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Reversa por Alessia

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Notas del capitulo:

Espero les guste. 

 

Después de la Winter Cup todos los ánimos parecían haberse calmado, Akashicchi sorprendentemente los había citado a todos los de la generación milagrosa, Seirin y algunos otros participantes a una reunión en su casa a las 7pm para celebrar los resultados.

Él iría acompañado de su sempai, pues sus otros compañeros no habían querido ir. Tal vez Akashicchi todavía les daba miedo.

Se estaba demorando mucho en elegir algo para vestir pero ¡Él tenía que verse increíble, no podía elegir cualquier cosa! Allí estaría - probablemente - la persona de quien estaba enamorado: Aominecchi.

Sabía que era un amor imposible. Aominecchi parecía inalcanzable, si le dijera de sus sentimientos le patearía el trasero, estaba totalmente seguro.

—¡Kise! ¡¿Cuánto tiempo piensas demorar?, ponte cualquier mierda y sal ya, no me hagas sacarte a las malas!

Su sempai llevaba 2 horas esperándolo en la sala de su apartamento, se apresuró a ponerse lo que había elegido y salir. No tentaría si suerte, no podía arruinar su rostro.

—¿Qué tal me veo? —preguntó con una sonrisa coqueta.

Vestía una camisa amarilla con una chaqueta blanca y pantalones blancos. Sabía que probablemente iba muy arreglado para una reunión de amigos pero era un modelo no podía verse de cualquier manera.

—Bien, ahora vámonos—no discutió, por la cara de su sempai parecía querer estrellarlo contra el piso.

Salieron del apartamento, les tocaba caminar unas cuantas cuadras hasta la estación de trenes, tomar un taxi les saldría muy costoso.

Mientras caminaban iban hablando de trivialidades, estaba nervioso, por alguna razón sentía que los seguían, se sentía observado. Miro hacia atrás para cerciorarse, pero la calle estaba completamente sola.

—¿Kise?—lo llamó Yukio notando la distracción de su amigo.

—No es nada, como te decía, que crees que nos dirá Akashicchi, no creo que la reunión sea solo para celebrar.

—Tal vez quiera disculparse por su actitud, solo espero que ya no sea como antes y se mantenga alejado de las tijeras.

Kise rió provocando que Yukio sonriera, la sonrisa de Kise siempre le había gustado, parecía que podía iluminar incluso el día más obscuro.

Al voltear en una esquina Kise volvió a observar atrás y vio una sombra en un callejón junto a un destello plateado. Se asustó y tomo el brazo de su amigo mientras caminaba más rápido.

—Eres un miedoso sin remedio —dijo Yukio con diversión.

Llegaron a la estación de trenes y se subieron al suyo. Llegaron en 15 minutos a su destino. Se quedaron parados en la entrada admirando la casa, si es que se le podía llamar así. La mansión de Akashicchi era enorme, jamás pensó poder entrar en ella.

—Wow, ese tipo está totalmente a otro nivel.

—Es increíble...— esa mansión lo hacía sentir pobre. Incluso a él que ganaba buena plata con el modelaje y su apartamento no era precisamente pequeño.

—Si se van a quedar parados al menos no estorben. Nanodayo— voltearon y pudieron ver a Midorima y Takao detrás de ellos.

—¡Midorimacchi!, ¡Takaocchi!

—¡Buenas noches! — saludo Takao.

Correspondieron el saludo. Midorima se acomodó sus lentes y fue hasta el portón para anunciar su llegada y que les permitieran pasar.

Detrás del portón podían ver zonas verdes y un poco lejos de este la mansión de Akashi, que se alzaba imponente. Caminaron hasta llegar a ella. Donde les recibió Akashi con una suave sonrisa.

—Me alegra que hayan venido Ryouta, Shintaro, Yukio, Kazunari. Por favor pasen.

El interior era incluso más impresionante, unas bellísimas escaleras que daban al segundo piso, candelabros que parecían hechos de cristal, jarrones de todo tipo, cuadros que parecían valer una fortuna. Con excepción de Midorima todos tenían la boca abierta y una expresión de asombro.

—Jajaja parece que un solo jarrón vale más que toda mi casa — Takao reía a lágrima viva y nadie entendía por qué.

—A mi padre le gusta coleccionar jarrones chinos, bueno vamos a la sala.

Una vez en ella pudieron ver al resto. Kuroko bebía malteadas de vainilla sentado en un sillón, en el otro estaban Riko, Junpei y Teppei hablando animadamente.

