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HUSAIN`s CLUB por Censura-chan

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Notas del fanfic:

 

Debemos de aclarar que, aunque la etiqueta diga que es un crossover de Free! y Yuri!!! On Ice, nuestros protagonistas son el tierno Nagisa Hazuki, el sexy Rin Matsuoka y el mariposón de Rei Yamazaki. Aparecerán personajes de ambos animes, eso sí.

  También aclaramos que a pesar de que nos inspiramos al cómic de Roxanne, la historia es totalmente distinta.

 

ADVERTENCIA: LEMMON, VIOLENCIA, MULTISHIPPER.

Notas del capitulo:

Prólogo


En la oscuridad solo se escuchaban los pasos de un hombre caminar resbaladizamente sobre las baldosas mojadas. Había estado lloviendo desde la mañana. Las luces rojas parpadeantes de los locales de un barrio bajo indicaban que iba por el camino correcto.


Oculto entre edificios abandonados y el rumor de las goteras, se encontraba Husain, un oasis para aquellos que sabían encontrarlo. Husain, el club nocturno clandestino para aquellos cazadores de tesoros que buscan algo más que simple mercancía, permanecía abierto mientras la ciudad dormía.


El hombre iba a aquél lugar por la misma razón que todos: un segundo de magia.


Definitivamente Husain albergaba más historias que cualquier otro lugar y podía contarlas de mil maneras distintas, pero hubo una en especial que nunca desaparecerá de la memoria del local: la vida de un joven bailarín que tuvo que sufrir para encontrar el amor… uno que al final tuvo que dividir en dos, la pasión o la fidelidad.


Sean bienvenidos a Husain’s Club… sean bienvenidos a la historia de Roxanne. 


 


 

CAPÍTULO I

BIENVENIDO A HUSAIN’S CLUB

 

No siempre la vida es justa y todos lo sabemos bien. No siempre obtenemos lo que queremos y cuando lo tenemos no nos satisface. Eso mismo es lo que sintió Nagisa Hazuki cuando se dio cuenta que su vida se estaba yendo al desagüe.

Con sólo quince años había perdido más cosas de las que pudo tener, sus padres ya no estaban, habían muerto tiempo atrás, dejándole la responsabilidad de cuidar a dos pequeñas niñas, una de ellas con la misma enfermedad con la que murió su madre. La vida no es justa, mucho menos para unos huérfanos que lo habían perdido todo. Por lo que a esa misma edad abandono la escuela para encontrar un trabajo que pueda brindarles a sus hermanas todo lo que necesitaban.

No fue fácil, nadie quería a un simple chico que ni siquiera había terminado sus estudios básicos, tuvo que buscar en todos lados alguien que le diera una oportunidad, sin mucho éxito, pero un joven dueño de una pequeña cafetería, poseedor de una amable sonrisa y dulces ojos verdes le dio esa oportunidad. La paga como camarero en ese pequeño local no era mucha, por lo que tenía que trabajar casi todo el día para así costear la renta de su casa en los barrios bajos, las medicinas de su hermana y las pocas cosas indispensables que podían tener. Sí, el trabajo era duro, pero al menos el ambiente era agradable y el dueño, Makoto-san, una persona amable y considerada.

-¡Buenos días, Mako-chan!- exclamó sonriente en cuanto llegó. Dejó sus cosas en su casillero y se colocó el mandil violeta, listo para comenzar el día.

-Oh, Nagisa, buenos días- saludó el dueño, asomando la cabeza desde la cocina. Tenía residuos de harina en el cabello y parte de la cara.

-Jefe, tiene harina en la cara- rió él.

-¿Eh?- Makoto se sacudió el cabello- He estado trabajando en una nueva receta de pastel de chocolate. Vamos, prueba.

-¡¿Enserio?!- tomó un pedazo, se lo llevó a la boca y sintió cómo el relleno de chocolate junto con las almendras se deshacía en su paladar. Apretó los ojos y exclamó:

-¡Delicioso! Sin duda alguna esta será la sensación en el local.

-Gracias- rió el dueño- Si quieres puedes llevarte un poco a casa.

La sonrisa del rubio desapareció por un momento.

-N-no, Makoto-san, ¿y los clientes?

-La verdad…- suspiró- no creo que vengan muchos esta noche. Otra vez tendré que reservar las sobras y… prefiero que te las lleves tú.

-¡Venga ese ánimo!- animó con los brazos levantados, para después adquirir un porte serio, apoyando su codo en uno de sus brazos con el dedo índice apuntando al techo- Como dice el dicho: “El que no trabaja, no come”.

