconocía todo lo que iba a pasarme- miré serio el piso.- Más que nada tengo miedo.

 

-Miedo de ¿Qué?

 

- Es difícil para nosotros- me forcé a sonreír.- Cuando son parejas mixtas, es decir mamífero con ovíparo es mucho más fácil concebir. Todas mis hermanas son perros, yo soy el único que es águila en la familia desde mi abuelo materno.

 

- No, entiendo… ¿Cuál es el problema?

 

- El problema es que muchas veces el huevo no se alcanza a crear bien, o se rompen antes de tiempo o simplemente nacen vacíos- susurro serio.

 

-¿Seguro que no exageras?

 

- Quiero creer que sí, pero sigo teniendo mucho miedo.

 

-…- Ryota solo me veía no sabía que decir pues no entendía por lo que yo estaba pasando, además él también estaba confundido con su embarazo.

 

- Serán buenos padres- cambié el tema.

 

- ¿Eso crees?

 

-Claro, Aomine tiene actitud de macho dominante solo dile que si no se compromete con ustedes te conseguirás un hombre que sí sea responsable y mejor amante que él.

 

-JAJAJAJA- rio hasta agarrarse el estómago.- Imagina su rostro si le llegó a decir algo así, siempre anda con esa onda de “solo yo puedo derrotarme”.

 

Desde ese pequeño comentario no la pasamos toda la tarde arremedando a nuestras parejas. Gracias a que estaba Kise en la casa pude ser capaz de investigar en internet lo que se supone pasaría la siguiente semana, además el también buscó los primeros cambios que pasarían con el embarazo en su cuerpo. Es muy bonito lo admito, su trabajo como modelo le genera grandes ingresos si fuese él estaría igual de preocupado de no quedar bien. He de admitir que ese es un punto a favor de los que ponemos huevos, nosotros recuperamos nuestra figura en cuestión de días mientras que algunos de ellos sufren algunos cambios permanentes.

 

Kise y yo estuvimos tonteando sobre todo. De pronto tocaron la puerta, gracias a dios Kise se ofreció abrir porque si esperaba a que yo me pudiera poner de pie con semejante pelota la persona que esperaba del otro lado se aburriría de muerte. Kise fue hasta la puerta, no regresó en un buen rato por lo que me levanté como pude para ver que ocurría. Aomine estaba en el portal abrazando a Kise por los hombros, ambos estaban llorando, por lo que supuse ya le había dado la noticia. Me escabullí hasta el sillón nuevamente para no cortarles su momento especial, los que por cierto son muy escasos con el amarguetas de mi esposo. Pasaron unos minutos y Kise volvió, tenía sus ojos todavía con lágrimas en ellos pero su boca formaba una sonrisa.

 

-¿Qué pasó?- pregunté asiendo me el tonto.

 

-Daiki vino a recogerme- dijo mientras recogía su saco del sillón.

 

- Qué raro, por lo general te ignora brutalmente… bueno todo lo que él hace es bruto.

 

- Jajaja- rio bajito.- Lo sé, pero encontró los resultados del examen médico que me hice por eso vino a buscarme. Mira- Estiró su mano enseñándome un anillo de plata con algunas dibujos en oro, era una joya preciosa.- Dice que la tenía guardada, que pensaba pedirme matrimonio hace un mes.

 

- Entonces ¿por qué no te lo dio?

 

-Ammm…- giró el rostro, siempre que la caga hace eso.- Recuerdas la vez que peleamos por las revistas del baño, pues lo corrí de la casa. Al parecer después de eso quiso esperar- volvió a reír.- Pero eso ya no parece importarle dice que ambos tenemos que cambiar para criar mejor a nuestro bebito.

 

- Me parece bien, te dije que todo se arreglaría.

 

- Gracias Takao-chi.

 

-Anda ve con tu hombre.

