¿Qué puedo decir al respecto? ¿Qué la vida a veces te salía por donde menos te lo esperabas? Pues sí, francamente sí. ¿Para qué vamos a negarlo? Era curioso, parecía que París era realmente la ciudad del amor. Primero me enamoré de Carmelita, tratando de conseguir una relación seria con ella y cuyo objetivo se fue al traste… ¿Policía y ladrón, y ninguno de los dos dando su brazo a torcer? Algo así no podía funcionar. La verdad me sentí bastante triste pero… No fue por mucho tiempo.
Conocí a la Banda Blake, y aunque mi relación con Dynamo Blake empezó de manera nefasta… Mejoró con el paso de los días, y de las semanas. Congeniamos bastante bien en cuestión de pocas semanas e incluso me atrevo a decir que de pocos meses. Supe que su familia estaba vinculada a la mía, en términos de alianza. Y conforme Rioichi y Tennessee pasaron a ser parte de nuestras vidas, empecé a ver a Dynamo de una manera… Distinta. Al principio creí que eran las típicas tonterías que a mí se me metían en la cabeza. Pero resultó ser que no.
Era real, tan real que nuevamente surgía en mí aquél chispazo en mi corazón… Esa chispa de la vida que te llega cuando sabes que alguien es… O está empezando a ser especial para ti. Admito que a veces se me iba la vista e incluso tenía pensamientos poco inocentes. De hecho, hasta había sido capaz de ponerme celoso de los coqueteos de mi tatarabuelo hacia Dynamo. No sé, simplemente se me iban los demonios. No lo soportaba y lo dejaba bien claro.
Quizá por eso me entendía tan bien con Rioichi, a él solía decirle alguna que otra cosa sobre lo que siento, lo que pienso, o cuando me ocurre algo que no comprendo. Puedo decir que el maestro ninja es mi gran confidente. Pero es que era sencillamente la verdad… No podía evitarlo, y por eso estaba escribiendo todas estas cosas en un mero folio, como si tuviera la intención de convertirlo en una carta o algo por el estilo. No lo sé. Durante un pequeño tiempo estuve confuso, acerca de mis sentimientos, y eso se reflejó en que me mostraba más despistado y menos atento a la realidad… Incluso cometía estupideces durante mis robos. Lo sé… Era un completo desastre.
Más no me culpéis a mí. La culpa de todo la tiene Dynamo, no yo. ¿Era posible que un ladrón… Le robara el corazón a otro? Metafóricamente hablando, por supuesto. Es seguro que pudiera ser así… Ese zorro me tenía robado el corazón. Enamorarme de él fue algo que no supe predecir, siempre he vivido el momento al máximo, siempre he disfrutado del presente y no preocupándome demasiado por el futuro aunque a veces lo hiciera. Pero sí… Amaba a ese zorro, tenía algo que lo hacía especial y que me gustaba.
Era difícil para mí demostrar estos sentimientos, a excepción de aquellas ocasiones espontáneas en las cuales pues eso… Actuaba sin pensar. Era un mero impulso que a veces simplemente me nacía desde dentro, esa necesidad de liberar lo que en mi corazón se oprimía tanto sólo por yo no ser capaz de confesarle esto… Es como una olla que poco a poco se va llenando de presión. Es lo mismo. Por eso se me iban los ojos cuando miraba a Dynamo… Especialmente cuando él se vestía de manera elegante… Oh tío, lucía tan provocador.
Solamente esperaba que escribiendo esto, pudiera servirme de algo porque si no… Uf –suspiro mientras sigo escribiendo-, si no… Algún día este corazón mío se va a enloquecer o yo mismo me voy a morir de amor.
THE END