Perry le había asignado más artículos de lo normal, con los resfriados de la época varios de sus compañeros estaban enfermos y ya que él se “cuidaba” muy bien, la gripe no lo había afectado. Entre la sección de deportes, espectáculos y su propio trabajo acumulado Clark había pasado del almuerzo con la intención de terminar lo más pronto posible, pero ni aun así la cantidad parecía ceder. Esa noche era una de las más importantes en la vida del hombre de acero, y lo peor era que parecía que ni él mismo lo recordaba.
-Hey Smallville, no tenías cena navideña hoy con tu chico misterioso?- preguntó la reportera mientras daba pequeños sorbos a su café y hojeaba una recopilación de fotos que incluirían sus escritos.
-Si Lois, aún tengo la cena.
-Pues pareciera que Perry no lo sabe, mira todo lo que te ha encargado.
Llego un chico para llevarse las fotos que la mujer ya había seleccionado con ojo crítico, después de darle unas instrucciones en muchacho se retiró dejándolos nuevamente solos.
-Y qué tienes planeado granjero?
-ah?- continuaba escribiendo sobre los impuestos y presupuestos en el año electoral.
-Que si tienes algo especial, por lo que me has querido contar sobre él, se nota que es muy especial, a las personas así se les tiene que dar bueno momentos.
-No lo sé- por primera vez dejo de ver la pantalla y se concentró en la plática- le compre un reloj.
-Bueno, la parte del regalo ya está cubierta, pero te falta el momento especial, uno que solo usted dos recuerden.
-Lo pensaré, primero quiero terminar con todo esto- señaló la pila de hojas y continuó escribiendo.
-Te ayudare- dejó su café- Continua con esto y yo me encargo del “momento”- sonrió maliciosa pero salió tan rápido que su amigo no pudo verla o detenerla. Tal vez ahora con un poco de calma podría terminar.
Aprovechando que ya no había gente en la redacción Clark hizo uso de sus poderes para acelerar las cosas. Justo apagaba su ordenador cuando Lois entro corriendo y le dio una bolsa, le advirtió que no la abriera hasta que se encontrara lejos de las miradas.
Le dio una palmada en el hombro y guiñando un ojo gritó –VE POR ÉL!- Clark se sonrojo como las otras tantas veces que lo había hecho. Que se le podía hacer, a la mujer le gustaba la idea de que su mejor amigo saliera con un hombre.
Nunca le había gustado demasiado la idea de usar de tal forma sus habilidades, pero ya era tarde y lo último que deseaba esa noche era hacer esperar a su murciélago. Ya volando en el cielo sacó el contenido de la bolsa. No era mala idea.
***
Encontró la ventana del cuarto de Bruce abierta, ingresó sonriente al verlo ahí de pie frente al enorme espejo terminando de acomodar su corbata. Lucía sexy esa noche. El traje azul cobalto hacía resaltar el negro de sus cabellos y el azul de sus ojos. A través del reflejo Bruce lo vio acercarse. Se dieron un beso tranquilo como hacía mucho tiempo no se regalaban. Clark quería probar un poco más de esa exquisita piel que olía a esencias de jabón y loción cara, pero aun no era tiempo y el dueño de la mansión se lo hizo saber cuando se alejó repentinamente para caminar a la puerta, le dedicó una mirada por demás lujuriosa.
-Baja en 5 minutos- susurro de forma erotica para despues dejarlo despeinado y ansioso.
Ya solo en la gran habitacion abrio de nuevo la bolsa que traía consigo desde que su amiga se la dio. No tardó más de dos minutos cuando ya se encontraba escaleras abajo. Entró con la ayuda de un desliz de sus pies recargando uno de sus brazos en el marco del umbral y poniendo la otra mano sobre su cadera. Disminuyó el paso cuando una risa conocida resonó en sus finos oídos. Cuando atravesó por completo el marco de la puerta que lo llevaba al gran comedor se quedó de piedra ante la imagen que observaba. Tenia super velocidad y pudo haber escapado pero no sirvió de nada ya que en cuanto puso un pie adentro seis pares de ojos se posaron sobre el.
-Hey! Bruce- habló Jaison- llegó Kent.
Bruce al igual que todos estaba sorprendido. No respondió nada, liberó un pequeño suspiro apartando la mirada pero sin hacer contacto con otra.
-¿Hijo?- la voz de la señora Kent era tranquila a comparación de sus ojos que no paraban de mirarlo de arriba hacia abajo.
-¿Mucho trabajo en el periódico Clark?- la pregunta de su padre pareció sacarlo de sus pensamientos. Aun asi seguia sin hablar, la boca estaba reseca, solo movió la cabeza en gesto afirmativo.
-Por que no se sienta joven Clark- ahora llegaba Alfred al rescate- la cena esta lista, solo hacen falta los jóvenes Dick y Damian. No tardan, fueron a la cava.
Camino mecánicamente del umbral a una silla junto a un lugar vacío (probablemente de Damian), al otro lado estaba Bruce y enfrente su madre. Cada paso que daba era acompañado por las miradas de la mayoría de los presentes. En la mesa se extendían innumerables platillos como pernil de cerdo al horno, lechón relleno de arroz, filete de carne vacuna, pescado y langostinos acompañados con diferentes ensaladas como platos principales. La mesa también se componía de una picada y boudin blanc, una morcilla de color blanco. El pavo era el protagonista de la cena.
