Ayato no entendía como había terminado en aquella situación, definitivamente aquello no debería haber pasado jamás, pero allí estaba, con su cuerpo sudoroso, cabello revuelto y la maldita respiración agitada luchando por recobrarse para pensar con mejor claridad. Su mirada estaba fija en el techo tratando de ignorar la respiración de la persona que estaba junto a su lado ¿Cómo terminaron así? solo habían estado discutiendo desde que le habían dicho que tendrían que compartir la habitación. Por todo el lugar había señal de un enfrentamiento. Su propio Kagune había dejado varias grietas en las paredes ¿Entonces como es que había terminado con un puto pene en el culo? ¿Y por qué justo con él? Además ¿Desde cuando era gay? eran las preguntas que se arremolinaban una y otra vez en la cabeza del ghoul más joven.
—Ayato-kun... —escucho llamar a su compañero en aquella cama pero no respondió. Quería ignorarlo. Creer que por un segundo que nada de eso había ocurrido ¿Se supone que odiaba a esta persona, verdad? o al menos trataba de convencerse de ello.
—Ayato-kun... —volvió a escuchar esa molesta voz. Sonaba tan amable, detectable.
—Tch... tan molesto. —mascullo entre dientes un poco irritado, era algo usual en Ayato pero esta vez incluso estaba enojado con sigo mismo por haber caído en aquel acontecimiento de su vida.
—Por favor, deje de ignorarme. —resoplo cansadamente, le molestaba aquella actitud del más peliazul en gran medida—. Me gustaría que habláramos de lo que acaba de suceder.
—No hay nada que hablar parche de mierda. —soltó con desprecio tratando de no obviar lo nervioso e incomodo que se encontraba en ese momento por la situación en la que se encontraba.
—Hay mucho de lo que hablar. —comunico Kaneki mientras se removía en su lado de la cama para obtener una mejor posición, esta vez sentándose en el lugar—. ¿O es que se acuesta con cualquiera de sus compañeros de habitación? —esta vez sus palabras no fueron amables, fueron frías y casi burlescas. Ayato se obligo a mirarle con el ceño fruncido dedicándole un gruñido al incorporarse "¿Es que le estaba llamando puta?" se preguntó mentalmente Ayato.
—¿Quién mierda te crees maldita lacra? Yo jamás... —sus palabras fueron detenidas al sentir unos labios golpear contra los suyos. Su cuerpo se paralizo por ligeros momentos sin reacción por la sorpresa hasta que escucho aquellas palabras sibilante "lo sé" sobre sus labios, pronto alejo por un momento la cabeza para tomar un poco de impulso y pronto golpear al otro con la misma en la frente con toda la fuerza que le permitiera la física—. ¡Qué mierda haces! —preguntó con las mejillas sonrojadas entretanto veía al medio ghoul posar su mano en la frente por el golpe que había recibido apenas segundos antes.
—¿De qué habla, Ayato-kun? —se encogió de hombros con ligereza—. Estabas hablando demasiado. No le había dicho que debería escuchar a sus mayores... además... —su mano se fue directo al mentón del más joven para elevar su rostro y ser testigo de aquel sonrojo—. Debería usar esa boca tan sucia para algo mejor que soltar vulgaridades. —habló sin mucha expresión en sus palabras. El menor golpeo con la mano la que sujetaba su mentón.
—Como te odio, maldito cabrón... —gruño tratando de borrar el sonrojo de su rostro maldiciéndose a si mismo por estar actuando como una jodida niña virgen.
—Estoy seguro de que eso no es posible después de lo que paso hoy. —esta vez una sonrisa burlona apareció en los labios del albino.
—S-Solo fue sexo... —soltó con enojo—. No significa ni una mierda. Sigo odiándote maldita mierda humana.
—¿Ah, en serio? —comentó el mayor comenzando a levantarse de la cama en busca de su bóxer entretanto sus hombros se elevaban ligeramente para restar un poco de importancia.
—Sí, no te creas tanto. jodida lacra de mierda. —siguió maldiciendo pero más que al mayor era la situación. Seguramente mañana le dolería el culo después de lo que habían hecho aquella noche y odiaba a Kaneki aun más, porque incluso cuando amaneciera lo recordaría, la sensación que había experimentado con fascinación perdido en el placer que el apodado parche en el ojo le había proporcionado.
—Como usted diga, Ayato-kun. —habló con cierta condescendencia en su voz.
—¡Espera cabrón! ¿Estas siendo amable conmigo de nuevo? ¡Deja de hacer eso, parche imbécil! ¡No necesito tu piedad!
—yo no estoy siendo amable con usted. —sonrió ladinamente—. Pero sabes, ayato-kun... en todo este rato lo he llamado por su nombre y aun no se ha dado cuenta. Creo que podríamos terminar llevándonos bien, de alguna manera. —rió ligeramente satisfecho por ver como el más joven se percataba de aquello y su rostro se teñía de un cereza hermoso en aquella pálida piel. Kaneki sabía que Ayato si no tuviera aquel carácter podría tener un montón de pretendientes, después de todo, el mismo admitía lo hermoso que era este chico. Pero incluso él estaba sorprendido de que ambos hubieran compartido la cama en aquella ocasión—. Debo irme... nos vemos más tarde, Ayato-kun.
Kaneki le vio taparse con las mantas de la cama hasta desaparecer de su vida mientras mascullaba un par de maldiciones antes de salir. Cerro la puerta de la habitación antes de apegar su espalda a la misma.
—Demonios... —murmuro por lo bajo tratando de tapar con la mano su propio sonrojo, había intentado disimular su propia incomodidad y vergüenza, pero era un hecho, realmente gustaba de este chico. Lo había pensado desde hace un tiempo luego de los arduos enfrentamientos que habían tenido. Más que nada por la obsesión del menor después de haberle ganado aquella vez en el onceavo distrito—. El se veía tan lindo mientras... —murmuró para si mismo aun recordando las imágenes tanto previas como después del sexo. La verdad al parecer, ser compañero de Ayato sería bastante interesante desde ahora en adelante.
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