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VOY A ROMPER LAS VENTANAS por Huitzil

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Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda, dije que antes de que acabara el año y aqui tienen el final. Gracias a Fer quien no solo no me abandono en esta travesia sino que tambian ama a esos pinches lesbianos XD 

Voy a romper tus ventanas

Él era un ser libre…

Un ser sin cadenas ni presiones.

Valiente y con sentimientos nobles…

No merecía ser atado por alguien tan corrupto y sucio como yo, me hubiera gustado que lo supiera antes de alejarse de mi lado esa tarde…

 

Lestrade era un hombre, el primero del que me enamore y al último que ame, no existía en este mundo una persona que lo amase tanto como yo y aunque no lo decía abiertamente trataba de demostrarlo con actos como llegar más temprano,  comprarle cosas que pensaba le quedarían estupendas a pesar de saber que no las ocuparía jamás… actuaba como un idiota todo el tiempo pensando en su sonrisa; pero él quería más, me pedía estar en días en los que yo no podía estar y aunque nunca me lo dijo, sus rasgos faciales lo delataban en todo momento. Él era infeliz conmigo y yo lo sabía, así que cuando me dijo que lo nuestro terminaba en aquella discusión le deje marchar ya sin dar pelea, sin hablar, sin decir adiós…

Pero no pude.

Le escribí una carta para tratar de solucionar las cosas para comentarle como me hacía sentir y que sabía cómo le afectaba mi manera de ser y que trataría de cambiar, trabajaría menos y estaría a su lado más tiempo pero nunca acudió a la cita.

Mi corazón se rompía con el pasar de los días, las semanas y los años, cada uno, todos ellos eran fríos sin él pero aun así lo esperaba. Trate de darle su espacio, no acosándolo, no observándolo y de la nada una buena mañana de noviembre leyendo el periódico apareció su cara con la de una mujer anunciando que se habían casado.

¿Sería que Gregory Lestrade nunca me amo?

¿Se había burlado de mí?

¿Se olvidó de todos los momentos que vivimos?

Y me rompí, llore como nunca y me refugie en el trabajo quise vengarme un sinfín de veces pero nunca lo hice porque por mucho daño que me hubiese causado aun le quería y de vez en cuando me sorprendía a mí mismo esperándole en el Diógenes con una esperanza que debió morir el día de su boda y no lo hizo.

Me encontraba leyendo el primer periódico de la mañana esperando ver muerto a Sherlock en los titulares como siempre, cuando escuche que alguien entro al lugar estrepitosamente provocando un desorden en mi recinto, no baje el periódico pues mi personal de seguridad se encargarían del pequeño problema hasta que sentí como alguien jalaba aquel pedazo de papel y pronunciaba mi nombre en un gruñido.

Frente a mí se encontraba el rostro de Lestrade como reclamándome algo con su mirada castaña, unas gotitas de sudor resbalaban por su frente y volvió a gritar mi nombre como para sacarme de mi ensueño, tuve que parpadear varias veces y centrarme en lo que pasaba para darme cuenta que esto no era una ilusión, detuve a mis empleados y pedí una disculpa a mis socios antes de tomar de la mano a Lestrade y salir de ese lugar a mi oficina.

 

 

“Cuatro mil días después de aquel año obcecado…

Detecto que al fin te dignaste a cumplir con la cita inaudible.

Y me alegro… y me enfado a la vez.”

 

Mis manos sudaban y mi corazón no paraba de latir con fuerzas, temí por un momento a que mis piernas me fallaran y callera al suelo. No quería saber la verdadera razón por la cual estaba visitándome pero me ilusionaba de que fuera por la carta, apenas se había dignado a venir… un lado de mi sentía emocionado y alegre pero el otro creía que esto era una cruel broma.

- ¿a qué has venido?-  pregunte atormentado y asustado dándole la espalda.

- he venido a hablar idiota –

- ese lenguaje Gregory, estás hablando con un funcionario a disposición de la reina – le encare engreídamente poniéndome la máscara de político aquella que había diseñado cuando este me dejo.

- estoy hablando con mi ex –

- ¿Hablar de qué? ¿De cómo conseguiste realizar una vida sin mí? ¿Cómo fue que te casaste y te olvidaste de lo nuestro? ¿Cómo es que realizaste una insumisión a tu libertad? ¡¿Cómo después de diez años quieres hablar conmigo como si nunca hubiera pasado nada?!

Sentí un cálido dolor en mi mejilla y el calor se extendió por toda mi cabeza. Me había abofeteado y parecía en verdad ofendido. Muy ofendido. 

 

Después de estudiar con cuidado este caso ejerciendo a la vez de fiscal y abogado, de juez imparcial, Sentencio lo nuestro…

Diciendo que el fallo más grande paso por guardar solamente los días más gratos y olvidar los demás.”

- Lo siento… – murmure avergonzado pues había dejado de hablar para comenzar a gritar y una de las cosas que más le molestaban a este policía era que alguien le gritara sin motivo alguno – fue mi error, Detective como todo lo demás.- Me troné el cuello y le vi con los ojos llenos de lágrimas apretando los puños.

