No importaba cuántas veces lo viera, siempre lograba cautivarlo.
Esa mirada tan profunda y seria, esa actitud tan solitaria, ese cuerpo tan sensual. Todo le gustaba.
Lo vió pasar nuevamente hacia su asiento. Lo observo de reojo, mordiendo su labio inferior.
Realmente, aquel chico era espectacular. Y pronto sería suyo.
~ + ~
- Hey Vegeta, ¿Irás a mi casa mañana? – Preguntaba un chico un poco más moreno que el.
- No lo sé, Turles. Tengo cosas que hacer. – Respondió de forma cortante.
- Oh, vamos pequeño. Habrán chicas, alcohol y drogas. – Dijo lo último bajando su tono de voz.
- ¿Drogas? ¿Desde cuándo consigues drogas? – Ambos rieron por lo bajo.
- Tengo contactos, Vegeta. – Con un cínica sonrisa dejó en claro sus intenciones esa noche.
- Como sea. Te avisaré, aunque de cualquier forma iré. – El más bajo se incorporó y tomo rumbo hacia su próxima clase.
- ¿Quieres que vaya a recogerte? – Acto seguido, el mayor hizo lo mismo, acompañándolo.
El chico sólo río. – Claro, pero cómo te detengas a hablar con tus ‘’Chicas’’ juro asesinarte. –
- Hecho. –
Y así ambos entraron siendo observados por muchas chicas. Y por qué no, algunos chicos.
~ + ~
Dos hermanos caminaban por los anchos pasillos de aquella universidad. En su camino, se toparon con su compañero de clases, Vegeta.
- Oye, ¿No te parece guapo? – Rompió el silencio el menor de los hermanos.
- ¿Quién? –
- Kyoto. ¿No crees que es perfecto? – Con una boba sonrisa, su hermano sólo pudo reír.
- Vamos, Kyoto es inalcanzable para ti. Apenas estás en el nivel inicial. Déjamelo a mí. –
- ¡Eso sí que no! Esta vez, haré que se fije en mí. -
Una sonora carcajada se hizo presente. – Kyoto nunca sale con menores que el. Lo siento. –
- No me interesa, se fijará en mí. Te lo apuesto. –
Ambos siguieron caminando hacia sus diferentes salones, viéndose una última vez.
~ + ~
Soy Vegeta Kyoto. Tengo 20 años y estudio en la Universidad Marin. No puedo decir que mi vida es todo un aburrimiento. Pero, sí salgo mucho. No me interesa mucho la vida, es más, nunca me importó. Tengo mis razones, que jamás se las contaré a nadie. Ya he sufrido bastante, y no quiero volver a pasar lo que superé. Soy una imagen renovada de mí. Ahora, nadie me hará daño.
~ + ~
- Kyoto. – Llamó aquella voz tan fastidiosa.
- ¿Sí? – Respondió sabiendo lo que se vendría.
- Podrías quedarte después de clases, necesito hablar contigo sobre tus notas. – El chico asintió.
Sus compañeros los miraban confundidos, pero nadie se atrevía a decir nada. Así continúo la clase, hasta que sonó el último timbre, anunciando el fin del día.
Todos comenzaron a levantarse y a recoger sus útiles e irse. Más Vegeta después de recoger todo, se quedó quieto en su pupitre, esperando a que el salón se vaciara.
Una vez solos, el profesor se dirigió hacia el y sonrío como un psicópata.
- Kyoto, has bajado tus notas. Ah ~ Ibas tan bien, ¿Qué ha ocurrido? – Esperando su respuesta, Vegeta sólo bajo su mirada mientras sonreía de lado.
- Eso es algo personal. Pero si tanto le importa, no es nada especial. Sólo no quería estudiar, y ya. –
- ¿Sólo eso? No lo creo. ¿Algo ocurre en tu hogar? – Su expresión cambió a una más preocupada.
- Nada, lo de siempre. Nunca nadie está, y básicamente, todos se olvidaron de mí. – Ambos guardaron silencio, viendo cómo la tarde se teñía de naranja.
- ¿Sabes que siempre estaré aquí para ti, verdad? - Vegeta asintió levemente.
- Lo sé. – Con una media sonrisa se incorporó y el profesor se acercó a el.
