Era algo así como "el perro del CCG".
Lo había escuchado más de una vez. Aquello que los investigadores sabían, aquello que "su otro yo" le recordaba en aquellos delirios que no lograba controlar. Incluso si trataba de hacer oídos sordos y hacer que todo estaba bien frente a Akira y sus subordinados, no podía ser más que obvio que los miembros de la organización jamás podrían llegar a verlo como un igual. Después de todo, por más que intentara ir contra su naturaleza, no dejaba de ser un ghoul. Una ironía agridulce y agonizante.
Entonces, ¿por qué?
¿Cómo había llegado un ghoul a encontrar refugio en los brazos de aquel hombre al que llamaban Dios de la muerte?, ¿cómo en una situación que se tornaba tan embarazosa? ¿Tenía siquiera permitido imaginarse a Kishou Arima de aquella forma indecente y surrealista?
"Es porque estás en celo. Sólo estás haciendo el ridículo", le recordó su propia voz en su cabeza.
A pesar de que sólo uno de los Quinx era un alfa, había sido una tremenda negligencia por su parte haber olvidado los supresores de feromonas que también tomaba, además de los de células RC. Ser descubierto por Urie en ese lamentable estado simplemente había sido un error que le costaría el poco respeto que ese rebelde sin causa le profesaba como superior. Había pensado que mandar a Mutsuki a buscar a Akira en ese punto era una decisión más que razonable. Pero las cosas parecían haberse torcido en algún punto que no lograba comprender a esas alturas.
De alguna forma, la persona que se encontraba a su lado no era otra que la misma que le había dado un nombre. Y aquello podía resultar incómodo hasta cierta medida. Como omega, no podía decir que tuviera experiencia alguna en esa clase de temas (desconocía la rutina que pudiese llevar o no su antiguo yo con respecto a lidiar con aquello o los encuentros sexuales). ¿Habría estado alguna vez como Kaneki Ken en una situación así? Sujetándose a la espalda desnuda de su mentor con manos temblorosas. ¡Tan torpe!, ¡era tan poca cosa! ¿No resultaba hasta ridículo para un adulto como él? ¿Qué tan desagradable debía ser para un investigador tener que lidiar con ello sabiendo que era un ghoul?
Absurdo. Imposible. Eso pensaba.
¿Eso pensaba?
De nuevo una advertencia desagradable de sí mismo, "No hagas esto", antes de que pudiese darse cuenta de lo que sucedía. Sus mejillas se sonrojaron junto a la dolorosa sensación de ardor en su cuello. ¿Era aquello real?, ¿o acaso se trataba de un sueño? La incertidumbre de la desesperación con la que su otro yo trataba de negar aquello lo consumía.
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—¿Crees que es necesario hablarle al escuadrón sobre esto?
—No sé bien qué decirte, Akira... Supongo que no se puede evitar —mencionó, frotándose el cuello con incomodidad—. En realidad no es un gran problema, Shirazu y Saiko son betas, así que no se han dado cuenta, pero quizá Urie y Mutsuki no me miren como antes. Imagino que ya se ha extendido el rumor...
—Por desgracia las habladurías eran de esperarse, pero no las tomes muy a pecho —mencionó, palmeando su hombro—. No todos los días un investigador es marcado por Kishou Arima, eventualmente encontrarán algo nuevo y se olvidarán de esto.
—Sí, creo que tienes razón.
La mujer se detuvo a observarlo, sin poder evitar fruncir el ceño por un momento.
—¿Realmente estás bien con esto, Haise?
—Claro, ¿por qué...?
—Pareces a punto de llorar —mencionó preocupada.
Haise se llevó la mano al rostro sorprendido. Ni siquiera se había dado cuenta. Por un momento, se mantuvo en silencio, hasta que finalmente alzó la mirada dedicándole una sonrisa para tranquilizarla.
"Este ha sido el peor error de tu vida".
—Son lágrimas de felicidad —afirmó tocando su barbilla.