Nunca… aquella palabra es la que mejor representa todo de mí, nunca. Solía considerarme a mí mismo como alguien decidido y valiente, pero tal parece que fue siempre una mentira, si hubiera sido realmente valiente me hubiera parado frente a él para decirle que desde que lo vi… le amo. Todos los demás lo hacen a diario, a cada instantes se forman parejas… se unen destinos.
Al final no me comporte como pensaba que lo haría, deje pasar el tiempo y este fue mi peor enemigo después de todo, tal como llego a mi vida… se fue, él se fue. Le perdí de vista y con eso, la alegría diaria que tenía desapareció de la faz de mis ojos.
Me dedique a mi vida, aunque para ser sincero, no tenia que esforzarme mucho, solo tenía que ir del trabajo a casa y en los trayectos me dedicaba a admirar la cuidad, ahora es más hermosa de lo que mi juventud era, ahora era tan grande que la suerte de volver a verlo era más que ínfima. Por eso, hay que aprender a sobrevivir en el cemento de las calles en las cuales transitamos sin detenernos… yo lo hice, lo hago tan bien que cada fin de semana me quedo en cama pensando en lo que no fue… irónico… es una burla… es un fastidio que uno mismo se arruine la vida con indecisiones que pesan hasta el día de hoy.
Dentro de este mundo todo cambio, pero fuera de este, el sol, la luna y las estrellas siguen siendo las mismas, ¿las estarás admirando como lo hago yo ahora?... ¿tendrás curiosidad por mí como yo lo hago por ti?
Una vida puede transcurrir sin que nos demos cuenta, en el anonimato del silencio, se oculta las palabras que ya murieron asfixiadas dentro de nuestras gargantas, así, dentro de mi… hay un extenso cementerio, donde no solo sepulte palabras, sino que también pensamientos, sueños, planes, susurros, caricias.... besos… tu imagen es lo único que se resiste a ser escondido en lo profundo del olvido.
Siempre me considere alguien valiente y decidido… así mismo, solo le pido a la vida una cosa… tener otra oportunidad de demostrarlo.
Fue así que después de tanto tiempo, la vida me escucho, nunca entendí muy bien porque estabas hablando con mi secretaria, pero en cuanto te vi, salí de mi oficina dejando todo lo demás a un lado, me acerque y a tus espaldas, note que el tiempo retrocedía, estábamos en la preparatoria con tan solo teníamos 15 años, tus arrebatos de furia eran los instantes que mas adoraba, era lo único que nadie tenía de ti, yo era dueño de tu odio y eso me hacia especial.
Escuchar tu voz… ver tu figura… admirar tu cabello que de por cierto, ahora has dejado crecer y lo llevas desordenado, es mágico. A tus espaldas el pasado te espera… yo te espero.
Al solucionar lo que viniste hacer, agradeciste de forma amable, volteaste rápidamente decidido a irte pero tus ojos hicieron contactos con los míos. Que adorable expresión invadió tu rostro, sin duda me reconociste, eso es un consuelo porque significa dos cosas, que no he cambiado tanto del como solía ser y que no me has olvidado. El silencio jugó con nosotros, era cruel y brutal, parecía que se iba a repetir la historia y te dejaría pasar como tantas veces lo hice. No podía ser así, me lo había prometido a mí mismo, ¡abre la maldita boca y di algo!... ¡aunque sea salúdalo! –pensaba una y otra vez pero no lo hacía. Era un fiasco, era un asqueroso mentiroso… tanto que pedí por este momento y ahora resulta que lo desperdicio así como así.
El ajetreo de los demás era nuestro soundtrack, y era una suerte que fuese así, porque de otra forma, escucharías mi corazón, me siento tan vivo que en este mismo momento me estoy muriendo, quizás tu vida es mejor que la mía, quizás tienes a alguien esperando por ti… quizás ya encontraste a tu alma gemela… quizás yo no deba molestarte con lo que me pasa… quizás solo te he vuelto a ver para despedirme de ti… ¿es eso?... ¿eso es lo mejor?... ¿es lo único que puedo recibir y esperar?... estas tan cerca que siento que puedo tocarte, si te acercaras tan solo cuatro pasos, te besaría en frente de todos… gritaría fuerte y claro tu nombre una y otra vez.