Ambos sentían aquel deseo que los consumía cada vez que se veían. Sin dudarlo, el mayor se acercó a su alumno y lo besó. Habían anhelado ese beso mucho tiempo. El chico abrió su boca dejando entrar la lengua de su profesor, esta recorrió toda su boca. Al cabo de unos segundos, sus lenguas se encontraban danzando una con la otra. Se separaron, siendo unidos por un hilo de saliva. La cara ruborizada de Vegeta sólo encendía más y más al mayor.
Con rapidez, lo giró haciendo que su alumno se encontrara con el escritorio, quedando su trasero a la vista del mayor.
- ¿Hace cuánto no lo hacemos? – Dijo entre sonrisas. El menor dudó un segundo. – Hace un mes. –
- ¿Un mes? Pues, entonces haré que no olvides este encuentro. – Susurro aquellas palabras, causándole un escalofrío al menor.
Sin cuidado, comenzó a frotar por encima de la ropa su miembro contra el trasero del chico.
Este comenzó a gemir deseando tener ese pedazo de carne en su interior.
El profesor se inclinó y comenzó a jugar con los pezones del chico, metió sus dedos en su boca, mientras seguía frotando. Cuándo vió que el chico estaba por correrse sin haberse quitado la ropa, sonrío. Jamás se cansaría de aquel niño.
Con malicia, desabotono la camisa y quito la corbata. Luego desabrocho su pantalón, dejándolo desnudo.
- Sigues igual de excitante que antes, Kyoto. – Ambos sonrieron y el chico se ruborizó.
El mayor comenzó a desvestirse, sacó su miembro dejándolo a la vista de Vegeta.
- Nada mal, Gohan. – Esa sonrisa indicaba otras cosas.
El nombrado abrió las nalgas de su alumno y hundió su cabeza para succionarlo.
Vegeta sólo gemía, siendo esta, música para los oídos de Gohan.
No se detuvo, siguió succionando hasta que el chico se vino.
- ¿Tan rápido? No me lo creo. – Comenzó a reír Gohan observando la carita ruborizada de su alumno. Cuándo lo giró a ver, le robó un beso húmedo, dejando otro hilo de saliva en sus labios.
- Hace mucho no lo hacía. No es mi culpa. – Se defendió, intentando respirar.
El mayor no objetó nada más. Simplemente siguió con lo suyo.
Giro nuevamente al chico, dejándolo expuesto. Lo sentó en el escritorio y se acercó a su miembro.
- ¿Hace cuánto no te la chupan? – Ambos solo rieron.
Tomó aquel miembro entre sus manos y comenzó a chuparlo. Lo chupaba, mordía, hacía círculos alrededor, y llenaba de saliva para luego volver a chupar.
Vegeta gemía y gemía. En una de las tantas chupadas, arqueó su espalda y un pequeño grito salió de sus labios, justo en ese momento liberó su semilla, y el profesor no dudó en tragarla toda.
- ¿Ya te cansaste Kyoto? – El mayor sonrió y se acercó para depositarle un beso a su alumno, quién correspondió enredando sus finos brazos en el cuello del azabache.
- U-un poco. – Eso alertó al profesor.
- Vegeta, ¿Estás comiendo y descansando bien? – El chico un poco agitado negó con la cabeza.
- No, a decir verdad hace 2 días no cómo ni duermo. – Gohan suspiró.
- No te preocupes pequeño. ¿Quieres dormir conmigo hoy? – Dijo con aquella sonrisa de la que se había enamorado. Asintió alegremente. – Pero ni creas que te dejaré dormir en la noche. – Susurró perversamente. Vegeta trago saliva, imaginando que pasaría.
- Es broma, niño. – Revolvió el cabello del menor con alegría.
~ + ~
A lo lejos vio cómo caminaba junto a su profesor de Historia. Frunció su ceño.
¿Quién se creía que era ese tipo para andar con su Vegeta?
Con mucho disimulo vio que se dirigían hacia el auto del mayor.
Con el ceño fruncido, siguió su camino.
- Cálmate, Goku. Quizás va a llevarlo hasta su casa. Sí, es eso. – Creyendo su propia mentira, decidió dar un paseo antes de llegar a su hogar.
Sin imaginar las verdaderas razones por las que Vegeta estaba en el auto de Gohan.
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