 

Kise salió del departamento contentísimo acompañado de su prometido. Yo me quedé solito una vez más, prepare sopa de tomate para cenar, a Shin-chan le gusta mucho. Una vez terminé me serví un poco, quería esperar a que mi miope favorito llegará. Filosofé un poco sobre lo bonito que sería tener un hijo que tuviera la habilidad de Shintaro y mis ojos perfectos, sin duda sería un as para jugar básquet. Quizá fuera un titán para el deporte. Luego de pensar en eso pensé en los hijos de la generación milagrosa, el niño de Kuroko por ejemplo sería un perfecto caos si pudiera desaparecer y aparecer con la rapidez y  precisión de Taiga. Pero pobre del mocoso si sacaba el rendimiento de la madre acompañado por el escaso intelecto de su padre. Los hijos de Kise también serían una fuerte competencia, las habilidades de esos eran de temer. Pero si hablamos de temer nada como los mellizos de Akashi.

 

 Escuché como se abría la puerta, Shin-chan llegó como siempre traía su objeto del día. En esa ocasión era un peluche de una jirafa. Después de dejar su maletín y su sacó en la habitación se acercó hacía mí se hincó cerca de mí. Giró su rostro y pegó la oreja a mi vientre. No sé porque lo hace  sabe que no va a escuchar nada más que agua, ni sentirá al bebe, si es que hay bebe puede que solo sea líquido. No me importó siempre me gustó que hiciera eso, yo jugaba con su cabello mientras el trataba de encontrarse con su cría.

 

-¿Qué tal el trabajo?

 

-Bien, pensé que te vería- se levantó.- Te estuve esperando ¿Qué pasó?

 

- Me enojé con el doctor- desvié la mirada.

 

- ¿Qué te dijo? ¿Todo va bien?

 

-Sí, todo está bien- yo también me paré, como pingüino caminé hasta la estufa y comencé a servirle.

 

-Takao- me llamó, usó su tono serio.

 

- Lo siento, Shin-chan pero me asustó que dijera que voy a tener que expulsar los huevos aquí en casa.

 

- No vas a estar solo Bakao- se acercó a mí y me abrazó.- El doctor habló conmigo tengo libre dos semanas lo que significa que no me separé de ti hasta que  tengamos a nuestro hijo.

 

-Shin-chan- lo abracé fuertemente.- Entonces necesitaremos todas las cosas del mercado que podamos necesitar, porque una vez empiece la semana no te dejaré salir ni a recoger el periódico.

 

Terminó esa semana y comenzó la otra. Todo transcurría normal, Shintaro empezó a tratar me como si fuera un invalido, así que no salía para nada del cuarto, me mantenía encerradito. Mi adorable esposo se encargó de todas las labores de la casa, en las tardes cuando ya no tenía pendientes por hacer veíamos una película abrazamos en nuestra cama. El cuarto día de la semana, mientras veíamos el televisor pude sentir un fuerte dolor punzante en mi vientre.

 

-¡Shin-Chan! ¡Ya viene!- dije agarrando las cobijas con mis manos.

 

-Bien, Takao escúchame, todo va a salir bien- tomó mi rostro en sus manos.- Necesito que te acomodes sobre tus rodillas.

 

Obedientemente me acomodé sobre mis rodillas. Él me tomó de la espalda y lentamente me giró, me indicó que tomara la cabecera de la cama. Yo estaba muy ocupado tratando de pensar en algo feliz cuando sentí como Shintaro trataba de quitarme el pijama, como si nada lo consiguió y no solo eso sino también mi ropa interior.

 

-¿Qué estás haciendo?- pregunté asustado, si hubiera sido cuando estamos de hornys no habría puesto resistencia pero ahora estaba realmente aterrado.

 

- Takao el huevo va a salir de por aquí, tiene que estar despejado para que yo pueda sostenerlo.

 

-¡¿Voy a cagar a mi hijo?!

 

-¡No digas que lo vas a cagar! ¡Suena horrible.

 

-¡Si sale de mi trasero es como si lo estuviera cagando!

 

- ¡Cállate que me pones de nervios!

 

- Bueno pues no me veas- cerré mis ojos con todas mis fuerzas.- Me da pena que estemos haciendo esto.

