-¡Papá, papá!- lo llamaba la niña acostada con pijama rosa en la cama con cobertor blanco. Su medianamente largo cabello morado estaba suelto y peinado. Sostenía un delgado libro en sus manos -Léeme una historia antes de dormir-
El azabache se acercó para sentarse al borde de la cama -¿Este quieres que te lea?- la niña asintió y le pasó el libro. Los ojos grises vieron el titulo la miraron dudosos -¿Estás seguro que quieres que te lea este? Es de terror ¿Lo sabes?-
-Sí lo se-se acomodó acostándose bien. Se cubrió hasta el cuello -Toraichi me dijo que lo leyó y no le dio miedo, pero que yo no debía leerlo porque me asustaría- hizo un mohín -¡Yo no me asustaré igual que Toraichi!-
Rió bajito ante la actitud de la niña -Entiendo, entiendo- abrió el libro y comenzó a leer desde el titulo…
"La curiosidad.
Los ojos del niño curioso siempre observaban cada detalle de lo que lo rodeaba. Árboles, pájaros, agua, animales domésticos, estrellas, la luna, etc., etc. Todo llamaba su atención.
Paseaba con regularidad llegando cada vez mas lejos, así podría encontrar muchas mas cosas que antes.
Esa era su aspiración. Ver y probar todo lo existiera.
Pero lo que ahora llamaba su atención, no era algún animal extraño o un color nuevo. No, no. Era una gran caja que su tío trajo a la casa donde vivía con sus padres.
-No la puedes abrir o caerás bajo un hechizo-
Esas fueron las exactas palabras de su querido tío. Palabras que despertaron su enorme curiosidad.
¿Hechizo? Se preguntaba mientras rodeaba la caja puesta justo en medio de la sala.
Miró a todos lados. Ese día llegó pronto a casa del colegio para estar solo en casa.
¿Un hechizo? Se volvía a preguntar mientras acariciaba el borde de la tapa.
¿Y si se abriera de casualidad? se detuvo ante esta idea… una casualidad… esa era la respuesta.
Despacio comenzó a destaparla cuando un fuerte golpe abrió la puerta de la cocina deteniéndolo y asuntándolo.
Miró la puerta abierta esperando que alguien saliera. Talvez no prestó tanta atención como debería y sí había alguien en casa.
Pero nadie apareció.
Los ojos curiosos volvieron a la tapa que aun sostenía. Lo del hechizo era cada vez mas creíble para él, pero esto le daba mucha mas curiosidad.
¿Qué hechizo será? Volvió a levantar un poco mas la tapa… esta vez, fue el sonido de un vidrio quebrándose el que lo detuvo.
¿Qué era más grande? ¿Su curiosidad o el miedo que lo envolvió?
Respiró hondo y quitó la tapa de un jalón… siempre se arrepentiría de aquello…
Al llegar su tío a casa, vio la tapa cerca de la puerta y suspiró al tiempo que caminaba hacia la caja
-Te dije que no la abrieras-
La volvió a poner en su lugar mientras miraba el rostro con expresión de desesperación dentro de la caja.
Los ojos antes curiosos, ahora estaba desorbitados…"
La niña temblaba intentando esconderlo y el azabache cerró el libro -¿Te dio miedo?- preguntó sonriendo tiernamente.
-¡N… no!- respondió la niña, pero al escuchar unos golpes en la puerta de su habitación, se abalanzó sobre el mayor para abrazarlo.
-¿Qué hacen?- el pelivioleta entraba después de anunciarse con unos golpes suaves -Ya es hora de dormir- el timbre lo hizo salir para ir a abrir la puerta principal. Se sorprendió al ver al pelirojo y pelinegro con rostro afligido -Rin-chin, Zaki-chin ¿Qué pasó?-
-Atsushi ¿No has visto a Toraichi?- preguntó el pelinegro -Hace unas horas se fue a dormir, pero cuando lo fuimos a ver a su habitación, no estaba-
-¡Lo buscamos por todos lados, pero no está!- el pelirojo aguantaba las lagrimas de desesperación.
-Aquí no ha venido. Vamos a buscarlo por los alrededores y llamemos a la policía- se puso las zapatilla y el abrigo -¡Muro-chin!- el azabache que caminaba con la niña que no lo quería soltar, llegó a la entrada -Toraichi desapareció. Lo iremos a buscar, quédate aquí con Cho-chin-
-Entendido- los ojos grises se encontraron con los aguados ojos rojos después la puerta se cerró -Cho, vete a la cama- la niña lo miró aun mas asustada. Ahora no solo por la historia, escuchó claramente sobre la desaparición de su amigo de cabello rojo. El azabache suspiró y puso sus manos sobre sus hombros -Tranquila, todo va estar bien. Solo ve a dormir-
-Sí- se puso cabizbaja y se dirigió a la habitación, pero en medio del camino, algo llamó su atención. Una enorme caja escondida bajo unas mantas en la habitación de sus padres. Entró en ella sigilosa después de mirar a todos lados -¿Qué es esto?- quitó las mantas y vio la tapa. La levantó un poco y sintió algo moverse dentro. Tuvo miedo, pero su decisión era mas grande, así que la destapó… se encontró con unos asustados ojos azules empapados en lagrimas rojas -¿To… Toraichi?-
-Parece que no aprendiste nada de la historia que te acabo de leer… Cho-
Al escuchar aquella conocida voz, volteó sorprendida… lo último que vio, fue una de las tiernas sonrisas que amaba.
Fin.