Luego de acabar la conversación con Tetsu, colgué yo también y salí de casa, ignorando el teléfono que sonaba: al asomarme vi en el identificador que se trataba de una llamada proveniente de casa de Naoki. Ya llamarían más tarde, y mamá la tomaría.
Estaba molesto: ese atraso en el aviso no solamente me había hecho ir a mi casa en vano, sino que me privó de la ayuda de mis compinches. Había algunos de ellos a quienes no tenía cómo ubicar, si no era que por milagro me los encontraba en la calle.
Para ir al barrio indicado, que era uno de los que bordeaban la bahía y que se localizaban más al sur perteneciendo todavía a Osaka, debía tomar dos autobuses. Uno para salir de la zona central en la que vivíamos, y el otro para acercarme a la región portuaria. A Tetsuya lo vería al bajar del primero.
Cuando por fin el vehículo llegó a su destino, descendí y divisé al otro pelicolorido algo apartado de la multitud y en compañía de Chihiro. A este tipo de misiones no acudíamos con atuendos demasiado llamativos, pero aun así nos era complicado integrarnos al mar de gente de un día para el otro.
-Hola, chicos.-
-¡Mira! Tuve suerte y encontré a Hiro-kun en el camino.- Acotó el más bajito, mientras nos poníamos en marcha hacia el paradero siguiente. -Así, si nos dejan a solas, por lo menos seremos tres.-
-Sí, es una suerte.- Respondí, mirando al mayor de todos para agradecerle por su presencia, si bien seguía molesto con papá. –Solo espero que no sea otro aguardo sin sentido… Porque la verdad es que después de lo de ayer, estaba dispuesto a abandonar esta misión…-
-Puede que esta vez sí sea cierto.- Dijo el rubio, con un tono que llamó mi atención.
-¿Te enteraste de algo que pueda confirmarlo? Porque a mí no me despierta mucha confianza pensar en quienes hicieron la guardia de la madrugada[1]. Apuesto a que estaban jugando cartas y bebiendo, y por eso se imaginaron no sé qué cosa… Si no es que deliberadamente la inventaron.-
-Pero lo hacían desde un yate, para despistar. Recuerda que nosotros estuvimos vigilando desde una bodega.-
Durante el viaje en el segundo autobús iba cavilando en silencio sobre el asunto; maldiciendo, además, a aquellos mafiosos coloridos que no tenían un pelo de tontos. Con todo y su pop-punk, sus canciones pegajosas y sus caras de niños buenos, sabían sacarles a todos el precio de su ingenio, y eran de los pocos que no se dejaban amedrentar por papá. Su relación con él, más que de subordinados, era de socios.
En fin, iba pensando en que no me venía nada mal acercarme un poco más a ellos.
-“Pretty boys make the most noise”. ¿Te gusta?-
Tecchan me miraba ilusionado, enmarcando la imaginaria frase entre sus dedos.[2]
-¿Qué es?- Estaba demasiado perdido en mis pensamientos como para entender lo que el otro me sugería.
-¡Un eslogan para nuestra banda! ¿Qué te parece?-
-¿Se te acaba de ocurrir?- Inquirí, mirándolo sin saber realmente qué opinar todavía. Al parecer, cierta personita también le estaba poniendo bastante entusiasmo a sus lecciones de inglés, y no le molestaban la pueblerina ni sus cursilerías.
-¡Sí! Pero anda… ¡Dime qué te parece!-
-Pues suena como medio…-
-Gay. Takayuki de hecho piensa que es una frase bastante marica.- Interrumpió Chihiro, sin siquiera voltear.
-¡Bawww! Pero ¿y eso qué? No es como que Takayuki-sama mismo crea que eso es una aberración.- Se quejó Tetsuya con ironía, haciendo puchero.
A veces tenía unos comportamientos que me recordaban mucho los de Ruki o mamá. Pero con una diferencia: todos decían que actuaba de aquella manera sobre todo cuando estaba conmigo.
Tras un instante, se dirigió hacia mí.
-¡Hace honor a la verdad! ¡Somos lindos y hacemos mucho ruido!-
No pude evitar sonreír ante su pequeña rabieta. Pero como él se había cruzado de brazos y parecía molesto, no quise demostrar la gracia que en efecto me había hecho su respuesta.
-Está bien, Tecchan. Me lo pensaré. ¿Sí?-
-Haz lo que quieras. Jum.-
Diez minutos después de que llegáramos al puerto, mi amigo estaba como si nada hubiera sucedido, y bromeaba normalmente.
-Considérate afortunado de que te invitara a venir, Hiro-kun, ¡porque esta iba a ser mi cita con Yuki-chan!- Decía, mientras caminábamos hacia los improvisados cuarteles que teníamos en una de las bodegas más próximas al atracadero, pues de ninguna manera esperábamos que el supuesto cargamento entrase por la zona de contenedores. -Ahora que viniste, ¡vas a estar de mal tercio!-
-Pues qué pena, Tecchan.- Contestó el otro, con una sonrisa –Pero van a tener que guardarse el romance y los besos para otro momento. Además, no seré el único que los interrumpa… Mira.-
Nos detuvimos al notar que desde la puerta entreabierta, alguien nos hacía señales. Era Murasaki. Entonces, nos apresuramos a encontrarnos con él.