Furihata, Sakurai e Izuki estaban admirando un cuadro cercano. Murasakibara comía dulces con Himuro y Koganei.

Imayoshi, Momoi, Reo y Nijimura parecían contrabandistas compartiendo quien sabe que información. Según lo que Kise alcanzó a ver eran sobres con imágenes.

Todos los saludaron, uno más entusiastas que otros.

—¡Hola Kurokocchi! — Kise le saltó encima y a Kuroko casi se le cae la malteada.

—Hola Kise-kun.

—¿Eh? ¿Kagamicchi no vino contigo? —preguntó cuándo no vio al As de Seirin con él.

—Está jugando un uno a uno con Aomine-kun en el patio trasero.

- ¿¡Quée!? ¡Imposible! ¿¡Aominecchi llegó más temprano que yo!? —gritó no pudiendo contener su asombro.

Kuroko asintió con su usual cara de poker.

—Hubiéramos llegado más temprano si no te hubieras demorado tanto vistiéndote —le reprochó Yukio.

—Que esperabas sí parece una nena —dijo una voz con tono burlón. Era Aomine que venía con Kagami todo sudados.

—¡No es cierto! Moo~ Aominecchi que malo. — dijo poniendo un puchero.

La mayoría rió por el comentario y la respuesta infantil de Lise. Akashi se aclaró la garganta y todos le pusieron atención.

—Gracias a todos por venir. Quiero agradecer a Tetsuya por rescatarme de mi mismo.

Kuroko le dirigió una cálida sonrisa que Akashi correspondió, para la asombro de algunos.

Inspiró aire como tomando valor para lo que diría.

—Me obsesione con la perfección, con ganar y la presión que mi padre ejercía en mi me llevaron a cambiar quien era en realidad, les pido que me perdonen por las cosas que dije o hice— y a continuación hizo una pequeña reverencia.

—Akashicchi... Claro que te perdono. —Kise lo abrazo efusivamente.

—Aka-chin siempre me ha dado ricos dulces, no podría ser una mala persona.

—Es de humanos equivocarse, nanodayo. Lo importante es que te diste cuenta y lo corregiste.

—Es cierto, no te preocupes ahora que te disculpaste todo está bien— Kuroko asintió a lo dicho por su sombra.

—Bienvenido de vuelta, Akashi-kun.

—¿Tanta seriedad para eso? Me preocupaste por un segundo enano. —dijo Aomine apoyando un brazo sobre su cabeza.

—No tientes tu suerte, Daiki — dijo sacando unas tijeras de quien sabe dónde.

—B-bromeaba, estaba bromeando. —dijo alejándose un poco.

Los demás se rieron, incluso Akashi mostró una suave sonrisa. El ambiente fue tornándose alegre y pronto trajeron mucha comida y alcohol.

—¿Esta bien dejarlos tomar? Aún somos menores de edad.

—Deja de ser un aguafiestas Shin-chan y bebe un poco.

—Kazunari tiene razón, un poco no hará daño, Shintarou.

Los tres voltearon a ver a quienes parecían estar en una competencia.

—¡Fondo! ¡Fondo! ¡Fondo!.

Repetían a coro Aomine, Kagami, Kogaine y Takao que se les había unido. Mientras Teppei bebía su copa de sake de un solo trago.

—Kurokocchi nunca imites a esos idiotas. No quiero que se te pegue la idiotez.

—Apuesto que no durarías nada rubia oxigenada.

—Ni creas que caeré en tus juegos Aominecchi—le dijo sacándole la lengua.

Ellos siguieron bebiendo mientras los demás empezaron a jugar monopolio, resta decir que Akashi ganó y dejo en la bancarrota a la mayoría.

En algún momento de la noche se pusieron a jugar basquetball. Esta vez no importaba quien ganara, lo importante era divertirse juntos.

Cansados de jugar, la mayoría entro a refrescarse y tomar algo. Había unas duchas cerca de la cancha de bastquetball.

En la cancha solo quedaron Kise y Aomine jugando un uno a uno.

—Que pasa Kise. Creí que me ganarías —dijo Aomine provocándolo mientras encestaba.

—Solo espera Aominecchi. Te haré morder el polvo.

Jugaron arduamente. Como era de esperarse Aomine ganó y se sentaron en una banca cerca.

—Mo~ es injusto.

—Aceptalo Kise, no podrás ganarme. —dijo y siguió alardeando de su victoria.