Todos se acomodaron en silencio. Unos pasos a lo lejos era el sonido que se escuchaba. Damian venía corriendo con dos botellas entre los brazos, Dick mas atras cargaba tres. Cuando ambos llegaron se unieron al coro de silencio. El más joven de los Wayne ahora miraba con mala cara al hombre sentado junto a su padre. Había muchas cualidades que definían al pequeño demonio y entre ellas estaba la sinceridad, tal vez por su corta edad era que decía lo que pensaba sin miramientos, y esa noche no prometía nada diferente.
-¿Por qué hay un reno sentado junto a mi silla?
Nadie dijo nada, un silencio tortuoso se instalaba, Clark sentía un sudor frío recorrerle la columna, por fortuna Alfred entró al rescate ¡Dios bendiga a ese hombre!
-Es navidad joven Damian. Es normal ver renos en esta época del año.
-¿Y la correa en el cuello era necesaria?- se cruzó de brazos al momento de ser levemente empujado a la cocina.
-Dami- se apresuró a hablar su hermano mayor- vamos por los dulces.
-No me empujes Grayson, yo puedo solo- ambos se volvieron a alejar.
Cuando llegaron con un carrito repleto de postres Damian tenía claras intenciones de continuar su interrogatorio. Ahora fue Tim quien hablo para atraer la atención.
-La mesa de dulces incluye chocolate en rama relleno de crema o trufa y el tradicional Galette des Rois- hizo una pausa- Conner me ayudó a prepararlos.
-Dami preparo los buñuelos, las natillas y las galletas- sonrió el joven kryptoniano recibiendo dos miradas un tanto indescifrables por parte de Tim y Dick. A este último no le acababa de encantar la idea de que otras personas se refirieran a su hermanito de la forma que él lo hacía, no dijo nada- es realmente bueno en la cocina.
Aquel comentario hizo sonreír al Al Ghul. Aprovechando el buen ánimo recien adquirido la cena dio comienzo, de poco en poco los ánimos se calmaron, el estupor dio paso a una convivencia peculiar. La señora Kent comentaba con Alfred lo buena que era la comida y los postres, Damian narraba cómo los había preparado, Dick hablaba sobre su trabajo y el señor Kent platicaba de cómo eran las navidades en la granja.
Tim mantenía una pequeña conversación con Conner y lo mismo hacían Jaison y Kara un poco más apartados del resto. Los únicos que no decían palabra limitándose a escuchar y de vez en cuando sonreír eran Bruce y Clark.
-¿Por qué un reno traería de esa forma las correas?De esa manera no son funcionales- pregunto de nuevo el más joven haciendo que todos pusieran atención a la respuesta.
-Son de entrenamiento- fue lo único que se le ocurrió al hombre de acero que en esos instantes ya no se sentía tan instructable.
-¿Y quien te va a entrenar a ti?- la cara seria de Damian indicaba que hablaba muy enserio. Jaison se comenzó a ahogar de la risa y Kara con un pedazo de pavo que comía. Los demás solo eran espectadores de la tremenda paliza que un niño le estaba aplicando al hombre más poderoso del mundo.
-Hijo, podrías ayudarme, tu padre y yo hemos traído obsequios, están en la camioneta.
-SI!- dio un salto de la silla poniéndose de pie alejándose rápido de ese chico que parecía hecho de kriptonita.
Conner le ofreció una galleta al ver como la cara de Damian se fruncia de enojo por no recibir una respuesta satisfactoria. No era tan joven para no ser partícipe de lo que pasaba a su alrededor, ahí sucedía algo y queria saber que era.
Ya en la seguridad de la salida Clark por fin pudo respirar.
-¿Idea de Lois?- preguntó la dama ya un poco acostumbrada de ver a su hijo vestido de esa forma.
-Se nota mucho.
-Si, creo que las astas son demasiado.
-Dios- se cubrió el rostro con ambas manos- ¿Por qué pensé que sería buena idea? Damián va a matarme y ni se diga de lo que me hará Bruce. Puede que esta sea la última vez que me veas ma- la sujetó de los hombros- dile a Luthor que Lois se le adelantó y mató a Superman.
-Oh cariño, no seas exagerado- lo apartó y abrió la parte trasera del auto- Ese niño es demasiado lindo, no te hará nada. Y Bruce te adora, si no fuera así porque te habría preparado esta sorpresa, se esmero mucho.
Sonrió tranquilo, su madre tenía razón. Bruce le había dado lo que siempre había deseado, una cena en familia, ahora estaba seguro que eran una de verdad. Regresaron y después de entregar los presentes todos se retiraron de la mesa. Durante todo ese tiempo el más joven no le dirigió la palabra al reportero, eso lo alivió. Los jóvenes kryptonianos recogieron la mesa mientras los demás limpiaban, no querían que Alfred trabajara de más esa noche, ya bastante hacía por la familia.
Clark tiraba las bolsas de basura en el gran contenedor localizado en el lado este de la próspera vivienda.
-¿Idea de la señorita Lane?
-Te gusta?
-Las astas son lindas.
-No creí que tuvieras esos gustos Bruce.
-Mira quien lo dice- le rodeo el cuello con los brazos- ¿Estarás libre esta noche o planeas ir a repartir regalos por todo el mundo?
-Creo que Santa conseguirá algún reemplazo, así que puedo quedarme- lo beso de la misma forma que lo hizo cuando llegó horas atrás- Gracias Bruce.
-Feliz Navidad Señor Reno.