Irónicamente… de eso se trataba su vida.

Como Makoto-san había predicho, aquél día no había acudido mucha clientela a la cafetería. En el fondo Nagisa se preocupó, llevaba dos años trabajando en ese lugar y las cosas parecían no mejorar mucho, máximo había quince comensales por día y había veces en las que Makoto tenía que aplazar su paga porque no le alcanzaba para seguir pagando el alquiler del negocio.

Apoyado sobre la barra, esperando aburrido que alguien entrara, Nagisa sacaba las cuentas del mes. Era obvio que otra vez tendría que acortar los gastos de la comida, estudios, medicina... suspiró; cuando de pronto la campanilla de la puerta sonó, anunciando a un nuevo cliente.

-¡Buenas noches, señor!- pronunció, cambiando su mirada preocupada por una sonrisa.

Era él, el mismo cliente que frecuentaba el lugar desde hacía dos meses.

-Buenas…- el misterioso hombre se sentó en el mismo lugar de siempre, en el fondo, justo a un lado de la ventana.

-¿Le traigo lo de siempre?

Él asintió.

Nagisa fue a la cocina y encontró a Makoto dormitando recargado en una pared. Sonrió y fue por la cafetera lo más silenciosamente posible y, de pronto, se le ocurrió una mejor idea. Al volver a la mesa, sirvió al hombre una taza de café humeante y un cálido y delicioso trozo de pastel de chocolate. El cliente no respondió, así que Nagisa volvió a lo suyo.

Sólo faltaban unos cuantos minutos para poder irse.

Por el rabillo del ojo, pudo distinguir en más de una ocasión que el hombre lo miraba de forma analítica, captando a detalle su forma de caminar, moverse, todo él. El cliente pidió su cuenta y el rubio se apresuró para poder irse, cuando el sujeto habló por primera vez en meses.

-¿Hace cuánto trabajas aquí?- preguntó.

-D-dos años, señor.

-¿La paga… es buena?

-Emm, disculpe, creo que eso no es de su incumbencia- respondió incómodo.

-¿Te interesaría ganar algo más de dinero?- otra vez esa sensación de incomodidad.

-No sé a qué se refiere.

-Mi nombre es Yamazaki Sosuke y soy dueño de un “pequeño” club nocturno, estoy buscando personal.

Nagisa, a pesar de que no confiaba del todo en aquél hombre, le interesó lo que escuchaba. Nunca estaba de más un dinero extra. No pudo evitar echar un breve vistazo a la cocina antes de tomar asiento frente al hombre de ojos azulados; Makoto se preocuparía si se enterara que tendría más trabajo del que ya tiene.

-¿De qué es el trabajo?- preguntó.

-Acompáñame si te interesa.

Nagisa tragó saliva, era peligroso irse con un desconocido, pero necesitaba el dinero y… quién sabe, a veces está bien fiarse un poco de alguien, por lo que escribió una rápida nota y cerró el local. Sosuke lo condujo a tres calles del local, donde los esperaba un lujoso auto negro.

 “Diablos, ¿en qué me estoy metiendo?” pensó Nagisa, el hombre le abrió la puerta, “al menos tiene modales”.

El interior del auto olía a cuero y una pizca de bourbon. Sosuke entró al asiento del conductor y comenzó a dirigirse hacia la oscuridad. Pronto, el joven empezó a caer en cuenta de que estaban dirigiéndose al mismo barrio por donde su él y su familia vivían, uno de los más pobres de Tokio.

Yamazaki metió el auto a un gran edificio abandonado y el corazón de Nagisa dio un vuelco. “Maldita sea, maldita sea, maldita sea… Madre, si me estás escuchando, ¡por favor no dejes que me violen!”.

Se estacionó en un lugar escondido. Sosuke bajó del auto y en otro gesto de caballerosidad le extendió la mano para ayudarlo a bajar.

-Podré tener nombre de mujer, pero puedo bajarme solo. Gracias.- reprochó, el otro soltó una carcajada.

-Sólo trataba de ser amable, pero es bueno saberlo, Nagisa-chan.

-¿Cómo sabe cómo me llamo?

-Emmm, tu delantal te delata.

 El joven enrojeció y a regañadientes aceptó su mano.

El auto se quedó aparcado y convenientemente cubierto con una manta negra en el segundo piso. El edificio, a pesar de ser viejo era lo suficientemente estable como para aguantar varios autos más.

Caminaron un ligero tramo hasta llegar a la planta baja, donde se toparon con una puerta de metal siendo resguardada por un hombre grande, con demasiados tatuajes en ambos brazos musculosos, una despeinada cabellera rubia y una funda de pistola en el cinto. Nagisa pensó que ese hombre era capaz de aplastar su cráneo con sus dientes.

