Había una vez un príncipe llamado Rapunzel. Él tenía una barba muy muy larga, porque no tenían Guillette en la torre donde lo había encerrado la Princesa Encantadora cuando había decidido que en realidad no tenía muchas ganas de rescatarlo y se había fugado con la Bruja Dilma. El príncipe estaba muy solo y triste, lo único que podía hacer para entretenerse era practicar tocando con su flauta mágica para hacer bailar a las ratas. Pero un día, escuchó que alguien se detenía debajo de su torre. Esperanzado, se acercó a la ventana para espiar al incauto viajero.
Se trataba del Lobo Feroz, que había sido convertido en humano por error. Una princesa algo torpe lo había confundido con un sapo, y luego había aplastado al príncipe del pozo creyendo que era una cucaracha. Las malas lenguas dicen que ahora se ha hundido en la bebida, y como duerme todo el día los que la visitan le han puesto el sobrenombre de la Bella Durmiente. Pero en fin, con todo eso el Lobo estaba bastante desorientado, y ya ni siquiera sabía si debía seguir presentándose con su antiguo nombre o si debía empezar a hacer todos los trámites en Municipio para ponerse uno nuevo, más humano.
- ¡Che! ¡Tú, el bato de la barba sexy! ¿Quieres ver lo que es una barba de verdad?
Rapunzel tiró su barba por la ventana, y el Lobo se quedó bastante asombrado. Pero luego sintió algo de náuseas. Al tirar la barba por la ventana, ésta se había llenado de tierra, hojas, y basura en general. Además entre los largos pelos había trozos de comida rancia cuyo fragante aroma lo hizo pensar en un troll, como el que vivía debajo del puente que se solía juntar con Caperuza Roh-Ha para burlarse de él y aventarle piedras.
- ¡Ay dio mío! Si tu barba fuera bufanda, ya me la pondría yo todos los días. ¡A ver esos ojazos!
El Lobo lo dijo de broma, pues estaba en realidad muy nervioso, pero cuando el Príncipe se asomó sintió que algo despertaba en su interior. Se comió una galleta, y ya se le calmó el hambre, así que volvió a mirar. Pero entonces se empalmó y supo que esa sería su pasiva. Comenzó a escalar tranquilamente mientras silbaba, pero entonces...
- ¡Ándale mijo que ahí te voy, y no le doy lugar! El que se fue a la villa perdió su silla, y qué peor silla que una gata libidinosa como tú, ¡so guarra!
El helicóptero del abuelito de Heidi comenzó a pilotar por encima de la torre, y la dama de honor de la corte Sueca saltó con su ridículo vestido, irónicamente seguía siendo muy ágil. "Ioroley, ioroley, ioroley ¡JIJU!" Con su grito de guerra, mientras se sostenía de la escalera de una mano, comenzó a lanzar guisantes al pobre lobo. Cada vez que los guisantes impactaban contra algo, se convertía en calabazas, así que el Lobo realmente tenía que esquivar aquello, a menos que Rapunzel fuese vegetalofílico, que quién sabe.
Finalmente Heidi fue la primera en llegar a la cima de la torre. Se quitó el bra, y puso una pose heroica mientras cantaba con el tono de las óperas vikingas. Pero entonces vio a lo lejos a un pobre Príncipe Aladdin volando en su alfombra mágica.
- ¡Ay qué morenazo! ¡Ay que te como!
El helicóptero del abuelo de Heidi se alejó con ella en posición de ataque para destruir Agrabah si era necesario, con tal de alejar a la zorra de Jazz de su morenito lindo, y Rapunzel lanzó un suspiro de alivio. No soportaba a las que no cerraban la boca ni para comer. Se asomó, y se encontró cara a cara con el Lobo.
- Desde que te vi, mi corazón ha latido por ti, oh gran Príncipe de... anís, por favor ámame no seas... infeliz.
Rapunzel se sonrojó. Como no sabía nada de poesía, ni de geografía, ni de historia, ni de nada por estar primero buscando toda su vida a una princesa y luego el resto encerrado en una torre, creyó que esas palabras y ese Hombre Lobo eran lo mejor de toda la vida, y se lanzó a sus brazos. Más tarde se supo que el nombre del Lobo era Brayan, y por primera vez en la historia de la biología un hombre adolescente entró al programa de 16 and pregnant!
- Lo único que me preocupa es que nazca con pelo, ya sabe. Los hijos de Bella, según me contó mi comadre la Desmadrina, nacieron todos peludos porque la maldición de la Bestia era hereditaria, y además escuché que el novio de Ariel la abandonó porque todos sus hijos nacían con cola o labios de pescado, y le daba un asco horrible cómo olían, pero ya sabe, según cuenta la hermana de la prima del novio de la Cenicienta, todo se puede arreglar si pretendes que los enanos de la Matrona esa, la dueña del Burdel Siete Enanos, le dicen la Blanca de las Nieves, se metieron en el asunto; entonces sólo los mandas a trabajar en las minas y haces la vista gorda y listo. ¡Vivieron felices por siempre y para siempre, para ti, para mí, y para la señora de los tamales!
- ¡Tamales de rojo, de verde, de dulce, de rajas, de mole! ¡Carne importada de México Distrito Federal, no probará un sabor callejero mejor en ningún otro lado! ¡Son marca De Vil Incorporeited!