—Solo espera que me recupere de mi lesión.

Para Kise esta prometía ser una noche perfecta. Todos se estaban llevando bien y divirtiéndose, incluso Akashicchi. Y ahora estaba solo con Aominecchi. ¿Sería esta su oportunidad? ¿Debería confesarse ahora?

Con su corazón latiendo a mil y sintiendo el calor agolparse en su rostro, volteó a ver a Aominecchi. Lo haría, era ahora o nunca.

—Aominecchi... —dijo tan suave que temió que no lo hubiera escuchado.

—¿Hm? ¿Qué pasa Kise, quieres que nos entremos ya?

—¡No!–dijo y se paró rápidamente quedando frente a él —Quiero decir... A-aún no.

Tomo aire y lo miró decidido.

—Aominecchi yo...yo te a —corto su frase cuando sintió movimiento en un arbusto cercano y oyó pasos. Volteó a mirar y era un tipo de pelo castaño que no conocía acercándose a él. Su mirada parecía perturbada y furiosa.

—¿Ha? ¿Quién es este tipo? —preguntó Aomine desconfiado.

—¡Tú! ¡Kise Ryouta! ¡Tú tienes la culpa! —gritó furioso, saco una pistola plateada y disparó dos veces. Fue tan rápido que no tuvieron tiempo de reaccionar.

Kise sintió el dolor instalarse en su pecho y en el costado. No pudo pronunciar palabra y fue cayendo.

—¡Kise! —grito Aomine corriendo hacia él y atrapándolo. —¡bastardo! —dijo mirando al tipo.

Los guaridas llegaron rápidamente al oír los disparos y se abalanzaron sobre el tipo.

–¡Kise! ¡Kise!–Aomine lo llamaba desesperado. Lo había recostado sobre el suelo, le hubiera encantado partirle la cara al desgraciado pero ahora era más importante la salud de Kise.

–¡Llamen una ambulancia!

Los demás chicos llegaron corriendo al oír el alboroto, muchos gritaron el nombre de su amigo al verlo tendido en el suelo con su camisa llenándose de sangre y se acercaron corriendo.

–¡Ya llamé a una ambulancia, presiona su herida, ¡rápido!–dijo Midorima que parecía ser el único que no había entrado en pánico.

Oía todo tan lejano, todo pasó para él como en cámara lenta. Podía escuchar su corazón latir por encima de todo el ruido y la sangre saliendo de sus heridas.

La voz de sus amigos llamándolo. La voz de Aominecchi llamándolo... Sonaba tan preocupada y el miedo era de perderlo era palpable. No pudo evitar sonreír, sentirse feliz por eso, a pesar de las circunstancias. Y pensó incluso que podía morir en paz.

¡No!

No podía dejar que su vida terminará así.

¿Porque cuando por fin tenía el valor de confesarse?

¿Era así como iba a terminar su vida?

Vio a cada uno de sus amigos alrededor suyo y les dio una suave sonrisa. Volteó a ver a Aominecchi. Ese ganguro tenía una cara que no le había visto jamás. Limpió una lágrima traicionera que bajaba por su rostro. Le dieron ganas de burlarse de él y con voz débil le dijo:

—Así que... Incluso... Un ganguro como tú tiene sentimientos...

—Idiota. Claro que los tengo. Pero no hables, la ambulancia ya viene en camino. No te atrevas a morirte, rubia.

Pudo escuchar las sirenas a los lejos. Pero ya no podía mantener sus ojos abiertos. Todo se iba oscureciendo. En sus últimos momentos apretó débilmente la mano de Aominecchi mientras su alma abrazaba la oscuridad, el silencio, la muerte. Y del grifo de su vida caían las últimas gotas.

Desearía haberme confesado. Si pudiera volver el tiempo atrás...

—¿Que estarías dispuesto a hacer... O a dar? —escuchó una voz en medio de todo el silencio.

... Todo.

—¿Incluso tu alma?

¿Mi alma? Si. Yo... ya estoy muerto ¿no es así?

—Así es. He intervenido antes de que tu alma fuera enviada al purgatorio. Te estoy dando una segunda oportunidad. Chico. ¿Quieres tomarla?

Si. 

Ya no tenía nada que perder después de todo.

—Entonces es un trató.

La voz rió siniestramente y sus ojos empezaron a abrirse nuevamente.

Continuara...

 

Notas finales:

No se preocupen. Kise estará bien... Por ahora >D


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