-Qué bueno que vinieron, muchachos; ¡no saben el alivio que siento!- Exclamó el delgado vocalista, una vez que estuvimos dentro de aquel oscuro aposento. –Y… ¿de casualidad trajeron algo para comer? Muero de hambre, ¡y el jefe no me dejó sacar de la cafetería más que un refresco y un sanguchito!-
Los tres nos volteamos a ver con expresión compungida. No teníamos ni un caramelo, y como era usual, no andábamos prácticamente nada de metálico encima (que de todas maneras no habría servido de mucho, dado el lugar en que nos hallábamos).
-Lo siento, Murasaki-san.- Se disculpó Itakura. –Apenas si tuvimos tiempo para salir de casa.-
Los cuatro nos quedamos conversando sobre lo acontecido en la madrugada, mientras estudiábamos los informes escritos y grabados de los By-Sexual. Sorprendentemente, ninguno de los cuatro se escuchaba más bebido de la cuenta, lo cual me hizo sentirme algo esperanzado. A lo mejor y sí valdría la pena tanto esfuerzo y refunfuño esa noche.
Sin embargo, a las tres horas más o menos, nadie aguantaba el hambre.
-Yuki-kun… por favor…- Me decía Tetsu, quien se había echado sobre la mesa y tenía la cara pegada al sobre de esta. –Llama a Kenzi-san… Dile que nos envíe algo…-
Todos fantaseaban con los asados que organizaba mamá para las fiestas del sello, pero resultaba muy poco probable que nos hiciera llegar una cosa así en ese momento. Eran como las diez de la noche.
Volteé a ver a los demás, quienes se notaban igual de exhaustos. El indicio final fue un vulgar rugido que provino de mis entrañas.
Entonces, muy decidido tomé el teléfono/radiocontrol/estufa/telégrafo improvisado que había en el lugar y marqué el número de mi casa, rogando internamente para que el plan que había concebido diera resultado y me atendiera Ruki. Cuando escuché la voz del rubio, no pude evitar una exclamación de alegría.
-¡Ahhh, genial! Takanori: escúchame solamente, y no respondas nada. Necesito que llames al teléfono a mamá, porque voy a pedirle que nos envíe algo de comer.- Instruí al mayor, quien me oía sin decir palabra. -Estamos en Suminoe-ku, pero somos cuatro… Así que voy a necesitar tu apoyo. Convéncela para que sea generosa, ¿sí?-
El otro contestó con un simple “entendido” y después llamó a nuestra madre, la cual no pareció comprender demasiado bien lo que yo necesitaba, pues me dijo que Tadashi-nii y Kuroneko-chan estaban de visita en casa (y eso, naturalmente, la ponía más distraída y desconcentrada de lo normal).
Al colgar, no pude evitar un suspiro pesaroso.
-¿Te encuentras bien, Yuki-kun?- Inquirió el líder de dea’s;la con tono preocupado.
-Sí, no es nada. Solo que mi prima estaba de visita, y yo aquí perdiendo el tiempo como un idiota…-
-Oh, vamos… No te pongas así. Otro día podrás verla.- Respondió el pelicorto, colocando su mano en mi hombro. –Ah, pero oye… ¿qué dijo tu mamá?-
-Creo que entendió lo que le dije, pero con ella nunca se sabe. Esperemos un poco.-
Cuarenta minutos después, era yo quien me había echado sobre Tetsu en la mesa, pero boca arriba. En eso, escuchamos unos ruidos que casi nos hacen cagarnos encima. Estaban tocando a la puerta.
-¿Quién demonios… podrá ser?- Preguntó Murasaki, algo temeroso.
-No vamos a saberlo hasta que abramos. A estas horas es imposible reconocer a alguien a través de la mirilla, si está tan cerca.-
Chihiro, tras decir aquello, se levantó de donde estaba y abrió, revólver en mano. No obstante, mantuvo el arma fuera del rango de visión: preparada solo en caso de necesidad. El mayor era uno de los camaradas más duchos en aquellas artes que teníamos en el sello.
Un sujeto encapuchado apareció del otro lado de la gruesa y pesada puerta metálica, el cual se descubrió de inmediato. Al verlo, no pude evitar emocionarme, y me levanté de la mesa de un salto, yendo hacia donde se encontraban los mayores.
-¡Ruiji-kun! ¡Eres tú!-
El pelirrojo de coletas asintió con una sonrisa, levantando una gran bolsa que tenía asida de las manijas.