 

-Takao, conozco toda tu anatomía- me dio un beso en una de mis nalgas.- No hay nada de ti que debas ocultarme, además es nuestro pequeño al que estás por dar vida.

 

No sé como pero me tranquilizó después de un rato cuando el dolor aumentó, me giró hacía él, me tomó de los hombros y me levantó un poco para quedar un poco más alto. A lo que entendí de mi cuerpo saldría una especie de goma que después se endurecería, esa goma sería mi huevo entonces tenía que posicionarme de tal forma que el huevo no callera de una altura peligrosa pero tampoco que le faltara espacio. Shintaro calculó la altura, me acomodó y me sostuvo. El dolor comenzó a aumentar después sentí algo húmedo entre mis piernas, finalmente salió. Shin-chan puso el huevo a un lado de mí, apenas lo iba a tocar cuando volví a sentir el mismo dolor le ordene a mi esposo que me volviera a tomar de los hombros, otro huevo salió de mí y después de ese otro.

 

Para mí fue como una película de horror en la que no se tiene certeza si el asesino está muerto o no. Una vez terminada la penosa escena del parto, quedaba la hora de la verdad. Me rehusé a cargar a mis huevos, los tocaba levemente pero no quería hacerme a ideas equivocadas no me encariñaría hasta estar seguro de que estaban bien. Shintaro fue por su lámpara especial para verificar que no tuvieran solo agua, me vio serio antes de tomar el primer huevo. El huevo medía un poco más que sus largas manos, con dificultad lo sostuvo a contraluz de su lámpara, se puso más serio, movió la cabeza negativamente yo solo tragué saliva y abracé mi almohada. Cuando revisó el segundo hizo el mismo gesto. Yo estaba por ponerme a llorar, pero cuando colocó la luz sobre el tercero yo también lo pude ver, era mi bebe y era hermoso.

 

Emocionado me abalancé sobre mi marido, no me importó el dolor de mi ano. Le quité el huevo y le di un beso en los labios. Luego con mi pequeño en mis brazos me metí en las cobijas, fue algo instintivo, tenía que mantener lo calientito. Shin-chan me miró como nunca antes me había visto, tenía una sonrisa parecía estar entre orgulloso y enternecido. Esa noche el me abrazó mientras yo sostenía a nuestro hijo.

 

A la mañana siguiente me consiguió una incubadora la cual me rehusé a utilizar, no yo tendría a nuestra hijo con mi calor corporal. Lo hice todo más difícil lo sé, pero valió la pena. Mantenía a mi huevo conmigo la mayor parte del tiempo. Por lo general nos manteníamos entre las cobijas, solo lo dejaba cuando iba por comida porque cuando me tocaba baño también lo metía al cuarto conmigo siempre supuse que el vapor le haría bien. Shintaro se lo tomó a bien, después de todo es macho y también le pone que su hembra se dedique a los bebes.

 

Así pasaron los meses, mi instinto animal no dejaba que ningún conocido salvo mi hombre se acercara al nido. Me aislé totalmente por fortuna mi esposo es responsable y respaldó todas mis necesidades. Mi pelo me llegó hasta los hombros pero a mí poco mi importaba el parecer vagabundo, yo solo quería estar con mi hermoso huevo. Un día en la madrugada escuché como el cascarón comenzaba a romperse, de inmediato desperté a Shin-chan, quien de inmediato fue por la videocámara, mi pequeño tardó un total de cuarenta minutos en salir del cascarón. Era una pequeña bola de carne con forma humanoide, nos pareció raro a mí y a Shin-chan que no apareciera con su forma animal, pero bueno no era algo para alarmarse los dos sentimos que era una víbora como Shintaro. Lo cargué de inmediato, Shintaro nos abrazó a los dos y juntos sostuvimos la mayor sorpresa que pudimos encontrar dentro de un huevo.

Notas finales:

Bueno si han llegado hasta el final, muchas gracias por leer las locas historias de esta mente un tanto enferma xD.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).