- ¿Por qué eres así? Yo sé que tarde en venir, en contestar a tu llamado ¿crees que fuiste al único que le afecto que rompiéramos? Yo te amaba con toda mi puta alma y tú simplemente no volviste a buscarme cuando más te necesitaba –

 

“Mirarte de frente. Admito en voz alta…

Que no pocas veces he sido tentado

En coger mi esperanza y lanzarla sin más  a la fosa común…

Donde yacen los sueños…

Que nos diferencian.”

 

- No quiero lastimarte, no es mi intención, nunca la ha sido…

 

“Tal vez ¿has pensado en renunciar?

Yo aún no.”

Trague saliva y sentía que en cualquier momento me derrumbaría porque en todo caso él no tenía el derecho de llorar cuando fui yo quien le espere, cuando fui yo el que se quedó viviendo un mañana que llego después de diez años, el tonto que no podía avanzar mientras el seguía corriendo, el idiota que nunca cambiaba, que nunca terminaba de caer.

 

 “Hada helada en vuelo inerte

Tú nunca cambiarás.

Hada helada en vuelo inerte

Tú nunca caerás.”

 

Lestrade saco de su bolsillo aquel sobre reconocible que ese día tenia para asuntos importantes. La sombra de ese día volvió a mis recuerdos y un nudo en mi garganta se alojó cuando le vi tratando de calmarse ¿Qué expresión tendría en mi rostro? Cuantas veces no me pregunte por el hombre que estaba frente a mí contestándome inconscientemente en el momento.

 

“Tal vez ¿has pensado en crecer más?

Más no.”

“Tal vez ¿te conseguiste equilibrar?

Yo aún no”

 

Tantas preguntas que se formaron dentro de mi mente, por momentos creía que volvería rogando a que le volviera amar, otras veces deseaba que le fuera tan mal que se arrepentiría para siempre y la mayoría de veces solo le deseaba que fuera feliz con quien fuera.

- si no querías lastimarme ¿porque dejaste esto? – señalo la carta aventándola al escritorio y poniendo sus manos en la cintura.

- quería hablar… estoy feliz de que aceptaras venir aunque haya sido diez años tarde –

- ¡fue tu culpa de que llegara tan tarde!

Me desconcerté por esa afirmación y levante una ceja para verle directamente pues me di cuenta que no bromeaba, tome disimuladamente mi sombrilla para disimular que estaba realmente confundido.

- ¿Por qué mi culpa?- pregunte por primera vez en mi vida incrédulo.

- ¡Porque nunca deje de amarte! Temía tanto volver a mi casa y revisar mis cosas porque todo me recordaba a ti, tu perfume, tu mirar, tu sonrisa y tu estúpido!!!!

No pude más y azote a Lestrade contra el muro con todas las fuerzas que pude mientras con el mango de mi sombrilla le tomaba del tobillo para tirarle al suelo. 

 

“Vamos a correr el gran sprint final

Y al cruzar la línea los dos ganarán.”

 

Él había roto todos mis muros de defensa y a pesar de que me prometí no volver a amar el volvía y se volvía huracán y volcán en mi propio Diógenes mental,  destrozando todo a su paso.

Lestrade todavía no terminaba de llorar cuando lo agredí, se tomó con la mano izquierda la cabeza y cuando quiso darse cuenta yo estaba encima de su torso, me miro aun con los ojos llenos de lágrimas y me acerque para darle un casto beso en los labios.  

 

“Voy a romper las ventanas

Para que lluevan cristales.”

 

Gregory me vio desconcertado, yo solo quería que supiera como me hacía sentir, todo el tiempo a todas horas, incluso en este momento. Lestrade era agresivo, salvaje y al mismo tiempo era como una caricia para mi alma, una droga que yo necesitaba.

 

“Ven a romper las ventanas,

Ven a gritar como antes.”

 

El cano me miro enojado y entonces con la fuerza de policía que años y años le habían regalado me jalo de la corbata fina, me tomo desde la nuca y estampo en mis labios un feroz beso exigiéndome lo que años y años no le había dado. Caballerosamente trate de alejarlo pero el no cedía, sin mucho esfuerzo abrí mi boca para darle permiso de profanarme, de invadirme iniciando un baile de lenguas que no daban tregua alguna.  

 

 

“Ven a romper las ventanas y hacer del caos un arte.

Voy a romper tus ventas y voy a entrar como el aire.”

 

- Te amo…- murmure tímidamente, encogiéndome de hombros y derramando unas lágrimas en su rostro. Me sentía tan tonto llorando por un montón de sentimientos que no sabía siquiera identificarlos.

Lestrade entonces con más suavidad empezó a lamer las lágrimas que yo iba tirando, me acariciaba con ternura y susurraba románticas palabras a  mi oído y después de cada una, repetía “lo siento” a lo que yo solo asentía con la cabeza esperando recibir más de esos dulces besos del detective.

Notas finales:

NOTAS DE LA AUTORA: No quiero asustarlos pero este fic tuvo un final feliz, agradezcamos a Love of Lesbian por la inspiración y su canción 2009 voy a romper las ventanas que me llega al alma cada que la escucho. Hermoso grupo, grandiosas canciones, por si no volvemos hablar les deseo felices fiestas :3 con mucho cariño para ustedes un dios pagano de la fiesta que celebra de vez en cuando su nacimiento por estas fechas..

Huitzilopochtli.


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