-Buenas noches, Rubén- saludó con cortesía Yamazaki.

-Hola, jefito. Linda noche, ¿no?- la voz de aquel rudo sujeto era demasiado aguda para su figura. Nagisa no pudo evitar soltar una ligera risa.

El tipo abrió la puerta con una reverencia. El pequeño tragó saliva, tenía miedo de no salir virgen de esta, pero todo resulto ser lo contrario a lo que esperaba.

Al abrir la puerta, una dulce música se coló hasta sus oídos. Tenía cierto tono exótico, árabe o quizá hindú. Sosuke lo invitó a pasar.

El lugar era grande, mucho más de lo que aparentaba. De las paredes carmesí colgaban pesadas cortinas que parecían seda; la única iluminación estaba a cargo de ostentosas lámparas de tela, vidrio, inclusive metales preciosos; las personas estaban sentadas en unos lujosos sillones repletos de cojines de colores y, sobre la barra de tragos resplandecía un cartel neón que identificaba el lugar como: Husain’s Club. Todo esto era como sacado de una película de Bombay, para Nagisa era un sueño.

-Es lindo, ¿no?- preguntó Sosuke. El chico sólo pudo asentir con la cabeza, no tenía palabras suficientes como para describir su fascinación.- Nos tomó mucho trabajo encontrar la decoración perfecta. Sígueme.

El moreno lo condujo más adentro. Nagisa pudo notar que había todo tipo de personas, la mayoría con la pinta de ser ricos empresarios.

La música se hacía cada vez más fuerte, más suave, más sensual. Llegaron hasta un escenario improvisado en medio de la habitación más grande que había visto hasta ahora; en el centro de ese escenario, con una luz muy débil, solamente iluminando un esbelto cuerpo, se encontraba un chico de cabellos oscuros. Él estaba moviéndose al compás de la música, lento, con una flexibilidad que hasta envidiaría un gimnasta experimentado. El movimiento de sus caderas hacía tintinear un grupo de monedas que colgaban de sus pantalones amplios y frescos. Su rostro estaba resguardado por un velo, dejando solamente ver el brillo café de sus ojos.

-A ese de ahí lo llamamos Eros.

Nagisa se quedó boquiabierto, nunca había visto a alguien bailar como él lo hacía. Tenía algo que te impedía apartar la mirada y despertaba un sinfín de emociones. Sin darse cuenta, comenzó a sonreír, le gustaba esa danza.

-¿Sabes bailar?- preguntó Sosuke sacándolo de sus pensamientos. La pregunta le sorprendió; claro que sabía bailar y bastante bien, siendo sinceros. Es algo que siempre había amado.

-¿Disculpa? No te entiendo.

-Digo que me gustaría verte bailar ahí arriba.

-¡¿Qué?!

-Sabes… te he estado observando, tienes una figura envidiable, delicada y dulce, pero a la vez cautivadora. Desde la primera vez que te vi supe que te quería ver trabajando en mi club.

-Pero… yo…

-Descuida, no correrías ningún riesgo. Este lugar no es un simple club y todos aquí te lo pueden asegurar. Tenemos políticas estrictas y nuestros bailarines no se quedan atrás, para empezar, tu identidad estará completamente protegida; el club se hace responsable de tu seguridad dentro del show, eso sí, fuera de este, no podemos protegerte. Nagisa, por lo que sé necesitas el dinero… y no pagamos nada mal- le guiñó un ojo.

-No puedo hacer esto. Es… demasiado.

Nagisa se encontraba un poco ofendido por la oferta, sabía que ese hombre no había ido tantas veces a la cafetería solo para beber café y comer panecillos, tenía dobles intenciones y cómo lo describió era una perfecta prueba.

-Piénsalo, pero una cosa más, esto es un arte, aquí venimos a hacer magia.- sacó una tarjeta del bolsillo de su saco y se la entregó- Llama cuando tengas mi respuesta.

Dos semanas más tarde, muchas cosas habían pasado. La cafetería seguía en crisis, la escuela de la mayor se volvía cada vez más exigente y la enfermedad estaba empeorando, su hermana menor necesitaba medicamentos más caros y una buena atención médica.

Por más que sacaba cuentas, que acortara los gastos o que dejara de comer él mismo, el dinero no alcanzaba y no podía permitir que Fuyumi, la mayor, trabajara para ayudarlo, ella tenía que estudiar y tener un futuro. Sus padres le habían dejado esa responsabilidad.