-¡Hola! Les traje algo de comer.-
El festín fue tal con aquellos bentos, que por poco se nos olvida continuar con la vigilancia. A mí, al menos, se me había olvidado del todo, pues estaba seguro de que nada nuevo sucedería. Por ello, preferí conversar con el recién llegado, si bien sabía que no era con él con quien debía tratar el asunto de su ausencia. Por su parte, Chihiro y Murasaki habían terminado, y se hallaban tras la puerta y en la mirilla con los binoculares, respectivamente.
-Estábamos preocupados porque no te volvimos a ver… ¿Verdad, Tecchan?- Volteé hacia el más bajito, quien asintió con la cabeza mientras masticaba una buena porción de arroz con las mejillas infladas. –Y sinceramente, preferiría que seas tú quien siga con nosotros…-
-Lo sé, Yuki. Y a mí tampoco me gustaría que alguien más tomase mi lugar.- Contestó, bajando la mirada. –Pero ahora Kenzi-san me quiere con él…-
-No sé. A veces siento que es egoísta…-
-¿Te parece?- Interrogó el bajista, mirando nuestros platos. –Creo que lo has malinterpretado. ¿O no crees que tu padre, en su lugar, si acaso habría enviado un par de brochetas para cada uno? O tal vez, comida diferenciada para Murasaki-san…- Agregó en tono bajo, y con una sonrisa maliciosa.
-Bueno, en eso tienes razón. Papá es un miserable.-
Los tres reímos a continuación, pero la algarabía fue interrumpida por nuestro morado[3] vigía.
-Muchachos… ¡no lo van a creer!- Exclamó el pelicorto, todavía viendo a través de los gemelos. –¡Son ellos! ¡Aparecieron!-
El resto de presentes nos le fuimos encima, y por poco nos arrebatábamos los binoculares uno al otro, con tal de atestiguar con nuestros propios ojos lo que estaba sucediendo. Cuando me tocó el turno, pude verlo: se trataba de una pequeña embarcación; un bote a motor, mejor dicho, del cual se bajaron un par de sujetos con ropas negras y pasamontañas. Con ellos traían unas cuantas cajas, las cuales se apresuraron a descargar y ocultar detrás de los remolcadores.
-¡Aghhh! ¡Si fuéramos más, podríamos detenerlos hoy mismo!- Proferí indignado, al ver que un trabajo de aparente poca envergadura nos tomaría más de lo necesario.
-No te dejes llevar por lo que ves, Yuki.- Replicó Chihiro. –Porque lo que sea que traigan en esas cajas, aunque sean pocas y se vean livianas, parece ser importante, pues los del puerto no tardan en retirarlas.-
-¡Entonces, con mucha más razón! ¿Qué estamos esperando? ¡Deberíamos ir a revisarlas antes de que los traidores las recojan!-
-Imposible, Takayuki-kun. Y si me lo permites, te diré ahora mismo por qué.- Sentenció el cantante mayor, y todos volteamos a verlo. –Sabes bien que estamos aquí como dueños de esta bodega, que es una de las que tiene tu padre en esta zona del puerto. Pero nadie se debe dar cuenta de que nos quedamos hasta tan altas horas de la noche, porque en teoría, no es permitido. La misma seguridad nos echaría.-
-Es por eso que aprovechan a desembarcar en estos momentos, pues no debería haber nadie del sello aquí.- Agregó Tetsuya, y Murasaki asintió ante sus palabras.
-Así es, Itakura-kun. Pero eso no es todo. Además, quienes se llevan ese cargamento son tipos del puerto, pero lo hacen a escondidas, pues eso también es prohibido. En resumen, son gente comprada por quien quiera que esté infiltrando esas cosas. Por eso, cuando decidamos caer sobre ellos, tendremos que hacerlo junto con la policía, aunque para conseguir la información de sus movimientos tengamos que recurrir a estrategias ilegales.-
-Uhhh… Odio demasiado que tenga que ser así. No me imagino montando guardia junto a esos desgraciados, a decir verdad…-
-Ni modo. Habrá que hacerlo de esa manera.- Comentó Ruiji con un tono algo desanimado. –Pero me imagino que necesitaremos más pruebas para determinar el día indicado…-
Chihiro, quien todavía se encontraba mirando a través de los gemelos mientras la conversación se desarrollaba en aquel lugar, fue quien habló de último. Con sus palabras, nos dio a entender a Tetsu y a mí que no se había aparecido por casualidad, y que de no haberse cruzado en nuestro camino, muy probablemente habría llegado a la bahía por su propia cuenta.
-Al amanecer recogeremos los micrófonos que instalaron los demás ayer con las grabaciones que hayan podido ser captadas, así como alguna que otra fotografía infrarroja. Junto con lo que puedan averiguar sobornando a los guardias, debería ser suficiente…-
[1] Los By-Sexual son, en el rol y junto con Tomás (aunque posiblemente mucho más que él), el corazón mafioso de la Free-Will.
[2] Recordemos que, en japonés, las comillas son cuadradas (「」)
[3] “Murasaki”: literalmente “morado”.