¿Qué ves cuando me ves?... ¿seré el mismo a quien siempre odiaste o al pasar los años ya ni eso sientes por mi? Me encantaría saberlo, me muero por darme cuenta que lugar tengo dentro de tus pensamientos… ¿te provoca hablarme o ignorarme?... haz algo por dios, necesito no sentirme invisible ante tus ojos.
Al final, lo que obtengo de ti es nada, retrocedes y caminas hacia el ascensor, ahora eres tu quien me deja atrás. Al final… si soy invisible para ti… nunca lo deje de ser. Veo como presionas el botón de forma desesperada, ¿tan impaciente estas por irte de aquí?, las puertas se abren e ingresas, presionas otro botón y me miras fijamente a medida que las puertas comienzan a cerrarse, a centímetros de desaparecer, me sorprendo de verte impedir que estas se cierren por completo, me sigues mirando y obstaculizando el trabajo de la maquina con tus propias manos.
Aquello era una señal, y así como lo hice antes, deje todo a un lado y camine hacia ti, frente a frente, solo tuve que dar un solo paso para estar a tu lado, nos miramos y ya nadie pudo ser testigo de nuestro reencuentro porque las puertas se cerraron.
Siempre pedí que fueras tu quien se enamorara y lo aceptara, que error, un terrible error, ¿por qué esperar eso de él si ni yo puedo hacerlo?... realmente el torpe siempre fui yo, indiscutiblemente lo soy.
En un espacio tan reducido, puedo oler el perfume que cubre tu piel, preferiría mil veces poder sentir tu aroma natural, el mismo que en las duchas de los camerinos podía apreciar y me volvía loco. ¿Debo confesarle que le robe una camiseta?... ¿debo confesarle que me dormía abrazándola a modo de consuelo?, busque muchas formas de estar cerca de él y nada resulto, nunca logre sentirme completamente feliz... no puedo explicarles la envidia que sentía por aquella niña, aquel sentimiento me consumía, detestaba que se diera el lujo de rechazarlo cuando era tan evidente que Hanamichi sentía un amor infinito por ella. Pero ahora… en este mismo instante… ¿qué es lo que en verdad está sucediendo?... ¿esto es una oportunidad para hablar y saldar viejos malentendidos o solo quiere decirme cuanto sigue detestándome?
Su mirada no se intimida con la mía, aun mantiene su personalidad intacta, pero lo que sí ha cambiado, es su cuerpo, si lo comparo con el mío, ahora es más delgado y esbelto, su cintura es una invitación a que sea tomada por mis brazos… me asombra… que aun después de tantos años… siga provocándome deseo, amor… y desesperación.
El pelirrojo que tanto ame y amo, detuvo el ascensor y apoyo su espalda contra la pared, se cruzo de brazos y en un solo instante, ocurrio la transformación de su rostro, de pronto me miro molesto. Algo en aquella actitud también logro cautivarme, “no soy invisible... puede verme” –pensé— “quizás es el único consuelo que me ayude a dormir tranquilo por fin”.
Contemple paciente todo lo de él afecta mi mundo sin remedio, si Hana me dijera que quiere verme volar por los aires, me lanzaría de lo más alto para complacerlo, lo haría porque no existe nada como tu… de todos… eres sin duda lo más extraño y encantador, tu eres la excepción de la regla, no obedeces a los designios de la vida, eres la fuerza misma en cada obstinada palabra que dices. Ahora bien, continuas esperando, ¿quieres que hable?, pero como siempre, mis silencios no te caen nada bien, presionas el botón y el ascensor comienza a descender, el tiempo se me acaba, tengo que… pero no lo hago…
Un sueño hecho realidad y yo nuevamente lo convierto en una pesadilla, no sé porque pido cosas con las que no puedo lidiar, eres demasiado para mí, no puedo… no puedo… sigo esperando que el milagro ocurra y seas tú quien venga a mí, sigo siendo estúpido de principio a fin. Ya ni siquiera me observas, mi momento paso… lo deje escapar… te deje ir sin tan siquiera haberme motivado el hecho de que mostraras interés en estar conmigo… soy un perdedor absoluto.
Las puertas se abren y te vas de forma rápida, esta vez esta imagen más actualizada de ti me acompañara en los largos y vacios años que me esperan a la vuelta de la esquina. Ahora es mi turno de ver como las puertas se cierran y con tan solo unos centímetros de visibilidad, noto que abres la puerta de la entrada principal y sales al mundo exterior.