Tenía que hacer algo, lo que fuera.

Una ráfaga de viento se coló por la ventana, haciendo volar varios de sus papeles por todo el cuarto. Nagisa se agachó a recogerlos y cuando levantó la libretita de cuentas, una pequeña tarjeta se desprendió de su interior.

-Yamazaki Sousuke, Husain’s Club- leyó en voz alta. Eso tenía que ser una señal… o la respuesta a sus plegarias.

Sin pensar en su orgullo, en realidad sin pensar, levantó el teléfono y marcó la numeración.

-Yamazaki.- contestó la voz del hombre pelinegro.

-Soy Nagisa… me interesa.

De nuevo en el local, el joven esperaba sentado frente a una mesita con un vaso de Arak* en las manos y el contrato que cambiaría el rumbo de su vida, descansando sobre la superficie de caoba.

-Como todo, Husain’s Club también tiene unas cuantas reglas,- comenzó Sosuke- primero que nada, queda estrictamente prohibido hablar sobre este lugar fuera del establecimiento.

-¿Esto es algo así como… ilegal?

-Digamos que nos gusta romper las reglas- respondió con simpleza bebiendo un poco de su vaso- pero no te preocupes, el club se hará cargo de tu seguridad mientras estés dentro.

El rubio pensó en sus hermanas, todo esto lo estaba haciendo por ellas, no podía negarse.

-D-de acuerdo.

-Las políticas para los bailarines serían:

1) Ya que este sitio está considerado como “ilegal”, el anonimato es una de nuestros principios. Tu identidad estará completamente protegida, nadie sabrá nada de ti.

2) Está totalmente prohibido que un cliente toque a un bailarín.

3) Los eventos privados que se soliciten deberán ser admitidos principalmente por nuestro encargado de sección y secundariamente por el bailarín.

4) Todo trabajo aparte de este lugar será responsabilidad total y completa del empleado.

Finalmente, tus horarios de trabajo serán nocturnos comenzando estos a las 22:00 hrs y finalizando a las 3:00, independientemente de los ensayos.

Sosuke le tendió una pluma con incrustaciones de metales preciosos y le dijo:

-Firma si estás de acuerdo.

-¿Cuánto durará el contrato y cuánta será mi paga?- preguntó antes de firmar.

-El contrato durará tanto como lo desees, eres libre de irte cuando quieras, y la paga… el salario que puedo ofrecerte por ahora son 5,000 ¥, todo depende de qué tan buen bailarín seas y si te doy un consejo, los clientes pagan bien por un evento privado.

A Nagisa le faltó el aire, era el triple de lo que ganaba en la cafetería al mes.

-Entonces… ¿es un trato?

Hazuki tomó la pluma. Por un momento dudó, sabía que se estaba metiendo en terreno peligroso, pero no le importaba con tal de sacar adelante a su familia. Respiró profundo y, sin dudarlo más firmó.

Los ojos de Sosuke resplandecieron.

-Sabia decisión.- tomó el contrato y lo guardó en su gabinete- Una cosa más, todos nuestros artistas necesitan un nombre, ya sabes, el anonimato es esencial.

De fondo se escuchaba la música del local, lenta, pero con ritmo, un tango. Prestó más atención y distinguió un nombre entre la letra; ya tenía nombre de mujer de todas formas.

-Roxanne.

El dueño volvió a sonreír y estrechó su mano.

-Pues, bienvenida a Husain’s Club… Roxanne

Notas finales:

¡Hola, querido hispanohablante perdido por el mundo!

Nosotras somos Shio y Censura-chan. Somos nuevas en este mundo del fanfiction, normalmente estamos acostumbradas a leer en el anonimato, pero gracias a la belleza del cómic de Roxanne ReiGisa y de nuestras sub-normales mentes, hemos creado está loca historia.

Debemos de aclarar que, aunque la etiqueta diga que es un crossover de Free! y Yuri!!! On Ice, nuestros protagonistas son el tierno Nagisa Hazuki, el sexy Rin Matsuoka y el mariposón de Rei Yamazaki. Aparecerán personajes de ambos animes, eso sí.

  También aclaramos que a pesar de que nos inspiramos al cómic de Roxanne, la historia es totalmente distinta y no nos hacemos responsables de los posibles traumas psicológicos, porque sí, HAY LEMMON y muchos feels. Si eres sensible te aconsejamos que te vayas, ya que esto te dolerá y más si eres fan. Disculpen si notan algunas incoherencias, somos nuevas.

Si más que decir, nos despedimos.

¡SEAN BIENVENIDOS DEL HUSAIN`s CLUB!


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